Juventud Obrera Cristiana

1 mayo 1997

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1. Un poco de historia

La «JOC» nace en Bélgica, en 1925, como respuesta de Joseph Cardijn a una situación laboral y juvenil que se puede definir partiendo de tres grandes marcos: 1 / La situación del Movimiento Obrero que, con algunos años de historia, se iba encarnando en la sociedad a través de pensamientos, ideologías, sindica­tos, partidos políticos, etc.; 2/ La Iglesia de comienzos de siglo, con gran bagaje de expe­riencias del mundo rural y de la cristiandad, aunque arcaicas, que hacen que no confíe de­masiado en el naciente Movimiento Obrero; 3/ La situación juvenil, ajena a ambas institucio­nes: si los obreros adultos utilizan a los jóve­nes como mano de obra, tampoco se puede de­cir que la juventud obrera se sintiera identificada con la Iglesia del momento.
La doble perspectiva a integrar, obrera y cris­tiana, que persigue la JOC, desde la misma pretensión de su fundador, hace de ella una obra cercana al mundo obrero y juvenil, así co­mo un perfecto medio de evangelización del mismo.
El P. Cardijn intuye la posibilidad de prestar un servicio más humano a la juventud desde una doble óptica, obrera y cristiana. Empieza a trabajar con un grupo de jóvenes de la Pa­rroquia Obrera de Laeken (Bruselas) y crea un movimiento juvenil que pretende hacer la sín­tesis entre lo obrero y lo cristiano, desde el «Je­sús de los necesitados». Aquí nace la JOC.
El jocista, o militante de la JOC, desarrolla su tarea, siempre educativa y formadora, tan­to en grupo como personalmente. No se con­forma con el ambiente en que vive, sino que con alegría y actividad constantes intenta transfor­mar el mundo desde las bases sociales, pre­ferentemente desde «los pobres».
 

  1. Ámbitos de compromiso

La JOC parte de la vida, la revisa y vuelve a ella para transformarla, lo cual supone una fi­delidad absoluta a la vida de cada joven y a la del conjunto de la juventud obrera. La tarea de la JOC la desarrollan todos los jocisias en con­junto y cada uno en particular, en un ambiente de compromiso, intentando transformar la rea­lidad y el ambiente que les rodea desde su fe cristiana. Optando, como la Iglesia debe optar, por los pobres. Su compromiso, sin ser específico de los jocistas, sí que lo es desde la pers­pectiva obrera: actuar en la vida cotidiana (la empresa, el instituto, el barrio, la familia, etc.) para llevar o colocar todo «en Cristo».
La tarea de la JOC es siempre educativa y de promoción humana, laboral y social. Nun­ca se pretende solucionar los problemas de los/as jóvenes, sino, más bien, enseñarles a hacer una lectura de su realidad, para que se­an ellos mismos quienes la transformen. Aquí se hace patente el viejo dicho misionero: «No hay que dar pescado, sino dar una caña y en­señar a pescar».
Pío XI llamaba a los jocistas los misioneros del interior. «Hay en la Iglesia dos tipos de mi­siones. Las misiones del exterior: en China o en Japón […]. Pero están también hoy en la Iglesia las misiones del interior: en las fábricas, en los talleres, en los medios de trabajo, don­de hay también alejados de la Iglesia. Yo os nombro misioneros del interior».
 

  1. Metodología de la JOC

Una de las claves de la JOC, tanto del desarrollo de la identidad como de las activi­dades, se encuentra en la «Revisión de la Vida Obrera» (RVO). Este sistema se usa con cierta periodicidad en todos los equipos de la JOC, así como en otras muchas organizaciones o movi­mientos cristianos. La revisión arranca con un hecho o acontecimiento concreto, algo que pa­sa a nuestro alrededor y de lo que se haya si­do testigo. Parten, pues, de la propia vida, des­pués de lo cual se desarrollan tres momentos consecutivos como método de análisis y trans­formación: ver, juzgar y actuar.
Ver significa analizar la propia vida, sus acon­tecimientos, profundizando en ellos para cono­cer y comprender las situaciones de las perso­nas que los protagonizan y la trama social en la que se desenvuelven, es decir, todas las di­mensiones de personas y hechos sociales.
Juzgar supone reflexionar y contrastar esa re­alidad, con los valores que la humanidad ha ido consiguiendo en su trabajo por la liberación, des­de sus protagonistas fundamentales y, sobre to­do, desde el mensaje de Jesús en el Evangelio. Se trata de reflexionar para descubrir la presen­cia de Dios en el hecho que se analiza y en los acontecimientos de nuestra vida. Desde ahí, con todos estos elementos, es fácil sacar con­clusiones sobre la liberación humana y social que Dios quiere de la persona trabajadora.
Actuar constituye el último paso. Se trata de sacar adelante una acción concreta y evalua­ble para transformar la realidad personal y co­lectiva, las actitudes y las estructuras; orienta­dos siempre por los valores evangélicos asu­midos y dirigidos hacia la conversión profun­da que solicitaba el paso anterior (juzgar).
El movimiento de la JOC en todo su con­junto realiza puntualmente una Campaña, o una RVO para la gran masa de jóvenes. Es una actividad colectiva como proceso conti­nuado de acción-reflexión ante la situación colectiva del mundo juvenil.
 

  1. ¿Cómo se organiza la JOC?

