Centro Juvenil Marí-Codolar.
Barcelona
El Centro Juvenil Martí-Codolar[1]
El “MartiCo” (como se suele llamar de manera familiar) está situado en el barrio barcelonés de La Clota, es una entidad de iniciativa social, sin ánimo de lucro que promueven los Salesianos de Cataluña. Durante más de 50 años de historia, el centro ha ido adaptando sus ofertas a las necesidades educativas, culturales, asociativas, religiosas y de tiempo libre de los jóvenes de esa zona de la Ciudad Condal. Actualmente ofrece un abanico de proyectos en el campo de la educación social, el tiempo libre educativo y la vivencia cristiana.
En cuanto a la Educación en el Tiempo Libre, el CJMC consta del “Esplai-Fin de Semana” y el “Casal d’Estiu”: el primero durante los fines de semana del curso y el segundo durante el mes de julio. Desde estos proyectos se ofrece a los niños y preadolescentes un espacio educativo donde se realizan actividades en la que no sólo se pretende ocupar su tiempo libre mediante un servicio de calidad, si no que aporta un elemento fundamental para su educación integral.
Entre los proyectos de Educación Social, cuenta con el Proyecto de Inserción Socio-Laboral “CLAU”: un itinerario que trata de facilitar la inserción socio-laboral de los jóvenes, entre 16 y 20 años, mediante el aprendizaje práctico, la atención individualizada y el seguimiento total del joven hasta que lleva un año trabajando. También existe una U.E.C. (Unidad de Escolarización Compartida), proyecto en el que se realiza una adaptación de la etapa de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) a aquellos chavales que no pueden seguir su currículum escolar en su instituto de origen. Otro proyecto importante es el Centre Obert, que, fuera del horario escolar, realiza una tarea educativa de prevención, apoyando el desarrollo de niños y adolescentes entre 6 y 18 años y su socialización en ambientes favorables. Otro ámbito que se proyecta al barrio es el Proyecto Òmnia que da acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, garantizando la formación y previniendo las nuevas formas de desigualdad social y desequilibrio territorial relacionadas con las TIC.
Un nuevo empuje Pastoral para la plataforma social del Centro Juvenil Martí-Codolar
Es en el seno de los proyectos de Educación Social de este centro salesiano en el que, en los años posteriores al 2000, empieza a haber una reflexión sobre la intención pastoral y su diseño en las propuestas relacionadas con el propio quehacer educativo. Anteriormente, y en respuesta a la situación socio-cultural concreta de los últimos años de siglo XX, parecía que el elemento pastoral debía hacerse presente de forma quizá demasiado sutil y diluida (o simplemente como una oferta independiente a la educativa), porque éste podría suponer una barrera para poder llegar al adolescente o al joven que se acercaba al centro con tantas necesidades económicas, afectivas, formativas y, en definitiva, de futuro y dignidad.
Durante estos años es cuando se apuesta por actualizar el binomio “Educar evangelizando, evangelizar educando”, poniendo en práctica intuiciones de la “Propuesta Salesiana en Marginación”[2] y llevando a cabo una concreción singular en el CJMC. En las líneas que siguen, se presentan los rasgos más característicos del diseño pastoral llevado a cabo durante este tiempo, fruto de esta incipiente reflexión.
Cuatro nos parecieron los ejes fundamentales del diseño pastoral del CJMC:
- Presencia de la Pastoral como elemento explícito tanto en las programaciones y actividades de los diferentes proyectos, así como en la globalidad del CJMC porque: “(…) el conocimiento y la relación personal con Jesucristo son un don que se tiene que ofrecer a todo el mundo y desde los primeros pasos.”
