[vc_row][vc_column][vc_column_text]«SER JOVEN»
Centrado en el proceso de construcción de la personalidad de cada joven, el material tiene tres partes. La primera recoge diversos decálogos e imágenes de la personalidad realizados por un grupo de jóvenes de 2º de la ESO del Colegio «María Auxiliadora» de Lugo. La segunda propone diversas pautas de análisis para examinar tanto el proceso de crecimiento y maduración como el desarrollo de la libertad. Por último, se sugiere una posible celebración conclusiva que orienta todo lo anterior en la dirección de la justicia y de la solidaridad.
1 JÓVENES CON PERSONALIDAD
1
Recogemos inicialmente tanto algunas representaciones gráficas de la personalidad —y unos breves comentarios sobre ellas— como los decálogos realizados por un grupo de jóvenes de 2º de la ESO del Colegio «María Auxiliadora» de Lugo.
Ahí está, en la imagen, una chica que no es muy guapa, pero que tiene personalidad y alegría de vivir. Con ello posee una gran belleza interior, más importante que la exterior —tan efímera y superficial—. Precisamente, ese espíritu interno le hace agradable y simpática a los ojos de los demás.
q Seremos jóvenes con personalidad…
- Si nos aceptamos a nosotros mismos tal y como somos.
- Si no nos dejamos esclavizar por una sociedad consumista para saber tomar nuestras propias decisiones.
- Si sabemos valorar en cada pequeño detalle los regalos que Dios nos ofrece.
- Si potenciamos nuestras cualidades para enriquecer nuestro entorno y así colaborar en grupo.
- Si intentamos seguir el camino que Jesús nos marca y así acogerlo como nuestro amigo y compañero de viaje.
- Si nos compadecemos de aquellas personas más necesitadas y sabemos apreciar la gran suerte que nosotros tenemos.
- Si sabemos ir más allá de la apariencia de las personas y vemos su verdadero fondo.
- Si sabemos perdonar y estamos dispuestos a dar una nueva oportunidad.
- Si no ocultamos nuestras creencias, pensamientos y sentimientos para mostrarnos más transparentes hacia los demás.
- Si aprendemos el verdadero significado del respeto y lo llevamos a la práctica en nuestras vidas[1].
- Si no te dejas llevar por la publicidad.
- Si no te acomplejas por lo que te digan tus compañeros.
- Si buscas la paz, la amistad, la felicidad.
- Si aceptas a los demás tal como son, no como tú quieres que sean.
- Si tienes tus propios ideales y los defiendes hasta el final.
- Si tomas tus propias decisiones y no te dejas influenciar.
- Si haces las cosas con responsabilidad.
- Si no te fijas sólo en lo superficial.
- Si vas ganando en voluntad a través de pequeños esfuerzos.
- Si luchas por «mejorarte» y mejorar lo de tu alrededor[2].
q Tienes personalidad si sabes…
- Decidir en las situaciones difíciles sin dejarte influenciar por los demás.
- Exponer tus ideas sin agredir a los demás.
- Valorar tus propias cualidades, pero sin caer en el orgullo.
- Compartir con los demás todo lo que eres y tienes.
- Comportarte adecuadamente en cada lugar y situación.
- Afrontar positivamente las críticas de los demás.
- Conocer y valorar las cualidades de los demás.
- Ser optimista. Cada resbalón, no significa una caída.
- Comunicar con sinceridad lo que piensas.
- Comprender a los demás, aceptando su postura[3].
- Defender tus derechos, ideales y opiniones sin dejarte avasallar o influenciar por los demás.
- Aceptarte tal y como eres, dando lo mejor de ti mismo.
- Abrirte a los demás sin encerrarte en ti mismo.
- Defender tus ideas y opiniones con buenos argumentos.
- No dejarte llevar por las tendencias, el consumismo, modas, etc.
- Descubrir y valorar la realidad de la persona sin dejarte llevar por apariencias.
- Decir las cosas, pero no por quedar bien.
- Disculpar los fallos y dar nuevas oportunidades para el cambio y mejora, pensar que alguna vez puedes ser tú.
- Comunicarte con los demás sin imponer tus ideas.
- Ser coherente con las palabras y los hechos[4].
2
Este dibujo retrata a un joven con personalidad, ya que no se deja influenciar ni por la opinión de sus amigos, ni por el consumo, ni por la publicidad, etc.
q Camino a seguir…
- Si personalidad quieres tener, coherente tendrás que ser.
- Tener personalidad también es no imponer tus ideas por encima de los demás.
- Gana confianza en ti mismo, y no caerás en el abismo.
- Sé optimista y esperanzado y no te dejarán de lado.
