El valor de sir educador

1 septiembre 1998

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Al inicio del curso escolar ofrecemos una serie de documentos que nos pue­den ayudar ser más conscientes de nuestra tarea educativa. En ellos se abordan diversos aspectos, que van desde la identidad personal como profesionales al aná­lisis de situaciones de fracaso entre los alumnos.
 
`Quieren ser documentos de trabajo: unos textos que pueden servirnos para co­municar nuestras, experiencias, contrastar opiniones, dialogar sobre los diversos puntos de vista y tomas de postura, implicarnos personal y colectivamente en la tarea educativa de una forma determinada, etc. Son, por lo tanto, documentos-pa­ra el diálogo, el contraste, la comunicación y la implicación.
 
Sabemos que cambiamos poco a poco y que la asunción de nuevas actitudes educativas es muy lenta, pero confiamos en el cambio y creemos que merece la pena compartir preocupaciones, expec­tativas y experiencias para ir incorpo­rándolo lentamente. Ese sentido y objeti­vo tienen las breves propuestas que se ofrecen como pautas de trabajo. Encua­dramos todo dentro del «valor para ser educador»: necesitamos creernos lo que hacemos (eso nos ayudará a valer de ve­ras) y tener conciencia de que la tarea educativa merece la pena aunque se ne­cesita valor para llevarla a cabo con dig­nidad y eficacia en estos momentos.
 

QUIÉNES SOMOS

 

Sentido y objetivos

Un estudio realizado por la Fundación Encuentro en 1996 y publicado este año
en curso, refleja que los profesores ven a los padres con estas características: per­misividad, falta de verdadero conoci­miento del hijo, tendencia a disculparlo, falta de preparación, se encuentran per­didos y sin saber qué hacer con los hijos que plantean Un problema que apenas sale de lo normal… Les ven comer protec­tores y asustados ante la precocidad de los más pequeños v ante las exigencias de los adolescentes.
A la vez, el estudie) aporta también una tipología de profesores dibujada por ellos mismos. En estos nos vamos a cen­trar. ¿Nos vemos reflejados en ella? ¿En qué tipo? ¿Cómo es  nuestra visión de los padres? ¿Cómo hacer efectivo el encuen­tro entre los actores de la educación (pa­dres y profesores), que es posible, in­dispensable y urgente„,?
Todas (-,¡las son preguntas muy serias que podemos abordar al principio de curso. Su tratamiento no puede llevarse a cabo lejos del humor.
 

Documento

Nueve tipos de profesores dibujados por ellos mismos

El vocacional. A él se apunta un sector importante del protesorado. Incluye ese plus tras­cendente que encierra su tarea.
El profesional. Tipo destacado con menos énfasis y menor consenso que el anterior, pe­ro que se abre paso poco a poco. No es que los demás no sean o no se sientan profesio­nales, sino que surge un nuevo tipo de maestro que pretende que se le valore estricta­mente como profesional de la instrucción. Su trabajo es enseñar unas determinadas ma­terias sin que tengan gire exigírselo otros cometidos.
El demócrata. Estilo elegido a la hora de relacionarse con los alumnos, caracterizado so­bre todo por la participación y la cercanía. Éste es un rasgo al que se adscribe la mayo­ría de este colectivo.
El ilusionado. Contagia alegría. Tipo o rasgo con el que muchos coinciden, por entender que el alumno aprende si el profesor enseña con entusiasmo y actitud motivadora.
El paciente. Normalmente persona experimentada, que ha aprendido a ponerse metas posibles, a controlar el estrés, a no querer llegar a todo, moderando sus expectativas.
El maternal. Concibe su función armo una continuación  reedición de actitudes fami­liares. Es un tipo generalmente más ligado a idiosincrasias determinadas que a plante­amientos pedagógicos.
El adulto joven. ‘Tiende a cierto talante de «eterno joven» presente en muchos docentes por la necesidad de sïntonizar con los alumnos.
El estresado. Rasgo que muchos adjudican a todo el colectivo de docentes como una de sus características actuales. Sin embargo, la mayoría de ellos no lo hacen suyo cuando se definen a sí mismos.
El individualista. Reticente a trabajar en equipo. Se evade y se refugia en si mismo para evitar los problemas o simplemente para no trabajar.
 
