Foro Norte-Sur

1 julio 1998

El pasado 21 de abril tuvo lugar la presentación pública del «Foro Norte­Sur». El acto tuvo lugar en el Ateneo de Madrid. Todos cuantos intervinieron (Ara­celi Caballero, Carlos Berzosa, juan Luis Herrero, José Luis Sampedro, Antonio Fraguas   Forges, y Marcelino Camacho) subrayaron la necesidad del diálogo y la reflexión sobre las causas de la pobreza en el mundo para que la brecha entre el Norte y el Sur no,sea vista como una simple parte irremediable de la realidad. En estas bre­ves notas presentamos la identidad y finalidad del foro, además de proponer unas cillaspautas para la reflexión y el compromiso.
 

El «lugar» del «Foro Norte-Sur».1

 
LA pobreza y la desigualdad en el mundo alcanzan unos niveles escan­dalosos y, lo que es más grave, se agudi­zan con el paso del tiempo a pesar del constante, aunque desigual, crecimiento económico a nivel internacional. De he­cho, según datos de las Naciones Uni­das, la diferencia entre el 20% más rico de la población mundial y el 20% más pobre se ha multiplicado por dos en 30 años.
 
MIENTRAS la brecha entre el Norte y el Sur se abre sin cesar, la sociedad pare­ce asumir el problema como una parte irremediable de la realidad, enmarcándolo, to­do lo más, en el campo de actuación de las ONGS que tratan de paliar las consecuencias.
Es evidente que los mecanismos económicos del mercado y la competencia no van a resolver el drama de la pobreza, sino que contribuyen a profundizarlo. Los países del Sur siguen relegados a su papel de productores de materias primas y mano de obra ba­rata para los países desarrollados. El 20% de la población mundial, los que vivimos en el Norte rico, mantenemos nuestro nivel de consumo a costa, en buena medida, de los recursos y el trabajo de la población de los países del Sur.
Además, el conjunto de las instituciones internacionales, que deberían contrarrestar los efectos más empobrecedores y excluyentes del vigente orden económico, no de­sempeñan esta función sino que mayoritariamente orientan su actuación desde crite­rios que favorecen los intereses del mundo desarrollado.
UNA respuesta adecuada y responsable al reto que se nos plantea ha de ser a un tiempo económica, política y cultural. Pero cualquier intento de cambiar las estructuras que perpetúan la injusta distribución de la riqueza a nivel mundial requiere un pro­fundo cambio de mentalidad, que sólo es posible a través de una información que de­nuncie las causas de la pobreza y su estrecha relación con nuestro modo de vida en el Norte, con el funcionamiento del sistema económico de mercado y con la ausencia de una verdadera respuesta política a este reto.
La iniciativa «Foro Norte-Sur» nace con el objetivo de impulsar una presencia crítica y sistemática en los medios de comunicación que favorezca un cambio de la mentali­dad actual sobre las relaciones Norte-Sur y que aporte propuestas argumentadas que sean comprensibles para la mayoría de los ciudadanos y puedan fundamentar una cul­tura de la justicia y la solidaridad internacional.
Una propuesta de esta naturaleza ha encontrado espacio en el marco de la Universi­dad. La Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense de Madrid ha acogido favorablemente la iniciativa».
 
Identidad y finalidad del «Foro Norte-Sur».2
 
Una definición de la identidad del Foro puede realizarse combinando las vías negativa y positiva. Así, el «Foro Norte-Sur» no pretende:
 

  • Impulsar una movilización social directa con objetivos políticos inmediatos.

 

  • Realizar o promover proyectos concretos de cooperación al desarrollo.

 

  • Representar la opinión de otros grupos o asociaciones particulares, incluyendo los de los propios miembros del Foro.

 

  • Llevar a cabo actividades especializadas de investigación como seminarios, publicaciones científicas, etc.

 

  • Hacer la competencia a las organizaciones existentes que promueven la cooperación al de­sarrollo.

