Por sí mismo o con motivo de celebraciones (como «O día das Letras Galegas», del próximo 17 de mayo), afortunadamente y cada vez más, se trata de promocionar las distintas lenguas del Estado Español. Quienes trabajan con gente joven y urbana, lo ven todavía más necesario y creen que en todos los días debe haber motivos para promocionar la manera específica con la que cada se siente pueblo. La clave cristiana en la que muchos trabajan la cultura y el idioma materno es, sin duda, una consecuencia clara —a la par que una obligación— del «principio de la encarnación».
La Federación de Centros Xuvenís «Don Bosco» de Galicia promueve en este año un concurso para todas las edades denominado «hipercortos cuentos» que consiste en redactar con un máximo de 175 palabras un cuento sencillo o complicado. Creemos que es una manera original de promocionar nuestra lengua y nuestra creatividad y que, debido a la extensión de la narración, está abierto a toda persona que domine mínimamente nuestro idioma.
El escoger 175 palabras esta basado en la propia fecha del «día das letras galegas»: el 17 del 5 (mayo). Además, nos basamos en la obra narrativa de un galleguista insigne Castelao, que a través de su obra «Cousas» retrató a la sociedad gallega de principios de siglo con un realismo, poesía y humor muy peculiar.
¡ Objetivos
— Promocionar la cultura y el idioma de nuestro país.
— Favorecer la expresión escrita en nuestra lengua materna de una manera que desde los más limitados lingüísticamente puedan realizarlo.
— Desarrollar métodos creativos que nos ayuden a acercarnos a nuestra manera de entender el mundo.
— Dar a conocer un estilo de narración desarrollado por nuestro pensador Castelao.
¡ Metodología
Preparar unas sencillas bases y darlas a conocer; en nuestro ambiente más directo, a escala local del centro educativo o en un ámbito mayor como la comunidad autónoma (conforme a ello, lógicamente, la impresión de las bases cambiará desde la simple fotocopia bien maquetada hasta la edición «a imprenta»). Lo que interesa es que llegue a un mayor número de personas o colectivos (departamento, tutores, aulas, etc., en el ámbito colegial; grupos de catequesis, liturgia, cáritas, etc., en la parroquia; grupos de tiempo libre, comisiones, equipos de trabajo, etc., en el centro juvenil; o, si lo hacemos fuera de nuestro centro educativo, a las asociaciones juveniles, culturales, grupos sociales, entidades educativas, etc.
Buscar un buen premio —nosotros tratamos de que no sea dinero—, no muy difícil de conseguir, por ejemplo, a través de una editorial, una casa de música, una librería etc. Es bueno, creemos, que el premio también sea cultural y si puede ser de nuestro país mejor que mejor.
Como broche final, se podría intentar una publicación de todos los relatos que participan en el concurso. Si no fuera posible todos, una selección de los mejores por categorías también puede ser una buena idea. En cualquier caso y según el presupuesto, siempre es posible recurrir a las fotocopias, particularmente en el caso de que el concurso abarcara sólo el ámbito de la propia entidad educativa.
Creemos que es una sencilla actividad para promocionar la expresión escrita de una manera original y participativa. Llevada al ámbito de la enseñanza religiosa, más en concreto, serviría para retomar la fe y la religión en clave de «parábolas». Poder realizar un concurso de pequeñas parábolas actuales y modernas al estilo de Jesús de Nazaret también es una adaptación de lo anteriormente dicho, con una finalidad más crítica (ver la realidad con ojos críticos), más catequética (confrontarlas con las parábolas de Jesús) y de mayor compromiso (que nos ayuden a seguir más de cerca a Jesús de Nazaret). Además, resultaría un buen método para dar a conocer a nuestro mejor cuentacuentos: Jesús de Nazaret. n
Xulio C. Iglesias