El cine como oportunidad comunicativa con los jóvenes

1 julio 2008

Una propuesta pastoral para traspasar los ídolos y encontrarse con el Icono

 
Peio Sánchez es miembro de las comunidades Adsis. Profesor del Instituto de Ciencias Religiosas Don Bosco de Barcelona y de la Facultad de Teología de Catalunya, Director de la Semana del Cine Espiritual y del Departamento de Cine del Arzobispado de Barcelona.
  
SÍNTESIS DEL ARTÍCULO
El artículo propone un itinerario educativo para los jóvenes a través del cine espiritual, enmarcado dentro de una pedagogía y pastoral que haga posible la apertura al misterio de Dios. Este itinerario plantea la necesidad de un proceso de purificación del consumo de imágenes que haga posible recobrar lo real, orienta a la contemplación de de los iconos de la bondad que aparecen en algunos filmes, e intenta capacitar para ser verdaderamente creadores y protagonistas.
 
En esta reflexión, proponemos un itinerario educativo destinado a jóvenes a través del cine que llamamos espiritual. Se trata de reconocer críticamente en qué medida las imágenes funcionan como ídolos que clausuran en un mundo virtual que pierde de vista la realidad y el sentido. Desde aquí se plantea la necesidad de un proceso de purificación del consumo de imágenes, una especie de nueva iconoclasia, que suponga desde la personalización un intento de recobrar lo real. Tras este momento, se propone recuperar la mirada para contemplar los iconos de la bondad que aparecen en algunas películas y que hacen visible al Invisible. Este proceso, a su vez, buscará capacitar para ser creadores en la época audiovisual, asumiendo los nuevos lenguajes pero siendo capaces de comunicar y compartir la dimensión espiritual.
Esta propuesta se enmarca dentro de los intentos de una pedagogía y pastoral del umbral que posibilite en los jóvenes la apertura al misterio trascendente de Dios que se nos revela a la vez que nosotros lo buscamos.
 

  1. La imagen audiovisual como ídolo

 
Podemos decir que estamos de lleno en la época audiovisual de la historia. La imagen ha pasado a ser el cauce habitual de comunicación, información y formación. El proceso de unificación en una única pantalla de televisión, cine, teléfono, internet y ordenador nos conduce a una nueva configuración cultural.
Los jóvenes de la llamada generación digital conviven con una nueva forma de relación con las imágenes. No solamente porque viven rodeados de ellas, sino porque ahora la producción de imágenes está al alcance de su mismo bolsillo, basta con conectar la cámara de móvil.
En este momento toda nuestra vida puede ser convertida en imagen. Las cámaras no solamente nos protegen sino que también nos vigilan. Ya no hay nada que una imagen no pueda hacer visible. Este es el tiempo en que parece que lo invisible se hace visible desde la multiplicación y la producción de imágenes.
 
1.1. El poder de la imagen como ídolo
 
La imagen se ha hecho pantalla y la pantalla está desplazando lo real. Cuando en Elephant (2003) de Gus Van Sant, dos jóvenes usan su ordenador en un juego de matar personas no imaginábamos que lo que en ese momento es una macrabra diversión pronto se convertiría en una masacre real.  Este director que ha tenido una especial sensibilidad para presentar a jóvenes que estaban a punto de incorporarse al mundo de los adultos (Mi Idaho privado, 1991, Todo por un sueño, 1995 y El indomable Will Hunting, 1998) ha querido mostrar la presencia natural de la violencia en nuestro mundo. Y de forma especial en el mundo de las imágenes que vienen a sustituir a los padres y educadores.
Sigamos la reflexión del filófoso francés Jean-Luc Marion. Según su ensayo “El cruce de lo visible”, el salto al que estamos asistiendo consiste en que la imagen ha llegado a independizarse del original. Este desplazamiento de lo real supone que el ser queda sustituido por el aparecer. Así la forma de relación ordinaria pasa de ser la del encuentro interpersonal para convertir a la persona en espectador, consumidor  y en definitiva en mirón, que es el que ve sin ser visto, sin intercambio.
Algo así ocurre con Ricky Fitts, el joven mirón de American Beauty (2000) de Sam Mendes, cuando dialoga con Jane  Burnham, su novia e hija del protagonista. Caminan por una carretera entre árboles que definen una perspectiva de infinito, desde atrás viene una comitiva fúnebre de coches lujosos. Los dos jóvenes hablan conociéndose:
Ricky: ¿Has visto morir a alguien?
Jane:  No, ¿y tú?
Ricky: No, pero vi a una vagabunda que murió congelada, tumbada en la acera. Parecía muy triste… Tengo a esa vagabunda grabada en vídeo.
Jane:  ¿Por qué grabaste eso?
Ricky:  Porque era asombroso
Jane:  ¿Qué tenía de asombroso?
Ricky:  Cuando ves algo así es cómo si Dios te mirase a los ojos un instante. Y si está atento puedes devolverle la mirada.
Jane:  ¿Y qué ves?
Ricky:  Belleza
 