 
Para llevar adelante este conjunto de acciones, de suyo legítimas y positivas, ya exis­ten ámbitos suficientes. No se trata de añadir una sigla más a las muchas que ya proli­feran en este campo. El Foro aspira a situarse en un plano distinto que podía formu­larse en positivo con las notas siguientes. El Foro, entonces, quiere ser:
 

  • Unespacio abierto y pluralde reflexión y debate sobre la escandalosa realidad de las di­ferencias Norte-Sur y la pobreza en nuestro planeta, que profundice en sus causas y sus posibles soluciones.
  • Un ámbito de reflexiónpluridisciplinar,en el que puedan aportar sus ideas personas cualificadas en el campo de la cultura, la economía, la política, la información, la ac­ción social, etc.
  • Un lugar de encuentro de personassensibles a la injusticia clamorosaque perpetúan los mecanismos económicos a nivel mundial y los valores culturales dominantes. Grupo capaz de promover, de forma sistemática, el debate público ante los acontecimientos que convierten en noticia cualquier aspecto de las relaciones Norte-Sur.
  • Un foro cuya finalidad prioritaria consista endifundir, a través de los medios de comuni­cación,argumentos, análisis y propuestas que fundamenten cambios políticos, cultu­rales y económicos que favorezcan la erradicación de la pobreza.
  • Un catalizador del debate que estimuleintervencionescapaces de incidir sobre la opi­nión pública. Intervenciones, por otra parte, en las que los miembros del Foro actua­rán, habitualmente, en nombre propio, haciéndose responsables de sus puntos de vis­ta.
  • Una iniciativa que permita laampliación y enriquecimiento de puntos de vistaa personas ya comprometidas en el intento de reducir el abismo Norte-Sur en un clima de diá­logo plural entre gentes pertenecientes a grupos y realidades diferentes.
  • Desearía, finalmente, ser expresión de unas personas que, aunque procedentes de muy diversas tradiciones ideológicas, organizaciones sociales y disciplinas profesio­nales, soncapaces de unir esfuerzospara transformar la realidad e impulsar la creación de unas estructuras más justas e integradoras.

 
EN definitiva, la finalidad del Foro posee dos vertientes estrechamente relacionadas. En primer lugar, ofrecer un espacio de encuentro e intercambio de ideas a personas alta­mente sensibilizadas ante el drama del subdesarrollo y que desean impulsar una trans­formación profunda de esta realidad. En segundo lugar, impulsar el debate público, ver­tiendo a través de los medios de comunicación social la reflexión llevada a cabo en el Foro, in­tentando utilizar un lenguaje que llegue con claridad al conjunto de la población».
Los miembros fundadores del Foro son los siguientes: Tusta Aguilar (especialista en Ciencias de Tecnología y Sociedad), Fernando Almansa (experto en cooperación), Luis Arancibia (experto en cooperación), Ángel Arrabal (sociólogo), Carlos Berzosa (profesor de Economía/UCM), Araceli Caballero (periodista), Marcelino Camacho (sindicalista), Je­sús de Diego (geólogo), Juan Carlos Escudier (periodista), Antonio Fraguas «Forges» (hu­morista gráfico), J. Manuel Gallego Luque (especialista en medioambiente), Pedro J. Gó­mez Serrano (profesor de Economía/UCM), Ana Herrera (periodista), Juan Luis Herrero
(movimiento 0’7), José Antonio Jaúregui (antropólogo), Julio Lois (teólogo), Fernando Luengo (profesor de Economía/UCM), Angel Martínez Tablas (profesor de Economía/UCM), José Luis Moral (teólogo), Pablo Osés (movimiento 0’7), José Luis Sam­pedro (escritor), Carlos Sánchez Mato (economista), Ma Luisa Toribio (especialista en me­dioambiente), José Torres (experto en cooperación), Benito Undarraga (misionero), Mar­garita Usano (experta en cooperación), Juan Velázquez (profesor), José Ma Vera (experto en cooperación), Begoña Lucas (cooperante).
 
