“Dios ha escogido lo que el mundo considera necio para confundir a los sabios;
ha elegido lo que el mundo considera débil para confundir a los fuertes;
ha escogido lo vil, lo despreciable, lo que no es nada a los ojos del mundo
para anular a quienes creen que son algo” (1Cor 1, 27-28)
Dios | …y yo |
Dios me ha enviado una carta… | ¿No te habrás equivocado de buzón?… Mira que el hijo de los que viven en el cuarto tiene dos carreras acabadas y ya va por la tercera… |
Dios me ha “echado el ojo”… | ¿Te has dado cuenta que no llego a la media de clase? Que llegar al 5 me cuesta sudor, lágrimas y muchas clases particulares. |
Dios se ha venido conmigo de fiesta… | ¡Anda, que te has lucido! Y sabes que no soy mal chico pero en cuanto bebo dos copas… |
Dios se ha apuntado a mi equipo… | ¡Hala, a sufrir! Si no damos pie con bola; además a mí lo que me va son las tapitas de después del partido. |
Dios ha apostado por mí… | Cuando se lo cuente a mi familia y a mis amigos no se lo van a creer. Te aviso de de que suelo meter la pata y mucho. |
Dios me ha pegado un toque… | Mira que soy un desastre, que casi siempre tengo el móvil apagado, porque no tengo saldo, porque se me olvida o porque mi batería, al igual que mi vida, me da un montón de problemas. |
Dios ha aporreado mi puerta… | Te informo de que mi familia es muy normalita. Apenas sacamos tiempo para Ti… Llegar a fin de mes es una batalla que tenemos que librar todos los días y a todas horas. |
Dios se ha enamorado de mí… | ¡Que soy del montón! Mis amigos me dicen que se me está pasando el arroz y que al final… pues eso, que voy a quedarme para vestir santos. |
Dios me ha citado… | ¡no te cansas! Sabes que suelo llegar tarde a todos los sitios y mira que lo intento pero… ¡la puntualidad no es mi fuerte! |
Dios me ha pedido salir con él… | ¿Pero se puede saber qué ves en mí?… ¿No estarás de broma?… |
¿Qué quieres que te diga Señor? ¿Eres terco, eh?
En fin…, nadie ha dado nunca un duro por mí
y Tú… ¡hala,! a invertir a fondo perdido!
¿Tanto te importo? ¿Tanto me quieres?…
No lo pienso más: ¡¡Acepto!!
Pero “vete agarrándote a los machos”. ¡No sabes la que te espera!
José María Escudero