ECOS DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

1 noviembre 2011

Javier Igea López-Fando
Responsable del Departamento de Pastoral de Juventud, CEAS
 
SÍNTESIS DEL ARTÍCULO
El autor reconoce la importancia de la JMJ en la pastoral de la Iglesia. Esta experiencia, caracterizada por un claro kerigma con componentes antropológicos, deja ver sus frutos de vida cristiana. La JMJ afianza un paradigma para la pastoral juvenil (importancia de Jesucristo, necesidad de un sujeto de pastoral convertido y fortalecido, necesidad de elegir aquello que más ayude al fin para el que hemos sido creados).
 
La Jornada Mundial de la Juventud ha sido el mayor acontecimiento evangelizador que se ha dado en España en los últimos tiempos. Bien preparada la JMJ se convierte en un kairos de la Iglesia, un nuevo Pentecostés, un lugar de encuentro con Cristo para muchas personas que participan en ella, o que la siguen por los medios de comunicación[1]. Este encuentro ya lleva más de 25 años de historia y no ha perdido interés en nuestra juventud, ni en la sociedad. Es más, su interés va creciendo a medida que la JMJ recorre las diversas ciudades del Mundo en cada uno de los países en la que se celebra. Esto lo hemos visto en España, en la que la participación de jóvenes españoles[2] ha pasado de algunos miles en la JMJ de Sidney a aproximadamente 200.000 en la JMJ de Madrid. Sigue removiendo las vidas de los jóvenes y provocando en ellos cambios, impresiones duraderas, conversiones, vocaciones y similares. Por ello, la Iglesia lo cuida con especial interés, consciente de que la PJ es una de sus tareas prioritarias y de que la JMJ es una de las actividades principales de la PJ en la actualidad.
 

  1. La razón de los frutos de la JMJ

El Evangelio nos invita a estar atentos a los signos de los tiempos. En su diálogo con los fariseos, Jesús les echó en cara que sabían muy bien interpretar los signos naturales como las tormentas, etc., pero no tanto leer los signos sobrenaturales. Esta labor de discernimiento es una de las responsabilidades de toda la Iglesia, pero de un modo muy especial de sus pastores. Por ello, es necesario que toda persona que se dedique a la pastoral juvenil esté siempre en una actitud de búsqueda sobrenatural desde la humildad para ver dónde y cómo está actuando el Espíritu Santo. Así pues, la principal razón de los frutos en la JMJ es la acción del Espíritu Santo, quien es el alma (anima) de la Iglesia.
Otra de las razones de los frutos es que en las JMJ se viene a escuchar al magisterio de la Iglesia. Gracias a Dios en el proceso de maduración que la iglesia ha pasado después del CVII, hay una actitud de mayor apertura y obediencia basada en la escucha, al magisterio de la Iglesia. Ante el magisterio parecía existir una cierta actitud bipolar de lógica binaria: o se aceptaba o se negaba. Se dieron dos posturas antitéticas: por una parte un prejuicio antimagisterial y por otra un enrocamiento en el mismo. Ambas posturas estaban cerradas para la profundización en el magisterio mediante una lectura sobrenatural de lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
Sin embargo, el magisterio sobre la juventud desarrollado en las JMJ ha ido iluminando la vida de los jóvenes en la situación existencial particular de esta etapa de la vida. Una de las labores de la PJ consistirá en la transmisión (traditio) de este magisterio a los jóvenes que no es otra cosa que la traditio del evangelio a ellos, simbolizado en el evangelio que está en cada una de las mochilas de la JMJ. El magisterio de las JMJ ha desarrollado el kerigma y, siguiendo una intuición de Juan Pablo, II ha tenido un fuerte componente antropológico que ha estado unido al desarrollo del kerigma. Es interesante constatar que el género usado en las intervenciones papales en las JMJ está basado en las preguntas y respuestas, esto es, en el diálogo, adaptado, lógicamente, a la masificación de estos encuentros. Debido a su gran conocimiento de la juventud, Juan Pablo II en su carta a los jóvenes, supo intuir las preguntas que éstos llevan dentro y ofrecerles una respuesta. Y esto ha sido una constante en todo el movimiento de las JMJ. Como los organizadores de la JMJ, y cualquier persona que trabaje con jóvenes, son conscientes de las innumerables preguntas que los jóvenes llevan dentro, en la organización de las catequesis, siempre se ofrece la posibilidad de, micrófono en mano, hacer preguntas al obispo catequista, uniendo así al componente antropológico de la pregunta juvenil, un componente eclesiológico, de la respuesta episcopal. Por ello, dado que en estos encuentros no es fácil profundizar en todas cosas que se reciben, una de las tareas ordinarias de la PJ será trabajar a lo largo del curso pastoral sobre los mensajes de los Papas a los jóvenes.
 