Este joven se asombra de poder mirar la muerte descubriendo su belleza. Este mecanismo obsceno de la mirada, cuando además se graba permite que el ser humano pueda mirar a los ojos a Dios, conquistando su puesto. El mecanismo de la imagen permite apresar el misterio reduciéndolo a imagen. No es que Ricky allá logrado superando a Abraham mirar el rostro de Dios, sino que el joven no ha dejado de verse a sí mismo. La imagen se ha hecho ídolo. Y cuando ya no se puede ver al otro solamente queda mirarse en la imagen grabada.
Los mecanismos por los que la imagen atrapa al espectador han sido ampliamente estudiados por la publicidad. El efecto envolvente de las imágenes se base en su repetición y en la adhesión de espectador a ellas. En este sentido los juegos de ordenador y las series de televisión tienen un papel de dependencia estratégica. Así cada vez es más frecuente que el consumo audiovisual esté ligado en los jóvenes a estos mecanismos de seriación.
En este momento el consumo audiovisual de los jóvenes está fuertemente ligado a las series de TV. Las grandes compañías lanzan sus productos teniendo en cuenta este importante sector de espectadores. Series de la FOX como Perdidos, Las chicas de Gilmore o Prison Break; de la BBC como Héroes; de la WARNER como Smallvilleo Gossip Girl; de la CBS como CSI en sus diferentes versiones; y de la ABC como Kyle XY aparecen y desaparecen en las pantallas de todo el mundo. También las telenovelas latinoamericanas de tono juvenil producidas por Dori Media Group como Rebelde Way o El refugio han entrado entre nuestro público joven. Además de los productos típicamente locales que se rigen bajo la batuta de Globomedia, tales como El internado, Aída o SMS, sin miedo a volar.
Lo sugerente de las series de TV desde el análisis de la imagen como ídolo se detecta en su poder de penetración. Así van a la cabecera de la distribución en TV por internet y ya comienzan a extenderse en la TV para móviles. Los jóvenes ven su serie preferida en la pantalla del ordenador a cualquier hora del día y empalmando diferentes capítulos en largas sesiones. El poder de dependencia de este tipo de consumo está ligado a la repetición, elemento de gran intensidad afectiva, y la capacidad de generar mundos virtuales. En este sentido se apunta la importancia de los elementos fantásticos, véase por ejemplo Héroes; o mundo clausurados, como por ejemplo El internado.
Este cerrarse sobre sí mismo que atrapa el consumidor en la imagen puede quedar bien reflejado en este diálogo entre madre e hija de la serie Las chicas Gilmore:
Rory (la joven): Nos hemos perdido
Lorelai (la madre): Imposible, no sabemos a donde vamos
 
