UNA PERSONA “METRO… FELIZ”
- Nada más oír el despertador, rompa con las manías de siempre, no intente levantarse con el pie derecho ni con el izquierdo. Sea original y hágalo por ejemplo con las manos o… ¡con la nariz! ¿No le parece una bonita forma de empezar el día con humor?
- Dúchese y no olvide hidratar su voz, tatareando su canción preferida, y su corazón, pensando en las hermosas oportunidades que le brinda el día de hoy
- Cuéntele al espejo el último chiste y, si no se ríe, hágale burla haciendo formas extrañas con la cara… ¡Esto último es infalible!
- Depílese esos brotes de pesimismo y desesperanza antes de salir a la calle. Se sentirá limpio por dentro y radiante por fuera. Ah, se trata de unos brotes muy traicioneros que salen muy a menudo, así que no olvidé depilarse diariamente
- Vístase a la moda, como ropa interior un conjunto de amor y diseño que haga resplandecer su corazón, y por fuera, ¡nada de trapitos!, una enorme sonrisa que vaya de los pies a la cabeza. Este tipo de ropa no se arruga y además no necesita pasar por la tintorería.
- No se preocupe si se pasa mucho tiempo en el cuidado personal de su imagen… ¡Es tan importante! De todas formas le cuento un secreto infalible: emplee tantas veces como quiera la más productiva y revolucionaria crema existente en el mercado: la crema antienvejecimiento: la sonrisa
- Haga ejercicio a diario. Una excelente terapia para mantenerse en forma podría consistir en visitar, haciendo footing, a tantos amigos y personas que le necesitan y les tiene un poco olvidados. ¡Sería una excelente y completa tabla de gimnasio! ¿No cree?
- Cuide sus hábitos alimenticios y recuerde que tan importante es cuidar la mesa como la sobremesa, pues si en una se nutren los estómagos, en la otra se nutren los afectos y las ganas de compartir con los hermanos.
- No se meta en la cama sin antes ponerse la mascarilla de Dios. Mezcle un poco de silencio con un pedacito de oración. Machaque, a continuación, unos granos de perdón con una infusión de ilusión y, con la pasta resultante, póngase la mascarilla durante, al menos, veinte minutos. Ah, no pasa nada si se queda dormido con ella puesta.
- Juzgue su éxito por el grado de paz, amor y ganas de vivir que posea. No sea que en lugar de convertirse en un “metrofeliz” se quede en un ser “milímetrofeliz” o, lo que es peor, en una persona “kilómetroinfeliz”.
José María Escudero