El verano es tiempo de encuentro, de acogida, de descubrimientos, de sorpresas, de contacto con la naturaleza, de ritmos más pausados… Y, desde nuestro enfoque educativo-pastoral, es un tiempo que no debemos “perder”. Nuestras estructuras educativas (escuela, centro juvenil, parroquia, plataformas sociales…) tienen una oportunidad en este tiempo tan privilegiado para encontrase con uno mismo, con los demás, con la naturaleza… y, para los creyentes, en todo ello, con Dios.
Desde hace años se viene proponiendo en muchos lugares los campamentos urbanos (CU). Esta experiencia, que se desarrolla en la propia ciudad desde la clave de la gratuidad y con carácter abierto y libre, nos da pistas para enfocar en clave educativo-pastoral nuestro verano.
Nos centramos en el último día de un CU, un día bien diferente al de un campamento de aire libre, pues es un punto y seguido y non un punto final. Al día siguiente casi todo sigue igual: la misma ciudad, los mismos compañeros, los mismos animadores… Todos podemos vernos, relacionarnos y pasarlo bien en nuestra ciudad, esta vez sin una organización y con mayor espontaneidad. Por eso, el último día del CU queremos darle un aspecto distinto. Pretendemos que descubran las posibilidades que se les presentan una vez acabado el CU. No puede haber tristeza sino mucha ilusión y ganas de continuar con esta aventura a otro nivel y con otro ritmo. De ahí que sea un día trepidante en el ritmo y en las propuestas de actividades.
Desde la Asociación Xuvenil AMENCER, en Ourense, se propone este último día es lo siguiente:
- El lema que se repite en todo el día es: “Ya quedan menos de 365 días para comenzar el próximo campamento urbano.”
- En los “buenos días” iniciales solemos hacer una recopilación de las canciones que cantamos en todo el CU, además de una proyección con las mejores imágenes de los días vividos y un breve resumen de cada día del CU a través de una breve representación, cartel, texto, imagen…
- Finales dedortivas: Se llevan a cabo las finales de los torneos deportivos organizados durante todo el CU con sus respectivas aficiones.
- Fiesta infantil en una discoteca de la ciudad. Aunque sea por la mañana dentro del local sigue todo oscuro y las luces, la música y las consumiciones sin alcohol convierten la discoteca en una fiesta musical a todo ritmo.
- Fiesta de la espuma, por supuesto no tóxica, que los bomberos esparcen por todas las canchas deportivas… En chanclas y con traje de baño nos divertimos, jugamos y nos mojamos.
- Comida compartida en pequeños grupos. La organización regala el postre: fruta, pasteles o helado, donados por empresas de la propia ciudad.
- Velada artístico-musical final en la que participan chicos y chicas que nos sorprenden con sus habilidades y su buen saber artístico.
- “Esto no acaba aquí”. Una proyección con las actividades anuales de la asociación juvenil que lo organiza el CU y reparto de dípticos informativos para poder inscribirse en ellas desde finales de septiembre.
- Reparto de recuerdos finales del campamento: diploma, cd de fotos, los “urbanitos”…
- Foto final de todos juntos: participantes y animadores.
El protagonista de verdad de ese día es cada chico o chica. Todos somos protagonistas: en las imágenes del CU, cantando, en el deporte –jugando y animando–, en el baile, en el baño de la espuma, disfrutando del postre deseado y gratuito, actuando en la velada, con el regalo, en la foto de todo el campamento… En ese día es difícil encontrarnos con niños invisibles. ¡Hoy todos son visibles y protagonistas!
Que esta experiencia nos ayude en el ritmo cotidiano a “visualizar” a esos niños y niñas invisibles a tantos ojos. ¡Feliz verano!
Xulio C. Iglesias