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- Un Instituto con mucho camino andado
Ciertamente el Instituto Social Obrero (ISO) ha creado solera, no sólo en la diócesis de Valencia, donde nace en 1948, sino también en diversas diócesis que han sentido la necesidad de realizar esta tarea, con este u otros nombres. Surge entonces y se perfecciona con el tiempo, como un instrumento eclesial de formación, acompañamiento y promoción integral de los trabajadores y del mundo obrero, sobre todo del mundo juvenil, abierto siempre a nuevos caminos de relación trabajo-empresa. Su nacimiento es prolongación del ya existente Instituto Social Empresarial del Arzobispado de Valencia, creado, precisamente, para la divulgación, estudio y profundización del pensamiento social de la Iglesia.
En un primer momento llevó a cabo un amplio plan de formación social y profesional que, en los 10 primeros años de su historia, se concreta en multiplicidad de cursos y cursillos para la formación de los jóvenes obreros. Se dieron cientos de cursos profesionales y la diplomatura socio-laboral.
Durante los años 60 vive su época de expansión por localidades de todo Levante y aún de las provincias limítrofes, potenciando la formación y participación en la acción político-sindical, sin «intentar levantar un movimiento ni dirigir una organización, sino siendo, simplemente, un Centro de Formación e Instrucción, de Información y Asesoramiento».1
A partir de 1970, con un equipo directivo más amplio y mejor infraestructura, desarrolla actividades de tipo educativo: clases de alfabetización y estudios primarios y cursos de formación cultural. También en esta época, con aprobación del Ministerio de Trabajo, se imparte formación empresarial para trabajadores, colaborando activamente en el fomento del cooperativismo valenciano. Igualmente contribuye a la constitución de la «Fundación Trabajo y Cultura».
Aclimatándose a las nuevas situaciones sociales y políticas, en 1976 se convierte en un Centro de formación e información, reflexión y orientación en el mundo laboral (charlas, mesas redondas, boletines informativos, cursillos específicos para grupos, etc.), siempre con el afán de colaborar al servicio y dignidad de las personas del mundo obrero.
Desde entonces, ha colaborado en la constitución de diversos entes diocesanos en la geografía levantina, así como participa en las iniciativas puntuales que la Iglesia Española tiene con respecto al mundo laboral obrero.
- Un mundo obrero solidario y abierto a la esperanza
Desde el ISO se quiere promover una auténtica cultura de la solidaridad, que suscite, atraiga y acelere una nueva manera de ser y estar en el mundo del trabajo, que no es otra que la manera en que Cristo se relaciona en el Evangelio, con solidaridad y compromiso responsable. Se entiende que esta dimensión es central en los documentos de la Doctrina Social de la Iglesia, como fundamentales y también en la tarea del Instituto la reflexión actualizada sobre los mismos. Con todo, desde el ISO se quiere ofrecer algo más, a saber:
– Un nuevo impulso para la promoción de los trabajadores.
– Una experiencia inteligible y vivencia¡, unida a los problemas del mundo obrero.
– Unas acciones solidarias y transformadoras, desde el protagonismo de la persona en su propia emancipación.
– Un ámbito para la formación y la información social de los cristianos y del mundo obrero para recuperar la memoria histórica del Movimiento Obrero; para trabajar por vencer la injusticia y el desencanto, así como las amenazas a la verdad y a la vida, que se viven en muchas situaciones humanas de hoy en día; y, sobre todo, como cristianos y personas de fe, para abrirse a la esperanza.
- Al servicio del obrero con actividades concretas
En el campo de la formación el ISO desarrolla cursos programados a nivel diocesano (por ejemplo: «El Catolicismo Social», “Iniciación a la realidad social», «Los trabajadores y el sentido de la historia», «Cristología para trabajadores», etc.), así como otros para adquirir diversas habilidades sociales y técnicas («La acción sindical», «La acción social», «El compromiso ciudadano», etc.). Con todo, para quien esto escribe, quizá lo más interesante e innovador sea la formación específica tanto de «Emprendedores socio-laborales» como de «Formadores socio-laborales» (directivos en diversos campos).