- Itinerarios diferenciados y totalmente integrados en las ofertas educativas según la naturaleza del proyecto y las características específicas de los chicos y chicas de cada uno de ellos, porque: “La propuesta de evangelización debe situarse plenamente en el proceso educativo, desarrollándola en itinerarios sencillos, ligados a la vida cotidiana y según el método del paso a paso”
- Propuestas de iniciación, de formación y de acompañamiento en el propio camino de fe para educadores y educadoras, como parte fundamental de la Comunidad Educativo-Pastoral, porque: “El testimonio de los educadores y de la Comunidad Educativa, el ambiente de acogida y familia, la defensa y promoción de la dignidad personal y sus valores, se convierten en anuncio y primera realización de la salvación de Cristo y en oferta de liberación y plenitud de vida.”
- Actividades y recursos que ofrezcan y trabajen valores evangélicos y experiencias de apertura a la dimensión religiosa, porque son necesarias experiencias que “ayuden a la búsqueda de sentido: a pasar de la integración pasiva a la respuesta activa, del ámbito colectivo al personal, y de las respuestas concretas en determinados momentos a una actitud global de respuesta ante la vida” y “poder descubrir la fuente de donde mana el sentido cristiano de la vida”.[3]
Algunas acciones concretas
- Formación y potenciación del Equipo de Pastoral de Centro: un representante del equipo educativo de cada uno de los proyectos del centro, que aporta el imprescindible conocimiento de la realidad de sus chicos y chicas así como el del funcionamiento del proyecto en el que desempeña su labor educativa, se reúnen una vez al mes con los objetivos de animar la dimensión pastoral en cada una de las ofertas educativas y garantizar una coherencia de la misma en la globalidad del CJMC. La participación de estos representantes aporta realismo y cotidianidad a la planificación pastoral. Del mismo modo, se crea la figura del Coordinador de Pastoral: se redefinen y se concretan sus funciones y se libera a un educador para una dedicación exclusiva en temas pastorales. Se parte de una adaptación del modelo escolar, como ejemplo más cercano en cuanto a perfil y servicio pastoral en un marco educativo, pero teniendo en cuenta las singularidades de la educación no-formal. Estas medidas consiguen una nueva dinámica en el trabajo pastoral que empieza a estar presente de forma más explícita, más participativa, más continua y más global en los proyectos educativos.
- Definición los objetivos relacionados directamente con temas pastorales y se recogen en las herramientas de organización y planificación del centro: en el Plan de Dirección Anual, donde se redactan y calendarizan aspectos referentes a las necesidades globales del CJMC, y en los Proyectos Educativos Pastorales anuales de cada proyecto, donde se realiza otra concreción de los objetivos pastorales, en función del itinerario educativo y de la realidad de cada proyecto. Ante el peligro de perderse en excesiva multiplicación de objetivos, la máxima de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”: sencillez, esencialidad y concreción. Ante el peligro de quedarse en un nivel teórico impracticable, implicación en la definición y adaptación de los objetivos por los componentes de los equipos educativos que serán los encargados de proponer los medios óptimos para conseguirlos. Ante el peligro de propuestas inconexas que aparezcan como parches, aprovechar la dinámica de itinerario que dota de contenido y continuidad a las actividades pastorales que antes aparecían aisladas.
- Diseño un trabajo en valores: tras una consulta previa a los equipos educativos, el Equipo de Pastoral propone cada curso unos valores a trabajar de manera transversal en las iniciativas educativas del CJMC. Estos valores se tienen en cuenta en el momento de las programaciones iniciales de curso y se refleja en las distintas actividades (continuas o puntuales). También se proponen centros de interés, lemas o “hilos conductores” que presenten los valores a trabajar. A modo de ejemplo, un curso se trabajaron unos valores presentándolos con diversos sentidos y partes del cuerpo: la capacidad de escucha (orejas-oído), la empatía (ojos-mirada), el perdón (manos-acción).
- Celebración de tiempos fuertes del calendario litúrgico (incluyendo fiestas salesianas) y la participación en fiestas y campañas eclesiales o inspectoriales han supuesto momentos privilegiados en la pastoral del CJMC para hacer presente el mensaje evangélico, así como el testimonio de personas que fundamentan su vida en el seguimiento de Jesucristo. En estos momentos también se acostumbra a ambientar las instalaciones del CJMC de manera colectiva porque ayuda a situar qué se celebra o se recuerda.
