El viaje de los Reyes Magos

1 diciembre 1999

CERNUDA Y CRÉMER: «REINTERPRETAR EL VIAJE DE LOS MAGOS

 
En el sentido más primario viajar es buscar. La Iglesia Católica fija la búsqueda de unos magos siguiendo una estrella y lo que encuentran en el evangelio canónico de Mateo (2,1-12). Ese viaje se convierte en patrimonio de la cultura occidental. Me atrevo a ofrecer aquí una «re-escritura», reinterpretación y reactualización del mismo siguiendo a dos poetas españoles: Cernuda y Crémer.
 
 
 
Luis Cernuda (Sevilla, 1902-México 1963), por la Guerra Civil y por la Dictadura de Franco, tomó el camino del exilio y exiliado murió.
Victoriano Crémer (Burgos, 1906-) creó en León, con Eugenio de Nora y algunos otros, la revista de poesía «Espadaña», bastión de una poesía «realista», «desgarrada», frente a la poesía «triunfal» que favorecía el Estado franquista.
Ambos poetas viven en la misma circunstancia histórica, un país en el que el catolicismo se ha impuesto, tras una Guerra Civil: una catolicismo «triunfante», oficial y excluyente de los que no quieren ser «católicos».
 
El poema de Cernuda —La adoración de los Magos— consta de cinco partes en las que «escuchamos» distintas voces. En la tercera que aquí recogemos, vemos que el viaje de búsqueda fue un fracaso, que conduce al protagonista a la decepción y el desencanto; notas también presentes en el mundo actual.
En cambio, en el poema de Crémer —Melchor— el viaje de búsqueda es una invitación a «desnudarnos» de lo superficial y encontrarnos con lo esencial: igualmente una buena invitación para los momentos que vivimos.
 
 
Luis Cernuda: «La adoración de los Magos»
 
Era aquel que cruzábamos, camino
abandonado entre arenales,
con una higuera seca, un pozo, y el asilo
de una choza desierta bajo el frío.
Lejos, subiendo entre unos riscos,
iba el pastor junto a sus flacas cabras negras.
Cuando tras de la noche larga la luz vino,
irisando la escarcha sobre nuestros vestidos,
faltas de convicción las cosas escaparon
como un sueño interrumpido.
 
Padecíamos hambre, gran fatiga.
Al lado de la choza hallamos una viña
donde un racimo quedaba todavía,
seco, que ni los pájaros lo habían
querido. Nosotros lo tomamos:
del polvo y agrio vino el paladar teñía.
Era bueno el descanso, pero
en quietud la indiferencia del paisaje aísla,
y añoramos la marcha, la fiebre de la ida.
 
Vimos la estrella hacia lo alto
que estaba inmóvil, pálida como el agua
en la irrupción del día, una respuesta dando
con su brillo tardío del milagro
sobre la choza. Los muros sin cobijo
y el dintel roto se abrían hacia el campo,
desvalidos. Nuestro fervor helado
se volvió como el viento de aquel páramo.
Dimos el alto. Todos descabalgaron.
Al entrar en la choza, refugiados
una mujer y un viejo sólo hallamos.
Pero alguien más había en la cabaña:
un niño entre sus brazos la mujer guardaba.
Esperamos un dios, una presencia
radiante e imperiosa, cuya vista es la gracia,
y cuya privación idéntica a la noche
del amante celoso sin la amada.
Hallamos una vida como la nuestra, humana,
gritando lastimosa, con ojos que miraban
dolientes, bajo el peso de su alma
sometida al destino de las almas,
cosecha que la muerte ha de segarla.
 
Nuestros dones, aromas delicados y metales puros,
dejamos sobre el polvo, tal si la ofrenda rica
pudiera hacer al dios. Pero ninguno
de nosotros su fe viva mantuvo,
y la verdad buscada sin valor quedó toda,
el mundo pobre fue, enfermo, oscuro.
Añoramos nuestra corte pomposa, las luchas y las guerras,
o las salas templadas, los baños, la sedosa
carne propicia de cuerpos aún no adultos,
o el reposo del tiempo en el jardín nocturno,
y quisimos ser hombres sin adorar a dios alguno.

III. Palinodia de la esperanza divina (Las Nubes, 1937-1940)

  1. CERNUDA,La Realidad y el Deseo (1924-1962), FCE, Madrid 1996, 177-178.

 
 
Victoriano Crémer: «Melchor»
 
 
¡Que me quitéis tanta arena
y la larga teoría
de esa monda lejanía
rendida a la noche en pena…!
 
¡Borradme del firmamento
esa nube aventurera,
y arrancadme la palmera
maniatada por el viento!
 
Sobran estrellas de plata,
y arcángeles y pastores…
(Por los altos corredores
rueda una luna escarlata).
 
¡Quitadme vaca y esquilas
y sus encajes de espuma
y el gordo buey y la bruma
bebiéndose las pupilas…!
 
¡Quítate tú, San José,
carpintero celestial…!
¡Desármame ese portal
de la falda de Belén…!
 
… que trigo el alma viajera
por ver a Dios en la cuna,
y no me dejáis: la luna,
la nube, tú y la palmera…!
 
 
Tacto Sonoro (1944)

  1. CRÉMER,Poesía Total (1944-1966), Plaza&Janés, Barcelona 21970, 47.

 
 
Cuestiones para después de la lectura
 

  1. ¿Qué es viajar?
  2. «Palinodia» significa: “Retractación pública de lo que se había dicho”. ¿De qué se retracta en el poema Luis Cernuda?
  3. Compara una poesía con otra: ¿qué encuentran los Magos de Cernuda y qué el Melchor de Crémer? ¿Cómo son los caminos que recorren?
  4. ¿Cómo se sienten los Magos de Cernuda tras el viaje?
  5. ¿Qué critica el poema de Crémer a nuestras celebraciones de Navidad y de Reyes?