¿Es verdad que el cristianismo ha generado civilización?

1 julio 2010

La globalización de la humanidad ha suscitado un interrogante importante, al que aún no se ha dado una respuesta aceptada por la cultura corriente: ¿Cómo es que el “mundo moderno” ha nacido en Occidente y se está difundiendo en todo el mundo? ¿Y por qué es aceptado por todos los pueblos y preferido a sus modos tradicionales de vida? O, en otras palabras: ¿Por qué desde la caída del Imperio Romano Occidente ha conocido una evolución que le ha llevado el primero a aquellas características del “mundo moderno”, en las que todos los pueblos querrían vivir?
Esta características se sintetizan en pocos conceptos: libertad, democracia, progreso científico-técnico y económico-social, derechos del hombre y de la mujer, estabilidad y seguridad en cada país, educación y asistencia sanitaria para todos, justicia basada en las leyes y no en el arbitrio de los más fuertes, justicia social entre ricos y pobres, paz entre los pueblos y las naciones.
El sociólogo estadounidense de las religiones Rodney Stark ha examinado en su libro Cómo el cristianismo ha producido libertad, progreso y riqueza las muchas respuestas que se dan al interrogante: la posición geográfica y el clima de Europa, el descubrimiento de otras tierras y continentes, la colonización, la evolución histórica y cultural favorable al progreso, el pensamiento grecorromano y muchas otras. Y juzga que todavía estas respuestas no explican por qué Occidente ha progresado y las otras partes del mundo han permanecido durante milenios bloqueadas en su desarrollo. Baste pensar en las grandes civilizaciones de China, India, Japón, Vietnam, Corea, países árabes e islámicos, América precolombina, donde no hubo ni siquiera el inicio de aquellos procesos históricos que llevaron a Occidente a la supremacía.
Rodney afirma con claridad: “Ha sido el cristianismo el que ha creado la civilización occidental. El mundo moderno ha llegado sólo a las sociedades cristianas. No al mundo islámico, no a Asia. No a una sociedad ‘laica’, porque han existido. Todos los procesos de modernización hasta ahora introducidos fuera del cristianismo han sido importados de Occidente, a menudo a través de colonizadores y misioneros”.
Este hecho histórico, que no se puede desmentir, es documentado en un modo no religioso sino laico. Han sido el Evangelio, el pensamiento de los Padres de la Iglesia y la Teología cristiana el verdadero origen del progreso de Occidente y del mundo entero. Mientras que las grandes religiones pusieron el acento en el misterio, en la meditación, en la astrología y la fuga de la realidad, el cristianismo nació de la Revelación de Dios y a través de la Biblia y Cristo ha afirmado el valor absoluto de cada persona humana “creada a imagen de Dios”, adoptando la lógica y el pensamiento deductivo y abriendo el camino a las ciencias y al progreso moderno.
Thomas E. Woods, también profesor universitario estadounidense, responde en su libro Cómo la Iglesia Católica ha construido la civilización occidental al mismo interrogante que se hace el autor anterior: ¿Cómo es que el “mundo moderno” ha nacido en Occidente y se está difundiendo en todo el mundo? ¿Por qué es aceptado por todos los pueblos y preferido a sus modos tradicionales de vida?
Demuestra, de modo muy concreto, digamos histórico, cómo las diversas “novedades” que han hecho grande a Occidente, se deben no sólo a la Palabra de Dios a Jesucristo, sino a la Iglesia Católica que en el curso de los siglos ha sostenido aquellos principios y modelos evangélicos, a veces aún con la infidelidad de papas, obispos, sacerdotes y creyentes en Cristo. La Iglesia es una institución inspirada por Dios pero hecha por hombres. El volumen recorre en varios capítulos la historia de Occidente, desde la caída del Imperio Romano a las invasiones de los pueblos “bárbaros” hasta nuestros días.
Tras el Imperio Romano, en siglos de desbandada de los pueblos occidentales, los monjes salvaron la civilización (capítulo I), luego la Iglesia fundó las universidades, la vida académica y la filosofía escolástica (capítulo II), luego las ciencias modernas y el arte moderno, el derecho internacional, la economía y el capitalismo; las obras de asistencia para los pobres y “cómo la caridad católica ha cambiado al mundo”. Los últimos capítulos “La Iglesia y el derecho occidental”, “La Iglesia y la moralidad occidental”, demuestran con hechos históricos cómo la Iglesia Católica está en el origen, por ejemplo, de la separación entre Iglesia y Estado (no así las Iglesias ortodoxas y protestantes), de la abolición de la esclavitud, de la condena de los “duelos de honor”, de la promoción de los “derechos humanos” y así sucesivamente.
Por último, Thomas E. Woods examina cómo vive “un mundo sin Dios”, cómo es hoy el Occidente que se ha separado del Evangelio y del modelo de Cristo, a veces ha incluso perseguido y marginado a la Iglesia Católica, presentándola como enemiga del progreso. Hoy, incluso la Unión Europea no reconoce las “raíces cristianas” de nuestra civilización. Una mentira y absurdo histórico.

Piero Gheddo, ZENIT.org, 9 de marzo de 2010

 
 

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