El diseño, expresión de emociones

1 marzo 2009

La estética al servicio de la pastoral con jóvenes

Francisco Javier Carabaño Rodriguez
 
En mi diploma pone algo así como arquitecto o diseñador de interiores, pero a parte de dedicarme al interiorismo, he tenido la oportunidad de trabajar en otros campos relacionados con mi profesión, como son la escenografía, el diseño gráfico e industrial, eventos…, es decir, todo aquello que tiene que ver con esa palabra idolatrada por unos y condenada por otros: DISEÑO.
También soy antiguo alumno salesiano y desde hace ya algunos años, dedico parte de mi tiempo libre a educar desde el tiempo libre a niños en riesgo de exclusión. Coordino un grupo de monitores en el sector de acción social del Centro Juvenil Salesiano de Atocha perteneciente a los salesianos de Madrid.
Leyendo estos dos primeros párrafos sobre mis orígenes y añadiendo otras experiencias personales, como encuentros (Campobosco) y diversaspascuas juveniles a lo largo de mi vida, es fácil atar cabos y entender, como he llegado hasta aquí. Además, no hay que darle muchas vueltas, pero cuando destacamos en algo por pequeño que parezca (es decir, esos talentos que tenemos cada uno) es rápidamente captado por nuestros salesianos y casi sin darnos cuenta nos meten en líos de todo tipo. Líos que por otra parte no sólo no nos arrepentimos de estar en ellos y con ellos, sino que además les tenemos que dar las gracias, porque por lo general nos aporta un crecimiento personal. Acabamos recibiendo mucho más de lo que podemos dar con nuestro trabajo o dedicación, como es mi caso.
Pues bien, de este camino que supuso el Forum de Pastoral con Jóvenes y de todo lo que me sucedió allí, desde mi punto de vista como diseñador y cristiano, es de lo que os voy a hablar aquí, y de paso, intentar haceros ver como el diseño no tiene por qué ser tan frívolo a cómo estamos acostumbrados a valorarlo y además, aporta grandes valores a la pastoral con jóvenes.
¿Qué me propusieron? La idea matriz era desarrollar un proyecto con una componente de diseño muy fuerte, moderna y actual, con la que los jóvenes pudieran identificarse, huyendo de los clásicos eventos simples y aburridos, pero sin caer por ello en algo excesivamente sofisticado, frío y sin sentimientos. Todo lo contrario, queríamos un diseño capaz de transmitir los contenidos, sensaciones e intenciones que rebosaban desde la coordinadora del evento y que depositaron su confianza en mi a través, de Rosendo Soler (salesiano y director del Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil)  y Raquel  Pérez (de la institución teresiana y  coordinadora nacional de Acit Joven).
Además de explicaros el desarrollo y significado  del proyecto, me gustaría haceros partícipes de algo quizá más importante: la experiencia que supuso para mí trabajar desde y con el voluntariado en un trabajo profesional, que inevitablemente tuvo sobre mí repercusiones positivas de índole humana, afectiva, espiritual …, y su correspondiente proyección hacia el grupo de gente que trabajaba conmigo.
 