 
Para solicitar o transmitir información relacionada con el Foro, los interesados pueden dirigirse a cualquiera de estas dos direcciones:
– Pedro J. Gómez Serrano (Universidad Complutense. Facultad de Ciencias Econó­micas. SOMOSAGUAS): Tlfno. 913 942 473 / Fax: 913 942 499.
–          Carlos Sánchez Mato (c/ Camarena 153-7° D. – 28047 MADRID): Tlfno. 917 193 713 / Fax: 917 193 713.

Por una «cultura de la solidaridad».3
 
EL novelista británico J. Barnes cuenta, en su Historia del mundo en diez capítulos y medio, cómo desde que los grandes barcos suprimieron o cambiaron los vigías por hom­bres que miraban de cuando en cuando una pantalla de puntos luminosos móviles, se acabaron las posibilidades de salvación para los náufragos solitarios. El radar no los de­tecta por ser demasiado pequeños. Algo semejante es lo que ocurre con el complicado engranaje de la vida en nuestro mundo de hoy: hemos renunciado a los vigías y colo­cado en manos del sistema de turno la responsabilidad de atender a los náufragos que él mismo produce (incluso, ahora nos dicen que ya ni tan siquiera habrá turnos: no cabe más sistema que el neoliberal capitalista). Y, ¡claro!, sus radares no están para tales mi­nucias.
«Todo es según el dolor con que se mira» (M. Benedetti)… aunque, ¡no faltaría más!, nos han enseña­do y enseñan muy bien hacia dónde dirigir la mirada, esto es: a poner los ojos en el dinero, en el prestigio y en el poder, en el consumo y la ostentación, etc.; colores, todos ellos, que ocultan la realidad y, sobre todo, hacen invisible el dolor de los náufragos.
De este modo, los pobres y los marginados se hacen invisibles. Sin embargo, la denominada pobreza absoluta (identificada con una renta anual en torno a las 40.000 ptas.) en el Sur comprende a unos 1.300 millones de se­res humanos: ¡100.000 personas mueren diariamente por causa de tal pobreza! (el equivalente a toda la po­blación de España, unos 40 millones, al año). Los países ricos del Norte, que no llegan a representar ni una cuar­ta
parte de la población mundial, consumen el 70% de la energía, el 75% de los meta­les, el 85% de la madera y el 60% de los alimentos.
INCREMENTAR la vigilancia y apostar por la solidaridad, para que nuestra socie­dad-barco no vaya dejando tras de sí una estela innumerable de náufragos, se ha vuel­to no sólo cuestión de generosidad sino de lucidez: la insolidaridad, entre otras cosas, es una estupidez. Ahora bien, la primera fórmula global de solidaridad, enarbolada por el movimiento obrero, se nos cayó de las manos y la segunda del Estado de Bienestar se rompe a jirones: los modelos clásicos de solidaridad se han agotado. Al mismo tiempo, hemos ido descubriendo la existencia de límites al crecimiento, ha surgido una nueva conciencia de la globalidad y nos encontramos enfrentados cara a cara al tema de la es­casez de recursos. En pocas palabras: no existe ninguna posibilidad de que todo el pla­neta sea un privilegiado «barrio norte» y, por tanto, o admitimos un nuevo modelo de solidaridad que resuelva la situación de los débiles en contra de los intereses de los fuertes -pero, a la larga, solucionándolos también- o seguimos desentendiéndonos de los más pobres y marginados -respuesta que, por otra parte, nos aboca a una catástro­fe anunciada-. Y por aquí no pasan otras alternativas: todas las propuestas para refor­mular la solidaridad chocan con la imposibilidad de generalizar el modo de vida y de­sarrollo de las sociedades ricas.
SON los principios sobre los que apoyamos nuestro estilo de vida en el Norte los que hemos de cuestionar seriamente para construir una nueva cultura de la solidaridad. Movimientos como el 0’7, el voluntariado en general y numerosas ONGS han compren­dido bien estas claves y se han puesto manos a la obra.
Misión Joven ya ha propuesto numerosas pistas de reflexión y análisis sobre estas cuestiones. Remitimos a las dos más recientes: «Erradicación de la pobreza» en MI 228­229(1996), con artículos de Víctor Renes (El drama de la pobreza y la pobreza como exclu­sión), Ildefonso Camacho (Economía humana y erradicación de la pobreza), Juan Luis He­rrero (Solidaridad como revolución ético-espiritual) y José Antonio Lobo (Pobres y sociedad de consumo: el «juicio del Evangelio»), y materiales con propuestas educativas para erra­dicar la pobreza; «Voluntariado y compromiso de los jóvenes» en MI 240-241(1997), con artículos de Rafael Díaz-Salazar (Redes de solidaridad frente a una cultura de la ceguera y del olvido), Ma Dolores Rodríguez de Rivas (La solidaridad como respuesta: el cauce de las ONG), Joaquín García Roca (El voluntariado y sus metáforas) y Pedro Coduras (Volunta­riado juvenil: Proyecto educativo para ciudadanos y discípulos), y materiales con propuestas para «educar en la solidaridad».
Además de las pautas concretas para la reflexión, el análisis y el compromiso que aparecen en esos números, cerramos este comentario con algunos datos y pistas de tra­bajo.
 
