Amiga, amigo, seguramente que hayas probado muchas posturas para hablar con el Señor, para entrar en comunicación con Él. El cuerpo, todos lo sabemos, es un elemento importante y no podemos prescindir de él para orar… Por este motivo te invito a que revises estas diez posturas; tal vez en alguna de ellas te sientas identificado, otras puede que te llamen la atención, incluso puede haber alguna que deseches de inmediato… Lo cierto es que no hay una postura establecida para rezar. Y si, como decía Santa Teresa, Dios anda entre los pucheros, hablar con el Señor es mucho más fácil de lo que nos podemos imaginar… ¡Haz la prueba! |
- Sentado. Decía Pascal que todos los males que el hombre provoca en el mundo derivan de una sola cosa: de no saber estar quieto… Cierra la agenda, el móvil, “el tarro de las ocupaciones” y también, como te invita el Señor, tu habitación, y abre, de par en par, tu corazón.
- De pie. Según esperas tu turno en la panadería o haciendo cola en el banco o aguardando en la parada del bus… El Señor también te está esperando y desea echar una parrafada contigo.
- Caminando. Al igual que con los discípulos de Emaús, Jesús camina contigo. A veces llenamos nuestras mentes de grandes y confusas teorías para dar con el paradero del Señor y entrar en contacto con Él… Mira a tu derecha o izquierda. ¡Le tienes tan cerca!
- En plena actividad. En ocasiones nos resulta imposible sacar un poco de tiempo para rezar. El tacazo de apuntes que todavía nos queda por estudiar o la mirada del jefe que no deja de controlarnos no nos lo permite… ¡No tires la toalla! A Dios no hay que ir a buscarle fuera… ¡Él está dentro de ti!
- En la mesa y, sobre todo, en la sobremesa. Es un momento privilegiado para degustar y agradecerle todo lo que sigue haciendo por ti. Invítale a la mesa y, a pesar, de que el escaso tiempo te obligue a echar mano de la comida rápida, reserva unos minutos para la sobremesa con Jesús. Porque si en la mesa se nutren los afectos, en la sobremesa se nutren, y de qué forma, los corazones.
- Con los brazos abiertos. Y es que el que vive con los brazos abiertos, siempre tendrá a alguien, a Alguien a quien abrazar. Muchas veces sobran las palabras y Jesús necesita también de tus caricias, de tus mimos, de tus abrazos apretados…
- De rodillas. Una de las posturas favoritas para entablar oración con Jesús. Remanga tu orgullo y lávale los pies en tus hermanos más necesitados…. ¡Se hará presente, no te quepa ninguna duda, al instante!
- Sonriendo. ¿Cómo reaccionarías al saludar a una persona muy querida? Deshazte de la plañidera que llevas dentro y sáltate los protocolos… Jesús te conoce de sobra y te aseguro que la sonrisa es la distancia más corta para llegar a Él.
- Con los ojos bien abiertos. No te preocupes, pues ya sé que para concentrarte tienes que cerrar los ojos. No pasa nada, basta que la mirada del corazón la mantengas bien despierta. Y es que a tu alrededor hay situaciones y personas a través de las cuales Jesús te está hablando continuamente.
- Recostado sobre el pecho de Jesús. La postura ideal, la de los grandes amigos de Jesús, la postura del corazón. Imita el buen hacer de Juan en la Última Cena y siente cómo el corazón del Maestro bombea amor, alegría, amistad y vida por ti.
José María Escudero