Jóvenes, «tribus urbanas» y religión

1 abril 1998

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Síntesis del Artículo:
El autor hace un repaso exhaustivo del mundo de los jóvenes para identificar a todos los habitantes de «tribus urbanas», desde los años 50 hasta nuestros días. Después se pregunta por la relación que tienen con la religión, para concluir postulando una dirección específica a la pastoral juvenil, de acuerdo con todo ello.
 
 
1 Jóvenes y «tribus urbanas»
 
Sobre los jóvenes, en estos últimos años, se han escrito cientos de artículos y libros sobre el tema de los jóvenes[1]. Pero soy igualmente consciente de que nunca se hablará o se escribirá lo suficiente sobre ellos. Para la sociedad, y para la Iglesia, son una provocación y un reto, son el presente y el futuro más valioso.
En esta colaboración nos centramos, particularmente en el fenómeno de las tribus urbanas y lo religioso.
 
Históricamente asistimos a un fenómeno nuevo: la coexistencia de mundos y submundos. Nos movemos en una civilización sin hogar: sociedadabierta y muy plural, cohabitando «cultura» y subculturas marginales. La familia ha dejado de ser el punto de referencia decisivo para muchos jóvenes. Con una paradoja: aparentemente los jóvenes viven más tiempo en el hogar (no se emancipan hasta los veinte y muchos), y sin embargo la familia cuenta poco. Es como si los jóvenes pasaran por la familia, pero la familia no pasara por ellos: las grandes decisiones, la vida cotidiana y los problemas, se hablan en la calle.
Si antes la familia era la célula social y el factor de integración social, hoy cada cual debe buscarse la vida como puede, incluso lejos de la tierra en la que ha nacido. Y, hasta que el joven se integra socialmente, vive en las llamadas tribus urbanas. Con variantes desde las más conservadoras hasta las más radicales y revolucionarias. Es un proceso de identificación a un grupo pequeño, a un sentimiento, a una moda, a un símbolo. A veces, son grupos efímeros y efervescentes. Pero son nuevas y auténticas familias. Con frecuencia, la publicidad y la moda consumista saben sacar tajada de ello.
 
Mi interrogante, hoy, desde las tribus urbanas es éste: ¿Dónde tiene cabida el anuncio cristiano? Para los creyentes, educadores e instituciones, los jóvenes de hoy, como los de siempre, son un gran reto y una necesaria apuesta llena de esperanza.
 
 
2 En el planeta de las «tribus urbanas»
 
“El barrio es la patria; la música, el idioma; la ropa, la bandera. Cada uno es cada uno, pero todos pertenecen a alguna tribu: rockers, rapers y afterpunks conviven en un territorio con fronteras de asfalto y colores cómplices. Las tribus mandan en las calles, donde los enemigos estimulan y los compañeros son hermanos”.[2]
 
¿Cómo podemos describir estas tribus urbanas? ¿Cómo nacieron? ¿Qué visión tienen de la vida? Por encima de definiciones precisas, que no son fáciles, se puede afirmar sin duda que estamos en el tiempo de las tribus urbanas.[3] Sus notas comunes, a pesar de la gran diversidad y variedad de las mismas serían éstas: asociacionismo no formal; emancipación de la familia; conflicto generacional; marginalidad; espontaneidad; baremo estructural propio; acuerdo en la acción; vehículo de expresión y de experiencia vital propios; hermandad entre ellos; vestidos diferenciales; amantes de una determinada y muy definida movida musical.[4]
Hay quien afirma, como el profesor O. Levices, de la Complutense, que el fenómeno de las tribus no es tan nuevo como pudiera parecer: porque ha sido una constante histórica la agrupación de jóvenes al margen de la disciplina familiar, desde la antigüedad hasta la Edad Media, el Renacimiento o la Época Moderna. Porque los rituales de disidencia y transgresión marcaban el inicio de la progresiva emancipación juvenil de la tutela paterna que terminaba en la boda. Aunque es cierto que, en la actualidad, al alargarse la inserción plena de los jóvenes en la sociedad debido a múltiples causas, entre ellas el paro, está contribuyendo al mismo tiempo a la prolongación de la permanencia de estas tribus con todas sus consecuencias.[5] De cualquier forma, las tribus urbanas son propias de una época industrial, pero sobre todo postindustrial.[6] Son como la paradoja o la otra cara de una sociedad opulenta y del bienestar. Herederos de la contestación, en unos casos, y de la frustración y el vacío en otros.
 
Hay quienes afirman que las tribus urbanas nacen como resultado natural de la evolución juvenil: como “momento de encaje o puente” entre la salida de la pubertad (donde el adolescente necesita saber quién es él mismo) y la integración en el mundo de los adultos, que choca con la visión que el adolescente se ha hecho de la realidad y con sus intereses inmediatos. Se suele afirmar en esta misma línea que no se puede hablar de tribus urbanas en cuanto tal, en ciudades menores de un millón de habitantes. En ciudades pequeñas más bien son grupos de amigos o de referencia con cierto deseo de mostrar una identidad diferenciada sobre el resto y, de esta manera, subrayar la autoafirmación de ellos mismos.[7] Pasemos, sin otros particulares, a realizar una breve radiografía, por décadas.[8]
 
 
2.1.  Años 50-60:
De los rockabillys a los hippyes,
pasando por los mods y los rockers
 

  1. Lozano[9] se ha atrevido a afirmar que los jóvenes de hoy han pasado de ser propietarios del futuro a meros prisioneros del presente. Y añade algo que llama poderosamente la atención: la juventud, sigue siendo modelo de referencia social (lo joven mola) en una sociedad sin modelos (y, por lo mismo, sin modelos que ofrecer a la juventud). Pero, ¿esto ha sido siempre así?

