Las vacaciones son para descansar y disfrutar. No permitas que detalles sin importancia mermen tu descanso. Pon en práctica estos trucos.
1. Lleva un equipaje ligero.
Aligera un poco las maletas y así podrás caminar con más alegría.
2. Apaga el teléfono móvil.
Si lo que pretendes es desconectarte del mundanal ruido, no sigas colgada y pendiente del dichoso aparato.
3. Ármate de paciencia.
Si eres de las personas que lo quieren tener todo bajo control, piensa que algo no puede salir bien. Hay que ser flexible. “Al mal tiempo, buena cara”.
4. Párate y descansa.
Aunque lo tuyo sea el turismo activo, tampoco te pases. De vez en cuando, no está mal tomarse un día de descanso y dedicarse sencillamente a dejar pasar el tiempo con una actitud relajada.
5. Mantén los pies en tierra.
No pierdas de vista el dinero de que dispones para todo el viaje. Si derrochas los primeros días, te tocará ajustarte el cinturón al final de las vacaciones. Evita esa tensión.
6. No regreses el último día.
Para disminuir el trauma postvacacional, prevé tu vuelta un día antes de tener que incorporarte al trabajo. Te servirá de jornada de adaptación y te ahorrarás agobios.
Para hacer
- Estas propuestas, que se pueden convertir en recursos, tienen más que ver con los educadores o pastoralistas que con los jóvenes. Adaptarlas a cada uno.
- Quizás falta alguna adecuada a nosotros: concretarla.
También hay gente que no tiene vacaciones ni se puede parar… ¿Qué decimos y hacemos nosotros?