  1. “Y que vuestro fruto dure”

Sin embargo, a veces se ha comentado que los frutos producidos durante la JMJ no duran. Este es un   hecho que conviene analizar. Mi experiencia participando en varias JMJ y eventos similares sí que ha dado frutos, y los continúa dando. Creo que la clave está en la formación previa que recibe el grupo y el acompañamiento espiritual posterior. Esto es, la Jornada es una gran ocasión para el crecimiento, fortalecimiento y aprendizaje de los grupos juveniles, por todo lo que implica (oración, sacramentos, viacrucis, peregrinación, convivencia, comunión con grupos extranjeros, etc.) Pero la Jornada no es una varita mágica que arregle todos los problemas que afronta la pastoral juvenil en nuestros días. Es necesario un gran trabajo pastoral antes, pero sobre todo después de la Jornada para que los frutos duren, pues no tiene ningún sentido invitar a jóvenes, si no va  a haber todo un trabajo posterior planificado con ellos.
A este respecto, es interesante analizar lo ocurrido en España durante la preparación de la JMJ. Por el contacto pastoral que ha tenido el departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal con las delegaciones de juventud de España podemos constatar los siguientes frutos:
–          aumento significativo del número de jóvenes en contacto con las delegaciones de pastoral juvenil.
–          revitalización de las estructuras de las delegaciones diocesanas de pastoral juvenil como consecuencia de la formación de comisiones diocesanas para la preparación de los Días en las diócesis.
–          Aprendizaje y desarrollo de técnicas útiles para la pastoral de varios tipos:

  • uso de nuevas tecnologías en PJ.
  • desarrollo de todo tipo ideas creativas para camisetas, lonas, etc., que son herramientas útiles para la PJ.

–          Creación de nuevas estructuras diocesana a niveles de vicarías y arciprestazgo, como consecuencia de los DED
–          Creación de vínculos misioneros con jóvenes extranjeros que han venido a España durante los DED con una vocación misionera hacia los jóvenes españoles. El departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal ha ayudado a que el movimiento Anuncio, de origen francés, que tiene como carisma la evangelización en la calle de jóvenes, haya hecho misiones en 10 diócesis españolas durante los DED. También tenemos noticias de la presencia en nuestra patria de otros grupos colombianos de jóvenes misioneros. En algún caso hemos visto los frutos de conversión.