Por supuesto que no. Más bien se puede afirmar que es algo relativamente nuevo. En los años 60, se podía definir al joven como el que creía que lo iba a ser siempre. Los jóvenes eran como portadores sociales de valores nuevos y de cambios sociales de los que ellos tenían que ser los principales protagonistas. Pero a partir de 1968, aquel sueño se rompe. De la utopía, se llega al consenso. Veamos esta descripción reflejada en las tribus urbanas.
 
¾ Rockabillies
 
Yo quiero ser auténtico; quiero ser yo mismo
Con el boom de los nacimientos de los años 60, USA y su hija Gran Bretaña extienden sus modas a todo el bloque occidental. El «yo quiero ser rico» de la postguerra más inmediata, se traduce, poco a poco, en el «yo quiero ser auténtico». Este grito viene respaldado por letras de canciones, un estilo de vestir determinado, y unas relaciones nuevas entre jóvenes de los años 60. Lo que define a estos jóvenes ya no es la raza, clase social, ni siquiera la religión, sino lo que ellos eligen y quieren ser. Las diferencias se marcan ya no sólo con relación a los padres, sino incluso a los hermanos mayores: ha nacido el Street Style o estilo callejero. Primero moderado, en los «rockabillies», cuyo grito de guerra es el ya célebre “vive rápido, muere joven y ten un cadáver bonito” de James Dean y Elvis Presley. El Dios tradicional ya no entra en su trinidad. Ahora se transforma en «sexo, droga y rock and roll». Lo que cuenta no es de dónde vienes o procedes (el anonimato en la gran ciudad iguala a todos) sino adónde quieres ir, y con quién te enrollas. Se sitúan en el límite del bien y del mal y, para muchos, la perversión y la transgresión se convierte en norma de vida. Tupé y patillas, botas de puntera, pantalones ajustados y broncas ocasionales con otras tribus, pueden definirles en lo externo.
 
¾Mods
 
Me gusta consumir
Y, junto a los Rockabillies, aparecen los Mods en los años 60: trajes de estilo italiano, corte de pelo corto estilo francés, pantalones estrechos, Vespas o Lambrettas y vocación cosmopolita. Sin tendencias violentas y viviendo en los barrios de clase media alta. Son la versión consumista de la década de los sesenta y los nuevos ciudadanos del universo. Los que, salvando las distancias, en otras latitudes se denominarán «pijos» o snoopiters.Se valora el buen gusto. Inmersos en el sistema, parecían preparados para triunfar. Y las chicas comenzaban a utilizar la moda unisex, como forma de liberación de movimientos. Todo un símbolo de la igualdad social de la mujer. Sus enemigos son los rockers. Ray Charles, Las Supremes u Otis Redding, les definen musicalmente. A finales de los 60, los Mods se convierten en Hard Mods, cuando la clase social más baja y trabajadora trata de imitar a la clase media.
 
¾ Rockers
 
Sin raíces; soy un nómada planetario
En estos años, descuellan igualmente los Rockers. En muchos casos, conservan la filosofía del nomadismo como norma de vida y la pasión no oculta por las grandes motos. Los chicos visten chupas de cuero negro, o vaqueras, y botas. Se les distingue por sus largas patillas, tupé engominado, corbatines y botas picudas, distintivos heráldicos y metálicos. Las chicas se definen por la coleta y las faldas sueltas. Enemigos acérrimos de los Mods, marginados y marginales. Son los dueños del fin de semana y, pronto, de la noche. Elvis Presley, Eddie Cochran, Chuck Berry, Little Richard, Gene Vicent o Vice Taylor, sus señores. En Europa, la versión rockers se llama Bell’s angels, desaliñados, con pelo largo y grasiento, chaleco vaquero, cazadora negra de cuero, antebrazo tatuado y un sin fin de accesorios o complementos morbosos e insólitos, por ejemplo, calaveras pintadas o bordadas.
 
¾ Teddy Boys
 
Rebeldes sin causa; hijos del paro
En Inglaterra, concretamente en Londres, tenemos que hablar de los Teddy Boys, procedentes de las clases trabajadoras, en paro, preocupados por el estilo, los detalles de la moda y la música. Son rebeldes sin causa. El rechazo a su ambiente se manifiesta por la adopción del rock, los viajes y, curiosamente, cierta xenofobia hacia los negros llegados a Inglaterra en los años 50.
 
¾ Motoras
 
Cowboys urbanos
De esos mismos años 50, en América, destacamos los Motoras o moteros (Anderunjen). Nacen en la bahía de San Francisco, descendientes de los Teddy Boys. Imitan la película de M. Brando, ¡Salvaje!. Se les denomina Angeles del infierno. Son modernos cowboys motorizados buscando emociones fuertes. En Europa se denominaron bikers y grasers (grasientos) por su escaso aseo personal. Aman el rock clásico de Elvis Presley o Rolling Stones y el country-rock. De ideología selectiva, machista e individualista. Potencialmente violentos.
 
¾ Beatniks
 
Los predecesores de los Hippies
Beatniks, de origen etimológico doble: Beat, compás estilo jazz y beato; niks, apócope de sputnik. Surgen en los años 50 en USA en tiempos de la guerra de Corea. Son los precedentes de los Hippies. Espíritus anarquistas, antidogmáticos. Abandonan la sociedad de bienestar y consumo y se van a vivir a los bajos fondos, muchas veces mendigando y en forma de nómadas. Son pacifistas, particularmente contra lo atómico. Rechazan la familia y son libertinos en el amor. Amantes de la poesía y la buena música del jazz-cool. No rehúsan la marihuana y el LSD como experiencias visionarias. Largas cabelleras y ropajes pobres.
 