 
 

Propuesta de trabajo

 

  1. Después de leer las características de los diversos tipos, aplicárselo a sí mismo. Puntuar del 1 al 5 (poca, algo, suficiente, bastante, mucho) según que esas ca­racterísticas se den en cada uno. Ponerlo después en común.
  2. Al realizar el punto anterior se puede ver lo que dicen los demás y puntuarles a ellos devolviéndoles la imagen externa.
  3. Todo ello ha de hacerse con cierto humor. Y el humor puede ir más allá: repre­sentar situaciones escolares o familiares (hechos en clase, actitudes en los claus­tros o departamentos, reuniones con padres… en las que se ven representado ca­da uno de los tipos).

 

2.QUE PERSPECTIVA DE LA EDUCACIÓN TENEMOS

Sentido y objetivos

Resulta urgente articular nuevas for­mas de encuentro entre la familia y la es­cuela. Para ello es necesario conocer có­mo ha variado la perspectiva de la edu­cación en la sociedad. Aquí ofrecemos un esquema que nos puede ayudar.
La familia está llamada a ejercer una función mediadora entre la información que el hijo recibe y los modos de proce­sarla. La educación se ofrecerá corno apertura de posibilidades, diversidad de estilos y exigencias de calidad. El profe­
sor, instructor y especialista en aprendi­zajes, enseñará a los alumnos a aprender y a valerse por si mismos.
Tanto padres como profesores tendrán un objetivo educativo: ayudar a sus hijos o alumnos a ser personas. Ser personas autónomas y a la vez responsables y soli­darias con su mundo y su entorno más cercano, es el logro que nos cuesta la vida.
Con este esquema podemos descubrir qué espera la sociedad de los educado­res, cómo hemos actuado, cómo estamos actuando y qué: deberemos hacer en el futuro… para educar

Documento

Evolución de las perspectivas sobre la educación en la sociedad española
 
 
 

PASADO PRESENTE FUTURO
ESCUELA
Llevaba la iniciativa edu­cativa y la familia apoya­ba. Había pocas fuentes de información para el niño. Líneas paralelas y fun­ciones claramente: distin­tas. Muchas  heterogéne­as y, a veces, contradicto­rias fuentes de informa­ción para el niño. Profesional experto y es­pecialista.
PROFESOR Maestro Instructor y maestro. Papeles acumulados jun­to a otros, por delegación o ausencias. Profesional experto y es­pecialista.
EDUCAR Transmitir lo que estaba claro Discernir para aclararse. Ofrecer/abrir desde un estilo propio de: la fami­lia, de la escuela, dentro de una gran diversidad de opciones y formas.
PADRES Autoridad / Seguros. Protección / Perplejos. Soporte/Críticos.
SER PADRES Se sabe educar, es algo innato (implícito). Más preocupación por la educación, pero no se sa­be cómo. Formación continua.
CONTEXTO Sociedad como espacio. Sociedad como obstácu­lo. Necesidad de aprendiza­jes
EDUCAR Aprovechar lo que se te­nía. Los ideales.
 
.
Elegir medios adecuados.
EDUCAR.. «Como me educaron» … de otra         manera, pero ¿,cómo? …como conjunto de retos puntuales y apertura a…
VALORES Las normas. Los ideales. Los objetivos­
FAMILIAS Estilos educativas analo­gos. Estilos educativos im­provisados, según ensa­yo-error. Calidad de personas.
PADRE MADRE Papeles repartidos y complementarios. Ensayo de nuevos pape­les e inicio de intercam­bio de competencias. Papeles intercambiables, sumativos, sin perder la propia riqueza indivi­dual.
OBJETIVO Aprovechar los recursos Calidad de vida. Calidad de personas.
Familia: «Me dieron lo que pudieron». Individuos: «Dar todo lo que yo pueda y no tuve». Personas en relación: «Dar lo que el hijo necesite pa­ra su relación personal y social»_

 
 
 
 
 
 
 

Propuestas de trabajo

 
Antes de leer el documento, se puede dar una plantilla con los mismos conceptos que aquí se ofrecen. Cada uno los rellena según como creen que se dan en nues­tro centro o en nuestro ambiente. Después comparan con lo que aquí se ofrece. Hacer una lectura diacrónica de las tres columnas: ¿Qué predomina en nuestro ambiente? Dialogar sobre cada concepto.
¿Qué tendríamos que hacer para educar para el futuro? Sacar cinco conclusiones al final.
 