  1. El encargo

 
Hacía  principios o mediados de septiembre del 2008, recibí una llamada de Miguel Ángel García Morcuende (salesiano y delegado de la pastoral juvenil de Madrid). Desde la amistad, la confianza y conocedor de mi profesión me comentó algo así como: ¿Podrías echar una mano para asesorar y unificar criterios en la “decoración” de un evento de pastoral con jóvenes que se hace en noviembre?Este fue el germen de algo que lejos de ser una tarde asesorando a un grupo de gente, se convertiría en un intenso proyecto en el que estuve trabajando aproximadamente mes y medio hasta la inauguración. Cierto es, que mi primera reacción fue un tanto desconfiada y recelosa, me explico, cómo ya he dicho antes todos conocemos lo que se suele entender por decoración y diseño en un evento religioso de este tipo. Sinceramente, no tenía ni tiempo ni ganas de embarcarme en un proyecto sin creatividad, que no me reportara ningún beneficio económico y que además incidiera sobre la imagen e iconos típicos de la Iglesia, por no nombrar los cartelitos, globitos, florecitas y demás recursos sin coherencia utilizados en muchos sitios, cierto es, que en dichos casos simplemente rellenan espacios y no tienen la aspiración de ser transmisores. Es necesario siempre pensar y tener claro los objetivos y prioridades del evento.
No obstante, decidí tener una entrevista con Rosendo (del cual ya he mencionado su relación en todo esto) con la intención de aclarar los conceptos y criterios de diseño bajo los que pretendían que trabajara. Lo primero que hizo fue enseñarme la cartelería y la publicidad que anunciaban el Fórum. Rápidamente se me quitaron los miedos y pude comprobar que se trataba de un proyecto muy fresco, con diseño moderno y en el que precisamente se me pedía ser muy creativo.
Antes de abordar cualquier proyecto complejo de diseño, resulta indispensable que alguien (el cliente o su representante) te comente sus intenciones, necesidades, criterio estético, etc. (más o menos a esto es a lo que se le llama briefing). Empezaré por tanto a contaros y analizaros las condiciones concretas para el FPJ que me fueron transmitidas.
– Del propio nombre extraemos el motivo del evento y las fechas, cosa importante ya que había poco tiempo para desarrollarlo. El subtítulo en este caso también tuvo su importancia, “caminar por las alturas” (Hab 3,19), ya que de ella podríamos haber sacado incluso una posible estética o el color predominante (el azul celeste) para aplicarlo a nuestro diseño.
– Los asistentes en principio serían jóvenes de entre 18 a 35 años, monitores y agentes de pastoral juvenil.
– El concepto de enredar, es decir, trabajar en conjunto, comunicarse, conectarse, soldarse, establecer lazos,  en definitiva crear una red de relacionesentre los diferentes miembros y entidades que componen la Iglesia Católica, con el objetivo de trabajar juntos. Y de paso darnos cuenta de que la Iglesia somos una.
– La imagen de una iglesia abierta, dialogante, con un ambiente fresco y sonriente.
Comunión y encuentro.
– En cuanto a los contenidos no insistiré aquí ya que es objetivo de otros artículos de esta revista, simplemente nombrarlos: el ayer, el hoy y el futuro de la pastoral con jóvenes.
– Localización: Palacio Municipal de Congresos de la Comunidad de Madrid, con un auditorio para 2000 personas, 7 salas de diferentes tamaños, hall, pasillos y áreas de exposiciones. Como entenderéis, es fundamental conocer el espacio. Primero por las dimensiones, que en este caso es evidente que son enormes). Segundo por la iluminación ambiental y las condiciones de implantación de tu proyecto (colocar cosas en las paredes, electricidad, salidas de emergencia, etc). Y tercero por la logística e infraestructura del recinto, la ubicación, los horarios, los accesos, etc.
– La capacidad económica del cliente, que va extremadamente relacionada con el punto anterior, ya que no es lo mismo distribuir dinero para una habitación que para 6.000 o 7.000 m2 . En este proyecto había muy poco dinero destinado al diseño para unos espacios singularmente grandes. Cierto es, que a medida que el proyecto se fue desarrollando fueron aprobadas sucesivas ampliaciones del presupuesto según las necesidades sin ningún tipo de inconveniente por la dirección del evento.
 