¾ Hippies
 
Hagamos el amor, y no la guerra
También en Inglaterra, en la atmósfera denominada Swinging London comienza a triunfar el color y la alucinación de las anfetaminas y el LSD, el Pop de Andy Warhol, la revolución psicodélica, y la moda USA importada de los Hippies. Son mezcla de muchas cosas: de los Beats heredan el jazz negro y el distanciamiento de cierta sociedad consumista; de los Folkies, el amor a lo genuino, ecológico y pre-industrial; de los Surfies el hedonismo y respeto a la naturaleza, y de los psicodélicos, la «expansión mental» buscando nuevas y más abiertas experiencias. El marco de referencia: la Costa Oeste de USA. Pero sólo cuando la protesta contra la guerra de Vietnam se generaliza, se puede decir que el fenómeno Hippy cobra carta de certificado como tal. En principio aglutina a chicos y chicas de clase media entre 15 y 17 años quienes, abandonando la sociedad de consumo y de la competitividad, buscan la paz interior, la libertad, la vivencia del amor libre. Su utopía: la creación de una sociedad nueva, más justa, más a la medida del ser humano y basada en la paz (el desarme). J. Hendrix, Joan Baez, Bob Dylan encuentran eco y acogida entre ellos. Los Hippyes europeos eran algo mayores en edad que los americanos, procedían de la clase media y entendían que ser lo que eran no era un período de transición, sino algo definitivo en sus vidas.
 
¾ Skinheads
 
Proletarios, chauvinistas y racistas
Como reacción a los Hippys y a los Rockers, desde 1964, y como una rama de los Hard Mods, aparecen los Skinheads primitivos. Pelo cortísimo, camisas Ben Sherman y tejanos Levis. Agresivamente proletarios, chauvinistas y puritanos. Se dejan ver, desde l968, en los campos de fútbol apoyando clubes tan conflictivos como el Tottenham o el Chelsea. Su pelo rapado, botas y cazadoras militares (estilo Dr. Martens) a menudo con punteras de hierro, vaqueros desteñidos y camisas sin cuello, tienen como objetivo la higiene personal. El “hagamos el amor, y no la guerra” y el distintivo de la paz de los hippies se transforman ahora en conflicto y agresividad. Volverán con fuerza a escena a partir de 1979, en el declive de lo punk, su tribu rival por excelencia y su antítesis estilística y ética.
 
2.2. Años 70-80:
De los Funky a los Skaters,
pasando por los Skins y Heavies
 
 Los años 70 contienen el paso de la época del bienestar a la primera gran crisis del petróleo. Se comienza a palpar la gran diferencia que existe entre desear–imaginar y gestionar. Los jóvenes de los 70 han pasado como jóvenes que no supieron serlo. En esta época, lo hippy se transforma en pasotismo y desencanto.
 
¾ Kunkys
Andróginos y cósmicos
En los 70 aparece la moda Funk, terminología que procede del olor pegajoso del sexo, y que en el vestir remarca los atributos eróticos y sexuales. Los pantalones campana pretendían a su vez acentuar la estrechez de cintura y trasero. El unisex y cierta ambigüedad se convierten en un triunfo. Ahí están, como mitos, G. Clinton, James Brown, Marc Blan, David Bowie o el mismo Prince. Lo andrógino, cósmico y el teñido de pelo, fueron señas de identidad inequívocas. Su indumentaria, en principio, la de los chulos negros de los guetos norteamericanos, con uso de prendas caras.
 
 
¾ Skin
Versión racista
A partir de 1979 de nuevo entran en escena los Skins, ahora en versión racista, en extraña y clara alianza con la extrema derecha. Sus músicas son el Ska, el Oi y el White Nise. Sus grupos, Brutal Attack, Decibelios y El Clan. De tendencias políticas nazistas y de extrema derecha, racistas y enemigos de lo que consideran la escoria social (homosexuales, drogatas, sudacas e incluso inmigrantes). Visten cazadoras y botas militares, vaqueros remangados y distintivos de algunas peñas futbolísticas. No es un hecho casual que, al reaparecer, los skinheads se afilien a movimientos de ultraderecha (National Front en Gran Bretaña o FANE en Francia), formen grupos de ideología declaradamente nazi (Skrewdriver y su líder Ian Stuart Donaldson) y se mezclen con los Hooligans, fanáticos tifosos de equipos ingleses.
 
¾ Rastafaris
Africanos ecologistas y mesiánicos
Como contrapunto, los Rastafaris, ecológicos, amantes de la naturaleza, idealistas, pero moviéndose al ritmo afro de un Bob Marley, Burning Spear o Mighty Diamond. Se consideran portadores de un futuro mejor para la causa de la población negra. Hablan del mito de Armageidon que, en la batalla final del Juicio Final, vencerán y regresarán a África, a Etiopía, formando en Nuevo Pueblo Elegido. El rasta debe prepararse asumiendo el saber, la técnica y la profundidad del mundo occidental. Visten colores vivos para mostrar la belleza natural africana. Fuman la ganja (marihuana) que es como un don de su Dios Negro, y que los blancos prohíben fumar para evitar que tomen conciencia de ser Pueblo Elegido.
 
¾ Heavies
Apocalípticos e iconoclastas
También aparecen los Heavies, rockeros al estilo The Doors, apocalípticos e iconoclastas, y eclécticos en el vestir, versión radical del fenómeno Hippy. Son antimilitaristas y antiautoritarios, insumisos por naturaleza. Visten chupas de cuero negras (la segunda piel), cazadoras con diseños de portadas de discos a la espalda, camisetas negras con pintadas de sus grupos musicales, muñequeras con clavos, zapatillas de deportes o botas paramilitares, multitud de pins, chapas, cintas en el pelo, cadenas, vaqueros viejos y pelo largo como los hippyes, brillos psicodélicos al estilo rockero.Es generalizado el consumo de porros. Los define su origen de clase baja trabajadora. Sus músicas preferidas giran en torno a The Who, The Kinks, y con mitos como Led Eppelin, Deep Purple, Statu Quo. Como versión extrema de los Heavys, los Satánicos. Necrófilos, amantes del diablo a quien preguntan sobre el por qué del caos reinante, como príncipe de este mundo. Grupos de referencia, los que practican la música Death Metal: Deicide, Morbid Angel y Morgoth. Sus letras incitan a la captación de adeptos para Satán. Se reúnen para celebrar ritos negros, espiritismo, quema de iglesias y profanación de tumbas. Suelen sacrificar perros y gallinas. El grupo decide y les invita a suicidarse a los 33 años de edad. Pelo muy largo, visten todo de negro, pantalones paramilitares, botas militares y símbolos propios (estrellas y cruces invertidas, etc.).
 