- No te dejes llevar por lo superficial o, de lo contrario, lo pasarás fatal.
- No te dejes manipular porque tú eres especial.
- Ponte las pilas y lucha por salvar vidas.
- Proponte un modelo y síguelo con celo.
- Esfuérzate día a día, pero hazlo con alegría.
- Coopera y serás pera limonera[5].
- Tenemos que aceptarnos tal como somos.
- Es necesario seguir nuestro camino sin que nos influyan negativamente los demás. Con esto conseguiremos sentirnos a gusto con nosotros mismos.
- Ser fuerte y optimista ante los problemas que nos pueden aparecer.
- Aceptar nuestros errores y saber pedir perdón y perdonar.
- Intentar no fijarnos tanto en los defectos de los demás sino en sus virtudes y cualidades.
- Ayudar y acompañar a los menos afortunados.
- Descubrir cosas nuevas para no estar siempre en el mismo círculo de cosas.
- Cooperar con todas las personas y situaciones que lo requieran, aunque nos cueste.
- Ser responsable de tus actos y las consecuencias que acarrean.
- Intenta ser «alguien» en lugar de «algo»[6].
3
La imagen representa una persona normal de la calle —y no precisamente de la mejor zona—, pero aún así es transparente, sin puntos opacos, que deja traslucir lo mejor de sí mismo, mostrándolo a los demás, y no oculta nada.
2 LIBERTAD Y MADURACIÓN
Proponemos ahora dos test para analizar el proceso de crecimiento y maduración, por un lado, y la libertad por otro. Son dos de los aspectos fundamentales que permiten ir construyendo la personalidad.
q Cuestionario sobre crecimiento y maduración
Califícate —de 1 a 4— con respecto a cada una de las afirmaciones o negaciones siguientes, conforme a estas equivalencias: 1=Raramente; 2= Algunas veces; 3=Frecuentemente; 4=Casi siempre.
- Actúo con lealtad a la palabra dada.
- Busco ser auténtico/a, rechazando cuanto huele a hipocresía, falsedad y ambigüedad en mi manera de hablar y de actuar.
- Rindo lo que debiera según mi capacidad.
- Actúo por convicciones propias, serenas, reflexionadas y no por capricho.
- Procuro no ser precipitado/a, veleta e improvisador/a habitual.
- Controlo y encauzo mi temperamento, sin excusarme con que «soy así».
- Me esfuerzo en no dejarme llevar por los estados de excesiva euforia ni por los de abatimiento.
- Normalmente no me vence el desaliento.
- Busco no instalarme en un ritmo de vida fácil y rutinario.
- Jamás utilizo a las personas como cosas.
- No margino a las personas menos inteligentes, menos simpáticas o más sencillas.
- Trabajo tanto como los que están sujetos a un horario laboral.
- Suelo ser constante y dejar siempre acabadas mis tareas.
- No soy vanidoso/a, fatuo/a ni pedante.
- Sé dialogar respetando las opiniones de los otros, sin pretender tener la exclusiva de la verdad y de la razón.
- No me escondo en la defensa de la justicia.
- Tengo una mente ágil, capaz de cambio y de evolución.
- Soy solidario/a con el sufrimiento y necesidad ajenos.
- Procuro no ser superficial, ni dejarme llevar por lo que todos hacen, dicen o piensan.
- No suelo caer en el pesimismo, el desaliento, la tristeza y la desilusión.
- No me alegro con los fracasos y humillaciones de los otros.
- Procuro no ser individualista y desarrollar actitudes de cooperación, participación y colaboración.
- No eludo la responsabilidad, ni me excuso echando la culpa a los demás.
- Tengo espíritu de superación y no he puesto un stop en el camino de mi propia autorrealización.
n Corrección y análisis
Sumados todos los puntos, si la cifra obtenida está comprendida entre 55 y 65 se puede decir que el proceso de crecimiento y nivel de maduración son buenos, esto es, adecuados y positivos en tanto que todos andamos siempre en camino.
Si hemos obtenido en torno a 80 puntos o más, sin duda, el nivel de crecimiento y maduración es pero que muy bueno. Por el contrario, si sólo alcanzamos unos 35 puntos o menos deberíamos pensar que algo no marcha.
q Cuestionario sobre la libertad
Califícate —de 1 a 4— con respecto a cada una de las afirmaciones o negaciones siguientes, conforme a estas equivalencias: 1=Raramente; 2= Algunas veces; 3=Frecuentemente; 4=Casi siempre.
- No me dejo arrastrar por los eslóganes del ambiente y por lo que se dice.
- Tengo criterios propios en mis decisiones.
