Le regalé una paloma al hijo del carcelero.
Dicen que la echó a volar sólo por verle el vuelo.
¡Qué hermoso va a ser el mundo del hijo del carcelero!
Le regalé un halcón al hijo del terrorista;
él le cortó pico y garras para que no hiciera más víctimas.
¡Qué hermoso va a ser el mundo del hijo del terrorista!
Di semillas de esperanza al hijo del general;
él se puso a sembrarlas con el fusil de papá.
¡Qué hermoso va a ser el mundo del hijo del general!
Ofrecí un ramo de flores al hijo del presidente:
él empezó a repartirlas y a cantar «Viva la gente»
¡Qué hermoso va a ser el mundo del hijo del presidente!
Le regalé mil millones al hijo del gran banquero;
él los dio a Manos Unidas en favor de los hambrientos.
¡Qué hermoso va a ser el mundo del hijo del gran banquero!
Regalé una gran estrella a los hijos del escéptico;
la llevaron por la calle para que vieran los ciegos.
¡Qué hermoso va a ser el mundo del hijo del escéptico!
Para hacer
- ¿Qué quiere decir este poema? ¿Cómo se puede concretar y traducir en realidad?
- Trabajar a partir de los símbolos que aparecen (paloma, halcón, semillas, ramo de flores, mil millones, estrella).
- Aparecen también unos personajes representativos: ¿de qué y por qué? ¿Cuáles faltan?
- ¿Qué podemos regalar a alguien para que la realidad -comenzando por nosotros mismos- sea distinta?
- Concretar lo que ha salido: Continuar el poema aplicándolo a nuevas realidades: «Le regalé… a…».