¾ Skaters
Patinadores y reyes del asfalto
En Norteamérica, triunfan, en los 70, los Skaters: ropas amplias y largas bermudas, camisetas de colores con marcas de monopatín, gorras de béisbol y playeras marca Vans. Con sus patines son los reyes del asfalto y de la urbe que comienza a sentir la crisis del petróleo. Su música comienza a tomar ritmos de rap.
 
¾ Okupas
y el KRAT (Kolectivo radical anti todo)
Los Okupas de los edificios vacíos de las grandes ciudades. Convivencia en grupos de 15 o más individuos y viven a base de pequeños trabajos de supervivencia (albañilería, fontanería, etc.). Su ideología es radical, de izquierdismo solidario, situacionista, antimilitarista y antiinstitucional. Los Okupas, invadiendo locales o casas deshabitadas, hacen el mundo a su gusto. Son anarquistas y hacen guerra a la propiedad privada. Sus casas okupadas son centros de Kultura alternativa. Consumo generalizado de porros y litronas. Caso extremo: el KRAT (kolectivo radical anti todo).
 
 
¾ Tribus menores
Entre las experiencia de Babel y el consumismo
Como tribus menores, los Cowboys urbanos, consumidores, en sus coches, o en sus sentadas, de enormes cantidades de birra. Soñadores lightde un mundo distinto. Son parientes de los rocabillys.
Los Siniestros, de tendencia necrófila. Visten ropa negra y morada, basada en el medioevo y gótico; la cara maquillada de blanco, imitando a la familia Monste y el pelo cardado. Les gustan las películas de terror y el cine gore. Su gusto musical es el rock tenebroso de grupos como Bauhaus, Cure, Siouxssie and the Bansees, Systers of Mercy, Parálisis Permanente, Los Monaguillos, The Mission. Su carácter es individualista, pesimista, romántico y totalmente apolítico.
 
 
2.3. Años 80-90:
De los Punks a los bakalaeros,
pasando por los Grunge
 
Y llegaron los 80, y los cambios sociales se hicieron más rápidos y problemáticos, y los jóvenes se encontraron algo así como condenados a serlo, a pesar suyo. Pasaron de ser protagonistas de la historia a protagonistas de la publicidad. Y muchos de ellos, en tono apocalíptico o catastrófico anunciaron la llegada de la postmodernidad: el fin de la historia, de los grandes mitos o relatos. Donde lo único que va a contar es el momento presente. Y la persona individual, volviéndose narcisista, goza historias cortas y sin que dejen huella. Estamos en los 90.
Los jóvenes de hoy han perdido su identidad. Ya no es problema cómo vivir, sino para qué, por qué y de qué. El joven de hoy es consumista, y muy vulnerable (no es psicológicamente fuerte). Amante de sus propias costumbres y hábitos. Amigo de sus amigos. Más gregario y masificado que solidario. No creen en el futuro, salvo como continuación del presente (cuando están bien instalados). El futuro sigue siendo una asignatura pendiente. En algunos casos se consideran víctimas y consecuencia de esta sociedad que promueve la pasividad, el individualismo y la falta de crítica.
 
Nos situamos en plena postmodernidad decadente: “El futuro está aquí. Sálvese quien pueda. El último que apague la luz. Vivamos de nuestros padres hasta que podamos vivir de nuestros hijos”, son algunos de sus eslóganes. Se ve la vida como un laberinto sin salida, como un supermercado hipotecado por las multinacionales, o como una autopista en lo que importa es dar de sí hasta donde el body aguante. Se vive la vida como una ruleta rusa de fin de semana.
 
¾ Punks
Basura sin alternativa de futuro
En esta década destacan los Punks (que literalmente significa basura) rechazando la sociedad y sus instituciones, el poder y el mismísimo trabajo. Se propugna un salto frontal al sistema de valores dominante, pero sin perspectiva de futuro (no future, cantarán). Su ropa, su música y sus relaciones hablan de angustia, frustración, falta de esperanza. En su ropa busca la fealdad, la decadencia: crestas, pelos electrificados, siniestras chaquetas negras de cuero, tachuelas metálicas agresivas y pantalones ajustados. Los Sex Pistols, The Clash, The Damned, entre otros, son símbolo de una generación. Las anfetaminas (speed) son utilizadas para obtener sensaciones y emociones fuertes e intensas o incluso para estar días enteros sin dormir.
 
¾ Psychobillys
Vuelve la protesta
Los Psychobillys recuperan, en los 80, el carácter fuerte y reivindicativo de los rockabillys y el extremismo estético de los punks. Su look es muy agresivo. Cráneo rapado a los lados con cresta, tupé, chapas y colores vistosos. Botas militares y vistosos tatuajes. Aman el rock duro, el punk y el neopunk. Grupo principal: Meteors. Su ideología es contradictoria: nazi-anarquista; grandes bebedores y consumidores de drogas. Su carácter es cínico e irónico. Violentos.
 
