EXQUISITECES DE AMOR DE MADRE

1 mayo 2010

¡Como en casa no se come en ningún sitio! ¿Verdad?… Seguro que ests pensando en ese plato con el que tu madre provocaba las delicias de toda la familia. Y si has hecho la prueba de ponerte el mandil e imitar el buen hacer de tan experta cocinera, te habrás dado cuenta de que no sale, ni sabe igual…
Idéntica situación ocurría en la pequeña Nazaret, donde Jesús “se chupaba los dedos” cada vez que María le preparaba su comida favorita.
Y es que tu madre, mi madre y nuestra Madre, comparten la misma receta. ¿Quieres saber el secreto? ¡Apunta!
Ficha de la receta
Comensales: No te preocupes por el número; las madres tienen la milagrosa capacidad de alargar los ingredientes, sin necesidad de bajar al supermercado.
Tiempo de preparación y cocción: ¿Qué es el tiempo para una madre que quiere agradar a sus hijos?
Dificultad: Baja, muy baja, y es que a mayor ilusión (y de eso, una madre sabe mucho) menor dificultad.
Temporada: Todo el año.

Ingredientes

  1. Hambre en abundancia.
  2. 3 kilos de amor.
  3. 300 gramos de perdón.
  4. 3 tazas de infancia.
  5. Un manojo de sonrisas.
  6. 4 cucharadas de entusiasmo.
  7. ½ litro de silencio.
  8. Guinda del agradecimiento.
  9. Una pizca de paciencia.
  10. Una lata de fe.

Modo de elaboración

  1. En primer lugar adecenta los utensilios que vayas a utilizar. En un corazón limpio, los ingredientes no pierden la sustancia y conservan toda su riqueza.
  2. Comprueba que tengas hambre, y además hambre en abundancia. Hambre de amor del bueno, hambre de hijo agradecido, hambre de descubrir el rostro materno de Dios.
  3. Echa los 3 kilos de amor y no dejes nada para otra ocasión… o cuándo has visto que una madre se guarda algo para sí misma.
  4. Para evitar que se formen grumos de odio, de venganza o de resquemor, diluye los 300 gramos de perdón. Si te quedas escaso, no te preocupes, mete la mano en el corazón de María: la sacarás chorreando misericordia.
  5. Añade las 3 tazas de infancia para dejar salir (y evitar que se te queme) al niño que tienes dentro. Por cierto, hace cuánto que no dices a tu madre lo mucho que la quieres.
  6. Espolvorea sobre la pasta resultante el manojo de sonrisas y las 4 cucharadas de entusiasmo. Juntos darán un toque muy especial a tu receta y a tu vida.
  7. Vierte un buen chorro de silencio y remuévelo durante un buen rato. Mientras, puedes escuchar a tu madre que está deseosa de poder echar una parrafada contigo.
  8. Ya estamos acabando. Sitúa en el medio del plato la guinda del agradecimiento. “Que es lo mismo, que no va a modificar el sabor.” ¿No crees que ha llegado el momento de agradecer a tu madre algo de lo tantísimo que ha hecho y sigue haciendo por ti…?
  9. Ya sólo queda esperar, ten una pizca de paciencia, no te pongas nervioso, ni mires la hora, ni acudas a la comida rápida… Echa mano de la fe, ten confianza; tu madre, tu Madre, nunca te fallará.
  10. ¡Buen provecho! Y no te preocupes por el colesterol… ¡Date un atracón de Madre! Tu estómago y, sobre todo, tu corazón te lo agradecerán.

José María Escudero

 
 

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