En estado de buena esperanza

1 noviembre 2000

VIGILIA DE ORACIÓN EN ADVIENTO

 
A primeros del mes de Diciembre comienza el Adviento que cierra un siglo y abre la puerta al nuevo. Aquí proponemos una «vigilia de oración» para preparar este el tiempo más que nunca nuevo. La imagen que aparece junto al texto puede servir de inspiración y «presidir» de algún modo —reproduciéndola o entregando una semejante a todos los participantes— la celebración.
 
 
Ambientación y materiales
 
Preside un mural de la Virgen, en estado de buena esperanza, tapado con noticias del periódico y un muñeco con la inscripción «EGO». Delante del mural, la cuna del Niño, medio tapada por los diarios (cf. la imagen de la pág. siguiente). El Niño, colocado a la altura del seno de María, irá como apareciendo, viniendo, «naciendo»… a medida que hacemos desaparecer obstáculos.
Como fondo del póster de la Virgen y el Niño, la silueta de la parroquia, colegio, etc. Un foco ilumina todo este conjunto, además de algunas velas que «creen ambiente».
Además de los elementos apuntados, hará faltan estampas de la Virgen, papeles y bolígrafos para escribir la oración. Junto a todo esto, habrá que pensar igualmente en la distribución de lecturas, en las introducciones y cantos, etc.
 
Antes de empezar la oración
 
Comentar el esquema y ritmo de la celebración, que se entregará a cada uno en una hoja, donde además del esquema está la Palabra de Dios, el estribillo de los cantos y las pistas para la reflexión personal en los momentos de silencio.
La oración consta de tres partes: mundo, comunidad-Iglesia y yo. Habrá tres momentos de silencio para la oración personal, de unos 6 minutos cada uno, durante los cuales sonará una música de fondo. Por último, se invita a vivir con serenidad y profundidad la vigilia.
 
 
 1                                            UN MUNDO QUE ESPERA…
 
¡ Presentación
Buenas noches. Ni nuestro mundo, ni nuestra Iglesia, ni nuestras personas… son totalmente según Dios. Necesitamos que Él nazca y crezca en nosotros. Necesitamos un verdadero «adviento», especialmente a la hora de comenzar un nuevo siglo. Estamos todos «en estado de buena esperanza», como la Virgen del primer Adviento.
Esta noche venimos a orar con las pequeñas semillas de Dios, diseminadas en el macrocosmos del mundo y en el microcosmos de cada persona. ¡Cuánto falta para que Dios sea todo en todos! (1Cor 15,28). Por eso, el adviento, más en concreto, la esperanza activa que debe impulsar es una actitud y un modo de vivir profundamente cristiano. Y es que, en cierta manera, Dios está siempre «por venir».
Esto último es también lo que venimos a pedir esta noche. En nombre nuestro, de la Iglesia y del mundo: «¡Ven, Señor, Jesús!». Esta oración quiere ayudarnos a auscultar los signos actuales de su venida y a comprometernos para que Jesús esté entre nosotros.
 
¡ Canto y gesto
Cantamos: Preparad el camino… Después, se van quitando del mural las hojas del periódico y leyendo las noticias que contienen, puesto que tapan e impiden que «nazca Dios» (se deben elegir noticias, por tanto, en este sentido). Tras la lectura de cada noticia se canta o se grita: ¡Nos necesitas y te necesitamos. Ven, Señor, Jesús!
 
¡ Palabra de Dios
«La creación entera gime y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior deseando la total salvación» (Rm 8,22-23).
«Aprended a hacer el bien, buscad la justicia y defended los derechos de los pobres. Entonces de las espadas se forjarán arados y de las lanzas podaderas. Ninguna nación levantará la espada contra otra, ni se armarán para hacerse la guerra» (Is 1,16-17; 2,1-5).
«Si mejoráis realmente vuestra conducta y vuestras obras, si realmente os hacéis justicia mutuamente y no explotáis al extranjero ni al pobre, ni andáis en pos de otros dioses, entonces yo me quedaré y habitaré con vosotros” (Jer 7,5-7).
 
¡ Reflexión y oración personales (silencio y música de fondo)
ú Doy gracias a Dios por los signos de buena esperanza, de su presencia que descubro en nuestro mundo (lucha por la justicia, erradicación de la pobreza, búsqueda de la igualdad y entendimiento entre razas y regiones, etc.).
ú «Grito» a Dios para que nazca en tantas situaciones donde la humanidad sufre por la guerra o el hambre, por la injusticia o la desigualdad, por…
ú Dejo que Dios me hable e interpele a través de todos estos hechos.
 
