JORNADA DE LA PAZ -30 ENERO-

1 diciembre 2002

[vc_row][vc_column][vc_column_text]

A finales de enero tenemos en el calendario la jornada Escolar de la Paz y la No Violencia. Una buena ocasión para preparar detalladamente con los niños y jóvenes de nuestro ambientes alguna iniciativa al respecto. Para que podamos trabajar con tiempo, ofrecemos algunas sugerencias útiles a la hora de abordar el tema. Nos las ofrece Maite López Martínez, Esclava del Sagrado Corazón de Jesús.

 
 
Maite López Martínez
Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús
maite6100@hotmail.com
 
Un año más se acerca la Jornada de la Paz, una de las tantas que se celebran al año y bombardean el calendario escolar. Este tipo de fechas se repiten de manera ritual, año tras año, y, aunque al principio se acogen con entusiasmo por su novedad, corren el riesgo de desgastarse y convertirse en auténtica «rutina». Y, una vez más, quienes nos encontramos inmersos en la labor educativa y pastoral buscamos – a veces desesperadamente – algunas actividades que nos hagan salir del paso y, a ser posible, sin demasiadas complicaciones.
Contra ambas tentaciones (el desgaste de la rutina y las ganas de no complicarse la vida) no hay antídotos. Por eso – porque no existen – no voy a proponer ninguno. Pero sí quisiera, antes de pasar a las propuestas concretas, explicitar algunas convicciones de fondo y un enfoque concreto que daría mayor sentido a las actividades que se proponen para la jornada de este año. A lo mejor en todo ello alguno encuentra ingredientes para elaborar – a lo Harry Potter – su propia receta.
 

CONVICCIONES

 

  • El sentido de lo ritual

Puede parecer banal apelar al sentido de lo ritual ante la preparación de una Jornada de la Paz y, sin embargo, me parece que se trata de una de las dificultades con las que hemos de luchar: que lo «ritual» se nos convierte fácilmente en «rutina». Pero no es lo mismo y no estamos condenados a que sea siempre así.
Hay muchos tipos de ritos, con diversas funciones según los distintos contextos. Todos son, sin embargo, acciones de naturaleza social que buscan dar sentido a lo cotidiano. En los ritos es fundamental no tanto el contenido cuanto el hecho de hacer comunidad participando, celebrando, creando y recreando el sentido de lo que se celebra. La eficacia de las celebraciones rituales reside en la empatía, a nivel de relación entre las personas; una sintonía que se da a través de las emociones, los símbolos y los significados que se comparten. Quizás lo más importante es que tienen una fuerte componente afectiva, ya que son esenciales a la hora de crear vínculos entre las personas y comunidades.
O dicho con las hermosas palabras del zorro al Principito en uno de sus más famosos diálogos:
«Los ritos son necesarios.
-Qué son los ritos?-preguntó el Principito.
-Se trata también de algo bastante olvidado-contestó el zorro- Es aquello que hace que un día se diferencie de los demás, una hora de las otras horas».[…][1]
 
El zorro y el Principito estaban hablando del rito en un contexto de relación afectiva. Querían «domesticarse» mutuamente, crear vínculos – porque lo deseaban – y crear la necesidad del otro – del tú concreto – en su vida. Por eso necesitaban ritos. Lo que de veras da sentido al rito es el encuentro y la renovación de los vínculos.
Lo que no se celebra, no es significativo. Lo que no existe en nuestros horarios y calendarios, no es importante. Por eso, la repetición «ritual» de la Jornada de la Paz tiene mucho sentido: renovar – simbólicamente y ojalá efectivamente – la fe – tan deteriorada hoy en día – en el valor de la paz y el compromiso – tanto individual y personal como social y público – por hacerla realidad, hecho de convicciones hondas y de gestos concretos.
 

§          Creer en las semillas

La paz es algo grande y frágil a la vez, pero no inalcanzable. Es una posibilidad real, que existe y se puede elegir y construir. Quizás el mayor servicio que podemos hacer a quienes vienen detrás de nosotros es creer que efectivamente la paz es posible.
Ésta no es simple y llanamente una ausencia de conflictos, sino que es fruto de la justicia, porque «los pilares de la paz verdadera son la justicia».[2] Y esto a todos los niveles. Todos tenemos experiencia de ver cómo, entre nuestros chavales, existe la violencia porque se tratan injustamente y en consecuencia, el más débil queda indefenso y sufre más. Todos deberíamos saber que hechos tan abominables, condenables y brutales como los del 11 de septiembre del 2001 no ocurren por casualidad sino como respuesta y/o reacción a estructuras de injusticia, opresión y dominación de muy distintos tipos.
La convicción de la que estoy hablando, os la puedo contar con una sencilla y elocuente historia, quizás para muchos conocida:
«Èrase una vez una muchacha que soñó que iba de compras y que, después de pasearse por los grandes almacenes de la ciudad y cansada de buscar sin encontrar lo que quería, entró en una tienda de su propio barrio, en la que nunca antes se había fijado. Detrás del mostrador encontró una persona que, aunque tenía un rostro que le resultaba extremamente familiar, le pareció como un ángel, no por las alas, sino por el azul de su mirada. La chica preguntó al particular dependiente:

  • ¿Qué vendes aquí?
  • Todo lo que desees – contestó amablemente aquella persona. ¿qué te puedo servir?

