La agencia Zenit anunciaba el 4 de julio de 2002 que,
según el informe del «European Values Survey», aumenta el interés por los valores religiosos entre los jóvenes europeos: por primera vez desde los años 60, los jóvenes parecen más religiosos que las generaciones precedentes.
Los datos de la encuesta, publicados íntegramente en el número de julio–agosto de la revista francesaFuturibles, miden la postura de los europeos ante valores como la familia, el trabajo, la amistad, la religión, la política, las normas sociales y morales, y el resultado lo comparan con los datos recogidos en los decenios anteriores.
La familia es el valor más importante para el 89% de los europeos y tiende incluso a reforzarse. En segundo lugar, pero bien distanciado, aparece el trabajo, importante para el 54% de los entrevistados.
¿Y la religión? Es el valor más importante para el 17% de las personas. Aparece con gran diferencia mucho antes que la política, que interesa sólo al 8% de los europeos.
El documento constata que la tendencia al descenso progresivo del sentimiento religioso se ha invertido. Los nacidos después de 1964 se muestran más religiosos que sus hermanos mayores y que sus padres.
Yves Lambert, sociólogo de las religiones, explica en la revista francesa: «Si miramos los datos, poniéndonos en la perspectiva trazada por los últimos treinta–cuarenta años, vemos bien que nos encontramos en una época de cambio».
Los jóvenes son más sensibles al sentido de la religión, aunque no por ello frecuentan más las iglesias. Según la encuesta, la práctica religiosa sigue descendiendo.
La religión se entiende en un sentido más individualista, aunque no hay oposición respecto a la institución, concluye el informe.
De las respuestas a una treintena de preguntas, resulta que los jóvenes se declaran aficionados a las ceremonias y atribuyen mucha importancia a las respuestas de la Iglesia sobre problemas morales y familiares. Respecto a 1990, creen más en una vida tras la muerte, en el infierno y en el paraíso, en un Dios personal.
Incluso la generación que tiene ahora 45–55 años demuestra a menudo una nueva sensibilidad religiosa, pero la situación cambia mucho de un país a otro.
Un nuevo interés religioso, impensable hasta hace treinta años, es evidente en los países del Este, en especial en los ortodoxos, pero también en Alemania, Portugal, Italia, Suecia y Dinamarca. Mientras los jóvenes italianos van más a la iglesia que hace diez años (el 40% va a misa al menos una vez al mes), los franceses están entre los menos practicantes (el 6%).
Quizás, si miramos a nuestro lado, no vemos estos datos reflejados en los jóvenes con quienes estamos. Pero son, una vez más, una llamada a los educadores y agentes de pastoral para seguir anunciando una buena noticia que ayude a vivir y a dar sentido a la vida. Y son también un reto para seguir trabajando con ardor evangélico y esperanza confiada.
Cuaderno Joven