¾ B-Boys
Los negros toman la calle
Y, mientras, en el Bronx de New York comienzan los Raps y los Hip-Hop. Son los B-boys (la B viene de break, los rotos), negros nacidos en la calle en los ghettos de New York. Y, además, protestones. Su ritmo bailón, y su letra de protesta hacen de la calle un break-dancing permanente. Al principio vestían como los Funkies, pero poco a poco, por cuestiones prácticas y de agilidad de movimientos, se imponen los chandals, las sudaderas, y las gorras para protegerse la cabeza, eso sí, de medio lado. El gusto por lo tradicional africano, ropa ancha y de colores, cadenas doradas y el pelo rizado completan su identificación. Su cultura son los grafitis (se les conoce como los grafiteros) y el espectáculo de la break-dance. Luchan a su manera contra el sistema y contra la marginación social. Sus grupos, DMC, Jungle Brothers, Public Enemy o Queen Latifah. En España aparecen hacia l982 y se les ve en los barrios periféricos y en las bocas de metro. Con vestimenta informal, chándal o camiseta y bermuda, pelo rapado a los lados de la cabeza y zapato deportivo estilo basket. Gustan mucho, como ya se ha señalado, de los grafitis.
 
¾ Hardcores
Buscando sensaciones fuertes
Los Hardcores nacen como búsqueda de sensaciones fuertes y básicas en la ciudad. En su atuendo prevalece la camiseta, la bermuda y las botas paramilitares. Cuidan esa imagen de limpios y ordenados con una actuación enérgica y desenfrenada. Su estilo musical es mezcla de heavy metal y música punk. Su ideología es apocalíptica, individualista y tendencialmente radical. Los ciberpunk encontraron aquí su base.
 
¾ Ciberpunk
Cultura cibernética
Los Ciberpunk mezclan la radicalidad del punk y la cultura cibernética, en cuanto son aficionados a la tecnología y a la ciencia ficción. Aman películas como Blade Runner o Mad. Preconizan el derrumbamiento de la sociedad tal y como existe ahora y el nacimiento de una forma de anarquía tecnológica. Su libro base ideológico, Neuromante, de W. Gibson, con una visión futurista dominada por la tecnología y la informática. Su música tecno la suministran grupos como Cosmic Baby, In Trance o The Grid.
 
¾ Maquineros
Discotequeros de alto voltaje
A mediados de los 80 aparecen los Maquineros o industriales. Usan una determinada clase de gafas de sol, calzado deportivo y look informal. Son los reyes de las discotecas. Aman la música máquina, sintética, machacona. De tendencia presentista y sin ideología definida.
 
¾ Skinheads
A cabalgar de nuevo
El gran peligro para todos sigue llamándose Skinheads, de los que hemos hablado más arriba. Neonazis declarados, machistas (“su única rubia es la litrona”), fracasados escolares, amantes de símbolos, siglas y uniformes. Quieren construir una especie de paraíso en la tierra, el suyo. Lo más absurdo: se siguen considerando los guardianes de la sociedad contra la escoria de sudacas, negros, drogatas, homosexuales, rojos o gitanos.
 
¾ Grunge
La filosofía de la vida de los 90
Los Grunge, fusionadores de estilos hippys y skaters en la forma de vida, y de los punk en la filosofía y estética. Grunge es todo lo que se puede tirar a la basura, y es una filosofía de la vida que rompe con todo. Rechazan lo establecido y son hedonistas. Su vestido (el dirty chic) es de aspecto deliberadamente descuidado, sin importarles llevar prendas de segunda mano, vaqueros rotos y viejos, tallas no adecuadas, colgantes, anillos, tatuajes. En cuanto a la ropa, “se ponen lo primero que encuentran”, pantalones cortos por encima de la rodilla o vaqueros de tercera mano. Camisas a cuadros y jerseys enormes y arrugados. Zapatos Doc Martens o zapatillas All Star. Y en la cabeza, un gorro de lana. Su estética es la tranquilidad: cabeza vacía, deseo en suspenso y el pensamiento ajeno a lo exterior. Es la versión noventa de los años sesenta. El grunge es narcisista por vocación, vive su mundo. Su grupo es Nirvana y Janes Adction, Lovemongeers, Mother Love One, Screaming Trees. Cultivan la amistad y los cines donde proyectan películas de autor. No leen periódicos ni ven la televisión, salvo dibujos animados. descuidan la higiene personal y fuman de vez en cuando hierba.
 
 
¾ Tribus menores de paso
Hijos de la noche y desaparecidos al amanecer
En nuestros días, existe todo un rosario de tribus urbanas menores, en sintonía con la fragmentariedad postmoderna. Citamos a continuación algunas de ellas.
Los Nuevos Románticos, góticos, extravagantes, bien vestidos, contrarios a lo punk, con un look limpio, trajes de noche y vestidos elegantes, invención y moda de los medios de comunicación.
No olvidemos a los Tecno y Acid House, por algunos llamados Ciberhippies. Son sintéticos, amantes de la realidad virtual, y sumergidos muchas veces en lo que se ha denominado la Nueva Era o Era Acuario. Los Tecno no tienen ideología definida. Su ropa incorpora signos futuristas como chaquetas espaciales. Los Ciberhippies, mezcla de cultura cibernética y New Age, descendientes del Ciberpunk, buscan la pureza del cuerpo y de la mente en un estado de conciencia casi nirvánico. Son aficionados a las dietas integrales y a la medicina naturista. Su vestido es espacial y con camisetas de diseño holográfico.
 
Los Bikers, o bandas de adolescentes bajo el signo de la biciclos, con el objetivo de dominar el asfalto y una visión de la vida superactiva.
Los Centuriones o grupos de moteros de la zona de la Malasaña de Madrid.
Los Novicios de la Sugestión, herederos de los pijos y snoopeeters. Son los seguidores de M. Jackson, Madonna o Spie Gerls. Importan los signos externos, consumistas. Cuya trinidad es “sexo, ritmo y marcas”. Hedonistas por principio y adolescentes eternos. No cambiarán el sistema. No hay futuro que merezca la pena. Bastan pequeñas historias individuales, cortas, intensas y que no dejen huella en ningún sentido.
Bases Autónomas (BB. AA.), integrantes del movimiento europeo tercera vía, defienden posturas de extrema derecha oponiéndose tanto al comunismo como al capitalismo. Preconizan el asalto al poder y el cambio de sistema eliminando el sistema capitalista que margina a los jóvenes. Su símbolo, cruces celtas.
 