Sin más tardar, la muchacha se puso a pedir lo que de veras deseaba: el fin de todas las guerras del mundo, justicia para los explotados, pan para los hambrientos, tolerancia y generosidad para los extranjeros, la apertura de las fronteras de todos los países para que nadie muriera ahogado en las pateras, más amor para las familias, trabajo para los parados…
                De repente, el tendero le interrumpió delicadamente y le dirigió estas palabras:

  • Has llegado al negocio adecuado, jovencita… porque aquí no vendemos los frutos, regalamos las semillas!!.»[3]

 
En nuestras manos está el convertir nuestros grandes almacenes – nuestra «empresa educativa y pastoral» – en una sencilla tienda de barrio abierta de la mañana a la noche; de nosotros depende el azul de nuestra mirada, la delicadeza de nuestras preguntas y la calidad de nuestra escucha; sólo nosotros podemos hacer que nuestro modo de tratar a las chicas y chicos y de trabajar con ellos, haga brotar sus mejores deseos y los grandes sueños que todos – pero sobre todo ellos – llevamos dentro.
La convicción de la que hablo es, sencillamente, que en la escuela, en la parroquia, en casa, en la calle – podemos y debemos regalar semillas. Gratis. Sin cobrar nada. Sin exigir nada. Y, sobre todo, la convicción de que muchas semillas ya están dentro… y que las semillas descubiertas, cultivadas, regadas, cuidadas, acompañadas con humildad, paciencia y constancia… son vida y dan frutos de vida.
Así es la Paz: a veces ausencia y clamor; a veces semilla y promesa; a veces – y no pocas – realidad vivida, compartida y celebrada.
 

  • Recuperar la dimensión profética

Las convicciones nos animan y nos sostienen pero, para que de verdad lo sean, deben traducirse en acción y más aún, si lo que queremos es comunicarlas y compartirlas. En los colegios y parroquias tenemos mucha suerte al poder sensibilizarnos y hacer algo por los demás a través de tantas y tan variadas campañas y jornadas. En ocasiones nos pueden parecer pesadas y hasta inútiles, pero en realidad son una gran oportunidad que no poseen las personas que se mueven en otros ámbitos laborales. En el fondo, afrontar temas como éste de la paz, humaniza nuestro trabajo, nos abre a realidades más amplias y, sobre todo, nos hace ser creativos a la hora de educar en los grandes valores.
Estoy convencida de que esta riqueza de la escuela (y la parroquia) es para ser compartida. A veces, hermosas iniciativas y actividades que valen la pena, en las que derrochamos tanta vitalidad y energía para con los chicos y chicas, se quedan ahí, dentro de los muros del colegio, sin ningún tipo de repercusión social. Me adelanto a matizar que la labor educativa, aunque lógicamente estructurada en determinados tiempos y espacios, es por sí misma una labor abierta al presente y al futuro de la sociedad. Por eso precisamente, cara a la jornada de este año me preguntaba si no sería posible abrir aún más las puertas de la escuela a la sociedad, o mejor, hacerse presentes en ella para que ésta descubra (o re-descubra) dimensiones que le son esenciales. Es decir: salir a la calle y hacer partícipe a la sociedad (ciudad, pueblo o barrio) de lo que la comunidad educativa (profesores, padres y alumnos) tienen que decir sobre el tema de la paz.
La escuela no es el lugar donde se aparcan los niños y niñas para entretenerlos durante unas horas y llenarles la cabeza de saberes. Los educadores no somos los encargados de educar sólo a los chicos y chicas. La educación es una responsabilidad social, asumida por un colectivo (vocacionado en el mejor – y espero que en la mayoría – de los casos) que cree en el valor de lo que hace y, sobre todo, de las personas con las que diariamente se relaciona. La escuela (el colegio y también la parroquia o el movimiento eclesial…) tiene, por tanto, una especie de «dimensión profética» intrínseca que se traduce en una presencia pública, siempre significativa aunque no sea siempre reconocida.
Éste es el enfoque concreto de las actividades que proponemos a continuación.
 

