Eucaristía familiar (Huelva)

1 diciembre 2008

Marco Antonio Martínez Moreno
 
“¿Te imaginas una Misa alegre y festiva?” Es la frase grabada en la camiseta de un joven al salir de la Facultad. Miradas cómplices se clavan en el muchacho provocador: ¿Cómo se atreve a llevar eso en una camiseta? “Pero si ya nadie va a Misa” Al pasar de largo, se puede leer en la espalda de esa misma camiseta: “Salesianos Huelva. ¡Ven y verás!”. Son más de 600 los niños, adolescentes, jóvenes y adultos que pasean con orgullo en su atuendo este subversivo mensaje.
 
Una experiencia genuinamente eclesial
 
La Eucaristía Familiar tiene una larga historia. Ancla sus raíces en el corazón de un grupo de laicos y religiosos, decididos a demostrar que el Banquete del Señor dista mucho de lo que habitualmente estamos acostumbrados a ver… y digo ver, porque en muchísimos casos los fieles son mudos espectadores de un rito que hemos descafeinado, distando mucho del verdadero encuentro con Aquel que decimos que alegra, motiva, vertebray guía nuestra vida.
No hay condiciones para pertenecer al grupo animador de la Eucaristía. Todos saben los días y horas de preparación. El número crece cada semana. Se integran carismas, sensibilidades e intuiciones muy distintas. Y funciona. La “chispa” marista convive simpáticamente con el “corazón oratoriano” de Don Bosco. Asociaciones de vecinos, fieles de otras parroquias, laicos comprometidos en un sinfín de proyectos, niños que no preguntan de qué colegio eres, sino ¿a qué jugamos hoy después de la Misa? o ¿quién prepara hoy las peticiones?
En el cartel anunciador de la Eucaristía, que inunda las calles de Huelva, podemos leer: ¡Se acabó el aburrimiento! Una Eucaristía donde todos participan de verdad. Cada domingo, a las 12 de la mañana, en el Colegio Salesiano “Cristo Sacerdote” de Huelva.
La Eucaristía Familiar congrega en torno a Jesús de Nazaret más de 350 personas cada domingo en una experiencia que también ha cuajado en otras comunidades, congregaciones y lugares.
Ciertamente la Misa no es un espectáculo, pensará alguno cuando suena la guitarra eléctrica o los efectos especiales preparados con ocasión de la escenificación de la Transfiguración parecen fuera de lugar, pero en estos tiempos que corren a nadie escapa la necesidad imperiosa de ser más creativos y originales que nunca.  Lo realmente curioso es que al terminar la celebración todos recuerdan las lecturas del día, la brevísima idea expuesta en la homilía o el compromiso adquirido para la semana que empieza.
Resulta preocupante que sean tantos los cristianos que estiman que su papel en una sociedad pluralista se reduce a seguir practicando individualmente unos ritos, en vez de sentirse llamados a enriquecer con sus convicciones y modo de ser el mensaje liberador de Jesucristo. No basta decir “los chicos no van a Misa”… y replegarnos mirándonos el ombligo culpando  a la sociedad, a los jóvenes, al consumismo, a los videntes o a la capa de ozono….  Tenemos el mejor “producto” del mundo, el más poderoso y efectivo: Es Dios mismo¡pero qué desastre de escaparate! ¡Valiente campaña de marketing insulsa, retrógrada y poco atrayente! ¿Cómo creer el Mensaje si no nos convence el mensajero?
 
¿Cuándo me toca bailar el Padrenuestro?
 
La Eucaristía es en sí misma una auténtica fiesta. Debe serlo. Abierta a todos, nunca excluyente ni elitista. Desde Huelva queremos aportar una experiencia genuinamente eclesial. No sólo es la Eucaristía. Hay un antes y un después. Casi un centenar de personas participan activamente en su preparación semanal (cantos, danza, baile, moniciones, peticiones, gesto, teatro…) y al finalizar la Misa continúa la fiesta en nuestros patios: oratorio, centro juvenil, talleres, actividades para padres y madres …Todo ello hasta bien entrada la tarde.
Familias enteras, personas de toda condición y edad, se integran en esta peculiar celebración: donde el niño en el carrito no es un problema para el cura, el inmigrante está a gusto sin miedo a miradas inquisidoras, el abuelo disfruta acompañando a su nieto o la pequeña de las trenzas no para de preguntar ¿Cuándo me toca bailar el Padrenuestro?.
La verdad es que todo es más sencillo. Sorprende, a quien acude por primera vez, el momento de la consagración: decenas de niños y animadores se agolpan literalmente alrededor de la mesa del altar… y conmueve el silencio, respeto y atención de todos los presentes.
La oración de los fieles, compartida, cada uno desde su sitio, nos une en la dura pero apasionante realidad de nuestra existencia: los enfermos, el paro, la tensión de los exámenes, la alegría espontánea de sentirse amado por Dios,  el llanto desahogado de una madre que implora misericordia por su hijo perdido. Es la vida misma. Junto a Jesús.
 
¡Ven y verás!
 
Así decía Jesús a quienes tenían la inquietud de conocerlo. Los que aceptaban ir, acababan quedándose con Él.  Hemos presentando una forma más de las múltiples maneras existentes de evangelizar, sin miedo ni complejos. No es la única, y estará sujeta siempre a críticas.  Pero afortunadamente todo esto no depende ni del cura de turno, ni siquiera del equipo de catequistas o animadores… Todo esto pasa. Es un tesoro que pertenece a los fieles, a todos sin excepción,  con la confianza depositada en Jesucristo vivo y resucitado. Quiere ser una orientación, una pequeña aportación, un estilo para una Iglesia en búsqueda permanente, humilde y proyectada esperanzadamente hacia el futuro.
Frente a los profetas de desventuras y pesimistas que se entristecen y enfadan tanto cuando les rompen los esquemas del “esto siempre se ha hecho así”, existen hoy experiencias ancladas en Jesucristo y en esa juventud, no cronológica, sino de espíritu (¡cuántos jóvenes envejecidos en su manera de pensar  y actuar!), que avanza pacífica pero arrolladora.
Si quieres ver el breve reportaje que emitió TVE en el telediario y en el Canal 24 horas sobre nuestra experiencia pincha en:
http://es.youtube.com/watch?v=aRqQCEe29Gc
http://es.youtube.com/watch?v=5vn8iTBu20E&feature=related