ESPERANZA PARA EL MUNDO

1 octubre 1998

DOMUND ENTRE NORTE Y SUR
 
PROPONEMOS unas sencillas pautas para situar el DOMUND, revisar nuestra posición y plantear aquellas alternativas compromisos que, sin duda, se derivan de cualquier «toma de postura» frente a los temas comprendidos en todo ello.
 
«Misioneros, esperanza para el mundo».1
 
EN el mundo hay unos 200.000 mi­sioneros católicos. La octava parte, unos 25.000, son españoles. Les siguen en número los italianos, con 14.360 misione­ros; después vienen: Estados Unidos, con 5.301; Alemania, con 4.392; India, con 4.000; Irlanda, con 3.750; Holanda, con 3.080; Canadá, con 2.877; Filipinas, con 2.598; Bélgica, con 2.348; Polonia, con 1.785 y Colombia, con 1.200 misio­neros. Todos ellos no entienden su voca­ción sin acudir a los lugares más pobres de la tierra. Son una clase diferente de ONC con casi 2.000 años de existencia. Muchas veces se confunden con ellas porque trabajan unidos o porque mu­chas congregaciones religiosas las origi­nan. Su trabajo, junto a la proclamación del Evangelio, consiste en cooperación, solidaridad, sanidad, desarrollo, educa­ción y lucha por la justicia; algo que en numerosas ocasiones les ha llevado a en­frentamientos abiertos con los gobiernos de los países donde trabajan. Ellos se re­sisten a abandonar sus misiones aunque les cueste la vida: «Si te necesitan y te pi­den que te quedes, ¿cómo te vas a ir?», dicen en la mayoría de las ocasiones. Y no pocos dejan la vida en el empeño. En los últimos diez años, han muerto unos 150 misioneros.
junto a los misioneros y misioneras, además de ONGS, hay que destacar el trabajo esforzado de 400.000 catequistas.
Entre los países receptores de misione­ros, el que recibe un mayor número de ellos es Brasil, con 2.933. Le siguen Ecua­dor, Japón, Bolivia y la India, con una ci­fra que oscila entre los 1.000 y 1.400 mi­sioneros; después están Guatemala, Cos­ta de Marfil, Kenia y Zambia con unos 1.000 cada una.
La última sorpresa más interesante es la constatación de que Asia produce más misioneros de los que recibe: 8.147 por 5.508. Sorprende también que entre los doce países con más vocaciones misio­neras dos sean asiáticos (India y Filipi­nas) y uno sudamericano (Colombia).
Los misioneros, por la labor social que realizan, constituyen un inmenso moti­vo de esperanza para el mundo. Las ins­tituciones educativas, de asistencia so­cial y de beneficencia que regenta ac­tualmente la Iglesia misionera son 15.200 ambulatorios, 7.600 orfanatos, 5.650 hospitales, 750 leproserías, etc.; sin olvidar, por supuesto, la educación que presta a 31 millones de niños, adolescen­tes, jóvenes y adultos que estudian en 66.500 centros educativos.
Por añadir otro dato más directamente relacionado con el DOMUND, hay que de­cir en España se recaudaron 2.571 millo­nes de pesetas en dicha jornada. La re­caudación de 1997 supuso un aumento del 2,5 por ciento con respecto al año an­terior. Sigue siendo la diócesis de Pam­plona-Tudela la que figura a la cabeza de las recaudaciones por habitante, con 336,52 ptas. La media nacional fue de 84,7 y otras provincias que destacaron respecto de ella fueron: San Sebastián, con 276,28 ptas.; Teruel, 229,45; Barbas­tro, 224,22; y Ávila, con 202,5 ptas.
 
Desde las chabolas de Korogocho en Nairobi .2
 
VIVO en este barrio chabolista, uno de los más tristes de Nairobi. Más de cien mil personas están hacinadas en una estrecha franja de tierra entre dos torrentes. Sólo cuando uno se sumerge («desciende a los infiernos») en este mar de gente y de fango comienza a percibir el sufrimiento humano, el grito de los pobres. En el contacto con la gente, de chabola en chabola, tocas con las manos su cotidiano martirio. Un sufrimien­to en aumento: son los pobres quienes pagan la absurda política del Fondo Monetario y de la Banca Mundial; son ellos quienes pagan la lógica del mercado.
 