3.CÓMO SOMOS Y QUÉ HACEMOS

 Sentido y objetivos

Ser un profesor de altura no es fácil. De las docenas que a cada uno nos han dado clase, sólo unos pocos han dejado su impronta en nosotros. Del resto, a la vuelta de los años, no recordamos ni su nombre ni los contenidos de su asigna­tura. Por otra parte, no de los problemas más serios de los docentes es el bajo con­cepto que se tiene de ellos o que ellos mismos tienen de sí mismos. Por eso vie­ne bien recalcar aquellos aspectos que
mejoran su autoconcepto y que le ayu­dan a adquirir y mantener gran prestigio profesional. O sea, descubrir y practicar aquello que le ayuda a ser un buen pro­fesor, un profesor de altura.
El buen profesor contagia ilusión hacia su asignatura y hacia la profesión docen­te, vibra con la materia que se imparte y la hace atractiva. El desencantado, ruti­nario y sin garra, aburre. ¿Cómo actua­mos nosotros? Con esta lista de actitu­des, queremos descubrir cómo dejar im­pronta en los alumnos.
 

Documento

Requisitos del prestigio profesional

 
Éstos son algunos rasgos que configuran el prestigio profesional del profesor:
 

  1. Vibra con la materia que imparte, la hace atractiva y fija con claridad y sencillez los conceptos básicos.
  2. La experiencia de un curso le sirve para los siguientes: guarda ejemplos claros, po­ne especial énfasis en los aspectos más importantes o difíciles de asimilar.
  3. Introduce nuevos aspectos que va aprendiendo como consecuencia de sus estudios para estar al día.
  4. No repite monótonamente la misma lección año tras año.
  5. Su claridad de ideas se refleja en el orden en la exposición, de tal modo que la ma­yoría puede tomar unos buenos apuntes.
  6. Condensa la sabiduría de años haciéndola accesible a sus alumnos.
  7. PreparaSUSclases todos los días aunque sea brevemente. Se acuerda dónde va en la materia a desarrollar y tiene a punto el material auxiliar.
  8. Sabe hacer preguntas sugerentes y ayuda al alumno a adquirir rigor intelectual.
  9. Entronca bien los intereses de sus alumnos con los de la asignatura. Descubre nue­vos interrogantes que ayudan a mantener la atención.
  10. Tiene humildad intelectual y no pretende responder todo a todos. Reconoce sus limitaciones y busca, junto con el alumno, la solución del problema planteado.
  11. No echa las culpas del bajo nivel a profesores anteriores.
  12. No tiene como motivo de orgullo un alto porcentaje de suspensos. Puede ser be­névolo o duro, pero siempre procura ser justo.
  13. Tiene la inquietud permanente de mejorar en el conocimiento de la ciencia y su didáctica.
  14. Su modo de dar clase se adecua a la edad y nivel de los alumnos que tiene en cla­se.
  15. Dentro de sus posibilidades, procura ser ameno; sabe que sin ello es difícil man­tener la atención largo tiempo).
  16. Le interesan otras asignaturas y sabe hacer relaciones y aplicaciones muy útiles para el alumno).
  17. Enseña el método de trabajo más idóneo para aprender su asignatura.
  18. Sus exámenes están bien pensados y no resultan desagradablemente sorprenden­tes.
  19. No busca el lucimiento personal. Piensa en los demás.
  20. Se da cuenta de que hay otras asignaturas, y no pretende que trabajen sólo la su­ya.
  21. Atiende las peticiones razonables que le hacen sus alumnos y nunca humilla a quien pregunta.
  22. Es generoso a la hora de formar a otros, sabiendo dedicarles tiempo y esfuerzo.
  23. No busca ser original por vanidad, pero no se ajusta a moldes por rutina o pere­za intelectual.
  24. Consigue que sus alumnos aprendan de modo duradero y enseña a pensar.
  25. No se conforma nunca con un nivel de calidad profesional ya adquirido, sino que busca mejorar cada día.
  26. Tiene paciencia para repetir e ir al ritmo de asimilación de sus alumnos.
  27. Es práctico y comprueba con frecuencia si es entendido por sus alumnos.
  28. Tiene mucha ilusión, pero no piensa que su asignatura es el centro del universo.
  29. Aprende algo de todos sus colegas.
  30. Saca el máximo rendimiento de cada alumno.