  1. El paso de la Cruz de la JMJ

La cruz de las JMJ ha estado en todas las diócesis españolas, y también en la diócesis de Gibraltar con una estancia media en cada diócesis del orden de una semana. En este tiempo se han organizado en las diócesis todo tipo de actividades, siendo las principales, la visita a las cárceles, estancias en colegios y conventos de clausura, vigilias de oración masivas con los jóvenes de la diócesis, viacrucis con las cofradías y hermandades, etc. La presencia pública de esta cruz simple de contrachapado ha sido un gran testimonio para los jóvenes y para toda la sociedad española de la misión de la Iglesia católica: “nosotros predicamos a Cristo crucificado”.
La simplicidad y visibilidad de este símbolo es uno de los elementos más importantes del testimonio. Por una parte es lugar común que todo símbolo tiene una visibilidad sensible que evoca el elemento simbolizado que trasciende lo sensible. Pero por otra, el elemento simbolizado por esta cruz es en este caso inseparable de su historia de la misma. Simboliza no sólo la cruz del redentor, sino todas las cruces unidas a él de todos los lugares y personas que la cruz ha visitado. Por eso, en el uso pastoral de esta cruz es muy importante su “tangibilidad”. En la oración ante ella, se debe mover a los jóvenes a que la toquen, además de que la contemplen (elementos sensibles del símbolo), para poder experimentar que “para nosotros, es fuerza de Dios”. Así, tocando la cruz, entramos en comunión con ella, y con toda la humanidad que sufre, necesitada de redención.
Numéricamente hablando, los asistentes a los actos han desbordado las previsiones de los organizadores de los mismos, pues no ha sido rara la asistencia de varios miles de jóvenes a algunas vigilias diocesanas. También ha tenido un efecto de animación de las personas que trabajan en PJ que han podido constatar de primera mano el “poder de la cruz”, y no solo en fe, como algunas veces ocurre.
Por estos motivos la cruz ha tenido un efecto de crecimiento espiritual en muchos jóvenes, especialmente los marcados en por el sufrimiento. A este respecto, uno de los elementos que se han visto fortalecidos por el paso de la cruz en PJ es la integración de la llamémosla “pastoral del sufrimiento” en la PJ. Muchos de nuestros jóvenes sufren, y a veces no saben que sufren. La cruz de la JMJ ha servido para iluminar el sufrimiento, y aprender que en la cruz la muerte ha vencido a la muerte. La cruz ha servido para  el desarrollo de liturgias en PJ que celebren su victoria sobre el sufrimiento.
Así, la cruz de la JMJ es un elemento preparador del viacrucis de la JMJ, que es uno de sus actos centrales. Hay que destacar que la estructura de la JMJ incluye el viacrucis, pero no se queda en él. El día siguiente hay una gran vigilia de adoración y una celebración dominical al amanecer, después de haber dormido los jóvenes en la explanada. Es la estructura del triduo pascual, estructura que no es difícil de integrar pastoralmente cuando se acompañan grupos a la JMJ.
 

  1. Celebraciones de los sacramentos durante la JMJ

Históricamente las JMJ nacieron con motivo de un año jubilar. En el año 2000, uno de los actos más importantes del jubileo de los jóvenes fue la fiesta del perdón que se celebró en el Circo Máximo. Este elemento se ha querido vivir en Madrid con la fiesta del perdón que se ha celebrado en el parque del Retiro. Los ecos de dicha fiesta han sido tales, que algunas personas relacionadas con la pastoral juvenil están pidiendo los confesionarios, no como un recuerdo sentimental, sino como un símbolo de lo vivido, que pueda seguir usándose en locales de reunión de jóvenes.