  1. Las ideas

 
Tras varios días pensando y reflexionando sobre todo lo que quería transmitir el FPJ (porque a la gente que trabajamos en cosas “creativas”, generalmente no se nos ocurren las ideas de la noche a la mañana, sino que solemos tener un periodo largo de meditación, investigación y búsqueda de antecedentes), las ideas empezaron a amontonarse en la cabeza buscando una salida en el papel: dibujos, pruebas de color, construcciones inviables técnica y económicamente, hasta que finalmente empezó a tomar forma.
Por una parte ya he comentado la importancia de tener un concepto fuerte y que de coherencia al trabajo, ya que este nos ayudará a desarrollar todos los puntos del proyecto. Parte de este concepto ya había sido investigado por otra persona, Pepe Montalvá, el diseñador gráfico encargado de la imagen previa al FPJ. Su trabajo constituyó una buena base para cimentar mi proyecto, no tendría ningún sentido ni podría hablar de coherencia si no hubiera respetado la estética que ya estaba creada y que empezaba a asociarse al evento. De ella extraje, por ejemplo, el color verde, la imagen de la vegetación enredándose, el azul celeste,…
Por otro lado, sería importante comentar la gran implicación que supuso para mi este trabajo. Uno, como cristiano y nuestro compromiso evangelizador. Dos, por tener la posibilidad de traducir una serie de conceptos y valores con los que me siento plenamente identificado, por los que lucho diariamente. Tres, que encima pudiera hacerlo desde el trabajo que yo mismo había elegido y preparado para ello (a estas alturas habréis comprobado que mi profesión me apasiona y  ayuda a crecer como persona). Cuatro y último, pero no por ello menos importante,  como educador convencido de jóvenes.
Con todo esto, mi mente y mi corazón se pusieron a producir. Quería que la gente tuviera muy claro que la Iglesia somos una, aunque eso sí, está formada por muchísimas agrupaciones-comunidades, pero todas nos juntamos bajo el mismo techo y debíamos trabajar unidos. Por aquí empezaba a entender lo que acabaría siendo la pieza central: la pérgola-árbol. Investigué los símbolos que mejor podrían identificar a una Iglesia madre de todos, que pudiera representar el crecimiento, la unión, la vida… claramente enseguida encontré la forma de el árbol. Busqué aquellas que estéticamente se hubieran tratado a lo largo de la historia como simbología en pintura, escultura e incluso diseño ycartelería. Finalmente se impuso la forma del baobá, de cuyo simbolismo podríamos hablar largo y tendido, pero del que sólo comentaré que su gran tronco transmitía a la perfección la sensación de hogar que quería conseguir y que estructuralmente, su forma permitiría realizar las operaciones y trabajos de diseño y escenografía a las que se destinaría, como por ejemplo pasar por debajo. Sinteticé entonces su forma tanto en el tronco como en las ramas para actualizar su imagen a criterios modernos de diseño, pensando además, en que habría que cortarlo y montarlo. Es decir, hacerlo viable mecánica y constructivamente, que tuviera dimensiones adecuadas para los espacios a los que iría destinado, los radios de curvatura, etc.
La pieza se trabajó de la siguiente manera: Tras diversas pruebas elegí un material que permitiera la suficiente resistencia al corte y manipulado posterior, además de ofrecerme óptimas garantías de seguridad en cuanto a su estabilidad y flexibilidad que conllevaría el paso de la gente durante el evento y su correspondiente manipulación en los traslados, montaje y desmontaje. A su vez, me puse la condición de que sirviera para varias ocasiones y pudiera ser utilizado en otros acontecimientos (por aquello de no diseñar algo para tres días y tirarlo a la basura sin miramientos, o lo que es lo mismo, tirar el dinero).
En un cuadrado de 3×3 metros se inscribía la forma del árbol (posteriormente pintado de verde) que sería utilizada colocada dos a dos como elementos de soporte para exponer fotografías, folletos, revistas, manifiestos,etc, de las diferentes agrupaciones y movimientos asistentes, de tal forma que colgaran de las ramas como si fueran las propias hojas del árbol. Aquí el simbolismo entre Iglesia y el trabajo de sus componentes (ramas) es prácticamente directo, en cambio en la siguiente parte, la pérgola, jugué a abstraer un poco más los símbolos (me encanta sugerir a la gente, intentando moverla a pensar más allá de lo que aparentemente se nos muestra). Con el vacío que dejaba la forma del árbol en el cuadrado (pintado en azul) construiríamos la pérgola central, que intencionadamente encontrabas a la entrada y daba paso al auditorio. Uniendo varios cuadrados de estos, formábamos módulos convenientemente arriostrados con un pulcro trabajo de carpintería, que construyeron un pasillo de unos 10 o 12 metros por el que la gente podía caminar de una forma más o menos íntima hacia la sala principal del auditorio.