A través de la Fundación «Trabajo y Cultura», de las parroquias y de las corresponsalías o delegaciones del ISO, se extiende su laboren los municipios, ciudades y empresas concretas, llevando adelante las actividades mencionadas o aquellas específicas que se vean necesarias para las distintas situaciones particulares.
La elaboración y producción de publicaciones diversas que acerquen al trabajador, especialmente al joven que se abre al mundo laboral, a las situaciones concretas y a su mejor comprensión humana, social y cristiana, es otra tarea nada despreciable. Folletos y libros diversos son un material muy recomendable para cualquier colectivo juvenil, así como sus bibliotecas y servicios de documentación donde se puede encontrar todo lo necesario de Economía Social, Derecho del trabajo, Formación Profesional e Inserción sociolaboral, Sindicalismo, Doctrina Social, etc.
El Boletín del ISO recoge cada mes, y hace llegar a los lectores que lo solicitan, la información jurídica y laboral publicada en diarios y organismos oficiales, sin faltar las noticias puntuales de interés y algunos mensajes del Magisterio sobre la dignidad del trabajo y los derechos humanos.
El asesoramiento a los trabajadores no puede faltar en cualquier organismo con actitud de servicio cristiano. El ISO dispone de asesoría jurídico-laboral (despidos, nóminas, accidentes de trabajo, jubilaciones, etc.), económica-empresarial (autoempleo, cooperativismo, SAL…), y de recursos humanos y organizativos (bolsas de trabajo, asesoramiento para la búsqueda u organización del trabajo, etc.).
- Con una escuela especializada
En términos generales, el ISO pretende, pues, construir una sociedad más solidaria al servicio del hombre. La Escuela de Formación Social y Política del Instituto, abierta ya en Valencia y próximamente en otras capitales, desarrolla un plan teológico-social muy interesante con gran aceptación en el mundo obrero, sobre todo juvenil. Pretende, por medio de sus cursos y actividades, desarrollar el mensaje de que «la paz es obra de la justicia y la cultura de la vida necesita católicos en la vida pública».
La Escuela, basada en las perspectivas del personalismo cristiano y de la Doctrina Social de la Iglesia, entiende que la «Cultura de la vida» supone:
– Cuidar la vida en todo el planeta.
– Luchar por la vida de aquellos que tienen más amenazada su supervivencia o su propia dignidad personal.
– Recuperar el sentido de la vida y la dimensión espiritual y comunitaria del ser humano, rescatándola de nuestra sociedad consumista.
– Solucionar pacíficamente los problemas entre las personas y los pueblos.
– Promover modos de vida acogedores con los que son distintos y más débiles.
– Caminar hacia la fraternidad universal.
TESTIMONIOS
- El grito de los parados
Cuando me pidieron que escribiese unas notas sobre mi experiencia en el ISO, se me cayó el „,mundo encima. ¿Cómo contar tantas experiencias como las tenidas? ¿En cuáles me centro? En fin, mi colaboración en el ISO se enmarca en el Programa Diocesano de Empleo y Economía social. A menudo, cuando se mira a la Iglesia desde fuera, se cae en la tentación de ver sólo el aspecto sacramental y ceremonial, y se tiende a simplificar las concreciones de la fe en una serie de prácticas, más o menos piadosas, que poco tienen que ver con el día a día de la persona. Nada más lejos de la realidad. En el tiempo que estoy en el ISO, me he sentido parte de una preocupación vi–va de la Iglesia por estar presente en los problemas diarios, de hacerse notar a través de sus fieles en una sociedad que se esfuerza en quitarle sus méritos. Cierto es que la tarea de estar en el mundo sin ser del mundo es ardua y difícil: cuesta trasladar a categorías de hoy el mensaje evangélico. Pero movidos por el Espíritu, los cristianos vemos a Cristo crucificado en los nuevos pobres de hoy y no podemos quedarnos quietos ante las nuevas bolsas de pobreza que está generando un sistema económico tan agresivo.