- Si creemos que los educadores y educadoras son los más privilegiados y veraces agentes de pastoral, entre ellos tienen que haber cristianos comprometidos como núcleo de referencia. Pero, ¿cómo hacen presente la propia experiencia de Dios quiénes, por diversos motivos o realidades personales, no tienen esa experiencia o se han alejado de ella?,¿qué hacer cuando la opción profesional no está vinculada a la respuesta de una vocación cristiana? Desde el CJMC se hacen propuestas a los educadores y educadoras para compartir, descubrir, redescubrir, hacer consciente el propio camino de fe; ya que el CJMC suele ser la única referencia cristiana para algunos de ellos. Desde la opción libre y respetando procesos y opciones individuales, la Pastoral de Centro ofrece oraciones, momentos celebrativos y algunos encuentros de reflexión y formación con el fin de cuidar este ámbito de los educadores.
- Coordinaciones externas a diversos niveles: en una primera instancia con la comunidad cristiana de referencia del CJMC, que no consta de parroquia pero sí de presencia de Iglesia, de comunidad de personas, que comparte, celebra, se forma y vive la fe. Por otro lado, se relaciona con otras casas salesianas para llevar a término acciones de pastoral de forma conjunta (como por ejemplo la campaña de Reyes, mediante apadrinamientos de regalos para niños del CJMC o promoción del voluntariado social entre adolescentes y jóvenes de la ESO y Bachillerato). Finalmente, con la coordinación de la Pastoral Juvenil de la Inspectoría, donde se realiza un trabajo de reflexión sobre la realidad y propuestas de futuro en la Pastoral en las Plataformas de Educación Social.
- Finalmente cabe destacar algo que es fundamental: esta reflexión de repensar y actualizar la propuesta pastoral del CJMC nació de la voluntad y la apuesta sin reservas de la Titularidad y la Dirección Generaldel Centro, personificadas por un salesiano y un seglar respectivamente. Aunque parezca evidente, el hecho de tener en los cargos de animación de los proyectos personas que tengan claro el sentido fundamental de nuestro quehacer salesiano, por encima de presupuestos, programaciones, salarios, etc… es básico y necesario para abrir este proceso de renovación y de actualización pastoral de los proyectos salesianos.
Para acabar, la oración de Esmeralda
En la película de Disney, “El Jorobado de Notre Dame”, Esmeralda reza emocionada: “No pido nada, sólo seguir. Pero hay quien no puede apenas vivir. Dale a mi pueblo Tu bendición. Guarda a esos hijos en Tu corazón. También mis gentes son hijos de Dios”. Ella se refería al pueblo gitano y le pedía a Dios que volviera su mirada hacia ellos. Pongamos estas palabras en boca de cualquier joven de nuestras plataformas sociales, de nuestros proyectos de educación social. Somos nosotros, educadores, a quiénes van dirigidas estas palabras. Los jóvenes “del margen”, los desamparados, “los que están de sobras”, los que no son tenidos en cuenta, los excluidos y, sin embargo, los favoritos de Dios, tienen el derecho a que alguien les invite a tener experiencia de Ése Quien les dice:”tú vales mucho para mí, eres precioso a mis ojos y te amo”[4]. Y nosotros tenemos la obligación de hacer de nuestras iniciativas, de nuestras programaciones educativo-pastorales, de nuestras propuestas, etc,… caminos constantemente renovados para que descubran y reconozcan el Amor de Dios presente en sus vidas.
MONTSE ÁLVAREZ
[1] En adelante CJMC
[2] En adelante PSM, año 2001:“El anuncio de la Salvación a los jóvenes, especialmente los más pobres, es para nosotros el signo por excelencia del Reino y, por tanto, la dimensión más profunda de nuestra misión educativa”.
[3] Las llamadas “experiencias bisagra”, Educar en la Búsqueda de Sentido, Ed. CCS, 2009.
[4] Lc 43, 4