Los Borrokas Jarrais-aber punky, hijos del nacionalismo radical vasco y mamando ideología abertzale. Sus grupos musicales, Negu Gorriak o Lin Ton Taun, que mezclan instrumentos autóctonos con otros eléctricos. Su indumentaria primitiva era parecida a la punk, ahora es más parecida a la pija: botas martins, ropa de marca, chamarras flai o vaquera, chalecos, fulares o palestinos y ropa a rallas. Chapas de motivo nacionalista radical. Su lema: salud, marcha, lucha y libertad. Antimilitaristas del Estado Español y militaristas nacionalistas.
Los Bakalaeros, amantes de música parecida a la máquina, son a su vez, verdaderas máquinas programadas para bailar al ritmo machacón de los samplers, mezclando estilos (acid, tecno, rock) y peregrinando por rutas definidas (la más famosa la N-III,  Madrid-Valencia). Son los reyes de la noche y del fin de semana. Consumen drogas de diseño como el éxtasis, speed o la píldora del amor, que actúan sobre el cerebro modificando conductas inhibidas y quitando complejos. Han cambiado el coche por la moto. Su dios es la velocidad, y el único color de la semana es el viernes, porque cambia el gris por la fiesta.
En la música rock, la nueva moda, en España, se llama Indie. Música alternativa, diferente, rompedora, inclasificable: Killer Baribes, Penélope Trip, Soziedad Alkoholika, Hermanos Dalton, Protones, entre otros, son los representantes.
 
 
¾ El «astro-rey»
Fútbol, ante todo
Las tribus en torno al mundo del fútbol suman una gran letanía de nombres y formas de vivir y ver la vida: Boixos Nois y Sang Culé (ligados al Barcelona), Boys Leganés, Brigadas Amarillas y En Frente Tribuna (Cádiz C.F.), Brigadas Azules y Chiribis (Oviedo C.F), Brigadas Blancas (Albacete C.F.), Brigadas Blanquiazules (Español C.F.), Brigadas Franjirrojas Peña «Los Petas» (Rayo Vallecano), Celtarras (Celta C.F.), Colectivo Gualdinegro(Baracaldo C.F.), Comando Atlético (Marbella C.F.), Comando Rojiblanco Tripustelak Taldea (Bilbao C.F.), Fondo Norte, Fondo Sur y Ligallo Fondo Norte (Zaragoza C.F.), Frente Atlético (Atlético de Madrid), Frente Boquerón (Málaga C.F.), Galiana Xoven (Avilés C.F.), Gaunas Sur (Logroño C.F.), Green Boys (Linares C.F.), Hinchas Lleida (Llleida C.F.), Indar Gorri (Osasuna C.F.), Irreductibles (Español C.F.), Juventudes Verdiblancas (Santander C.F.), Komandos Verdes (Toledo C.F.), Las Banderas (Hércules C.F.), Legiones Sur (Mérida C.F.), Lubo’s (Valencia C.F.), Muralla Norte (Lugo C.F.), Norte Xixón (Gijón C.F.), Ultra Sur y Orgullo Vikingo (Real Madrid C.F.), Peña Lizarra (Osasuna C.F.), Peña Mujika (Real Sociedad C.F.), Ultra Boys(Gijón C.F.), Ultra Levante (Levante C.F.), Ultra Sherry (Jerez C.F.), Ultra Violetas (Valladolid C.F.), Xuventudes Celestes (Vigo C.F.), Yomus (Valencia C.F.). La versión inglesa se llama Hooligan, que quiere decir literalmente gamberro. Visten los símbolos del equipo del cual son tifosos empedernidos, en sus gorros, bufandas, cintos y prendas informales. Son violentos y apocalípticos y, cuando están manipulados por los Skin, racistas y fascistas-nazistas.
 
¾ Hijos del Kronen
         Un horizonte
Tal vez la penúltima tribu urbana se llama Hijos de Kronen. Puestos de moda en una película de Montxo Armendáriz, basada en una novela de José Ángel Mañas (Historias del Kronen). Son los hijos de quienes en España hicieron la transición democrática. Sus padres creen que les han dado todo y ellos tienen la sensación de que no tienen nada. Son hijos de papá ante los que sus mismos padres preguntan: “¿En qué me he equivocado?” Rebeldes sin causa, viviendo siempre al límite, sumergidos en la desesperación de quienes no ven salida a su vida. Vivir la noche, meterse en el cuerpo lo que pillan y les permiten sus dineros, esconder el miedo y el vacío existencial, transgredir las normas, jugar con la muerte, engañar a todos y darse cuenta de que el mañana no existe. Sólo el hoy. Sólo el ahora. Sólo existe el presente y éste vivido a tope. No saben adónde va la sociedad ni les importa. Practican el sexo mecánico y sin compromiso. Consumen hachís, droga de diseño y alcohol en cantidades industriales. Tienen alrededor de veinte años. Salen de casa cuando sus padres se acuestan y nunca les falta dinero. Muchos dicen que estudian y otros, pocos, trabajan. Visten con estudiado cuidado y las chicas asumen el papel de acompañantes. se juegan la vida por aburrimiento: conduciendo por el carril contrario, encaramándose a lo alto de un andamio o colgándose de un puente. Quieren que el tiempo pase lo más deprisa posible, porque no esperan nada del futuro ni tienen memoria del pasado. El desencanto se traduce en carencia total de valores, y sólo les quedan la música, el sexo, la droga y las aventuras al límite.[10]
 
 
3 Jóvenes y religión
 
¿Es cierto que en los jóvenes se está dando desafección hacia lo religioso o, por el contrario, acercamiento? La respuesta es compleja. J. Elzonos ofrece algunos apuntes sobre la religiosidad de los jóvenes.[11] Nos hacemos eco de ello.
En 1993, 22 sociólogos europeos, se reunieron en Ascona (Italia). Sacaron las conclusiones de una muestra realizada entre 24.516 jóvenes de 16 países europeos en edades comprendidas entre los 18 y 29 años.
 