Por supuesto no había nada gratuito en esto, el hecho de que fuera un pasillo intentaba hacer que la gente tuviera constancia de donde se encontraba y que al mismo tiempo, dejara a un lado el ruido y el estrés de la ciudad. Para ello caminaba unos metros escuchando una música muy tranquila, un poco mezcla de varios tipos (por supuesto nada comercial, no tanto por ser un fenómeno de masas sino porque no se escuchara nada especialmente reconocible que distrajera la atención del caminante), en su marcha como si se trata de las hojas de un árbol, caían de un estructura superior hojas de papel traslucido en dos tonos de verde con todos los nombres de las entidades participantes. El propio aire de la entrada al edificio hacia que el papel se moviera acompasadamente como si de un bosque mágico se tratara, un bosque donde el árbol-Madre Iglesia tenía un montón de hojas con un montón de nombres personales quienes le daban volumen y unión. En las hojas verdes aparecían los nombres, mientras que las blancas, que salpicaban la trama de las verdes a diferentes alturas todas ellas, simbolizaban la presencia de Dios entre nosotros. En todo esto alternamos también bombillas tipo globo a baja tensión (más grandes de lo normal y buscando que solo se iluminara el filamento) a diferentes alturas que daban la calidez lumínica apropiada a la instalación.
Para seguir transformando el frío espacio del hall de entrada, incluimos unos curiosos árboles-exposición donde las entidades colgaban sus trítpticos, fotos, etc. También se colocaron una serie de cajas sueltas o en grupos pequeños, forradas con diferentes papeles de pared en motivos vegetales, que claro está, también tenían su significado, en parte siguiendo la estética propuesta por el diseñador gráfico, (estableciendo coherencia al conjunto estético deFórum) y por otro lado como simbolismo de la semilla que ha dado fruto o el propio crecimientos de las plantas, ambos símbolos de vida.
Analizando los flujos de gente que podría haber entre la planta baja, primera y segunda, decidí colocar la parte de exposiciones y concursos en la primera planta. Y una zona donde poder descansar o charlar tranquilamente en la segunda (buscando una íntima comunicación  con la sala de oración que también se encontraba en esta planta).
La zona de exposición de cortos se realizó fabricando una serie de muros con cajas de cartón pintadas en diferentes colores que ya habían aparecido en el diseño gráfico de FPJ (alternando el blanco, los claros y los oscuros quienes daban ritmo al conjunto). Rediseñé la imagen del Cristo Vive y del Buen Pastor para hacer unas plantillas que se pudieran pintar con grafittis. Y en algunos muros dejamos huecos libres para colocar una televisión donde se proyectaran los cortometrajes. Los rótulos de dichos vídeos se escribieron encima de las cajas directamente, usando plantillas de letras y rotuladores de colores. En general se intentaba buscar la frescura y la improvisación de la calle, con su forma de expresarse, libre y sin coacción.
En la segunda planta, que sería la última para el acceso de los participantes, se diseñó un ambiente que pretendía ser muy hogareño y relajado, que la gente pudiera sentarse más o menos íntimamente, charlar y compartir experiencias. Para ello diseñé dos módulos-habitación (uno más grande que otro) fabricado una vez más con cajas, pero en este caso forradas con papeles de motivos barrocos y renacentistas (los típicos de las paredes). Los módulos siempre formaban una “L” en planta para dar la sensación de acogida. Entre los módulos se dispersaron una serie de sillas y mesas viejas de los años 50, 60 y 70 (todo ello prestado), que se sumaban a esa calidez de las casas antiguas. También fabricamos una lámpara que diseñe simplemente con un perchero y dos o tres pantallas esféricas, que simbólicamente representaban la luz que aportan los pastores y educadores en las reuniones de jóvenes, la luz como guía, la luz que ilumina en la oscuridad…
Ya sólo me queda comentar en cuanto a diseño, que parte de las piezas azules como las que sirvieron para hacer la pérgola-árbol, se utilizaron para montar las cabeceras de las mesas de cada sala de comunicaciones y dinámicas. Esta vez, se colocaba el panel azul sobre una estructura de madera estrecha y el hueco dejado por la forma del árbol, era cubierto por una tela blanca que seretroiluminaría con un foco desde la parte de arriba, de forma que la persona que hablaba quedaba protegido en cierta forma por el árbol (recordar lo que simbolizaba…).
Además, dentro del Auditorio, en la parte central del escenario, para dar profundidad se colocaron otros tres bastidores retroiluminados (simbolizando la trinidad). Durante los dos primeros días permanecieron en el color blanco-amarillo que daba el foco, pero como despedida y con ocasión de la celebración de la eucaristía, les pusimos un filtro verde, símbolo de esperanza. Uno de los lados del escenario se destinó a los numerosos músicos y el otro dio cabida al “rincón de la palabra”, un bastidor similar a los otros, pero más pequeño cuyaretroiluminación se conseguía con una video-proyección de unos textos cuyo movimiento y tiempos también fueron estudiados.
 

