El Sobre

1 enero 1997

A un conocido mío, presidente de una comunidad de vecinos, le tocó contratar unas refor­mas en la escalera del edificio en el que vive. Anduvo la cuadrila de obreros por allí, y el hombre, padre de dos niños, de ocho y diez años, extendió al término de los trabajos el che­que correspondiente. Se fueron los operarios, y esa noche mi amigo entró en el dormitorio de los niños a darles el beso ritual de despedida. Pero al abrir la puerta sorprendió una agi­tación especial, un revuelo de sábanas, un crujir de papeles que se ocultan.
«¿Qué escondéis ahí?», preguntó ceñudo, cumpliendo con su cometido de padre cabal; y arrancó de las manos de sus retoños un sobre con 10.000 pesetas en billetes de mil. «¿Y es­to?», se asombró. «Nos lo ha dado don Venancio, que es muy simpático». Don venancio, en fin, era el contratista de las obras, un Einstein del chanchullo y la mordida que, antes de abandonar el edificio, había decidido dar un sobre a los hijos del presidente de la comuni­dad, en previsión de las obras futuras. “No se lo contéis a vuestros padres”, había dicho al untarles. Eso si que es hacer publicidad indirecta y renovar con admirable ingenio nuestra patria inclinación al roldanismo.
 
Mi conocido convocó al contratista y obligó a sus hijos a devolver el sobre, pero no sé si ha­brá conseguido contrarrestar la influencia que ese dinero fácil y clandestino puede haber te­nido en la educación de los chavales. Increíble país este en el que los niños empiezan a reci­bir sobornos a domicilio y antes de haber cumplido los diez años. Con semejante caldo de cultivo no es de extrañar que las criaturas acaben creyendo que la corrupción es el mejor medio para llegar a lo más alto, por ejemplo a presidente de un banco o de un Gobierno, o incluso a la prisión de Carabanchel, tan surtida de prohombres de la patria.
Rosa Montero
«El País», 26.11.96
 
PARA HACER

  1. Trabajar con este texto como si fuera un ejemplo de dilema moral para educar en valores o un estudio de casos. Para ello, fotocopiarlo o copiarlo en dos partes (los dos primeros párrafos y el tercero por separado).
  2. Se entregan los dos primeros párrafos. Después de su lectura todos comentan lo que en ellos se narra. Posteriormente pueden centrarse en las siguientes o preguntas:

–         ¿Qué nos parece la actitud del contratista? ¿Por qué?
–         ¿Qué hubieras hecho en caso de haber sido uno de los hijos?
–         ¿Qué crees que hizo el padre? ¿Qué tenía que haber hecho?

  1. Se entrega después el último párrafo:

–         ¿Estamos de acuerdo con lo que hizo el padre? ¿Qué otra cosa podría haber hecho?
–          ¿Estamos de acuerdo con lo que dice la periodista? ¿Qué más conclusiones se pueden sacar de ese hecho?

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