¿Dónde está Dios?

1 diciembre 2001

AFIRMAR O NEGAR LA NAVIDAD

 
La «Encarnación» nos muestra claramente a un Dios de nuestra parte. Pero su amor universal no es un «amor a tontas y a locas»… ¡Es asimétrico!, esto es, tiene más cerca de sí a los que están más injustamente tratados por los hombres. Por eso, «conocer a Dios es practicar la justicia» (cf. Jer 9,23): solo es posible estar «de parte de Dios» si se está «de parte de los pobres y marginados», solo quienes se afanan por ellos encuentran al Dios verdadero. Por caminos semejantes tratan de guiar estos materiales para afirmar y vivir la Navidad.
 
 
 

q Testimonio de Rufo

 
¿Que dónde está Dios? ¡Qué pregunta! Eso mismo me preguntaba yo continuamente, mientras veía cómo los romanos oprimían y aplastaban a mi pueblo. Llegaban escalofriantes noticias de muerte, de sufrimiento y esclavitud. Mercaderes de telas llegaban a la ciudad contando trágicas escenas de pobreza y miseria, y al mismo tiempo, narraban el deslumbrante lujo con que vivían los ricos y poderosos. ¿Dónde estaba la justicia y el poder de Dios? ¿Cuándo intervendría para acabar con todo este escándalo? Recorría las calles de Jerusalén plagadas de mendigos, parados, lisiados, enfermos; que luchaban por sobrevivir cada día, y me preguntaba una y otra vez: ¿dónde estás Dios todopoderoso para salvar a tu pueblo?
Iba al Templo buscando respuestas, y lo único que encontraba era la frialdad de los sacerdotes, escribas y fariseos; más preocupados de las estrictas observancias rituales, que de amar a Dios y al prójimo; más preocupados del estricto cumplimiento de las leyes, que de buscar la justicia de Dios; más preocupados en que nadie les arrebatara el poder, que de ser auténticos servidores del pueblo. Y en mi mente una única pregunta: ¿dónde estás, Dios, en un mundo que te necesita?, ¿dónde estás, Dios, en un mundo donde nadie hace nada por nadie?
 
Estando en estos pensamientos, alguien me cogió del brazo y empezó a llevarme a toda prisa por unas callejuelas. Era mi padre. Me dijo que tenía algo muy importante que enseñarme. Parecía fuera de sí. Me llevó hacia las afueras de Jerusalén, hacia el monte de la Calavera, donde los romanos solían ajusticiar a los condenados a muerte.
Tres hombres estaban crucificados allí. El del medio lo estaba de una manera especial. Mi padre, señalando hacia él, me dijo: «Ahí tienes a Dios. Yo mismo le he ayudado a llevar la cruz hasta aquí». Me quedé de piedra. Creí que mi padre se había vuelto loco. ¿Cómo un Dios todopoderoso iba a estar agonizando en una cruz, y encima siendo un condenado? Aquello no tenía sentido. Mi padre había perdido el juicio.
Al día siguiente, en Jerusalén no se hablaba de otra cosa. Todo eran corrillos de gentes hablando de lo sucedido. Comencé a enterarme de quién era aquel crucificado; lo que había dicho y hecho y los motivos de su condena. Descubrí con gran sorpresa, que había sido una persona que pasó por la vida haciendo el bien, denunciando a los opresores, desenmascarando a los impostores del Templo y ayudando a los desvalidos. Por todo eso había sido sentenciado a muerte.
 
En aquel momento sentí que una luz de esperanza se encendía en lo más profundo de mi corazón. Por fin alguien se había decidido a hacer algo por los demás. Quizá mi padre tuviera algo de razón al decir que en aquel hombre estaba Dios. Porque algo de Dios tenía que tener aquella persona para hacer lo que hizo.
Quizá fuera esa la manera de estar Dios en el mundo y responder a sus necesidades. Pero… durante el primer día de semana saltó la gran noticia: Dios había resucitado a ese crucificado, el mal no tenía la última palabra. Dios había demostrado estar en él, y en todos los que como él, dan su vida al servicio de los demás. Desde aquel día, dejé de preguntarme dónde estaba Dios para salvar a su pueblo. Ahora era otra la pregunta que me surgía: ¿dónde tenía que estar yo para ayudar a mis hermanos?
 