 

Propuestas de trabajo

 

  1. Leer personalmente estos rasgos, aparentemente sencillos. Pensar cómo se van dando en cada uno: cuáles tiene, cuáles no, cuáles le han dado mejor resultado, cuales son menos efectivos, cuales son realizables, etc.
  2. Lo anterior se puede hacer puntuando del 1 al 5 (poco, algo, suficiente, bastan­te, mucho) según el grado en que esos requisitos se dan en cada uno. Ponerlo después en común en parejas o en grupos de tres o cuatro personas.
  3. Elegir cada uno los tres rasgos que considera más importantes. Presentarlo en el pequeño grupo, aportando las causas.
  4. Elegir en el pequeño grupo los cinco rasgos más importantes, síntesis de lo que cada uno ha aportado. Presentarlos al grupo general y sacar conclusiones de lo que ha salido. Buscar medios para llevarlos a cabo.
  5. El hecho de seguir los pasos anteriores entre profesores del mismo nivel facilita­rá llevar a cabo la tarea y ayudará a compartir experiencias y a concretas líneas de acción…
  6. Señalar otros aspectos no presentes en la lista y que de hecho le ayudan a cada uno a impartir una enseñanza de calidad.

 

4.QUÉ PODEMOS HACER

Sentido y objetivos

El estrés se está convirtiendo en una de las principales causas de bajas labora­les entre los docentes y va estando cada ver más presente entre los alumnos. Es lógico: el mundo de la educación es co­mo un microcosmos de la sociedad y, co­mo tal, los factores que contribuyen a crear estrés en ésta también están pre­sentes en el entorno escolar. Problemas como el exceso de trabajo, las responsa­bilidades, la falta de tiempo, las decisio­nes urgentes, requieren una habilidad es­pecial para sobrevivir a ellos y superar­los. Muchos profesores se encuentran presionados desde distintos ámbitos (pa­dres, alumnos, puestos directivos…). De la misma forma muchos alumnos se en­cuentran presionados por diversas cir­cunstancias.
Los problemas del estrés son muchos, pero la sociedad, consciente de ello, ha favorecido técnicas para controlarlo. Hay organizaciones que se ocupan de curar el estrés en el mismo lugar de tra­bajo, pero el mejor tratamiento es la pre­vención.
Los directores de los centros escolares tienen hoy una responsabilidad añadi­da: reducir el estrés en la escuela. He aquí algunas orientaciones que pueden tener en cuenta para reducir el estrés de profesores y alumnos. Por eso mismo, conocer las causas del estrés puede ayu­dar también a los profesores a actuar de otro manera con ellos mismos y con sus alumnos.

Documento

Orientaciones para reducir el estrés en la escuela

Controlar las causas

El mejor tratamiento del estrés es prevenirlo, y por lo tanto, controlar sus causas.
Suavizar el exceso de trabajo
Los profesores suelen estar sobrecargados por tareas que se pueden aliviar con un uso inteligente de los recursos. Algunos problemas se pueden evitar antes de que co­miencen.
Reducir la preocupación por la falta de tiempo
Paradójicamente la puntualidad es una solución: marcar fechas tope para las tareas y cumplirlas.
Capacitar a los trabajadores para asumirr responsabilidades
Como son: fijar prioridades, delegar responsabilidades, conceder el derecho a tomar decisiones.
Preparar a los educadores para el cambio y el futuro
Los cambios son inevitables, y asumirlos ayudará a utilizar el tiempo eficientemente. Manifestar abiertamente las expectativas servirá para ajustarse a los cambios.
Asegurar la satisfacción en el trabajo
Un trabajo que se hace con gusto, u no siempre ligado a la productividad, evita muchos de los problemas.
Crear una atmósfera de confianza
Temas como: la credibilidad de las personas, el respeto, la profesionalidad en las si­tuaciones de crisis.
Criticas constructivas
Según Goleman, para que una crítica sea ingeniosa es necesario que sea específica, que ofrezca soluciones, que la entrevista sea personal y que se muestre sensibilidad. No basta con mostrar buena voluntad sino también estar dispuesto a reconocer las razones del otro. Sin olvidar que el problema, algunas veces, no se va a poder resolver de in­mediato.
Mantener un comportamiento atento
Ser conscientes de las dificultades diarias que encuentran los profesores y dar pasos efectivos para suprimirlas. Un liderazgo amistoso produce normalmente lealtad y de­dicación eficaz a la tarea.
Tolerar comportamientos excéntricos
No todos tienen que entrar por el mismo carril. Muchas personas podrán aportar ras­gos distintivos de su personalidad. Lo bueno sería aprender a tomar con humor algu­nos comportamientos.
Ser generosos en el reconocimiento
 