Las peregrinaciones y campamentos suelen ser lugares que propician el encuentro con Cristo mediante los sacramentos. Por derivarse de la Pastoral en general, que es la prolongación de la acción de Cristo pastor en sus pastores, la misión de la PJ es facilitar que los jóvenes lleguen al Padre por medio de su Hijo y vivan así su pertenencia a la Iglesia. La experiencia da que muchas veces este encuentro está muy dificultado por las circunstancias en que se desarrolla la vida de los jóvenes. Parafraseando la oración sacerdotal se puede decir que “están en el mundo”. Por ello, el encuentro con Cristo se ve facilitado por las actividades que facilitan el “apartarse del mundo”, entre ellas las peregrinaciones y toda la pedagogía y espiritualidad que llevan consigo.
Por ello, dentro de esta gran peregrinación de cientos de miles de jóvenes que es la JMJ, no debe extrañar que se descubra el misterio del amor redentor de Cristo (coincidencia con los jubileos), amor que provoca un cambio de vida y que lleva a una nueva criatura. He oído decir a un joven bautizado que se sentía una criatura nueva por el cambio interior que se había dado en él por el encuentro con unos jóvenes misioneros en las calles de una ciudad española. Con lo cual, los frutos de la JMJ no solo son de confesión, sino que también hay personas que empiezan un camino catecumenal atraídos a Cristo por ella.
Otro de los elementos sacramentales descubiertos en las JMJ es la presencia real de Cristo en la Eucaristía. La preparación  de la vigilia de oración debe ayudar a los jóvenes a propiciar su encuentro personal con Cristo mediante su presencia real en la Eucaristía. La pedagogía  de la JMJ implica a este respecto tres momentos clave: una preparación previa catequética, dada bien durante la JMJ o antes de la misma. Una experiencia vivida con miles de jóvenes en la Vigilia, quedando abierto el camino a una reflexión posterior que se debe hacer después de la JMJ para que la vida de joven se arraigue en Cristo mediante una elección libre, como el lema de esta última JMJ ha proclamado.
Otro de los elementos catequéticos vividos en la adoración eucarística es el del descubrimiento de la oración de adoración a Dios en la vida cristiana. La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a Dios es reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como amor infinito y misericordioso[3]. Así, el contenido pedagógico de la vigilia de adoración ayuda a que en el encuentro con Cristo, Cristo los lleve al Padre, revelando el rostro de Dios.
No se puede dejar de lado el valor testimonial y misionero de las vigilias de adoración que se suelen celebrar en el entorno de las JMJ. Éstas se han convertido en una fuente de inspiración para la nueva evangelización, cumpliéndose así la invitación a la nueva evangelización que hizo Juan Pablo II, con nuevos métodos, nuevo ardor y nuevos lenguajes. Paradójicamente la “vieja” adoración eucarística, abandonada en algunos lugares, está revitalizando muchas comunidades de jóvenes, y atrayendo a Dios a muchas personas.
Para que las vigilias de adoración puedan ser propuestas válidas de nueva evangelización se requieren varios elementos: a) la no imposición de la fe, y el respeto cristiano a las personas que se relacionen con ella; b) un esmerado cuidado de la celebración con una insistencia especial en la belleza de los signos y de la música que ayuden a la experiencia de Dios por medio de la experiencia estética; c) la oración intensa de los asistentes que los transforme en instrumentos de Cristo, dispuestos a salir a anunciarlo a la calle desde la humildad, cuando sientan el impulso del Espíritu. Celebradas así, se abre un camino de nueva evangelización, con nuevos métodos, lenguajes y ardor.
 

