Jesús a los jóvenes

1 enero 2012

«Tened cuidado:

no se os embote la mente
con el vicio, la bebida
y los agobios de la vida…»

Lucas 21,34

 Como muestra la imagen de la portada, para muchos jóvenes Jesús se ha convertido en un «objeto» más que colgar de sus cuellos o muñecas. Mientras algunos se lamentan por la retirada de crucifijos en las aulas, en los últimos años se han puesto de moda los tatuajes y los grafitis con referencia al Sagrado Corazón y los rosarios utilizados como collares o pulseras. La cruz se utiliza, al igual que elementos de otras religiones, como objetos decorativos vaciados completamente de significado. Es normal entrar en una casa y encontrase un Buda al lado de la Virgen de Guadalupe, por poner un ejemplo.
Si al vaciado de significado de los símbolos le unimos la desaparición paulatina y constante de las tradiciones religioso-culturales, nos encontramos con que hemos perdido la base sobre la que transmitir nuestra vivencia de fe y lo que Jesús supone para nosotros.
Jesús es hoy para muchos jóvenes una figura histórica distorsionada por best sellers, películas y videojuegos. Esa figura aparece poco cercana y mucho menos interrogante. De esa forma, Jesús es un elemento decorativo más de la cultura global que no genera inquietud, que no plantea preguntas y que ha sido absorbido, como otros tantos iconos, por la mercadotecnia.
Para paliar estas situaciones propongo trabajar con los jóvenes desde estos dos aspectos:

  • Analizar con ellos las imágenes que utilizan como complementos de moda: collares, colgantes, pins, insignias, pulseras, camisetas, parches… Es necesario hacer todo un trabajo de identificación de los símbolos, de su origen histórico y de lo que un día significaron para otras personas.
  • Jesús no se presenta sólo a través de símbolos o imágenes; se hace presente en la medida en que nosotros actuamos y vivimos como él vivió. Hemos de ser conscientes de que somos medio y mensaje: nuestra propia vida es la que interroga a los jóvenes con los que estamos. Así, pues, la primera pregunta que hemos de hacernos no es ¿cómo presento a Jesús a los jóvenes?, sino ¿soy realmente testimonio de Jesús con mi forma de vivir?

Jotallorente

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