Este jueves un amigo me invitaba a la premiere en Madrid de “Rogue One”, la nueva de Star Wars. A veces uno deja aflorar su frikismo y haciendo un hueco en el caos y el ajetreo de estos días previos a Navidad me fui con él. A los dos nos gusta la saga desde hace años y nos mantenemos fieles a ella pese a la decepción de algunas de las últimas entregas.
Y ahí estábamos entre sables láser y soldados imperiales disfrazados, con un punto de incertidumbre ante lo que veríamos, pero con la misma emoción que un niño en la mañana de Reyes. La experiencia no decepcionó pero no es de lo que quería escribir, sino de una de las escenas de la película que volvía a mi cabeza al regresar en coche a casa.
En un momento de la película (espero no hacer ningún spoiler) una de las líderes de la resistencia pregunta : “¿Qué oportunidades tenemos?” y la respuesta de Jyn, la protagonista, es: “ Tenemos esperanza”. Un poco más adelante apostilla diciendo “Las rebeliones están construidas sobre la esperanza”. Y al final creo que éste puede ser uno de los mensajes centrales de esta nueva entrega de la saga de Star Wars.
Llevo toda la semana pensando en esto y en lo necesitado que está nuestro mundo, nuestra sociedad y cada uno de nosotros de esperanza. Entre crispaciones políticas, rencillas de plató de televisión, conflictos bélicos, religiosos y no sé qué más,… Hace falta, urge más bien, la esperanza. Es imperativo confiar en que las cosas pueden cambiar, en que puede haber un futuro mejor, en que los chavales con los que trabajo cada día y especialmente con los que mi amigo trabaja cada día tendrán un mañana.
Y es entonces cuando recuerdo lo que estamos a punto de celebrar. Y quiero creer que había esperanza en esa mujer embarazada que acompañada de su esposo bajaba a Belén, que había esperanza en los pastores que se asomaban a ese pesebre, que había esperanza en los sabios que andaban buscando a un niño envuelto en pañales. Quiero creer que algo ardía en su interior y que esa llama sigue viva hoy en nuestro mundo. Quiero creer que esa esperanza, esa promesa esperada sigue siendo real hoy, que podemos seguir protagonizando la rebelión que inició Jesús, la del amor, esa en la que todos tienen un lugar sin importar de donde vengan ni de los partidos ni afiliaciones, esa que anima a cambiar el mundo y hacer de él un mundo mejor. Ojalá creamos que aún tenemos una oportunidad porque es Navidad, porque un niño es nuestra esperanza.
Pedro Hernández, Coordinador General de Pastoral de Salesianos Soto del Real (Madrid)
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