1.2. Alfabetización audiovisual
 
El análisis de la imagen como ídolo se ha de convertir en una importante llamada a reconocer su valor configurador de sentido para el joven en la época audiovisual. Denostar al ídolo sin conocerlo es un camino imposible. Hoy el acercamiento a la imagen es ineludible y por lo tanto desde el punto de vista educativo es una dirección obligatoria.
Cuando decimos “alfabetización mediática”  nos referimos al conocimiento, las habilidades y las competencias que se requieren para utilizar e interpretar los medios.  En este sentido la tradicional alfabetización cinematográfica se ha de ampliar para analizar los medios dentro de un marco más amplio de comunicación.
No se trata simplemente de conocer el texto audiovisual sino que se hace urgente comprender los contextos sociales, económicos e históricos en que se producen los textos. Hay que ofrecer a los jóvenes procesos educativos que les permitan conocer el lenguaje mediático (convenciones, códigos y tecnologías) pero también las condiciones económicas de la producción industrial así como las formas de representación y transmisión de sentido.
El show de Truman (1998) de Peter Weir es una película profética en esta dirección. Es necesario rasgar la pantalla del espectáculo para salir al territorio de lo real y la libertad, como Truman al final, rompiendo con una realidad ficticia creada artificialmente por los medios y que sustraer de la auténtica realidad. Esto supone un proceso de conciencia y de elecciones que rompen con la seguridad de un mundo creado a la medida del consumidor.
Pero la alfabetización mediática no solo ayuda a salir al mundo real sino que también puede ayudar a asumir este mundo en sus dificultades. En Ciudad de Dios (2002) de Fernando Meirelles el joven Buscapé asiste a la realidad de pobreza radical y de violencia extrema de un barrio de favelas de Río de Janeiro de finales de los 70 y comienzos de las 80. Será la cámara fotográfica la que permitirá a Buscapé establecer distancia con este mundo, así cada una de sus imágenes el permiten ver la realidad y tomar una decisión liberadora. La imagen que graba cuando es reconocedida y analizada puede convertirse en un medio de salida hacia otra mirada. Una nueva mirada capaz de salir de la inmediatez de una situación difícil y destructora.
 

  1. La purificación de las imágenes

 
Llegados a este punto simpre existe la tentación de prescindir de las imágenes. ¿No será mejor recuperar lo humano volviendo al silencio? ¿No tendremos de alguna manera que prohibir las imágenes? ¿No será mejor desenchufar las pantallas que nos rodean?
Los educadores siempre corremos el riesgo de que la bondad de lo buscado difumine las pistas para el camino. La inculturación en la civilización de la imagen ya no es elegible sino que forma parte de la configuración del ser cultural de nuestra vida. Las imágenes no son únicamente ídolos sino que pueden ser representación del sentido y del misterio profundo de la búsqueda de cada ser humano. La purificación de las imágenes no se realiza por destrucción sino que necesita de un proceso de relectura. Las imágenes pueden ser una oportunidad.
 
2.1.           De la imagen virtual a la real
 
Ante la imagen como ídolo que clausura existe la posibilidad de abrirse a otro tipo de mirada. En este sentido algún cine, frente a la inmediatez de la producción televisiva o de internet, puede ofrecer imágenes significativas para realizar este proceso de purificación. El cine, desde la ficción al documental, nos ofrece valiosos textos para este trayecto.
En Lars y una chica de verdad (2007) de Craig Gillespie el joven y tímido protagonista es incapaz de una relación auténtica desde los miedos que afectan a su historia. Un día decide comprar por internet una muñeca hinchable cuyo diseño ha decidido por catálogo. La muñeca, bajo la supervisión de una psiquiatra, se convierte en el único ser con el que se atreve a comunicarse. Los demás, comenzando por su hermano y su cuñada, le seguirán su delirio desde las instrucciones de la doctora que acompaña el proceso de Lars.  Poco a poco asistiremos a un proceso de maduración del personaje transcurrido el cual deberá abandonar la muñeca. Tras un curioso funeral y entierro; Lars está en condiciones que vivir una relación en profundidad. La muñeca ha sido una representación mediadora que le permite abordar sus propios retos.
Creemos que el cine puede hacer una función mediadora en esta recuperación y purificación de las imágenes como representadores del sentido. Hay que pasar de la imagen virtual a la real pero ello exige un proceso. Lo esencial es recuperar la imagen como referencia de la realidad. La desconexión con que opera el ídolo exige una vuelta a lo existente.
Desde aquí es urgente que el joven espectador sea tocado por la imagen a nivel personal. El relato cinematográfico permite esta implicación afectiva que más allá de la historia contada permita abordar la propia historia. El factor personal se convierte en el cauce para volver a hacer pie en la realidad. La mediación afectiva, superando la manipulación, puede permitir el reencuentro con lo real.
 