  1. Las personas

 
Sería imposible hablar sobre el diseño del Forum y no hacer referencia a las personas que aparecieron en su desarrollo como por arte de magia. Podríamos dividir el proyecto en dos partes bien diferenciadas, por un lado la más técnica, es decir, la pérgola y todo lo que tenía que ver con los paneles recortados y los bastidores de madera. Y por el otro, todo el trabajo que tenía que ver con las cajas (forrado, pintura, ensamblado), limpieza de muebles, fabricación de lámparas, premontajes, etc. Más que sencillo, podríamos decir que esta parte era controlable por manos no profesionales, mientras que la otra no. El trabajo del equipo B, como denominé a este segundo grupo, fue desarrollado íntegramente en los locales del Centro Juvenil Salesiano de Atocha con el consentimiento y colaboración de su director Miguel Ángel Olivares.
Pero quizá el papel más importante que desempeño Miguel Ángel fue conmigo, en su forma de estar presente en mis decisiones, ya que constantemente me obligaba a reflexionar sobre el grupo y sobre el trabajo que realizaban. Tanto el equipo A como el equipo B estaba formado por adultos y jóvenes que regalaron gran parte de su tiempo libre y mucho esfuerzo. Había que ser conscientes de que no se estaba trabajando con profesionales y todo lo que ello implica, para bien y para mal.
 
En cuanto al trabajo del equipo A decir, que prácticamente fue desarrollado en la obra salesiana de “Las Naves” en  Alcalá de Henares. Allí se llevó a cabo la producción que requería una mano de obra más especializada (bastidores para la pérgola, la madera, la pintura, la electricidad). De todas formas aunque hable de trabajo más técnico, realmente la única mano profesional fue la del carpintero, quien realizó un trabajo extremadamente delicado, cuidado y muy pensado  para simplificar costes y esfuerzos. Los trabajos de electricidad se realizaron con los chicos de los talleres del proyectosocial de “Las Naves”, bajo la supervisión de su profesor quien dedicó a esto mucho más tiempo del que disponía.
Otra persona fundamental en todo el proyecto, del que no estaríamos hablando sino hubiera decido prácticamente todo su tiempo durante las semanas anteriores al Fórum, es Juan Crespo (salesiano y miembro del Centro Nacional Salesiano de Pastoral Juvenil), en el que además de un buen amigo encontré una “mano derecha” en la que depositar absolutamente toda mi confianza y en quien poder delegar. Prácticamente el equipo B dependía de él, localizaba lo materiales, organizaba los horarios y sistemas de trabajo, etc. Mi labor aquí se reducía a supervisar cada noche el trabajo, permitiéndome centrarme en el equipo A, que eran los que realmente necesitaban de mis conocimientos técnicos. Mencionar una vez más a Raquel y Rosendo, quienes primero desde la amistad y segundo desde su posición en la coordinadora del FPJ se encargaban día y noche de que no me faltara ni me fallara nada en lo referente a la logística y transportes, además de ser dos fuertes apoyos que nunca escatimaron en ilusión y palabras de ánimo antes y durante el desarrollo del proyecto.
 