 

 2                                            UNA IGLESIA QUE ESPERA

 
¡ Introducción
Hacer comunidades cristianas significativas para el hombre y la mujer de hoy, sobre todo, para los jóvenes, es un reto fundamental que tenemos como cristianos. No partimos de cero. Muchas personas en nuestras parroquias, en los centros juveniles, etc., están trabajando desde CÁRITAS, los grupos de catequesis, la atención a los niños en otras muchas actividades, una liturgia más viva y participativa, la oración y el contacto con la Palabra de Dios, la preocupación por los más pobres, el voluntariado y tantas otras cosas… para que nuestras comunidades cristianas sean sacramentos, humildes y sencillos, del amor de Dios. Sin embargo, queda todavía mucho por hacer. También la Iglesia está «en estado de buena esperanza», necesitada de que Dios nazca más en ella. María puede ser un buen modelo.
 
¡ Palabra de DiosLectura de Lc 1,26-38 (Anunciación).
¡ Reflexión y oración personales (silencio y música de fondo)
ú ¿Qué «cosas» me saben a Dios en nuestra Iglesia y nuestra comunidad cristiana?
ú ¿Cómo construir comunidades cristianas más significativas para los hombres y mujeres de hoy, sobre todo, para los jóvenes actuales?
ú ¿Qué compromiso tengo en mi parroquia/comunidad? ¿Qué más me pide Dios?
ú ¿Me estoy dejando tallar por Dios para que Él me vaya haciendo «piedra viva» de su Iglesia…?
 
¡ Gesto y canto
Levantarse, ir hacia el mural de la Virgen y coger una estampa de María… Mientras tanto, se canta el «Magníficat».
 
 

 3                                            YO, ¿QUÉ ESPERO?

 
¡ Introducción
Dios ya está dentro de nosotros, como quiere sugerirnos el póster que preside nuestra celebración y la estampa de María que nos llevaremos como recuerdo de este encuentro. Pero vivimos en un mundo de prisas, de actividad frenética, de escaparate y superficialidad… que no favorece la profundización. Por eso necesitamos silencio, calma, tiempo para ir descubriendo Debemos caminar descalzos, con mucho cuidado, hacia nuestro mundo interior. Con la ayuda de María revisemos nuestra propia vida. Para ello, leemos y oramos personalmente el texto «¡María…!: así nos quiere Dios» (música de fondo).
 
¡ ¡María…!: así nos quiere Dios
María, escogida por Dios por ser humilde y pobre.
María, que te sientes agraciada de Dios y con Dios; Virgen llena de Él.
María, abierta al Espíritu en el silencio y la oración, mujer confiada totalmente en Dios.
María, obediente y entregada a hacer la voluntad de Dios.
María, sencilla colaboradora de Dios en sus planes de salvación.
María, fiel a los planes y proyectos de Dios; feliz por saberte en manos de Dios.
María, dócil al Espíritu; que dices la palabra y haces el gesto que Dios te inspira.
María, que sabes ver la acción de Dios en ti y en nuestra historia.
María, que sabes descubrir a Dios en lo pequeño y en un pequeño…
María, que —bajo la acción del Espíritu— te pones en camino.
María, que —bajo la acción del Espíritu— sabes ver las necesidades de los demás.
María, que —bajo la acción del Espíritu— vas al encuentro de la persona que te necesita.
María, que —bajo la acción del Espíritu— te haces embajadora de paz.
María, que —bajo la acción del Espíritu— llevas alegría a la casa de tu prima Isabel.
María, que —bajo la acción del Espíritu— sabes esperar a Dios sirviendo al prójimo.
María, que —bajo la acción del Espíritu— evangelizas con tus  gestos de servicio.
María, que —bajo la acción del Espíritu— sientes y cuidas al Niño en tu seno.
María, que —bajo la acción del Espíritu—
te preparas para dar a luz con el ejercicio del amor a los demás.
María, que —bajo la acción del Espíritu— eres madre y nos regalas a Cristo.
María, amiga del Espíritu de Dios…
 
¡ Canto, reflexión y oración (silencio y música de fondo)
«Magníficat» de Taizé. Después reflexión y oración:
ú ¿Qué tengo de María, la mujer del adviento?
ú ¿En qué actitudes marianas debo trabajarme más y cómo?
ú Como María, ¿me abro a la acción del Espíritu?
 
¡ Gesto y canto final
Escribir anónimamente una oración y depositarla en la cuna vacía, como «paja» para que nazca encima el Niño. Leer algunos fragmentos. Por último, de pie y uniendo las manos, cantamos el «Padre nuestro».