2.2.           La vuelta a lo real personal y social
 
El cine nos permite realizar algunas experiencias de personalización que pueden contribuir a este proceso de purificación de las imágenes.
 

  • La recuperación de la memoria

El juego con el tiempo es una de las posibilidades del cine. Desde aquí permite la vuelta sobre la memoria. Así la historia del cine está llena de estos ejercicios que especialmente para los jóvenes son muy interesantes. En Memorias de Queens (2006) de Dito Montiel, se son muestra la urgencia de recobrar la memoria para reconciliar la propia historia con sus heridas, sus huidas y sus límites. En este sentido el protagonista se explica su pasado, en una vuelta atrás y a su antiguo barrio, para recordar su juventud y seguir viviendo. Algo semejante apuntaba Olvídate de mí (2004) de Michel Gondry cuando nos recordaba la necesidad de la memoria para seguir creciendo como personas.
 

  • La curación de las heridas

Es frecuente que el cine narre historia de jóvenes que entran un proceso de aceptación de las heridas de su historia. Así en la película alemana Cuatro minutos (2006) de Chris Kraus se nos cuenta la historia de una joven violenta recluida en una institución penitenciaria que a través del piano y el seguimiento de una anciana profesora consigue superar un pasado de abusos y sufrimiento. Algo que también se destaca en Vete y vive(2005) de Radu Mihaileanu, donde todo el itinerario personal busca recuperar la pérdida de la madre y de las propia raíces del joven protagonista. También Expiación (2007) de Joe Wright nos cuenta la historia de la asunción de una culpa infantil que marca a la joven protagonista. Las historias de reconciliación son siempre sugerentes en la dirección de tomar tierra en la realidad personal.
 

  • Las caminos de maduración

Los caminos naturales de maduración con sus luchas, avances y pruebas aparecen en películas comoSentido y sensibilidad (1995) de Ang Lee, El señor Ibrahim y las flores del Corán (2003) de François Dupeyron;El indomable Will Hunting o Descubriendo a Forrester (2000) de Gus Van Sant. Este género de película de iniciación posee la capacidad de ofrecer modelos de identificación positiva que permiten la elaboración personal.
 

  • Recobrar la realidad social

En este sentido el terreno del documental tiene el poder de purificar de la ficción como huida de lo real. El documental permite acercar a la realidad y puede ofrecer un cauce para conectar al joven con el mundo real. Así aunque plantean una más exigente disposición para acoger pueden ser un excelente ejercicio de cambio de la mirada. Aquí son interesantes propuestas como En construcción (2001) de José Luis Guerín, La espalda del mundo (2000) de Javier Corcuera o los famosos documentales de denuncia de Michale Moore como Bowling for Columbine (2002), Fahrenheit 9/11 (2004).
 

  1. El cine como icono y relato

 
La finalidad esencial del arte es enseñar a vivir y a morir. Desde aquí es posible un descubrimiento del cine como relato e icono que abren al sentido y a la dimensión espiritual. Cuando el joven se sitúa críticamente ante la función idolátrica de las imágenes y ha realizado un proceso de purificación personalizada estamos en condiciones de un nuevo salto cualitativo, encontrarse con el icono de hace visible el Invisible.
 