Cifras que dan que pensar
Además de las citadas (1.300 millones de personas pobres, 100.000 muertes diarias vin­culadas de uno u otro modo a la pobreza, etc.), aquí van otras cuantas más tomadas del In­forme Anual del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) de 1996.
 
–          Cada año mueren 17 millones de personas por enfermedades infecciosas y parasitarias en los países más pobres de la tierra. Además el 90% de los 18 millones de seres humanos con Sida vive en estos países.
–          Unos 130 millones de niños en edad escolar primaria y 275 millones en edad escolar se­cundaria no asisten a la escuela en los países del Sur.
–          Unos 880 millones de seres humanos no disponen de alimentación suficiente y casi 500 millones padecen desnutrición crónica.
–          La mortalidad por maternidad, 384 por cada 100.000 nacidos en los pueblos del Sur, es casi 12 veces superior a la de los países de la OCDE. Las mujeres en los países en desa­rrollo ocupan sólo un 10% de los escaños parlamentarios.
–          Más de un tercio de los niños del Sur se encuentra desnutrido. La tasa de mortalidad en­tre los menores de cinco años, de 97 por cada mil nacidos vivos, es casi seis veces supe­rior a la que se da en los países industrializados.
–          Unos 200 millones de personas están gravemente afectadas por la desertificación en los pa­íses pobres. Cada año se talan o se degradan 20 millones de hectáreas de bosques tropicales.
–          Actualmente hay en el mundo unos 12 millones de refugiados.
 
El reciente informe sobre la pobreza en España (FUNDACION FOESSA, Las condiciones de vida de la población pobre en España) constata que más de 2 millones de familias, en las que viven 8.509.000 de personas, deben considerarse como pobres. Dicho informe re­conoce que «la población pobre acapara en España, la inmensa mayoría de los males, carencias y problemas sociales existentes en nuestro país, como el paro, el analfabetis­mo, las toxicomanías, la delincuencia y la marginalidad en general». Para acabar con esta situación es necesario, afirma también el informe, «reconocer la pobreza como par­te de la realidad social, primando la distribución sobre el crecimiento económico».
 
REFLEXIÓN, ANÁLISIS Y COMPROMISO
 

  • ¿Estás de acuerdo con el conjunto de los planteamientos expresados, tanto los que sir­ven de base al surgimiento del «Foro Norte-Sur» como los expuestos en el último epí­grafe? ¿Qué nos revelan todos ellos, particularmente los datos finales?
  • ¿Qué podemos hacer nosotros ante todo ello? No sirve decir que «nada» porque se trata de una «realidad irremediable». Siempre podemos hacer algo, podemos orien­tar nuestra vida, actividad, sensibilidad, etc., hacia una dirección o hacia otra. Esta­blecer contacto con el Foro o con algunaONCque pretenda llevar a cabo proyectos concretos.
  • El movimiento 0’7, por ejemplo, puede ser un campo de acción. ¿Cómo podemos enterarnos de cómo está el tema de la «Ley de Cooperación», que últimamente tan­to ha contestado éste y otros movimientos, y qué podríamos hacer, qué acciones em­prender, etc.?