PROPUESTAS

 
Para realizar dentro del colegio (actividades en el aula o grupo)

  • Realizar con los alumnos de primaria una serie de actividades y juegos cooperativos.
  • Realizar con los alumnos de secundaria actividades en la dinámica de la Resolución no violenta de conflictos.
  • Ciclo cinematográfico. Durante varios días (según las posibilidades del centro), organizar un ciclo de cineforum en el que puedan participar tanto alumnos (los más aptos quizás son de secundaria aunque se pueden adaptar a las edades) como padres, profesores y personal no docente.
  • Invitar a activistas de la paz. Buscar contactos con organizaciones o movimientos pacifistas, así como personas (muchas veces gente misma de Iglesia que funcionan como mediadores en conflictos) que realizan un trabajo efectivo por la paz.
  • Canciones por la paz. Trabajar con algunas de canciones de sus cantantes favoritos o de reconocida fama mundial, dedicar en clase un momento para la audición, la reflexión, el análisis de la canción o de la realidad a la que se refiere. Una actividad alternativa es la de re-crear las letras (sobre todo las de lengua inglesa), utilizando esa misma música. Otra, la de ilustrar o hacer carteles que acompañen esas canciones.
  • Toma de conciencia y análisis de algunas realidades de conflicto internacional. Muchos conflictos aparecen en los medios de comunicación… y muchos otros no son noticia o no están de moda. Una alternativa válida podría ser pequeños trabajos de investigación sobre causas y posibles vías pacíficas de solución de los conflictos para posteriormente presentarlos al resto de la clase o a los cursos de niveles inferiores.

 
Para organizar cara al público (eventos en el colegio o fuera de él. Conviene recordar que, para algunas de estas actividades, es necesario solicitar con tiempo los espacios públicos y hacer peticiones como institución educativa o eclesial a los organismos correspondientes: radio, periódico, ayuntamiento, etc.).

  • Exposición de paneles. Trabajar por niveles durante la semana o ese día en las distintas materias el tema de la Paz, plasmándolo en paneles que se exponen en una galería o pasillo del colegio. Abrir la exposición a las familias y hacer una invitación a que otras personas la visiten (carteles en las tiendas de alrededor, anuncios en el periódico, en la radio)
  • Programa de radio. Elaborar (trabajando por clases o cursos) micro-programas de radio de 5 minutos que podrían ser emitidos por la megafonía de todo colegio los cinco minutos antes del recreo, con canciones, eslogans, entrevistas, narraciones, noticias, etc.
  • «Campaña publicitaria» radiofónica. Se trataría de preparar con los alumnos un pequeño slogan para escucharlo en las entradas y salidas del colegio durante la semana. El objetivo sería publicitar la jornada de la paz, así como la concienciación sobre la paz no como problema, sino como vía de solución de problemas.
  • «Campaña publicitaria» gráfica. Con el mismo objetivo de la anterior, realizar carteles publicitarios hechos de imágenes y frases breves e incisivas para colocarse tanto en las clases y pasillos como quizás en los comercios cercanos o en algunos lugares públicos (parques o jardines).
  • Concentración en el patio del colegio. Puede pensarse como unos minutos de silencio, con una motivación previa en las aulas, con la exposición o «procesión» de algunos paneles o carteles alusivos al tema que las diversas clases hayan preparado; o como un momento festivo en el que todos celebran la fe en el valor de la paz y en las personas que la construimos, leyendo algún manifiesto, cantando alguna canción o realizando algún gesto colectivo.
  • Marcha por la paz. Por las calles del barrio, del pueblo o la ciudad, con grandes pancartas hechas por los niños y niñas.
  • Cooperación con ONGs pacifistas. Unirse a alguna campaña organizada ya a nivel nacional o incluso internacional.
  • Recital. Organizar (por niveles) un recital de poesía o narraciones. Algunas de poetas y escritores y otras elaboradas por los mismos alumnos, cuidando la calidad de la recitación así como la música y las luces ambientales.
  • Concierto. Organizar (por niveles) un concierto hecho de canciones que hablan explícitamente de la paz, bien sea en versión original de los autores (acompañadas de cuadros de expresión corporal, de imágenes – diapositivas o power point – o de baile), bien sea con la letra adaptada e interpretadas por los mismos alumnos y alumnas.
  • Teatro. Realizar pequeñas representaciones teatrales en las que se plantean conflictos reales y se buscan soluciones alternativas no violentas. Con los pequeños podría plantearse como la elaboración de cuentos o fábulas. Organizar posteriormente con todas ellas una muestra de teatro para los padres y madres o para otros cursos del colegio.
  • Decorar los muros, ventanas y verjas del colegio con pancartas, graffiti y carteles alusivos al tema de la Paz.
  • Presencia en los periódicos y radios locales. Muchas radios y periódicos tienen espacios en los que se dan espacio a iniciativas educativas. Si se solicita con tiempo y se presenta con calidad (que, aunque «escolar» puede «digna» de ser publicada o emitida) un dibujo, una carta, una poesía, un pequeño artículo de opinión, una historia… pueden tener cabida en estos medios de comunicación.

