No hace falta que te conviertas en un “Sherlock Homes” para dar
con el paradero de Jesús… Únicamente necesitas preparar tu corazón para poder
“toparte” con Él… Por lo demás, no te vuelvas loco: Él saldrá a tu encuentro…
- Todos los días, nada más levantarte, di a modo de jaculatoria alguna de estas fórmulas: “Hoy no te me escapas”, “Nos lo pasaremos genial”, “Contigo al fin del mundo”.
- Lee la carta de amor que, durante la noche, ha escrito Jesús en forma de evangelio para ti.
- Antes de salir de casa, lávate bien los ojos (a veces las legañas de la pereza y del pesimismo te impiden ver) y los oídos (la mentira y el ruido en ocasiones forma una capa de cera que sólo te permite oír lo que quieres). Que quien te mire pueda leer a Jesús y quien te oiga pueda escuchar sus palabras.
- Viste de gala tu corazón… ¿Cómo? Pues muy fácil. Escucha sus latidos de manera que puedas normalizar “esas arritmias” de odio y desamor que a veces, y sin quererlo, se cuelan. Ah, y no olvides que para encontrarte con Jesús hay, en ocasiones, que seguir los dictados del corazón y dar unas horas libres a la razón.
- Ahora ya sí, ahora ya puedes salir de casa… Pero ¿dónde?, ¿a qué lugar voy a encontrarme con Jesús...? ¡No te vuelvas loco! Vete donde tengas que ir. Él va a salir a tu encuentro.
- No vayas al encuentro de Jesús con unas ideas fijas de antemano. Jesús puede aparecer de la forma más sorprendente que pueda parecerte
- Jesús tienen predilección por perderse en lugares a los que tú acudes diariamente: trabajo, colegio, familia, zona de fiesta… Eso sí, Jesús no suele perderse siempre por el mismo sitio. O sea, que si le has encontrado una vez y te sientes bien…, no abuses de ir a buscarle siempre al mismo lugar
- Algo que no debes olvidar nunca: para encontrarte con Jesús debes hacer escala obligatoriamente en “el territorio de tu hermano”.
- Tienes que saber que Jesús suele firmar cada encuentro (sí, algo así como un autógrafo). No te asustes si las rúbricas de Jesús son diferentes pues no firma siempre de la misma manera. Las plumas que utiliza son tan variadas como diferentes son los hermanos que “pululan” diariamente por tu vida.
- Apunta, al final de la jornada, cuántas firmas tienes, en cuántas ocasiones te has encontrado con Jesús. Si no has dado con Él ni una sola vez, lee de nuevo los nueve puntos anteriores y pregúntate los motivos, sabiendo de antemano que Jesús siempre (y en esto no falla jamás) sale a tu encuentro.
José María Escudero