«Hoy he trabajado todo el día recogiendo café, me contaba entristecida una madre, y he recibido a cambio 14 chelines (alrededor de 90 pesetas). Con esto debo vivir yo, mi hijo de quince años y mis dos hijas (ambas madres solteras). ¡Pero con este dinero sólo me llega para hacer un poco de cena!» Luego, mirándome con aquella expresión noble y sufrida: «Padre, ¿hasta cuándo?»
[…] Hoy día el poder del dinero es total y totalizador: domina el mundo como un pe­queño pueblo. Nunca como hoy (tras la caída del muro de Berlín) se ha podido hablar del imperio del dinero. Nos encontramos frente al Goliat imperialista. «Este Goliat im­perialista escribe plásticamente Ched Myers, este gigante militar armado hasta los dientes que blande con una mano el arma más potente de la historia se yergue sobre la montaña de la historia insultando al pueblo de Dios (1Sam 17,4-11). Sin embargo, el po­der de las armas es tal y las exigencias del Evangelio tales, que no podemos seguir en­frentándonos a este Goliat con sus mismas armas: la armadura de Saúl no sirve (1Sam 17,39). Nuestra única arma es la honda de David».
[…] Debemos comenzar donde Marcos inicia: con la llamada a la conversión. […] Si convertirse significa decir no a esta lógica económica, entonces debemos tener el cora­je de decir no al imperio. Ésta es hoy nuestra responsabilidad histórica: la conversión que Dios nos exige.
Es claro que esto comporta un cambio radical en nuestro estilo de vida. [… ] Como mi­sionero estoy llamado a convertirme y a dejarme interpelar por este Cristo crucificado hoy en las chabolas de Korogocho. Estamos todos llamados a convertirnos a los «po­bres», a encontrar el soplo de esperanza que es su mayor don. Son ellos, en efecto, la turbadora profecía contra el Goliat imperial, son ellos la «honda de David». En la me­dida en que tú decides tomar el camino de la conversión y asumir la responsabilidad de decir no al imperio, podrás fortalecer esa honda.
[…] Si se sabe usar inteligentemente el «arma» del boicot, además de a la liberación de los pobres, se contribuirá a la creación de un mundo más justo. ¡Pero debemos saber organizar la resistencia! No se trata, en efecto, de una acción individual, sino de una ac­ción colectiva. […] Existe una serie de organizaciones basadas en el voluntariado, gru­pos comprometidos, movimientos ecologistas y no violentos que pueden constituir una óptima red para comenzar y hacer eficaz tal boicot».
ALEX ZANOTELLI
 
 
«Carta a un consumidor del Norte»
 
LAS palabras precedentes del Padre Alex están tomadas de uno de los libros del CENTRO «NUEVO MODELO DE DESA­RROLLO» titulado Carta a un consumidor del Norte (Ed. Acción Cultural Cristiana, Madrid 21996). Lo recomendamos para organizar actividades concretas con las que plantar cara a la injusticia, a la par que para despertar. Esa carta nos lo deja bien claro: tu consumismo es nuestra marginación; tu consumo, nuestro défi­cit alimenticio; tu consumo, nuestro me­dio ambiente; tu consumo, nuestra ex­plotación; tu consumo, su ganancia… (cf. en pág. siguiente algunos ejemplos gráficos tomados del libro).
 
Mírate al espejo
 
CUANDO logres lo que quieres en la vida, cuando hayas triunfado y lo­grado el éxito sobre los demás, vete al espejo y mírate. Entérate de lo que tenga que decirte esa persona.
Cuando hayas disfrutado y hayas lo­grado que los demás te aplaudan, y cuan­do te hayas dejado llevar de tus pasiones y hayas llegado a lo más bajo, vete al es­pejo y mírate; intenta mantener fija la mi­rada con los ojos clavados en los ojos que desde el espejo te miran tan fijamente.
No pretendas engañarlo, porque no podrás. Si logras mantener tu mirada fi­ja en sus ojos, sin bajarla, has pasado la prueba más difícil y empiezas a tener un buen amigo» (José M’ Rueda).
 
Puede ser provechosa la lección del es­pejo, siempre que no nos ocurra lo que tan gráficamente criticaba Santiago en su carta (1,23-24): «Quien escucha el mensa­je y no lo pone en práctica, se parece a aquél que se miraba en el espejo la cara y, apenas se miraba, daba media vuelta y se olvidaba de cómo era».
 
No proponemos más pauta de reflexión y trabajo que ésta del espejo, pero llevando ante él la imagen de los pobres y de la esperanza. Una vez leídos, pues, los textos precedentes, colocarse personal y colectivamente ante el espejo:
 
 

  • ¿Veo a Goliat? ¿Puedo ser David? ¿Cómo voy a emplear la honda…?
  • ¿Estoy y estamos dispuestos a la «conversión a los pobres»? ¿Por dónde debemos co­menzar el cambio radical en el estilo de vida, qué elementos específicos deben ir cam­biando…?
  • Tras mirar y remirar, y comentar cuanto nos sugieran las imágenes de las zapatillas, del café y del plátano: ¿cómo podemos usar inteligentemente el «arma» del boicot…?