Los logros individuales y en grupo deben ser reconocidos en público, lo que servirá de estímulo para los demás y subrayará la importancia del trabajo en equipo.
 
Estimular la responsabilidad personal en el control del estrés
Muchos somos conscientes de las cosas que ayudan a reducir el estrés, pero unir el compor­tamiento con el conocimiento, a veces, requiere motivación y ejemplo.
 Cuidado de la salud física
 Ejercicio, descanso, nutrición.
Salud emocional
 
Los especialistas insisten en la importancia de unas relaciones sanas como amorti­guadores de los efectos perjudiciales del estrés. El humor suaviza los problemas, y el optimismo está vinculado al éxito.

Participar en actividades exteriores

 Hobbies, ocupaciones varias, etc.
 Importancia de los tiempos de silencio
Los tiempos de reflexión y silencio en entornos adecuados nos protegen el caos y nos preparan para la resolución de problemas.
NASSP, «Padres y Maestros», 236 (1998)
 

Propuestas de trabajo

                  

  1. Leer esos rasgos preventivos. ¿Se dan entre nosotros? ¿Qué tendríamosque ha­cer para que se dieran más y en mayor cantidad?
  2. ¿Qué aspectos concretos podemos decir al equipo de dirección de modo que nos facilite la tarea de prevenir comportamientos de estrés?
  3. ¿En qué tendríaquecambiar cada uno sin esperar que cambien los demás? podríamos hacer entre todos?
  4. Aplicar estos rasgos a los alumnos: ¿Qué podemos hacer para ayudarlos y redu­cir su estrés?

 
 

CÓMO PODEMOS REFLEXIONAR

Sentido y objetivos

El siguiente documento incluye las re­flexiones que un educador del Colegio Sa­lesiano de Orense escribió a partir de un hecho del que fue protagonista. Fueran preparadas para el saludo matinal «Bue­nos días», y por lo tanto para ser leídas
por el educador y escuchadas por todos los alumnos. Dejamos el documento tal cual fue escrito. Con él podemos abordar diversos temas: nuestra sensibilidad an­te los acontecimientos, nuestra implica­ción ante el hecho educativo, nuestra puesta al día, nuestros valores y los de los alumnos, etc.

