HÉROES

1 noviembre 2007

Esta imagen de la escritora holandesa Tonke Dragt ilustraba su obra El enigma del sétimo paso (cfr. Babelia, 23.6.07). La autora asegura que  la ciencia ficción ha sustituido a la Edad Media y dice que, cuando escribe sobre mundos fantásticos, trata de que parezcan reales y de que sus personajes existan, de modo que puedan gustar a adolescentes y jóvenes, a quienes, al principio de su carrera docente, les contaba historias para que se callasen, pero llegaron a encandilarse con los caballeros y héroes.
Perfil del héroe
De hecho, ahí está el fenómeno Harry Potter, de quien Natacha Quintero resume que es un héroe en formación perteneciente a una categoría de héroes caracterizados por llevar a cabo una o varias hazañas de importancia para toda la comunidad, pero que a la vez le permite lograr objetivos personales.
El perfil biográfico del héroe (principalmente en su infancia y adolescencia) sería el siguiente:

  • El niño, siendo muy pequeño, es alejado de sus padres y del entorno de origen.
  • Es común la muerte del padre debida a situaciones semejantes a las que enfrentará el héroe durante sus aventuras.
  • El héroe tiene una infancia llena de privaciones o tiene un modo de vida poco satisfactorio.
  • El héroe se encuentra disconforme con el mundo en el que se ha criado y desea salir de él.
  • El héroe recibe la «llamada» a través de un agente externo (benigno o maligno) o de manera interna.
  • El héroe acepta la llamada y se interna en un nuevo mundo que regularmente está relacionado con su origen; su adaptación a este mundo es relativamente rápida y natural.
  • El héroe recibe un proceso formativo especial en donde se descubrirán y desarrollarán cualidades sobrehumanas de gran importancia en el progreso de la aventura, y conocerá aquellos personajes que serán ayudantes y opositores.
  • El héroe recibe un entrenamiento en enfrentamientos menores contra el mal, que le servirán de experiencia para su gran aventura final.
  • Cuando su formación se ha completado, el héroe se enfrenta a la gran aventura final donde obtendrá satisfacción personal y el reconocimiento merecido.

Todo esto lo levamos dentro, aunque no nos enteremos.
Nuestros héroes
En algún momento (puede ser también antes de ver la imagen) nos centramos en las características del héroe:
–          ¿Quiénes son nuestros héroes? Mejor: ¿Quién es mi héroe?
–          ¿En qué sentido ese héroe cumple las características señaladas antes?
–          ¿Cuáles de esas características las he vivido yo también? ¿De qué forma?
El héroe de la imagen
Nos centramos en la imagen.
–          ¿Qué sentimiento me produce? ¿Qué me recuerda?
–          ¿Con qué comparo lo que ahí pasa?
–          ¿En qué se parece a mi situación en la vida?
Trabajamos a partir de cada uno de los cuatro elementos que aparecen:

  1. El dragón: ¿Qué hace? ¿Qué puede representar (dos cabezas, garras, cola…)?
  2. El héroe: ¿Cómo va? ¿Cómo actúa? ¿Qué pretende? ¿En qué me parezco yo a él?
  3. El lazo: ¿Es el instrumento adecuado? ¿Cuáles son mis instrumentos ante lo que me amenaza? ¿Cómo los manejo?
  4. El indicador: ¿Qué me orienta a mí ahora en la vida? ¿Cuáles son lo siete u ocho destinos que yo tengo? ¿Quién amenaza a cada uno de ellos? ¿Cuál es el más importante, el que debería seguir? ¿Cómo lo hago? ¿O cómo no lo hago? ¿Por qué….?

Herminio Otero