Parroquias

La mayoría de las actividades propuestas arriba pueden ser adaptadas a la vida parroquial o de un movimiento eclesial. Añado algunas de carácter específicamente religioso, insistiendo en la necesidad de que se dieran ambos tipos de actividad y no solo y exclusivamente las que citamos a continuación. En el caso de la parroquia o movimiento, la invitación es a orar y celebrar a partir de lo compartido en la vida, tanto personal como en los grupos, y de la realidad del momento actual. Por eso las canciones, los símbolos, los gestos, las pancartas o carteles ocuparían un lugar esencial en cuanto mediación y expresión de la experiencia de Dios. Sin descuidar el contenido, la estructura o los aspectos formales de la oración, se daría más importancia a la vivacidad, espontaneidad y participación de las personas. Insisto en la Eucaristía (tanto la celebración como la adoración) no tanto como una devoción que tranquiliza nuestras conciencias, sino cuanto la participación en una dinámica de entrega y servicio – la de Jesús – a la que, en algunos momentos de oración, se le da un mayor espacio para la interiorización y posterior compromiso de vida.

  • o Vigilia de oración, que podría ser en la parroquia o en el pórtico o alguna plaza cercana.
  • o Eucaristía por la paz. Una de las eucaristías dominicales podría centrarse en la celebración de todo lo vivido en torno a la paz en las catequesis o en otros momentos.
  • o Adoración eucarística por la paz. Mantener la adoración durante un período de tiempo más o menos largo en el que los distintos grupos se turnan (en ratos de 10 – 15 minutos) con un símbolo, canto, oración y unos minutos de silencio. La fuerza de este gesto radica, por una parte, en la experiencia de «continuidad» (porque la tarea de construir la paz es continua y no cesa nunca) y, por otra, en la implicación de toda la comunidad cristiana (ya que se trata de una tarea para todos en la que cada uno tiene un papel importante).

 
Que la Jornada de la Paz de este año sea un «rito» nuevo, recreado por todos, para que aumente nuestra fe en las semillas y en las personas portadoras de ellas. ¡Que la paz se haga un poco menos clamor y ausencia y siempre más semilla, promesa, realidad vivida, compartida y celebrada!.
 
 
NB: Antes, durante y después de haber escrito estas páginas me viene a la memoria y al corazón especialmente la sociedad vasca, que tanto valoro y aprecio. Sabiendo que el llamado “problema vasco” es, antes que nada, una herida común que merece el respeto y la atención de todos, me siento unida al clamor por la paz, y renuevo mi esperanza en la semilla que el País Vasco y sus gentes llevan dentro, así como la fe en los infinitos y callados gestos de Paz que viven, comparten y celebran.
 
 
 
Recursos:
Internet

Canciones

  • Alanis Morrisette: All I really want;
  • Alejandro Sanz: Por bandera
  • Ana Belén: La muralla, Solo le pido a Dios; caminando y cantando
  • Antonio Flores: No dudaría
  • Bob Dylan: Blowing in the wind; Masters of war
  • Celtas Cortos: CARTA A RIGOBERTA MENCHÚ;
  • Cómplices: Verdad que sería estupendo.
  • John Lennon: Imagine; All that I’m saying is give Peace a chance.
  • Michael Jackson: Heal the World, Earth Song; Jam;
  • Miguel Bosé: Partisano, Nada particular
  • Pedro Guerra: Contamíname, Debajo del puente; Hay mil maneras de derrotar a un hombre;
  • Phil Collins: Both sides of the story.
  • Sting: Russians; They dance alone.
  • U2: Sunday Bloody Sunday; Peace on Earth

 
Películas

  • Gandhi
  • La sombra del diablo
  • En el nombre del padre
  • Grita Libertad
  • Salvar al Soldado Ryan
  • Pena de Muerte
  • La Lista de Schindler
  • Cadena Perpetua
  • La Milla Verde
  • Amistad

 
 
 
[1] Antoine de Saint- Exupéry, El Principito. Cap. XXI. http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/saint-exupery/ElPrincipito/capitulo21.htm
[2]Juan Pablo II, No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón, mensaje para la jornada mundial de la Paz, 2002. nº 2.
[3] Versión adaptada de la narración «La semilla de la Paz». Otero (1993), Parábolas en son de paz. CCS, Madrid, (p. 84)[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]