Documento

Buenos días… sobre amar

 
SALUSTIO es uno de los grandes historiadores romanos. Una de sus obras se ti­tula La Guerra de Yugurta. Este personaje, primero amigo y aliado de los romanos, a los que ayudó con sus tropas en el asedio y toma de Numancia, se atrevió más tarde a de­clarar la guerra a Roma. Pues, bien, escribe Salustio que, en cierta ocasión alguien pro­nunció una frase contra Yugurta y que esta frase «penetró en el corazón de Yugurta más profundamente de lo que uno hubiera podido imaginar» (Quod verbum in pectus Yu­gurtae altius quam quisque ratus erat descendit).
Al que os habla le sucedió algo parecido, si es lícito comparar lo pequeño con lo gran­de, como recuerda el poeta latino. Llevo clavada en el corazón, como un arpón balle­nero, una frase con la que me obsequió -creo que de manera espontánea y sin mayor malicia- un alumno de los últimos cursos.
Situemos la escena. Primer recreo de la mañana; desciendo las amplias y empinadas escaleras que conducen al centro juvenil, me asomo al jardín que mira al río. Allí algu­nos de vosotros charlan en grupos, otros dan cuentas de sus gusanillos o pipas y no fal­ta alguna pareja que, ajena a cuanto la rodea, comparte sentimientos y afectos… En aquel momento, les advertí que en tiempo de recreo, en un colegio salesiano y con tan­ta ropa tendida -léase alumnos de tan distintas edades-, era oportuno evitar ciertas ma­nifestaciones afectivas.
En aquel preciso momento, alguien lanzó la frase: «Usted está atrasado». ¡O di Inmortales!, exclamé en mis adentros, y sentí que a mi frente subía el calor de la sangre, como si me hubiera alcanzado el redondo proyectil de plomo lanzado por una honda baleárica (Los habitantes de las Baleares eran famosos en la antigüedad por su destre­za en el manejo de la honda.).
Y, más tarde, con calma y sosiego pensé: ¿será cierto?
– Y recordaba mi todavía reciente estancia en Roma donde había escuchado con de­voción al profesor Schepens, salesiano belga, profundo conocedor de la situación actual de la juventud europea.
– Y me venían a la memoria las sabias lecciones del historiador Pietro Stella, el más fi­no conocedor del Sistema Preventivo, vivido por Don Bosco.
– Y recordaba lecturas hechas en el curso. ¿Me habrían transportado al pasado libros y títulos tan sugerentes como: Viaje hacia uno mismo, o El valor de educar, de autor tan po­co sospechoso de atraso como Savater, o El amor inteligente, o el simpático Edad del pavo o Carta a una maestra, o el bestseller Inteligencia emocional, de Goleman.
– Sin olvidar al maestro del Ars amandi, el que describe que, «sin advertirlo sintió có­mo los fuegos del amor se encendían en su corazón» (Esto traducen los esforzados la­tinistas de COU).
NO permiten los Buenos Días largas reflexiones. Os ofrezco sólo algunos pensa­mientos.
«Es fácil enamorarse, quedarse deslumbrado ante alguien, pero muy dificil mantener el enamoramiento. El amor auténtico tiene poco que ver con esa especie de gelatina emo­cional o de mermelada afectiva tan en boga a través de las revistas del corazón y de los medios de comunicación audiovisuales cuyo contenido es un romanticismo sensual». «En su comienzo todo es como una eclosión de experiencias afectivas. Para vivir un amor en profundidad y con la pretensión que sea duradero debe estar regido por la voluntad y el entendimiento».
El amor debe respetar el bien del otro, alegrarse de que pueda crecer. No debe ser po­sesivo, obsesivo, enfermizo. No abráis vuestro corazón, vuestra intimidad al primer viandante que encontréis en el camino. La ganadora del último premio Nadal -una mujer joven-, nos advierte: «Las heridas (del corazón) se cierran, pero siempre que­dan cicatrices, más o menos visibles, que volverán a molestar cuando cambie el tiem­po» (L. Etxebarria) ¡Y de cicatrices, amigos, también sabe un corazón de sacerdote!
PERO el interrogante sigue: ¿atrasado? Por si acaso, desde hace algunos días, so­bre mi mesa de trabajo, junto al crucifijo y la Biblia, he colocado la frase de un perso­naje literario. Dice, en la ficción, el doctor Cardoso a otro personaje: «Usted necesita tra­tar con los jóvenes, deje de frecuentar el pasado, frecuente el futuro.» Entorno los ojos y pienso: qué expresión más hermosa, frecuentar el futuro, ¡qué expresión más hermosa!
 

 Propuestas de trabajo

1.Leer el documento. ¿Qué nos dice?

  1. Leer el documento y juzgar la actitud del educador y la actitud de los alumnos. 3. ¿Qué hubiese hecho cada uno ante un caso así? ¿Cómo hubiese reaccionada an­te una respuesta como la del alumno?
  2. El educador habla de sus lecturas últimas. ¿Cuáles han sido las nuestras? ¿Cuáles de las que él cita conocemos? ¿Qué otras lecturas conocemos sobre el mismo te­ma?
  3. ¿Qué podamos hacer como educadores para «frecuentar el futuro»?

