Viajero, tú nunca
te olvidarás si pisas estas tierras
del pino.
Cuánta salud, cuanto aire
limpio nos da. ¿No sientes
junto al pinar la cura,
el claro respirar del pulmón nuevo,
el fresco riego de la vida?
(Claudio Rodríguez)
Todo tiene que ver con ella
La salud está imbricada en todos los aspectos de la vida. Todo lo que nos rodea tiene que ver con ella: la vivienda, el trabajo, el ocio y la diversión, el estilo de vida, el nivel de bienestar, las relaciones interpersonales, el aire limpio del pinar. No depende solo de la persona: de su organismo, de sus genes, de sus hábitos de vida, de su alimentación, de sus actitudes vitales. Depende también de factores extraños a la misma persona: situación económica y social, amigos, medio ambiente en que se vive, atenciones sanitarias y educativas que se reciben. Hoy alcanza un interés inusitado. Si las Naciones Unidas la incluyeron entre los derechos humanos, actualmente existe una fuerte sensibilidad social que reivindica el derecho a la salud, cuidados y servicios sanitarios necesarios, calidad de vida.
Pero, junto a esta sensibilidad social, se acrecientan también los problemas en relación a la salud, y, día a día, constatamos el aumento de trastornos físicos, psíquicos, sociales: alcoholismo, tabaquismo, tóxicodependencia, accidentes laborales, tráfico, inseguridad ciudadana, nuevas enfermedades.
Todo ello convierte la educación para la salud en un tema de perenne actualidad. Prueba de ello es la multitud de documentos que ininterrumpidamente aparecen a nivel regional, nacional e internacional. Quizás, de manera especial, la acción educativo-pastoral entre los jóvenes ha de estar atenta a todo lo que acontece en relación a la salud y a las patologías que les acechan, si quiere promover la vida; y tiene que tener seguramente más en cuenta este ámbito de la educación para la salud de manera preventiva y positiva.
Jóvenes, fe y educación
Desde esta perspectiva abordamos en Misión Joven, en este número de noviembre, la salud: en relación a los jóvenes, a la fe cristiana y a la educación.. Lola Mansilla, desde una amplia y rica experiencia, se adentra en los posibles riesgos y patologías que, en nuestra sociedad del bienestar, acechan la salud de los jóvenes, invitando a padres, educadores y agentes de pastoral, a estar cerca de sus vidas y de sus problemas. Francisco Álvarez aborda la relación salud-religión para subrayar que la salud que ofrece Cristo va dirigida a todos, también a los sanos: Él viene a nosotros como Salvador y, en Dios, nos ofrece la plenitud de los humano. Isabel Adanero presenta un proyecto concreto de educación para la salud, que intenta responder a un espacio muy amplio de la vida de los jóvenes: autoestima, valores, relaciones personales, tiempo libre.
La convicción de fondo no es otra que ésta: la salud de los jóvenes es sumamente importante para todo educador, también para los educadores de la fe. Por ello, la acción educativo-pastoral encuentra aquí una opción referencial que, cada día, se manifiesta más necesaria.
Anuncio de vida y salvación
El anuncio de la vida nueva, el mensaje de la salvación es mensaje de vida y salud para todos, especialmente para los más necesitados. El derecho a la salud es derecho para todos; y a todos ha de llegar la vida en abundancia que vino a traer Jesús de Nazareth. Está en juego no solo la tarea preventiva contra la enfermedad, las adicciones, los accidentes. Lo está también el sentido y la calidad de la vida, la posibilidad de realizarse como seres humanos, la liberación de tantas injusticias, el compromiso por el desarrollo y la ecología.
Pocas cosas pueden resultar más importantes y hermosas, al mismo tiempo, que ser capaces de alentar en los jóvenes el “aire limpio” y de transmitirles “el fresco aire de la vida”.
Eugenio Alburquerque