Álvaro Ginel – Blanca Encinas – José María Escudero – Santiago Galve
Dios contigo
Cuando Dios nació,
el firmamento siguió su rumbo:
ni luceros brillantes, ni estrellas fugaces.
Cuando Dios nació,
el Universo no hizo ningún alarde gravitatorio,
ni temblores de tierra, ni repique de campanas.
Cuando Dios nació,
el mundo se despertó como cualquier día:
ni el odio cesó ni el hombre se vistió de fiesta.
Y es que, cuando Dios nació,
solamente acertó a balbucear unas letras:
¡Tu nombre!
Sí, amigo, cuando Dios nació,
se acordó de ti y te llamó por tu nombre…
Y lo sigue haciendo Navidad tras Navidad.
Ojalá que, cuando este año Dios nazca,
escuches tu nombre… ¡Sería maravilloso!
Entonces sí, el firmamento
se poblará de una inmensa luz
que disipará todo atisbo de tiniebla,
la Tierra retemblará estremecida,
el mundo se vestirá con sus mejores galas
y tú.., tu serás el primero en entonar:
“Gloria a Dios en los cielos
y paz a los hombres que en estas Navidades
escuchen su nombre de labios del Niño-Dios”.
JOSÉ MARÍA ESCUDERO
Todo empezó en aquel rincón de Belén
Navidad
es novedad.
Navidad
es un rincón
casi perdido
donde algo nuevo se prende
en la presencia callada
de un Niño como todos los niños,
pero mucho más que todos los niños.
Navidad
es una mirada nueva
que descubre el misterio
en un humilde pesebre,
en un rostro como todos los rostros,
en un día cualquiera como todos los días,
en un acontecimiento más
de los muchos que pasan por la vida,
en una palabra inesperada que se te clava en el alma,
en una pregunta sin más que te lleva a preguntarte más y más.
Navidad
es la llegada
de todo lo que esperas,
de todo lo que ansías,
de todo lo que no esperabas…
¡¡¡y llega!!!
Navidad
es hoy
y mañana
y pasado mañana
y cuando sea…
porque lo nuevo
siempre te sorprende;
nada es del todo como tú imaginabas…
Navidad
llega rompiendo esquemas:
los tuyos,
los míos,
los que hicimos aquella tarde de reunión…
¡¡Todos!!
Navidad
es Dios metiéndose en esta historia,
nuestra historia,
para alumbrar horizontes
donde parecía que el horizonte terminaba.
Navidad…
…todo comenzó en aquel rincón de Belén
y se extiende tanto, tanto,
que la meta ya no está aquí…
¡Dios sabe dónde!
Navidad
donde Dios acampe.
ÁLVARO GINEL
Mis deseos
Te deseo:
ojos para ver el misterio,
manos para ser samaritano,
pies para ser cireneo,
gusto para probar todo lo bueno,
olfato para rastrear lo nuevo.
Te deseo:
presencias que acompañen tu vida,
presencia para acompañar vidas;
acontecimientos que te hagan crecer y madurar,
que seas acontecimiento para que otros crezcan y maduren;
inquietud para buscar la verdad,
verdades que te inquieten y que te pongan en busca de la verdad;
noticias bonitas que te hagan salir hacia alguien,
alguien que sea noticia en tu vida;
tanta hartura y rutina en la vida,
que sientas necesidad de cambiar de vida;
tanta noche a tu lado,
que descubras la Luz a tu lado…
Porque está,
porque se ha hecho presente,
porque te habita (quizás sin saberlo),
porque Navidad:
es descubrir al que está.
No compras el misterio.
No compras la presencia honda.
No compras al que es regalo.
No se vende lo esencial.
No se vende el Esencial.
Dios no se vende, no.
Dios no se compra, no.
Dios es don.
Dios es regalo.
Dios es navidad.
BLANCA ENCINAS
Hoy también es Navidad
No sabemos cómo sucedería en Belén.
Pensamos que no pudo haber mucha diferencia de lo que tú,
Pablo,
muestras en esa foto de recién nacido.
Seguramente no lo recordarás,
pero basta con mirar tu carita de felicidad
para saber qué estarías pensando.
¿A que sí?
Tu madre, con el inmenso cariño de todas las madres,
te lo da todo y por eso es dichosa:
su sonrisa lo proclama.
Tu padre está atento a lo que está sucediendo,
como no queriendo perderse nada:
te mira y, debajo de su barba,
esboza un gesto como de asombro,
como de alegría, como de misterio.
Y tú, Pablo,
eres el centro de todo
y disfrutas el momento,
tu gran momento.
Y miras a tu madre
y, aunque tienes la boca llena,
tus ojos ríen.
Y todo esto como en un racimo.
El misterio del amor es así de simple.
¿Verdad, Pablo, que ahora que ya eres adolescente,
al mirar tus fotos de bebé también sonríes?
Y, ahora, tienes algunos problemas:
Ya has entrado en el mundo de los mayores,
ya vas al Instituto,
ya sabes de las guerras de los adultos,
ya conoces que hay gente mala,
ya percibes que algunos son egoístas,
ya conoces el dolor de algunos pequeños fracasos,
ya has probado la amargura de la traición de alguien que dice ser tu amigo.
Pero miras tu foto de bebé,
y allí ves siempre a tus padres.
Sabes que están contigo.
Los que creemos en Jesús,
los que sabemos del inmenso amor del buen Padre Dios
que nos ha regalado a su propio Hijo,
los que sabemos que lo único que merece la pena
es el amor,
¡qué tontos somos si no pensamos
un poco más en los que tenemos al lado
y un poco menos en nuestro egoísmo!
Este es nuestro deseo de Navidad para los que
nos consideran sus amigos.
Santiago Galve