- Rompo con los prejuicios y supero con fuerza el «qué dirán».
- Lucho contra las esclavitudes que oprimen a cuantos viven en mi colegio, barrio, pandilla, familia, etc.
- Trato de ayudar a que mis compañeros de clase y de convivencia sean libres.
- Escojo los valores que más personalizan y no me dejo arrastrar por lo más fácil.
- Siempre obro por una «convicción personal» y someto a juicio todo lo que oigo y leo.
- Intento liberarme de todas las esclavitudes de mi ambiente familiar, colegial, de barrio y de grupo o pandilla.
- Parto de mis cualidades personales para llegar a ser quien debo ser.
- Estoy de acuerdo con esta expresión: la libertad es una decisión personal, no se hereda y es un riesgo.
n Corrección y análisis
Sumados todos los puntos, si la cifra obtenida está comprendida entre 23 y 30 se puede decir que el nivel de libertad-liberación es bueno y positivo.
Si hemos obtenido en torno a 35 puntos o más, sin duda, el nivel es muy bueno. Por el contrario, si sólo alcanzamos unos 15 puntos o menos deberíamos pensar que quizás no es uno mismo el conductor de su propia vida.
q Identificar obstáculos para la maduración y la libertad
En primero lugar, se analizan los resultados de los dos test precedentes. Personalmente, nos fijamos en las puntuaciones más bajas obtenidas en cada uno de ellos, para ver sí por ahí encontramos pistas para descubrir fallos tanto en el proceso de maduración como de liberación. A continuación, ponemos en común la reflexión anterior para considerar cuáles son las preguntas que han sido calificadas con menor puntuación en el grupo.
Descubiertas las deficiencias más habituales y comunes, elegimos las frases que mejor responden a la realidad de cada cual y del grupo, completando el listado con otras si fuera necesario.
n Actuar sin lealtad y fidelidad a cuanto se piensa y se dice.
n Ser manipulado por los demás. Tengo que «vestir y decir» lo que veo por la tele.
n Las diversiones que me impiden hacer lo que debo.
n Ser hipócrita, actuando con falsedad, mentiras o, cuanto menos, ambigüedad.
n Las imposiciones de los mayores, cuando te mandan cosas sin dar razones.
n Estar vigilado tanto en casa como en el centro de estudios, como si fueras una persona que no es de fiar.
n Ser vago/a y perezoso/a.
n Sentirme incomprendido por mis padres.
n Vivir y manifestarse sin convicciones, sólo adaptándose a intereses y circunstancias.
n Aceptar las ideas de los demás, sin reflexionar antes sobre las mismas.
n Buscar aparentar, ser importante.
n La falta de tiempo para hacer lo que me va.
n Tratar a los demás buscando más el provecho propio que otra cosa.
n La televisión, porque me quita muchas horas que podría emplear en mi realización personal, convirtiéndome en consumidor sumiso y pasivo.
n Manipular mis ideas, sentimientos y gustos.
n Vivir cada cual «a su aire», sin importar demasiado la solidaridad con los que peor viven.
n El egoísmo de las personas con las que convivo.
n Hacer como hacen los demás para que me admitan…
3 TODOS EN EL MISMO TREN DE LA VIDA
Para concluir, habría que dejar claro el riesgo mayor del camino de libertad y maduración personales: cerrarse en uno mismo, sin darnos cuenta de todo cuanto hacemos no sólo repercute en nosotros. Se trataría, por tanto, de dejar clara la idea de que «todos somos solidarios —para bien o para mal— de cuanto vamos haciendo con nuestra vida».
Más en concreto, hemos de apostar por la justicia y la solidaridad. Nunca hemos de olvidar que la «realidad mayor» de nuestro mundo sigue siendo la injusta pobreza. De los 6.000 millones de personas que somos en el mundo, unos 4.500 habitan la pobreza, cuando no la miseria que les conduce inmediatamente a la muerte. Frente a los apenas 1.500 millones de personas que vivimos a lo grande, el resto malvive o muere por falta de lo más elemental: unas 100.000 personas mueren al día de hambre o enfermedades vinculadas a la indigencia —el equivalente a toda la población de España, unos 40 millones, al año—. Y, mientras tanto, esa cuarta parte de seres privilegiados —entre los que nos encontramos todos nosotros— consume el 76% de los recursos mundiales.
Se puede realizar esta última parte del material en forma de celebración, empezando por la «parábola del tren», leyendo el evangelio de Mateo después y concluyendo con los compromisos.
q Parábola del tren
El tren avanza rápido. Sin detenerse, hacia su destino…
En el tren se está viviendo un drama: el drama de la humanidad.
