Nuestras comidas
Esta imagen está formada por dos dibujos diferentes. El primero, de Ulises, está tomado del suplemento Salud de El Mundo (22.4.06), y el segundo, de Raúl Arias, ilustraba en el mismo periódico (23.10.06) un reportaje sobre “La dieta ‘basura’ que genera violencia”.Ambos tienen que ver con la comida y puede ayudarnos a ver cuáles son nuestros hábitos alimentarios y otros aspectos relacionados con ellos. Y caer en la cuenta de que, en nuestro mundo, muchas personas siguen muriendo de hambre y, a nuestro lado, otros muchos tienen problemas de sobrepeso o de sobresoledad.
- Antes de ver nada: ¿Cómo nos llevamos con la comida? ¿Cuáles son nuestros hábitos?
- Dar después la imagen. ¿Qué vemos? ¿Qué nos recuerda eso que vemos?
- Y de entrada: ¿Qué tiene que ver eso con la realidad de nuestro mundo en el que once millones de niños mueren de hambre al año, y 25.000 personas mueren de hambre cada día?
- Dice Eduardo Galeano que “nuestro tiempo padece de hambre de pan y hambre de abrazos”. ¿Sí? ¿Qué tiene que ver eso con esta doble imagen?
Las grasas trans
La primera imagen se refiere a “una amenaza acecha en muchos alimentos que consumimos: los lípidos trans. Ingerir cinco gramos diarios aumenta un 25% el riesgo de infarto”. Resulta que la bollería, la comida rápida y los precocinados, además de las palomitas de microondas y las patatas fritas de bolsa, son los principales escondites de los trans, grasas vegetales hidrogenadas, pues se ha añadido átomos de hidrógeno a su estructura química, con lo que se obtienen aceites más baratos para la frituras, sabores más atractivos para los productos, y pastas fáciles de untara partir de grasa líquidas, además de lograr alimentos más perdurables. Ahora casi todos los productos elaborados tienen grasas trans, que son peligrosas y cuyo consumo habría que reducir a menos del 2%, tarea más que imposible con el régimen de vida que llevamos.
- ¿Qué nos dice la primera imagen?
- ¿Qué nos influye en nuestra clase de comidas?
- ¿Cómo podemos librarnos nosotros de alimentos inadecuados?
- El personaje está gordo: ¿Cómo nos relacionamos con nuestro cuerpo?
- ¿Por qué va abundando cada vez más la bulimia y la anorexia?
- ¡Que podríamos hacer para tener una alimentación sana? ¿Y ante quien no tiene nada para comer?
Comida basura y violencia
“Una investigación realizada en prisiones británicas revela que una comida sana reduce la agresividad un 37%” y que la comida basura o una dieta absolutamente delirante pueden estar directamente relacionadas con la violencia. No es extraño: “Las conexiones entre las neuronas contienen grandes cantidades de ácidos grasos. Digamos que el que las conexiones sean correctas depende de neurotransmisores como la serotonina o la dopamina. El Omega-3 contribuye a que las membranas de las neuronas se vuelvan más fluidas y elásticas, permitiendo que la información fluya entre ellas de forma más eficiente. Si lo que llegan son ácidos nocivos, los neurotransmisores no pueden acoplarse y funcionar adecuadamente y pueden producirse efectos perversos. Niveles bajos de serotonina, por ejemplo, aumentan el riesgo de suicidio, depresión e impulsos violentos. Y quizá gran culpa de todo ello sea de la comida basura.” Y resulta que “Disney va a endurecer sus exigencias en cuanto al contenido de grasas, calorías y azúcares de los alimentos infantiles que emplean las imagen de sus empresas”: Mickey y Donald no anunciarán comida “basura” para los niños.
Pero también sucede que cuanta más televisión ven los niños, más comida basura toman. Y que Burguer King acaba de lanzar la hamburguesa XXL de 900 calorías…
- De nuevo: ¿Qué y cómo comemos nosotros?
- ¿Qué tiene que ver esta segunda imagen con cada uno?
- La televisión no nos abraza. ¿Cómo alimentamos la necesidad de cariño?
- Nosotros también podemos tener “hambre de pan y sed de justicia”. ¿Cómo cambiaríamos estas imágenes para traducirlo?
- ¿Que podemos hacer con estas dos imágenes para la campaña del hambre? Recordar aquella oración: “Señor, da hambre a quien tiene pan y pan a quien tiene hambre”. Pero lo hemos de hacer nosotros.
Herminio Otero