“La evangelización actual debería encontrar recursos
en la presencia activa y abierta de la Iglesia
en el seno del mundo de las comunicaciones”
(Aetatis Novae, 11).
‘Tiempos Nuevos’ o ‘Continente virtual’
En estos años estamos asistiendo a una gran revolución en el mundo de la comunicación. La brecha digital, internet, es la avanzadilla visible de este fenómeno.
¿Cómo podemos describir este momento? Hay quien habla de ‘tiempos nuevos’, y quien prefiere hablar de un nuevo ‘continente virtual’… Esta segunda imagen trae a la memoria la época del descubrimiento del Nuevo Mundo. En aquel momento de la historia la conjunción de varios factores (nuevo mundo, nueva ciencia, nueva cultura, crisis religiosa…) produjeron un cambio de época. Hoy también se habla de ‘cambio de época’ para describir el momento que nos toca vivir.
Iglesia y comunicación
La Iglesia tiene en sus entrañas la comunicación. El misterio de la Encarnación nos habla del amor de Dios que se hace hombre en Jesucristo para la obra de la Salvación. La Iglesia recibe de su Señor la Misión de comunicar y anunciar la Buena Nueva a toda la creación, bajo el impulso y el acompañamiento del Espíritu. En ese empeño misionero nos encontramos también nosotros.
La historia de la Iglesia es un continuo proceso de avance en la comunicación. Pensemos en las palabras, las cartas, los rollos… de los primeros evangelizadores. Pensemos en las bibliotecas, las catedrales y universidades… de la Iglesia en la Edad Media. Pensemos en que el primer libro impreso fue la Biblia, los primeros signos de la telegrafía en Morse fue un texto bíblico, una de las primeras películas que se filmó fue la Pasión de Cristo… En cada época la comunidad cristiana ha reaccionado con creatividad. A nosotros nos toca actuar del mismo modo.
Encuentro entre personas
La comunicación es, en un primer momento, relación entre personas. Esto debería servirnos siempre como orientación. La comunicación por la que apostamos pretende generar relaciones humanas de calidad, sustentadas en valores.
Apliquemos este principio a la misión eclesial. La Iglesia gusta hablar de sí misma como experta en humanidad. Una cosa es el fin (lo que prende la comunicación) y otra el medio (donde se sustenta la comunicación). Esta distinción debería ser siempre una luz para nosotros.
Comunicamos lo que somos y hacemos
“El hombre no puede no comunicar” nos enseñó hace unos años la psicología personalista. El criterio que usamos para unir la comunicación verbal y la no verbal es el criterio de la coherencia (testimonio). Por eso no es extraños que podamos afirmar que, a la larga, comunicamos siempre lo que somos (nuestro carácter, nuestra visión de la vida, nuestra jerarquía de valores…).
Lo que afirmamos de las personas nos sirve también para las instituciones. El mensaje cristiano es una propuesta de vida: vivir como familia de Dios a la manera de Jesús. La fuerza de nuestro mensaje está en la calidad de vida de la comunidad que debe transparentar el amor (‘¡Ved como se aman!’).
Internet, plataforma de evangelización
Internet es un fenómeno atractivo, complejo y ambiguo (genera también nuevos excluidos). Está asentado en una cultura simbólica, icónica, estética y global. Este fenómeno, se presenta al educador y pastor de jóvenes como un reto, y se convierta en una nueva plataforma evangelizadora. En este número de Misión Joven hemos querido recoger iniciativas que ya están dando respuesta a este reto pastoral.
Nuestra apuesta es siempre educativa y evangelizadora. En este campo nuevo podemos concretar varios frentes:
– Educar (-nos) para poder dialogar críticamente con la cultura contemporánea y poder hablar de Dios a los hombres y mujeres de hoy en un lenguaje comprensible.
– Escuchar al otro, promover la participación, responsabilidad, implicación con la comunidad, preparar el terreno para el encuentro con la Palabra.
– Hacer ver y denunciar los procesos que excluyen, empobrecen o esclavizan al hombre y presentar la belleza de la vida cristiana.
Sobre los artículos
Valentín Antonio Presern nos ofrece claves sustanciales. La Encarnación fundamenta cualquier acción comunicativa de la Iglesia. Tanto la pastoral como comunicación, como la pastoral de la comunicación son retos para la Iglesia en su misión de encarnar el Reino.
Juan Yzuel subraya en su artículo la originalidad pastoral que nos trae internet y se pregunta cómo trabajar pastoralmente en el valle digital.
Daniel Pajuelo nos presentan herramientas, ámbitos virtuales y proponen algunas pautas pastorales.
Francisco Javier Valiente, por último, nos presenta un diccionario básico para no perdernos en la red.
KOLDO GUTIÉRREZ