- Más disciplina y menos represión. Los adolescentes están hartos de que se les prohíba todo sistemáticamente y prefieren que les digan desde el principio lo que tienen que hacer. Parece una contradicción, pero los jóvenes de ahora piden que sus padres les eduquen en valores y que no utilicen tanto método represivo y tanto control. No en vano, el 80% de los adolescentes concede gran peso a la familia en la responsabilidad para frenar la violencia, según un estudio realizado por la Universidad Complutense sobre agresividad y comportamientos violentos en adolescentes.
- Más lectura, menos agresividad. El estudio, realizado a más de 2.300 alumnos de entre 9 y 16 años de centros públicos y privados de Madrid, pone de manifiesto que existe una relación directa entre las horas que los chavales dedican a la lectura o a hacer deberes y los índices de agresividad. Los niños que leen al menos media hora a la semana fuera del horario escolar o que hacen los deberes diariamente presentan conductas menos agresivas. Sin embargo, más del 30% de los chicos y algo más del 25% de las niñas aseguran que no dedican ningún tiempo semanal a la lectura.
- Más televisión, más violencia. También existe una relación positiva entre las horas de consumo de programas de televisión y videojuegos y los índices de comportamiento más violentos. Especialmente llamativa resulta la justificación del uso de la violencia. Los encuestados creen que es necesario ser un poco violento para que los demás te respeten. A esta pregunta, el 32% de las chicas confiesa no saber qué contestar. Además, todos coinciden en que el uso de la violencia es lícito como defensa propia.
- Percepción de la violencia. Con respecto a la percepción que los propios chavales tienen de la violencia en el mundo, el 91,4% de las chicas y el 84,9% estiman que hay excesiva. En cuanto a los niveles de agresividad que perciben en los comportamientos de sus propios compañeros, el estudio concluye que los adolescentes no tienen las claves suficientes para discernir qué comportamientos son violentos y cuáles no.
- Ellos y ellas. El informe constata que el 50% de los adolescentes ven la televisión más de tres horas diarias en días laborables y un alto porcentaje llega a las cuatro horas durante el fin de semana.
- Estos tiempos se reducen en el caso de los videojuegos, pasatiempo que usan fundamentalmente los varones. En su caso, la agresividad se manifiesta de manera física y verbal, mientras que en las féminas la agresividad se canaliza sobre todo a través de la ira y la hostilidad.
- Según el estudio, realizado durante los tres últimos años, los jóvenes suelen ser conscientes de sus propios comportamientos violentos. Por ejemplo, las chicas que aceptan que su agresividad presentan niveles de hostilidad que superan incluso a los varones.
- En líneas generales, el estudio concluye que los chicos presentan mayor índice de agresividad que las mujeres y que según aumenta la edad se incrementa el porcentaje de los que justifican la necesidad de la violencia.
- Resultados esperanzadores. En opinión de la directora del estudio, resulta significativo que los adolescentes sean perfectamente conscientes de la cantidad de violencia que les rodea, «aunque no tengan las claves suficientes para asimilarlas».
«Los jóvenes demandan a sus profesores y a sus padres más educación en valores y más disciplina, lo que pone de manifiesto la necesidad de los escolares por encontrar pautas de conducta firmes».
El Mundo, 10.2.05
Para hacer
1. ¿Cómo andamos nosotros en todo esto? (Y compárese con los textos de la secciones anterior y siguiente: Recortes de la p. 3 y TV de la p. 5)
2. Las familias encuentran cada vez más dificultad para enseñar a sus hijos a respetar límites, especialmente con hijos adolescentes. La solución es insertar las relaciones familiares en un contexto de respeto mutuo y confianza, de modo que la alternativa al castigo sea una postura claramente definida respecto a dónde se sitúan dichos límites, y utilizando para conseguirlo acciones positivas. ¿Qué nos parece?
3. Además de la familia, el joven encuentra un ámbito de referencia en sus compañeros de clase y en sus amigos. El entorno influye de forma decisiva. ¿Cómo lo hace en nosotros?