  1. Fortalecimiento del paradigma de la pastoral juvenil por medio de las JMJ

El concepto de “paradigma” se ha convertido en un “clásico” en la literatura de nivel universitario después de la obra de Kuhn sobre la estructura de las revoluciones científicas. Sin entrar en precisiones demasiado académicas, que no son el objetivo de este trabajo, podemos  preguntarnos si las JMJ han cambiado el paradigma de la pastoral juvenil o no, y si este paradigma se debe cambiar o no se debe cambiar. De un modo sencillo, podemos decir que Kuhn describe el avance de la ciencia como un cambio de paradigma provocado por una revolución científica. Y que el paradigma son todos los elementos que constituyen una teoría científica.
¿Hay varios paradigmas, unos obsoletos y otros no? ¿Hay un solo paradigma? ¿Cuál es, si es que podemos hablar de un único paradigma? ¿Debemos cambiar de paradigma?

  1. a) El núcleo que todo paradigma de PJ debe tener. Este es el núcleo fundamental de la pastoral: los contenidos de la fe cristiana resumidos en el kerigma anunciado por los apóstoles. A este respecto, la rotura de la unidad entre el Cristo de la fe y el Jesús de la historia ha creado confusión en los jóvenes poniendo en cuestión el Cristo de la fe, al presentárseles un Jesús de la historia que obligaba a una reinterpretación constante de elementos de la fe. Los libros sobre Jesús del Papa creo que marcan un camino a seguir para la reconstrucción de esta relación entre el Cristo de la fe y el Jesús de la historia. Obviamente esto no es un tema para tocar en las reuniones de formación, sino un tema en el que se debe formar muy bien a los animadores de la PJ, por las consecuencias que tiene en la fe de los jóvenes. Por otra parte tampoco se debe formar en una fe ingenua a los jóvenes. Encontrar el equilibrio en este punto es un asunto crucial.
  2. b) los “ejecutores” del paradigma. No basta con tener un buen paradigma, sino que hay que ponerlo en práctica. Hay que evitar hacer una dicotomía radical entre actores y receptores de la PJ, poniendo en un lado los obispos, sacerdotes y animadores, y del otro los jóvenes a los que se dirige la acción de los primeros. Todos son actores y receptores en un mayor o menor grado, predominando una u otra faceta, según el grado de formación y madurez cristiana y/o sacerdotal en su caso. En este campo, la aportación de la JMJ ha sido fundamental. Muchos sacerdotes han renovado su vocación en ella, y han sido evangelizados en ella, pues uno debe estar siempre abierto para dejarse sorprender por la acción del espíritu. La intuición de Juan Pablo II a este respecto es muy interesante, pues una de sus intenciones al convocar la JMJ era la de que sirviese de escuela de pastoral juvenil. Se ha mostrado no solo como escuela de pastoral juvenil, sino también como elemento de renovación espiritual de sacerdotes, pues les ha ayudado a sentirse pastores, y poder actuar como tales; a quitar de su vida elementos que lo impedían; a crecer en fe, viendo que la promesa del Señor se cumple.
  3. c) otros elementos del paradigma. Aquí sí que hay libertad para escoger, y un espacio para la evolución. Históricamente ha habido diversos elementos en el paradigma de pastoral juvenil que han andado parejos con la evolución de la espiritualidad. Por poner un ejemplo, épocas voluntaristas han tenido elementos voluntaristas en la PJ, que, llevados a un extremo han hecho quebrar a los jóvenes, como siempre ocurre, cuando de una manera u otra se absolutizan elementos parciales. La JMJ nos permite elegir los elementos llamésmoles mudables del paradigma de pastoral juvenil, elementos contingentes que deben ser adaptados a la cultura en que los jóvenes viven. Dentro de la libertad que sostengo que hay en este campo, que es la libertad de los diversos carismas y vocaciones, quizá se deba aplicar la frase de san Ignacio en el principio y fundamento: “siempre eligiendo lo que más conduce al fin para el que hemos sido creados”. Lo que “más conduce al fin” será seguramente distinto para todos, y deberá ser adaptado para cada uno; pero el “fin” es el mismo para todos.

En conclusión, sostengo que la JMJ, por su riqueza, es un elemento imprescindible y lo suficientemente amplio y adaptable para que entre en la pastoral juvenil ordinaria. Además en ella están los elementos fundamentales de la parte inmutable del paradigma que hemos citado en el apartado a) de esta sección. Por ello considero que no se debe prescindir de ella, y que merece la pena meterse de lleno en la preparación de este evento, con todas las dificultades técnicas que conlleva.
 

  1. Conclusión: algunas ideas para la post-JMJ

“Hemos vivido una aventura juntos”. Llega el tiempo de cerrar este artículo con algunas consideraciones para la post-jmj.

  1. como las circunstancias de la JMJ hacen difícil, si no casi imposible, la recepción de los discursos pontificios, estos deben ser un elemento de trabajo en las reuniones juveniles subsecuentes, y pueden ser aprovechados para revisiones de vida, reuniones de formación, confección de materiales para vigilias de adoración y actividades similares.
  2. El uso del youcat en las reuniones de formación de jóvenes. Personalmente he encontrado mucho interés en los contactos que he tenido después de la JMJ con los jóvenes de mi entorno pastoral. Algunos grupos están empezando a desarrollar métodos de estudio de esta adaptación del compendio del catecismo de la Iglesia Católica. Entre los modos posibles de uso, en nuestro ambiente vamos a usar el youcat para dialogar con la cultura contemporánea en un proceso de búsqueda de la verdad. Queremos contrastar la fe de la Iglesia con elementos de la cultura actual. El método que queremos seguir es proponer a los jóvenes que busquen diversas opiniones sobre las preguntas del youcat para compararla con la respuesta del youcat y usar la razón y la fe en esta búsqueda.
  3. El acompañamiento espiritual. Si este falla, no es fácil profundizar en la vida de fe. El Señor acompañó personalmente y en comunidad a los apóstoles antes y después de su muerte y resurrección. La vocación a trabajar pastoralmente con jóvenes frecuentemente implica convivir de una manera u otra con ellos. Por ello, el sacerdote debe conocer y formarse en este instrumento de la vida pastoral que lleva a una verdadera amistad espiritual y humana con ellos para que se viva la presencia del Señor resucitado en las comunidades de jóvenes.
  4. Proponemos sintetizar de la siguiente manera unas tareas para la pastoral juvenil en la post-jmj:

 
Creación de comunidades de jóvenes
“No es bueno que el hombre esté solo”. Por ello, se debe tender a integrar a los jóvenes en comunidades parroquiales o en movimientos donde se viva la fe en comunidad, como medio para la unión con Cristo y ayuda para la perseverancia. Consecuencia de esta vivencia de la fe será el reavivamiento de la caridad teologal, pues la fe y la caridad están interrelacionadas. La experiencia da que los grupos juveniles donde se vive y profundiza en la fe, son los que permanecen y dan frutos.
La fe del joven brotará del encuentro inicial con Cristo, y, lo prolongará en la vida como preámbulo de la vida eterna: “este es mi deseo: que los que me has dado estén donde yo estoy contemplen mi gloria, la que me diste”, y no es raro que esto se experimente en la JMJ. Por esto, el proceso formativo posterior a la JMJ debe incluir los elementos de una catequesis básica, para quien no los tiene, para asentar este encuentro con Cristo. Una buena herramienta es la profundización en los discursos del Papa durante la JMJ es un medio extraordinario teniendo en cuenta que están pensados para las circunstancias en las que se desarrolla la vida de los jóvenes. El animador del grupo juvenil deberá estar atento a las lagunas intelectuales que tengan los jóvenes para llevarles a la madurez de la fe. Medios extraordinarios para esto son los ejercicios y retiros espirituales.
También para que este apartado produzca fruto, los jóvenes han de ver en el animador un “hombre de Dios”. Aun cuando es cierto que está garantizada la acción de Dios en el “ex opere operato”, el camino normal de acción de la gracia es a través del “ex opere operantis”. Por ello, el animador ha de ser un hombre de fe en estado de permanente conversión.
Dadas la influencia que las circunstancias hostiles de la actualidad tienen en la fe de los jóvenes, es necesario desarrollar una buena pedagogía para su transmisión. En mi trabajo con jóvenes les llevo siempre a buscar y descubrir lo positivo, cuando tienen preguntas sobre temas difíciles del magisterio, como puedan ser las cuestiones relacionadas con la sexualidad o la misma aceptación del magisterio pontificio. Este diálogo más o menos mayéutico se convierte en instrumento para mostrar a Cristo como el “sí” que Dios ha dado a la humanidad. Desde este punto es fácil iluminar las conciencias para que se descubran los comportamientos destructivos que a veces les amenazan.
 
De la fe vivida a la fe celebrada
No es raro que los jóvenes se quejen porque a veces se les hacen pesadas las celebraciones litúrgicas. Ante esta queja muchas veces se han promovido adaptaciones que no siempre han respetado las normas litúrgicas y que también han caído en el cansancio y aburrimiento que pretendían soslayar. No quiero decir con esto que no se puedan hacer adaptaciones, sino que se deben hacer adaptaciones y usar símbolos y lenguajes de modo creativo en las celebraciones. Encuentros celebrados en España como la pasada PEJ, y la creatividad mostrada en las vigilias de las JMJ son ejemplos muy válidos de usos de símbolos y lenguajes creativos.
Otro factor que puede contribuir al sentimiento de tedio en las celebraciones litúrgicas es la falta de sentimiento de integración en una comunidad. Por esto, una labor a realizar en las comunidades juveniles es la de fomentar en los jóvenes en los fundamentos teológicos de la liturgia, para que ésta se convierta en ellos una ocasión de ofrecerse como hostias vivas en un culto conforme a la razón.
Todo esto será imposible sin la experiencia de fe de la que se ha hablado en el punto anterior. Pero cuando esta experiencia se da, también se da esa interrelación entre la lex orandi y la lex credendi, que hace que los dos ámbitos se alimenten mutuamente. El cómo hacerlo pasa por la integración de los jóvenes en las preparación de las liturgias, no solo en sus aspectos externos, sino en su preparación interior, para que la semilla de la palabra caiga en tierra buena y dé fruto.
 