3.1. El encuentro con el Icono
 
El icono es una imagen traspasada por una realidad que le supera. Al icono no solamente se le mira como espectador sino que el icono nos mira actuando tanto como provocador como también de sugeridor de una Presencia que viene de más allá. Este cruce de miradas se produce un intercambio el espectador pasa a ser interlocutor.
En el cine que llamamos espiritual es posible este salto porque la autenticidad de las historia contadas por permiten reconocer una presencia que apunta hacia Dios. En este sentido estas imágenes son evocadoras de forma implícita del Invisible. esta es la clave del cine que llamamos espiritual.
¿Qué características tienen estas imágenes susceptibles de actuar como iconos? Su primer rasgo es la humildad. Para dejar ver detrás son figuras que no ocultan sus limitaciones, ni su propia pobreza. Han superado los medios excepcionales, los FX digitales, la arrogancia de lo espectacular y el sentimentalismo pseudo dramático. En este sentido pueden ser imágenes sencillas y por lo tanto austeras en iluminación, puesta en escena, efectos sonoros y musicales o en la condición de estrellas del reparto.
Pero, a la vez y este sería el segundo rasgo, tendrán que ser imágenes que transpasen hacia una significación que viene de más allá. El poder simbólico de la imagen que dice de más la convierte en metáfora de sentido. Es frecuente así que directores consagrados comercialmente en medio de su producción habitual emprendan obras “distintas”, donde la carga de significación es más profunda y en la que se alejan del sometimiento a las reglas del negocio cinematográfico. Ejemplos como Wim Wenders en Tierra de abundancia(2004) o Zhang Yimou en La búsqueda (2005), nos indican hasta que punto los medios baratos pueden garantizar mejor la imagen iconográfica con poder de sentido.
 
3.2.           Aprendiendo a contemplar la verdad de la bondad
 
La propuesta educativa plantea una triple dinámica, por una parte desde la dimensión formal aprendiendo a mirar, por otra desde la dimensión del sentido profundo y por último desde la dimensión ética que busca el bien. Esta opción educativa de volver a los trascendentales del ser para buscar através de ellos la huella de Dios se convierte en una cuestión clave para descubrir el Icono. Hay películas que permiten caminar en esta dirección y que han de ser propuestas a los jóvenes con la intecionalidad de que se acerquen al Misterio de Dios.
 

  • La otra mirada

El progreso del espectador hacia el interlocutor exige una maduración de la mirada que le permita contemplar la belleza. El canon de la belleza salta ante la actitud contemplativa. Hay películas que exigen al que las mira un cambio de posición, por ejemplo para ver Una historia verdadera (1999) de David Lynch o El camino a casa (1999) de Zhang Yimou es necesario una transformación de la sensibilidad. Así es posible que lo feo se pueda convertir en bello si el que contempla es capaz de ver lo representado desde más allá. Este ejercicio de la experiencia estética no ha quedado anulado en el joven consumidor de imágenes. Hay que educar para recobrar una mirada transparente capaz de ver lo que habitualmente no se ve, de escuchar lo que normalmente no se recibe. En esta dirección la experiencia de El gran silencio (2005) de Philip Gröning es muy significativa, hay un deseo contemplativo escondido que es necesario rescatar de una invasión de planos opacos y vacíos. Directores como Alexander Sokurov (Días de eclipse, 1988; Madre e hijo 1997,) quieren recobrar la belleza de los antiguos iconos transformando la imagen filmada para que diga de una nueva belleza que ve lo real de forma distinta extrayéndole su propia densidad.
 

  • La búsqueda de la verdad

El enfrentamiento con la verdad supone recobrar la capacidad de representación de la imagen respecto del prototipo. La imagen no ha de esconder la verdad de lo real sino que puede mostrarlo. La interpretación subjetiva se enfrenta al poder de lo que es frente a la relatividad de cada interpretación. Cuando las imágenes sobrecogen señalando la verdad, descubriendo las artimañas que esconden manipulando, entonces son imágenes. Hay que proponer a los jóvenes este tipo de películas. En este sentido el género documental vuelve a ser una importante reserva de estas búsquedas. También la ficción permite abordar cuestiones desde una dinámica escrutadora que reconoce como la verdad de esconde a la vez que se manifiesta. Aquí seria interesante citar las obras de dilemas morales como El Decálogo (1989) de Kieslowski, Las llaves de casa (2004) Gianni Amelio o Después de la boda(2006) de Susanne Bier
 