Las principales tipologías resultantes son éstas: 23 % son «no religiosos», divididos en dos grupos, ateos y agnósticos. Predomina el sexo masculino; y, en ética, adoptan una moral de situación (el bien y el mal son relativos y dependen de cada circunstancia). Nacionalidades: alemanes del Oeste, franceses, belgas, holandeses.
En el otro extremo, «los religiosos». Suman un 11 %. Dos versiones: neocatecumenales y militantes sociales. Practicantes, confían bastante en sus iglesias. Predominan las chicas. Países: Irlanda, Italia y Portugal.
Los «tibios o light» son el 23%, quienes, sin haber roto con lo religioso, tampoco se consideran totalmente coherentes, particularmente en lo referente a prácticas y seguimiento de normas éticas. Predominan las mujeres. Los países más representativos: Italia y Portugal. Un 24 % se califican ritualistas. Lo importante son algunas ceremonias existenciales: nacimiento, matrimonio y muerte. Se mezcla en ello lo social y lo religioso. Predominan los varones y, como nacionalidades, alemanes e ingleses.
 
Otro grupo son los «creyentes heterodoxos». 10 % de jóvenes con talante pesimista en su vida. Dan mucha importancia al peso del mal en el mundo, al tema del infierno y diablo y a la reencarnación. Están difuminados por varios países.
También otro 10 % suman los llamados humanistas no religiosos, defensores de valores sociales y cósmicos y exigentes para con las Iglesias en cuanto al compromiso social. Predominan los varones y destacan países como España, Suiza, Escandinavia e Inglaterra.
 
Sobre este tema de la religiosidad, J. Martínez Cortés,[12] a la luz del esquema weberiano, se atreve a realizar estas hipótesis, en la relación jóvenes-religión:
¾ Lo religioso, también para los jóvenes, aún en sociedades secularizadas, sigue realizando funciones de orientación moral de la conducta y de las relaciones interpersonales.
¾ El futuro de las religiones, para los jóvenes, estaría vinculada a la fuerza profética con la que se promueva una racionalidad práctica que humanice la convivencia.
¾ Los intereses de los grupos juveniles no se ven reflejados por la institución religiosa.
¾ Finalmente, la aparición de una religiosidad salvaje en nuestra sociedad, no vinculada a las grandes confesiones y credos o instituciones religiosas.
 
En la revista El Ciervo,[13] varios autores opinan que los jóvenes son incapaces de aceptar la fe como un axioma impuesto por la sociedad (J. Reixach). Los jóvenes se acercan a lo religioso al margen de las iglesias. Han mamado existencialmente que, detrás del axioma postmoderno “sálvese quien pueda”, hay una imagen de Dios como rival del hombre. Los jóvenes no entienden la propuesta de Dios, que es totalizadora, en una cultura actual de los fragmentos (J.F. Mallén). En una cultura que hace apología del retal, que se avergüenza de pedir ayuda, la propuesta de Dios despierta recelos en todas partes. La mediación cultural a la que está sometido el joven puede convertirse en un hándicap para su apertura a Dios (E. Mas). Lo que fue la continuación del mensaje de alegría de Jesús se ha convertido en un doctrina para tristes y ancianos. Los jóvenes prefieren vivir a Dios sin intermediarios, máxime si éstos están bajo sospecha, como es el caso de la Iglesia (M.A. Carcelén). Es cierto que están aumentado las representaciones de Dios espiritual-afectivas, orientadoras y comprensivas, en las que Dios no es personal ni singular, sino alguien abstracto (A.I. del Valle, J. Elzo).
Al final de este recorrido concluimos que los jóvenes, en cuanto a lo religioso, reflejan la misma pluralidad cultural que marca nuestra sociedad de hoy. Una vez más, los jóvenes son termómetro y esponja de lo social.
 
 
4 ¿Qué ofertas desde una pastoral juvenil?[14]
 
Según los expertos,[15] la pastoral para los jóvenes de hoy debe ser eminentemente misionera. Ya no se trata de evangelizar tanto desde las instituciones, como hasta ahora, sino aprovechar todos los canales donde los jóvenes se reúnen y se mueven. Al mismo tiempo debe ser una pastoral de comunión, de coordinación de todas las instancias y agentes para este fin. Y una pastoral situada y educativa, además de salvífica. Es decir, partir de la realidad y abrir el sentido pleno que el joven necesita: Jesucristo, el Señor. Esta pastoral misionera debe llevar a provocar el deseo de la fe, educar para el sentido vital y arrastrar al desafío.
El gran reto, en la pastoral juvenil, sigue siendo la educación en valores, desde un catecumenado juvenil integral. En el fondo, se trataría de que cada joven, desde su propia identidad, descubriera la Buena Nueva y la persona de Jesucristo.
 
En este sentido, el papa Juan Pablo II, en las recientes «Jornadas de París», señaló claramente las claves de un catecumenado juvenil, en torno al redescubrimiento del Bautismo; para añadir que sólo se es joven verdaderamente cuando se renueva y se decide asumir el compromiso bautismal.[16]
 A la luz de las palabras del Papa es necesario que en cada una de nuestras Iglesias particulares se tome en serio una verdadera pastoral juvenil de anuncio y evangelización, de acompañamiento y discernimiento, de formación y oración, de compromiso y entrega. Con el fin de que cada joven descubra personalmente la Buena Nueva y la persona de Jesucristo, madurando, desde la vida, en una sana comunidad eclesial. Debemos saber forjar a los jóvenes en una sabia pedagogía de la creatividad y del compromiso, de la gratuidad y de la admiración ante el misterio, de la responsabilidad y solidaridad. Sólo a verdadera fe en el Dios de la revelación, otorga plenitud y sentido, también en la juventud.
 