La base de la organización jocista es siem­pre el Equipo de Vida, o grupo de personas que comparten, revisan, celebran y profundizan toda su vida como miembros de la Asociación y la vida del Movimiento, exigiéndose, ayudán­dose y planificando juntos. Es como una espe­cie de permanente revisión de vida.
En cada «equipo de vida» hay un responsa­ble de grupo que, junto al encargado federal o local, forma el Equipo de Responsables (lo mismo ocurre respecto a la economía, secre­tarios, etc.). Estos equipos, en cada lugar, for­man el Comité Federal, siendo los responsa­bles de la JOC en cada ciudad. Todos los res­ponsables federales de una Diócesis forman la Coordinadora de Zona, junto al encargado y consiliario de zona. El mismo esquema, más o menos, se puede trasladar a la organización nacional e internacional.
La Federación de cada ciudad está formada por todos los grupos de la misma, cada uno con todos los jóvenes militantes. Esas federa­ciones se agrupan a niveles distintos hasta constituir el complejo organigrama mundial.
 
En Valencia, donde se ha extraído la información y testimonios que publica­mos, la Sede Social de la JOC está en C/ Purísima, 14 / 46001 – VALENCIA. La sede central española de la JOC está en Madrid: Alfonso XI, 4 / 28014 – MADRID (91-521.54.33).
 
 

Del Junior a la JOC

Somos cuatro jóvenes de lo más normal que, como todos los niños, hemos hecho gamberra­das típicas; ¿quién no las ha hecho? Por casualidades de la vida nos metimos en lo que llaman Ju­niorAC, donde jugábamos, cantábamos y, sobre todo, conocíamos gente con la que podíamos compartir nuestras experiencias e inquietudes. Fue una etapa de nuestras vidas en la que, sin dar­nos cuenta, fuimos adquiriendo unos valores que hicieron que hoy en día seamos quienes somos.
Al llegar el último año de Junior y decirnos que ya no podíamos seguir porque éramos demasia­do mayores, nos planteamos participar en las catequesis de Confirmación, más que nada porque no queríamos perder las relaciones que habíamos creado como grupo. El tiempo que estuvimos en Confirmación, visto desde lejos, nos damos cuenta de que, más bien, fue una etapa transitoria que sirvió para despertamos un poco más nuestra fe, pero no de un modo activo, como a nosotros nos hubiera gustado, sino de una forma muy teórica.
Al confirmamos decidimos continuar en la JOC, sin conocerla apenas, para ver lo que nos po­día aportar y, en el fondo, para seguir en ese ambiente en el que habíamos crecido. No fue un ca­mino de rosas. Pasamos muchos momentos en los que creíamos que el grupo iba a disolverse. En realidad, no todos los que empezamos nos mantenemos juntos hasta hoy.
Fue Ramón quien nos inició en esto. Le agradecemos el apoyo y confianza que nos dio para se­guir creciendo en valores como buenos jocistas.
En la JOC sí que pudimos encontrar esa oportunidad de hacer cosas, de movemos y reivindicar ante aquellas situaciones injustas que nos rodean: estuvimos en Madrid, en el ManifiestaJOC, rei­vindicamos el trabajo digno; fuimos a Sagunto de convivencia conjunta; organizamos un campa­mento en la Extremera. En fin, con la JOC, hemos seguido descubriendo, día a día, a Jesús iden­tificándonos con sus vivencias y actitudes.
 
Y nos llegó la duda con el momento en que había que decidirse por la militancia. Ramón nos mostró que, en realidad, no era para tanto. Simplemente se trataba de seguir adelante, compro­metiéndonos un poco más, ya que si habíamos llegado hasta aquí, sería por algo. Y la verdad es que no nos arrepentimos.
Esperamos que nuestra humilde aportación sirva para todos los lectores de Misión Joven, para continuar luchando por la construcción de la sociedad ansiada en la que no exista ni racismo, ni marginación, ni contratos basura, ni un largo etc.
 
Carpena, Pablo, Nuria y Dani (Valencia)
 
– Con el problema a cuestas
Ignacio y yo trabajábamos en una residencia de chavales, con horario de 3 a 11’30 de la no­che, categoría laboral no reconocida, salario de 86.000 ptas, sin descansar festivos ni vacaciones. Más tarde entramos en un contrato de tres meses con la promesa de que se nos volvería a contratar. Formamos un comité de empresa. Empezamos a hacer asambleas y negociaciones (la pri­mera vez en quince años de la misma).
Evidentemente, a la empresa esto no le gustaba. Cuando llegaron las renovaciones, a Ignacio no lo llamaron, ya que tenían que enchufar a alguien. Se pusieron en marcha campañas de protes­ta que acabaron con una demanda. La mayoría de nuestros compañeros se pusieron en contra de nosotros por miedo a represalias.
Aún hoy no sabemos lo que pasará. Quizás perdamos el juicio, pero nunca la dignidad como tra­bajadores. Somos jocistas y creemos en algunos valores y principios básicos de dignidad humana.
Rafael (Sevilla)
 

CONGRESO DE PEDAGOGÍA “PEDRO POVEDA, EDUCADOR”

Madrid, 10-13 Julio 1997

Conferencias

– Aránzazu Aguado Arrese, Directora de la Institución Teresiana.
– Angeles Galino Carrillo, de la Universidad Complutense.
– José Luis García Garrido, Director del Instituto Nacional de Calidad y Evaluación.
– Juan Carlos Tedesco, Director General de la Oficina Internacional de Educación.
 
Secciones
– Antropología Pedagógica.
– Educación social. Formación en valores.
– Un nuevo educador para una sociedad nueva.
– La familia educadora.
– Jóvenes comprometidos con el futuro.

Matrículas y Comunicaciones

– Secretaría del Congreso: Velázquez 55,4°D – 25001 Madrid / (91) 435 7510
– Inscripciones: hasta el 30 de Junio 1997.
 
 
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