 
 

6.QUE PODEMOS EVITAR

Sentido y objetivos

Este texto es una figuración de su au­tor. Apareció en la revista de humor Ba­rricadas (n° 2, mayo 98). ¿Es un texto de humor? Lo podría ser si no fuera tan sangrante la realidad que refleja. ¿Es una realidad para tomarse con humor? Se
podría tomar si no fuera necesario abor­darla con la mayor seriedad del mundo. La realidad es dura y ofrece de conti­nuo situaciones como la que se describe. A veces, por tan repetida, cerramos los ojos y no la vemos. Ante ella debemos ejercer el sentido crítico y diseñar las pau­tas para entrar en acción.

Documento

Carta de un alumno fracasado

AYER cumplí catorce tacos. En clase no dije nada. Si se sabe que alguien cumple, los colegas pueden hacerte el soplavelas, o sea darte con la palma de la mano en el co­gote tantas veces como años cumples. No veas cómo te queda el casco.
Tengo ganas de ser mayor y salir de este laberinto. Mi vieja dice que ya tengo bigoti­llo, y que pronto podré trabajar y traer un jornal a casa. La pobre… se pasa las tardes viendo telenovelas y ni se entera. «Hoy el curro es un lujo laboral para benditos», creo que la frase es de uno de los hermanos Marx. Lo que sea, menos estar calentando el banco de este lugar obligatorio en el que no existo para nadie.
YO mismo dudo de que exista de verdad. Aquí estará la cultura, pero lo que ten­go claro es que la vida está afuera. Será por eso, que no me entero de la mitad de las co­sas que explican los profes. Porque estoy, pero no soy. Me cuesta aprender. Pero pienso bastante y si me lo propongo lo entiendo todo. Bueno, casi. Yo querría que lo explica­ran poco a poco, pero aquí manda el programa. Hay que dar todo el programa y si te pierdes ya puedes llamar al Lobatón ese.
Hace un mes vino un psicólogo y me pasó unos tests, como una lista de preguntas ra­ras. Ayer el nota me llamó y me dio el regalo de cumpleaños. Que por mi actitud, bla, bla y tal y tal, no he aprovechado los años de escuela. Vamos, que he fracasado. En el papelito que me dio pone que un servidor «no ha sabido acumular el capital cultural que la escuela le ha ofrecido». Luego se puso en plan amiguete y me dijo que como yo hay muchos, que no valen para estudiar pero valen para otras cosas. No me dijo cuáles otras… O sea que soy «un burro con gafas», pero por educación no me lo dijo.
CREO que es la escuela la que no ha sabido mostrar su valor para mí. Yo soy al­guien, una persona, no un fantasma sin ideas. Ya sé que estoy a medio camino entre la infancia y el bigote total. Pero, si no he aprendido todos esos programas que me he tra­gado, es también porque ellos no han hecho bien su trabajo.
Mi vieja nunca me ha dicho que soy un tonto fracasado. Ella dice que soy un poco ta­rambana, que no sé qué significa, pero suena cariñoso. No como ésos, que te-dan-un non golpecito en la espalda amistosamente y te pegan la etiqueta de fracasado escolar. Eso es todo lo que la escuela me ha dado a mis catorce años. Bueno, catorce y un día.
 
IVÁN VIKINSKI
 

 Propuestas de trabajo

 
l . Leer el documento. ¿Qué dice? Ver lo temas que aparecen; violencia entre com­pañeros, necesidad de ser mayor, mundo laboral, «la vida está fuera», programas, etc..

  1. ¿Qué nos dice? Hacer examen de conciencia y de consciencia: ver cómo actua­mos…
  2. Las ideas que se abordan en él. ¿Qué pensamos de lo que dice? ¿Cuál es nues­tra actitud ante esa realidad? ¿Cuál sería nuestra respuesta?
  3. ¿Conocemos alguna situación como la ahí narrada? ¿Cómo actuamos ante ella? ¿Qué debelamos hacer?
  4. Escribir un breve carta dirigida a ese alumno y que sea contestación a lo que él dice.