Lleva razón A. Jiménez Ortiz[17] cuando afirma que la clave del anuncio cristiano a los jóvenes de hoy radica en el encuentro con el Dios revelado de Jesucristo y que toda nuestra pastoral con los jóvenes debe ser un acompañamiento para facilitar esta experiencia. Este acompañamiento se puede definir como un camino en el que él/ella, siguen su ritmo propio y con el apoyo incondicional del acompañante, recorra las etapas de su crecimiento y madurez humana y cristiana para poder personalizar la fe, vivir con coherencia su opción y compromiso cristianos y realizar una opción vocacional.
Este acompañamiento debe realizarse en el marco de nuestras comunidades. Tal vez lo más difícil sea precisamente encontrar mixtagogos que sean testigos de la fe e instrumentos del Espíritu, cercanos a los jóvenes y que sepan acompañar desde la vida y para la vida, la de cada día y la que salta hasta dimensiones de eternidad. ¾
 
Raúl Berzosa
[1] El presente artículo complementa los publicados en esta misma revista: R. BERZOSA, ¿Jóvenes versus religión?, en «Misión Joven» 195 (1993), 17-22; ÍD., ¿La caída de los dioses?, en «Misión Joven» 219 (1995), 53-57. Sobre el tema de los jóvenes, Cf. A. VALLEJO–NÁGERA, La edad del pavo, Temas de Hoy, Madrid 1997. R. BERZOSA, Los retos de las tribus urbanas, en «Vida Nueva» 1992 (1995), 23-29; ÍD.,  De jóvenes y de tribus urbanas, en «Religión y Cultura» (Enero-Marzo, 1997), 179-194; ÍD., Evangelizar en una nueva cultura, San Pablo, Madrid 1998.
[2] Nos basamos, entre otros, como texto de referencia en: I. VAQUERO, Tribus urbanas. Los colores de la calle, en «EGM» 411 (1994), 61.
[3] Cf. J.M. VÁZQUEZ, ¿El tiempo de las tribus urbanas?, en «Cuadernos de Realidades Sociales» 45-46 (1995), 3-14.
[4] Cf. S. VIDAURRAZAGA, Aproximación psicoanalítica al fenómeno de las tribus urbanas, en «Cuaderno de Realidades Sociales» 45-56 (1995), 17-24. Para algunos autores el caldo de cultivo socio-cultural de las tribus urbanas es el siguiente: anomía y complejidad social (vivimos en un mundo sin hogar), hiperindividualismo, aceleración y escasez de contactos y relaciones, emergencia de lo dionisíaco y de la moda y pasión por las apariencias, multirracialidad. Los rasgos básicos de las tribus urbanas serían: emocionalidad y contacto físico, mensajes y consignas alternativas, necesidad de socialización frente a la dispersión y anonimato de las grandes ciudades. Cf. P. ORIOL-J.M. PÉREZ-F. TROPEA, Tribus urbanas, Paidós, Buenos Aires 1996, 38-58.
[5] «Diario de Burgos» (4-6-1995), Suplemento «Domingo», XI.
[6] M. DONALD, Tribus urbanas: los hijos de la cultura postindustrial, en «Cuaderno de Realidades Sociales» 45-46 (1995), 25-44. “Hemos visto el fenómeno de las tribus urbanas como el espejo en el que se reflejan los mecanismos de organización, gestión y control por parte de nuestras sociedades. Allí reconoceremos las huellas de la masificación, de la competitividad, del individualismo narcisista, del exceso de sobrerrepresentación mediática, de la evolución barroca de los gustos y las estéticas […]. Pero advertimos sobre todo los procesos y luchas de los jóvenes y adolescentes por gobernar su propia reputación, es decir, su imagen ante los demás y por encontrar apoyo emotivo en el grupo de pares” (P. ORIOL-J.M. PÉREZ-F. TROPEA, Tribus urbanas, 13).
[7] B. DELGADO, Tribus urbanas: pocos y diferentes, en «Diario de Burgos» (7-12-1997), VI-VII.
[8] Cf. Como visión global, M.A. SICILIA, Catálogo de tribus urbanas, en «Cuaderno de Realidades Sociales» 45-46 (1995), 181-202. El mismo autor señala una amplia bibliografía sobre nuestro tema en las páginas 205-214.
[9] J. LOZANO¿De qué hablamos cuando hablamos de los jóvenes?, «Cristianisme i Justicia», Barcelona 1991.
[10] Cf. J.A. MAÑAS, Historias del Kronen, Destino, Madrid 1994; I. DE LA FUENTE, Ser padre de Kronen, en «El País», (21-5-1995), 12; I. MARTÍN,  Los jóvenes Kronen, la penúltima tribu urbana, en «Diario de Burgos» (4-6-1997), XI.
[11] Vienen sugeridos por J. ELZO, Culturas jóvenes y religiones en Europa, en «El Norte de Castilla» (30-8-1997), 25, quien remite al libro AA. VV., Cultures jeunes et religions en Europe(1997).
[12] J. MARTÍNEZ CORTÉS, Nuevas mentalidades juveniles y religiosas, Instituto Fe y Secularidad, Memoria Académica 1990-91, 133-147.
[13]  «El Ciervo» 505 (1993), 5-16.
[14] Cf. R. CUADRADO TAPIA, Alternativas para el joven de hoy,  PS, Madrid 1996.
[15] J.E. VECCHI, Religiosos educadores en la  pastoral de juventud, en «Proyecto» 1 (1989), 41-63.
[16] Cf. «L’Osservatore Romano» (25/26-8-1997), 4-5.
[17] A. JIMÉNEZ ORTIZ, ¿Cómo anunciar la experiencia cristiana a los jóvenes de hoy?, en «Proyección» 44 (1997), 49-77.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]