En el tiempo que llevo colaborando, he pasado por distintas etapas. Al principio todo es buena voluntad y «pulsión» amorosa. Cuando pasa el tiempo y compruebas que todo tu esfuerzo no basta para acabar con el sufrimiento de nuestros hermanos los parados, empiezas a sentir en tu alma los gritos desgarrados de los que sufren por causa del paro y de otras pobrezas. Pronto aparece la tentación del desánimo y de la desesperación al pensar que mi colaboración no puede ser más que una gota en el desierto: un sinfín de tentaciones te invitan a tirar la toalla, a seguir hipnotizado, como hasta ahora, ignorando al pobre que grita. Es la tentación de caminar como si los demás no existieran, muy propia del siglo en que nos encontramos.
Buscando luz en las escrituras, puede encontrar un texto de Mateo que decía: «Venid a mí los que estéis cansados y agobiados que yo os aliviaré».
No es tiempo para desánimos; es tiempo de caminar. Aunque sea pequeña nuestra labor, la hacemos con la esperanza de ser levadura que, insignificante ella, hace fermentar la masa. No podemos dejarnos vencer por el desánimo mientras tantos seres humanos sigan sufriendo por causa del paro.
Debemos de ser los profetas de este siglo, gritando a los cuatro vientos que no está hecho el hombre para la economía, sino la economía para el hombre. Hemos de mostrar los cristianos, por otra parte, la preocupación viva de la Iglesia por cuantos sufren y están más abandonados; junto a la fe y la caridad, hemos de aportar la esperanza, razones para seguir viviendo y luchando en un mundo oscuro que pide luz.
Juan J. Rodrigo Ortega
- Más múltiples tareas para construir un mundo mejor
Mi andadura en el ISO comenzó en Enero de 1997 a la cabeza de un departamento de nueva creación conocido como «Tráfico y Comunicación». En dicho departamento se centralizan las tareas de comunicación y auditoría de imagen que desarrolla la institución tanto interna como externamente. Para ello aplicaba mis conocimientos como estudiante de marketing. Detrás de esta concepción tan pragmática se esconde una realidad más rica en matices de los pudiera apreciarse en un primer momento.
El ciudadano medio recibe cerca de 10.000 (¡diez mil!) impactos publicitarios al día, provenientes de entidades de todos los rangos, objetos y naturalezas. Es por tanto evidente que para desarrollar un labor social tan importante e inestimable como la que desarrolla el ISO es necesario involucrarse en la dinámica. No nos llamemos a engaño. No luchamos contra el «sistema», sino que luchamos por el sistema, por un sistema mejor; y para ello debemos hacer uso y beneficio de los instrumentos que éste nos brinda, como son el marketing y las teorías de la comunicación. Gracias a.. ello, el ISO ha pasado a ser más competitivo, lo que significa que su acción es ahora más eficaz más eficiente en una sociedad -y en un colectivo concreto- que ha pasado a beneficiarse más y mejor de una acción social inestimable.
En cuanto a mi realidad personal, me he podido demostrar a mí mismo y a los que me rodean que todos podemos jugar un papel valiosísimo en bien de la sociedad, cualquiera sea nuestra profesión. experiencia o campo de especialización. Mi especialización -el marketing- me permite tender un puente entre el que ofrece algo y el que lo pudiera demandar. Yo lo intento cada día, pues sé que por ese puente discurre algo más que un producto o servicio, discurre la lucha por un mundo mejor.
Pablo Deeleman
1 Esta es la dirección del ISO, para quienes estén interesados en una mayor información: C/ Pie de la Cruz, 17 / 46001-Valencia / Teléfono: (96) 391 76 51.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]