  1. La experiencia y el equipo

 
Quizá más grande que el proyecto técnico fue el proyecto de las personas. Durante el FPJ en momentos puntuarles entraron en juego una serie de personajes claves, que curiosamente, y después de meditarlo mucho, se que sino hubiera sido por ellos, dudo que el diseño del Fórum hubiera salido adelante.
Empezando por el grupo de voluntarios y amigos que incondicionalmente trabajaron en Atocha durante las dos semanas antes del evento dispuestos a todo lo que se pidiera. Pasando por la cesión de los espacios de las diferentes comunidades salesianas. Continuando por el carpintero (estrechamente ligado a la comunidad salesiana de Alcalá de Henares) quien se comprometió a desarrollar todas las estructuras y trabajos en madera, cuando todos los anteriores lo rechazaban y tachaban de inviable. Y como estos, muchos más de los que no hemos hablado…
En el terreno personal desde las personas que tras días agotadores y moral baja, no sólo tenían palabras de aliento, sino que decían: ¡aquí están mis manos!, ¿en qué te puedo ayudar? O los que eran capaces de ver por mí cuando el trabajo nublaba los sentidos y el corazón. Porque al trabajar con voluntarios, mientras que algunos podrían ver mano de obra barata a la que explotar, yo veía amigos, compañeros y gente a la que no conocía pero que lo estaba dando todo por un proyecto común, ya no sólo el diseño de Fórum, sino el concepto que el FPJ promovía y defendía. A toda esa gente está claro que no les puedes tratar como empleados, es más, aunque están trabajando para ti, eres tú el que debes estar a su servicio, preocuparte por ellos y preguntándoles cómo están… Simplemente mirarles, pero no desde arriba, aunque seas el “jefe” o coordinador, sino desde su lado, observando lo que hacen, aconsejando y corrigiendo si es necesario, pero también retirándoles del trabajo si ellos mismos no se dan cuenta de que necesitan un descanso. Todos ellos, desde los chicos que ayudaban, hasta los adultos que coordinaban, me han enseñado.
 

  1. Conclusiones

 
A mi juicio las claves del éxito en el desarrollo del proyecto han sido dos:
– Desde el punto de vista del diseño, la total confianza que se me dio desde un principio para interpretar los conceptos que querían transmitir. Prácticamente los bocetos que hice se han hecho realidad sin sufrir alteraciones sustanciales, cosa que agradezco, ya que cada uno estamos formados y preparados para algo en concreto y es fundamental que se fíen de tus consejos y aportaciones.
– Desde el punto de vista humano (además de lo ya comentado), mientras que antes pedía a unos que se fiaran de que mi propuesta era la adecuada a sus necesidades, ahora en cambio, necesitaba que la gente confiara en lo que están haciendo, que puedieran mirar más allá de unos árboles o unas cajas de colores,que puedieran ver el proyecto común de la Iglesia que se está generando a través de su trabajo.
 
La pastoral no está reñida con el buen diseño y el buen gusto, y si es con jóvenes resulta ineludible tenerlo en cuenta, es más, lejos de quedarse en algo estético os he intentado enseñar como puede estar cargado de valores y significados, convirtiéndose en un medio muy fuerte y directo para transmitir y hacer que llegue a los jóvenes. ¿Quién no es capaz de apreciar, sobrecogerse y orar con una canción interpretada con una voz bonita? A mi modo de ver, lo mismo pasa con la estética.
Asumo que mucha gente no halla profundizado en todos y cada uno de los pequeños detalles de este proyecto, pero me consta que al menos han podido disfrutar de una experiencia diferente y lo mejor de todo, que posiblemente cada uno halla hecho una libre interpretación basada en las sensaciones, sentimientos e incluso el estado de ánimo que tuvieran en el momento de verlo. Convirtiendo por tanto la obra en algo vivo que trasciende por encima de mis intenciones y planteamientos iniciales.
Mi más sincero agradecimiento a Carles Such (escolapio y coordinador delFórum de Pastoral con Jóvenes) por tener la idea de FPJ, confiar en mí y dejarme ser partícipe de ella desde lo que elegí ser. Y sobre todo a todas aquellas personas que dieron su tiempo y dijeron: ¡Aquí están mis manos! ¿Qué puedo hacer?
 

Javier  Carabaño