 
Desigualdades para pensar
 

  • Lasdesigualdades de ingresos a escala mundial aumentaron en el siglo XX en órdenes de magnitud sin proporción con nada de lo anteriormente experimentado: la diferencia entre el ingreso de los países más ricos y el de los países más pobres era de alrededor de 3 a 1 en 1920, de 35 a 1 en 1950, de 44 a 1 en 1973 y de 72 a 1 en 1992 (PNUD, Informe «Desarrollo Humano 2000»).

 

  • Uno de cada cinco habitantes del mundo vive con menos de un dólar diario y uno de cada siete padece hambre de forma crónica. En 1998 murieron 11 millones de niños menores de cinco años, la mayoría de ellos por causas que se podían prevenir (Informe«Un mundo mejor para todos»).

 

  • La proporción del Producto Nacional Bruto (PNB) que las naciones industrializadas dedican actualmente a Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD)es del 0,21%, lo que equivale a menos de una tercera parte del 0,7% que las Naciones Unidas habían establecido como meta en 1970. En 1992 esta proporción era del 0,33%. Por otro lado, entre 1990 y 1996, el PNB de los países más pobres del mundo se redujo de 240 a 232 dólares por persona, cuando el de los más ricos, en el mismo período, aumentó de 20.900 a 27.000 dólares (UNICEF, El progreso  de las naciones 1999).

 

  • El gasto militar mundial es 60 veces mayor que lo que sería necesario realizar en salud y nutrición para cubrir las necesidades universales de la población. Y, por ejemplo, con el dinero que el mundo destina a gastaos militares durante 11 días alcanzaría para alimentar y curar a todos los niños hambrientos del planeta(Boletín «Dividiendo Paz», Abril 2000).

 

  • En los países desarrollados, por lo demás, también hay 8 millones de personas desnutridas; en losEE.UU., entre otros aspectos, unos 40 millones de personas no están amparadas por la seguridad social y uno de cada cinco habitantes es funcionalmente analfabeto.

 

  • Más cerca:el 20% de los españoles vive en la pobreza, esto es, por debajo del «umbral de la pobreza». Los parámetros son claros: un hogar vive en la pobreza si su renta anual es inferior al 50% de la media nacional y en la pobreza extrema si está por debajo del 25%. Teniendo en cuanta los datos del 2000, más de dos millones de familias –unos 8,5 millones de personas– han de sobrevivir con unas 111.000 pts. al mes; de ellas, un millón y medio con solo 55.000 al mes.

 
 
 

q PARA DIALOGAR

 
Tras leer la parábola y «dejarnos afectar» por los datos respecto a las desigualdades, tratad de responder a éstas o cuestiones semejantes, intentando «centrar» el «sentido de la Navidad» a la luz de todo ello.
 
 

  • ¿Quiénes son los opresores, los impostores, los desvalidos del mundo de hoy? ¿Se parece mucho la época de Jesús a la nuestra?
  • ¿Por qué llegó Jesús hasta la muerte en cruz? ¿Qué supuso la resurrección?
  • ¿Cuál es la manera que Dios tiene de responder a las necesidades del mundo? ¿De qué manera lo encontramos hoy presente, actuando?
  • ¿Qué piensas de los que dan su vida al servicio de los demás? ¿Por qué decimos que en ellos hay algo de Dios aunque no sean creyentes?
  • ¿Dónde tienen que estar los cristianos para ayudar a sus hermanos?
  • ¿Qué puedes hacer tú para ayudar a tus hermanos? ¿Tiene todo esto algo que ver con la Navidad…?