¡Amigo! El Señor te espera. De hecho ya “está de corto”. Ah, y falta uno para completar el once… ¿Te apuntas…? Pues date prisa: Jesús te espera en el Gran Estadio de la Vida, dispuesto a comenzar la gran final de cada día… |
–Padre bueno y amoroso, el único que ficha a sus jugadores y les blindas con un contrato vitalicio.
–Que seas Tú la única prima capaz de motivarme al cien por cien.
–En Ti, Señor, encuentre la estrategia adecuada para salir siempre victorioso.
–Pichichi de mi vida, envíame tu coraje y sabiduría para definir tus múltiples asistencias.
–Jesús, a tu lado cada partido supone un debut lleno de coraje e ilusión.
–Gracias Señor, por llenar el estadio de mi vida con una “afición diez.”
–Señor no permitas achicar mi corazón ni especular con mi vida.
–Árbitro justo y misericordioso, enséñame a no recurrir jamás a la patada fácil.
–Señor, enséñame a driblar los varapalos del contrario.
–Dios mío, a tus pies encomiendo mis mejores jugadas.
–“Presi” de la mejor hinchada del mundo, que nuestros vítores alegren los corazones de los hombres.
–Señor, avísame cuando me encuentre en fuera de juego.
–Hattrick de mi corazón, goleada de mi vida.
–Dios mío, refuerzo de invierno, que llegas cuando más te necesito.
–Mis victorias son las tuyas, mis goles tuyos son y mis trofeos recalan siempre en tus vitrinas.
–Ayúdame, Padre bueno, a no usar los piscinazos para con mis hermanos.
–Dios mío, que salude y sonría al comenzar el partido, y que sonría y salude al concluirlo.
–Señor, mis primeras palabras en la rueda de prensa, sean siempre para Ti.
–Mano amiga para el que se desespera en el banquillo en busca de una oportunidad.
–Balón de oro al “fair play.”
–Señor, que sienta siempre “tus colores.”
–En tu honor, Señor, todos los miembros de mi cuerpo se movilizan para hacer la ola… ¡Va por Ti!
–Señor, que nunca llegue a la reventa de las cualidades que Tú pones diariamente en mí.
–Utillero eficiente y servicial, enséñame a ser más humilde y a enorgullecerme únicamente dando juego y oportunidades a mis hermanos.
–Zaguero contundente y seguro, enséñame a frenar las internadas del rival, sin recurrir al juego sucio.
–Socio honorífico, goza de cuantos favores quieras… ¡Eres un crack!
–Presidente bueno y leal, ponme una multimillonaria cláusula de rescisión para que nadie pueda apartarme de Ti.
–Médico de los cuerpos y de las almas, en el último control antidopaje encontraron unas gotas de tu sangre en mi corazón… ¡Si supieran que mi fortaleza procede únicamente de Ti…!
–Prefiero jugar en la peña de mi barrio si Tú estás dentro del once inicial, que con los galácticos si a Ti te toca “chupar” banquillo.
–Que el único maletín que llegue a mis manos sea el que Tú me entregas cada mañana repleto de ilusión, valentía y ganas de agradarte.
José María Escudero