 

7.DÓNDE PODEMOS ENCONTRAR LA ESCUELA

 Sentido y objetivos

El siguiente texto forma parte del dis­curso pronunciado por el terciario capu­chino José Antonio López en la inaugura­ción de la Fundación Universitaria «Luis Amigó». Puede reflejar una realidad muy presente en algunos ambientes de Hispanoamérica, pero a otros niveles, está presente en cualquier ambiente educativo cercano a nosotros. Tendría­mos que tener ojos para ver y oídos para oír. Y corazón para sentir.
A partir de él podemos realizar un se­rio análisis crítico de la realidad tan do­lorosa de algunas personas, sobre todo adolescentes y jóvenes, que están entre nosotros pero no encuentran cabida a nuestro lado y tienen que buscarla en otros sitios. Por lo tanto, no se ha de te­ner en cuenta solamente en los centros de educación especial o en los ambientes marginales. Ellos y ellas, con su vida, sea ésta como sea, son nuestra escuela.

Documento

Maestro: yo quiero ser tu escuela

 
MAESTRO: No fui o no volví a la escuela por muchos motivos: por descuido de mis padres, por su pobreza, porque me quedaba lejos, porque no me gustaba, porque había maestros que no me querían…

  • No fui o no volví a la escuela porque mis amigos tampoco iban, porque tuve que tra­bajar y me explotaban cuando aún no tenía fuerzas; porque me maltrataban en casa, porque no lograron hacerme vivir la experiencia del juego de los niños y sólo encon­tré el gozo de tirar piedras y quebrar bombillas.
  • No fui a la escuela o me volé de ella porque a mi barrio o a mi pueblo llegaban de tanto en tanto unos señores, muy ilustres ellos, y pedían el voto de los grandes ha­ciéndoles promesas, pero después se iban y todo quedaba lo mismo, las casas sin agua, las calles destrozadas, los árboles ausentes, las escuelas sinsillas,las cárceles repletas… No daba gusto vivir en un barrio donde los hombres sin empleo maltratan a sus mujeres, no cuidan de sus hijos y gastan su impaciencia en riñas, en robos, y co­mo pueden, aniquilan su mente y su historia en tristes borracheras.
  • Por eso, Maestro, no fui a la escuela o me volé de ella.
  • Yo crecí libre, con una libertad que de algún modo me permitía ser yo mismo. Supe a tiempo cambiar el encierro de mi casa o de mi escuela por el espacio libre de las ca­sas sin fronteras, bajo puentes sin puertas ni ventanas, y en espacios de tiempo de las noches cuyo límite era la llega del día. Supe deambular por todas partes haciendo cuanto quise. Los muchachos mayores me enseñaron la fuerza de la fuerza…
  • ¿Para qué la Patria? ¿Para qué la familia? Sí, así sueltos, podía sobrevivir a mis tris­tezas y crecer con amigos que en el día sabían conseguir lo necesario y en la noche compartían conmigo el calor de sus cuerpos.
  • No lo olvides: soytu escuela. Yo,el muchacho de la calle, el drogadicto, el que está pre­so o perseguido, aprendiz de prostituta o que no ha aprendido nada de la vida. Pero soy tu escuela. Si quisieras dejarme, no harías nada. Fracasarías en tu vocación, porque tú, para crecer, tienes que crecer conmigo. Serás mejor si me haces mejor; serás persona si me ayudas a serlo…

Y oye lo que te digo… Parece una blasfemia y con temor la digo: Encontrarás a Dios si te quedas conmigo.
 
 

 Propuestas de trabajo

l . Analizar las causas por las que se sugiere el texto el absentismo escolar. ¿Cómo se dan entre nosotros? ¿Qué influencias tienen en la tarea educativa?

  1. Ver las razones que aporta para seguir así. ¿Cómo se dan entre la gente con la que trabajamos?
  2. Escribir un breve texto (puede ser simbólico o poético, o una oración) titulado «Tú eres mi escuela».
  3. «Serás menor si me haces mejor; serás persona si me ayudas a serio…» ¿Cómo resuena en nosotros? ¿Cómo podemos aplicarlo a nuestra realidad?
  4. «Encontrarás a Dios si te quedas conmigo…» ¿Que repercusiones tiene para

nuestra pastoral la forma de encauzar nuestra tarea educativa?
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