Gente de toda raza. Gente que habla y gente que calla.
Gente que trabaja y gente que dormita. Gente que come y gente que bebe.
Gente que mira el paisaje. Gente que habla de negocios, preocupados.
Gente que nace y gente que muere.
Gente que ama y gente que odia sin querer revelarlo.
Gente que discute la dirección que lleva el tren: «Este tren se equivoca».
Gente que cree que el tren ha descarrilado.
Gente que protesta contra el mismo tren: «No tendría que haber más trenes».
Gente que está pensando en trenes más rápidos.
Gente que no se hace problema del asunto: «Ya llegaremos, nos lleva el tren».
Gente que corre angustiada hacia los vagones delanteros, como para llegar los primeros.
Gente desconcertante que huye hacia el vagón de cola, como si quisiera escapar del mismo tren.
Y el tren sigue corriendo, como si nada pasara.
Los lleva a todos, a unos y a otros, sin distinción…
LEONARDO BOFF
n Reflexión y diálogo
– Comenzamos por destacar las frases que más nos han llamado la atención. Después, tratamos de aclarar el significado de todas ellas y de la parábola en general.
– ¿En qué estamos de acuerdo y en qué no de todo cuanto aparece en la parábola? ¿Qué pensamos de las tres valoraciones que aparecen en ella: «Este tren se equivoca», «No tendría que haber trenes», «Ya llegaremos, nos lleva el tren»?
– Todos estamos en el mismo tren: identifiquemos dónde va cada cual. Antes de nada: ¿quién va en la locomotora?, ¿quiénes en los vagones de 1ª o en los de 2ª?, ¿existen vagones-mercancía para personas?, ¿nosotros dónde estamos y qué hacemos? Por último, ¿cuál es el punto de partida y cuál el de llegada del tren?
n Lectura del Evangelio: Mateo 25,31-46
La última razón de la solidaridad, de la «opción por los pobres» está en el Dios en quien creemos. Es Él quien ha optado primero. El mundo está dividido en dos mitades profundamente desiguales, y hay que tomar parte por una de ellas. Aunque amando a todos, Dios ha tomado parte por los pobres y más desfavorecidos. Tener fe, vivir de fe en Dios nos es más que estar «en la parte de Dios», esto es, tratando de compartir e intercambiar dones con los que menos tienen, en lugar de cerrarse egoístamente en uno mismo («dar de comer al hambriento, de beber al sediento…»).
No olvidemos —por ahí se puede orientar el comentario y el diálogo— que delante de la situación de injusticia que vive nuestro mundo, los «benditos» del Evangelio son aquellos que sirven al hombre, aún incluso cuando su relación con Cristo no sea muy clara. Precisamente, los otros, quizá a fuerza de buscar a Cristo no han sido sensibles a la debilidad del prójimo.
n Compromiso
Completando las frases que siguen —o través de otras preparadas más específicamente conforme a la identidad del grupo y sus procesos— tratamos de resumir todo lo anterior y concretar el compromiso correspondiente.
n Crecer humanamente y madurar como persona significa… |
n Para mí el valor libertad es…. |
n No se madura como persona si crecemos… |
n La libertad no tiene sentido en…. |
n Ser persona consiste en… |
n Ser libre es optar por…. |
n La construcción de la personalidad se logra a través de… |
n La libertad se desarrolla a través de… |
Ä Para ser personas hemos de comprometernos a… |
Ä Como creyentes tenemos que preocuparnos fundamentalmente de… |
Ä Para ser libres nos debemos comprometer a…. |
Ä Y yo estoy decidido y dispuesto a… |
[1] Autores del decálogo: Lucía Fraíz, Diego Moldes, Lucía Núñez, Raquel Seijas, Elena L. Díaz.
[2] Autores del decálogo: María Vila, María J. Galego, Beatriz Vázquez, Geluca Muñiz, Adrián Cupeiro, Antón Fernández. También autores del dibujo 2.
[3] Autores del decálogo: Patricia Pérez, Carlos Porto, Carlos Gómez, Daniel Vázquez, Ángel Negrete, Paula Toro.
[4] Autores del decálogo: Tamara Vence, Mark Hughes, Enrique Gómez, Lucía Conde, Iría Rodríguez, Manuel Díaz. Autores igualmente del dibujo 3.
[5] Autores del decálogo: Cristina Montero, María Conde, Lucía Cabado, Fernando Magdalena, Wolfgang Carreira, Mercedes Otero. También autores del dibujo 1.
[6] Autores del decálogo: Rubén Olmo, Miguel D’Antonio, Tatiana Villar, Mª José Silva, Rosalía Núñez.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]