  • Los iconos de la bondad

El cine presenta en sus relatos frecuentemente de la inocencia de la bondad. Así películas como El color del paraíso (1999) de Majid Majidi, Sophie Scoll: los últimos días (2005) de Marc Rothemund o En América (2002) de Jim Sheridan pueden abrir una larga lista de película que recorren toda la historia del cine y que vendrían del la Gelsomina de La strada (1954) de Fellini, el personaje de Soni en Vania de la calle 42 (1994) de Louis Malle o la misma protagonista de La boda de Tuya (2006) de Wong Quan’an.
La presencia de la bondad también se da en películas desgarradas que muestran como en medio del drama emergen la bondad como señal de identidad de lo humano. Aquí las historia de redención nos abren sus puertas en películas como Disparando a perros (2005) de Michael Caton-Jones, Hijos de un mismo Dios (2001) de Yurek Bogayevicz, Crash (2004) de Paul Haggis o La vida es bella (1998) de Roberto Benigni.
La experiencia de estos cuatro años de la Semana del Cine Espiritual (www.setmanacinemaespiritual.org) nos ha mostrado hasta que punto este cine tiene un poder educativo y transformador. El hecho de que centros educativos de once ciudades y más de 20.000 jóvenes reclamen estas experiencias es un indicador de su importancia y vigencia.
 

  1. La comunicación audiovisual como arte

 
En la era digital el proceso educativo y pastoral con los jóvenes pasa por dar el salto para ponerse detrás de la cámara y crear las imágenes. No se trata simplemente de adquirir determinadas habilidades tecnológicas para usar estas herramientas. Se trata de aprender la otra mirada precisamente poniéndose a grabar la realidad con otra perspectiva.
 
4.1. La actividad creadora como salto del espectador al artista
 
El acto creador tiene en sí mismo un poder transformador que plantea unas exigencias propias que a su vez supone saltos cualitativos que desde el punto de vista educativo son imprescindibles.
Cuando los coreógrafos de Esto es ritmo (2004) Thomas Grube y Enrique Sánchez Lansch, plantean a los jóvenes de los institutos de Berlín preparar unas danzas para la una representación de “ La consagración de la primavera” de Ígor Stravinski acompañados por la Orquesta Filarmónica de Berlín, no imaginaban el esfuerzo que aquello iba a suponer. Este documental nos muestra hasta que punto educar supone alentar la capacidad de silencio interior, promover la capacidad de sacrificio o colaborar con otros de forma positiva. Así las exigencias educativas se contrastan más por la realización de experiencias que por la asunción de contenidos. En este sentido la creación de imágenes es un terreno privilegiado.
En Los chicos del coro (2004) de Christophe Barratier se nos presenta de una forma idealizada y esquemática hasta que punto las opciones educativas exigen enfrentar a la sensibilidad y al arte a aquellos que aparentemente están menos dotados y se encuentran en “El fondo del estanque”. En este caso será la música la que asume un papel educativo y trasformador de las personas.
 
4.2. Creadores de imágenes
 
Desde el punto de vista educativo y pastoral con los jóvenes la acción creativa supone un elemento continuo de contraste del proceso. Así el desenmascaramiento de ídolos, la purificación de las imágenes y el reconocimiento de la belleza de los iconos de la bondad suponen paralelamente el acto creador que plantea un nuevo protagonismo.
La experiencia del certamen Cortos con Fondo (www.curtsambfons.org), organizado desde el Departamento de Cine del Arzobispado de Barcelona, con los centros temáticos de solidaridad, cooperación al Desarrollo, la realidad de los jóvenes y los valores Espirituales ha sido un estímulo en esta dirección. Después de recibir más de 200 cortometrajes, la mayoría de ellos realizados por jóvenes, creemos en la importancia de proponer este tipo de cuestiones para la realización audiovisual.
 

PEIO SÁNCHEZ