Parábola para educadores
Cuando venga el Maestro por excelencia, y separe a unos de otros, los educadores (ya sean profesores, catequistas, monitores deportivos, de tiempo libre… y tantísimas personas dedicadas al sublime oficio de formar mentes y corazones) tendrán, cómo no, su particular examen.
Entonces el Maestro les separará en dos grupos y dirá a los de un lado:
–Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque fui a vuestro encuentro y me escuchasteis, sin importaros en absoluto trastocar los planes que teníais para ese día.
Vine de lejos e intercedisteis una, dos, tres… tantas veces como fue necesario para hacerme uno más dentro del grupo.
Mi autoestima, debido a mis escasas capacidades, estaba por el suelo, y no parasteis hasta que mi moral subió unos cuantos enteros.
Pasé una temporada chunga y, pacientemente, aguantasteis mis malos modales y mis faltas de respeto.
Me metí en problemas y no os importó dar la cara por mí, sin que la vergüenza sonrojara vuestros rostros.
Y entonces éstos le dirán al Señor:
–¿Y cuando sucedió todo esto?
Y el Maestro os responderá:
–Os aseguro que cuando lo hicisteis con cada uno de los jóvenes que yo mismo os envié, conmigo lo hicisteis.
Después dirá a los del otro lado:
–Apartaos de mí, malditos.
Porque fui a vuestro encuentro y, después de mirar el reloj varias veces y ojear una y otra vez la agenda, me distéis cita para dos semanas más tarde.
Vine de lejos y durante cinco minutos estuvisteis hablando solemnemente al grupo sobre la diversidad y la integración.
Estaba deprimido y me hablasteis de psicólogos, orientadores y gente especializada.
Pasé una temporada mala y a la primera falta de respeto me mandasteis a casa, amenazándome con expedientes y denuncias.
Me metí en problemas y el comentario vuestro y de vuestros colegas de profesión fue machaconamente el mismo: “Ya sabíamos todos dónde iba a acabar.”
Entonces éstos también preguntarán:
–¿Pero cuándo sucedió todo esto?
Y él os responderá:
–Os aseguro que cuando lo hicisteis con cada uno de los jóvenes que yo mismo os envié, conmigo lo hicisteis.
E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
José María Escudero
Para hacer
El conocido texto de Mateo 25 está aquí traducido y referido a la educación. ¿Que nos llama la atención de esta versión?
Repasar la lista de acogida y rechazo de los demás, especialmente de aquellos a quienes educamos. ¿Cuáles de estas características podríamos firmar nosotros?