De la fe celebrada a la fe proclamada y comunicada
Breves pautas para la nueva evangelización. La Iglesia existe para la misión. Esta Iglesia, animada por el Espíritu Santo, Dios la ha querido que sea su instrumento en la construcción de la civilización del amor. El evangelio se dirige a los pobres, pero hay que tener en cuenta las muchas pobrezas que existen en el mundo. En cierto sentido la mayor pobreza es no tener a Dios. Y de esta pobreza se derivan muchas otras pobrezas en la vida que son el terreno fértil para la nueva evangelización. Sólo quien tiene la experiencia de Dios uno y trino podrá ser misionero de esta nueva evangelización. En este sentido, el misionero del nuevo milenio o es un místico o no será misionero, desedificando más que edificando con su predicación.
Esta nueva evangelización no se dará si no se impregnan de espíritu misionero todas las actividades de formación juveniles, y para que ello se dé hace falta una conversión de las comunidades; una conversión que les hace pasar de una pastoral de conservación a una pastoral de misión, con todas sus implicaciones para la vida. Esta pastoral de nueva evangelización lleva consigo la atención a los signos de los tiempos, la presencia de los jóvenes en los nuevos areópagos, la inculturación de la Iglesia en las nuevas culturas que afectan a los jóvenes, etc[4]. El documento de Aparecida contiene muchas indicaciones útiles al respecto.
Este cambio de pastoral de conservación a pastoral de misión es análogo a la conversión personal y tiene entre otras las siguientes consecuencias:
–          Cambio de una actitud de “esperar a que vengan” por su contraria de “ir a buscar”. El misterio de la Encarnación muestra que el buen pastor no esperó a que la oveja perdida volviese, sino que envió a su hijo a buscarla. Lo podemos definir como un paso de pasividad a una proactividad creativa.
–          Esta conversión pastoral debe impregnar toda la vida pastoral, y no solo convertirse en una actividad programada esporádicamente.
–          Esperanza frente al desánimo. Muchas veces se tiene la impresión de que el desánimo se ha instalado en los corazones de los animadores. La presencia de la gracia es la fuente de la esperanza que provoca el movimiento de búsqueda movido por la caridad al otro.
–          Cambio de una espiritualidad individualista que fácilmente desconfía a una espiritualidad de comunión que lleva a la confianza.
–          Atención a los signos de los tiempos para discernir lo que el espíritu dice a las Iglesias.
5) Conclusión: don y tarea.
La JMJ ha sido un kairos, un gran momento de gracia y también el mayor acontecimiento de evangelización en los últimos tiempos en la historia de España. Ha sido  un don que Dios ha hecho a nuestra sociedad. En la dinámica individual de la gracia, todo don se convierte en una tarea, como se ve en la parábola de los talentos. Los carismas que uno recibe no son gracias individuales para el disfrute personal, sino que son gracias recibidas para el servicio de la comunidad. Esto que es válido a nivel individual, lo es también a nivel de toda la comunidad eclesial. Y también lo es para los laicos y los pastores, los jóvenes y no tan jóvenes.
La Iglesia que peregrina en España ha recibido este talento. Lo han recibido los jóvenes y los no tan jóvenes; los laicos y los pastores. Empieza ahora una nueva etapa en la misión de hacer de la Iglesia la familia de Dios a la que todos los hombres están llamados.
 

Javier Igea López-Fando

 
[1]          No puedo dejar de comentar tres testimonios que conozco de primera mano sobre los frutos del a JMJ. Nos llegó un email dos semanas antes a nuestra cuenta de correo electrónico en que una persona, católico que había abandonado la práctica de la fe, se abría radicalmente a nosotros, preguntando datos sobre la fiesta del perdón. Otra persona, por medio de unas misiones de jóvenes evangelizadores en la calle, se ha sentido tan profundamente movida por el Espíritu Santo, que va a pedir el bautismo y se ha integrado en una nueva comunidad cristiana. En otro caso, un tele espectador que había seguido toda la JMJ por televisión, incluso comiendo delante del televisor, en el momento de la Vigilia, se sintió movido a la confesión.
[2]          En el momento de escribir este artículo no hay datos cerrados sobre la participación de jóvenes españoles. Se registraron unos 100,000; Hubo unos 25 000 voluntarios. No es posible saber el número de jóvenes que participaron sin inscribirse. Por ello, parece razonable suponer que 200,000 jóvenes españoles participaron directamente en la JMJ, y sobre esta cifra trabajamos en este artículo.
[3]              CEE 2097
[4]          Una buena referencia en este campo es el documento de Aparecida.