Los ciudadanos de Madrid siguen demostrando, día a día, su espíritu solidario y compromiso social. Afortunadamente, estas cualidades son patrimonio del individuo y de la sociedad, con independencia de cuestiones sociológicas, políticas o culturales.
El terrorismo volvió a golpear, una vez más, a la Comunidad de Madrid el 11 de marzo. Al igual que la civilización occidental fue amenazada y víctima de un ataque terrorista en la figura de la ciudad de Nueva York el 11 de septiembre de 2001, volvió a serlo otra vez dos años y medio después, pero esta vez encarnado en la ciudad de Madrid.
El ejemplo dado en la Comunidad de Madrid por los servicios de emergencia de las distintas administraciones, espléndidamente coordinados por Madrid 112, sólo se puede ver eclipsado por las innumerables muestras de solidaridad de ciudadanos de toda España, y muy especialmente de su juventud.
Volvamos la mirada atrás y veremos cómo nuestra juventud se echó a la calle contra el terrorismo, contra la barbarie, y sobre todo, cómo se lanzó a ayudar de la mejor manera en que cada uno podía hacerlo. Tenemos grandes ejemplos de esto último en los hospitales, donde los jóvenes predominaban de entre la multitud que esperaba pacientemente a donar su sangre, o en los servicios de psicólogos voluntarios, donde nuevamente su presencia era latente pese a la dureza y crudeza de intensas jornadas con las víctimas y sus familias.
Incuestionablemente, los jóvenes tenemos muchas y profundas inquietudes, espejo de aquellos problemas sociales que atañen a nuestro colectivo, si bien gran parte de aquellos son compartidos con toda la sociedad. De hecho una de las tres mayores preocupaciones de los españoles, según los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas, es el terrorismo.
Recientemente alguien afirmó que el terrorismo no era un problema para los jóvenes. Nada más lejos de la realidad. Un gran número de jóvenes, estudiantes o trabajadores, fallecieron víctimas de este nuevo atentado terrorista. El terror es la antítesis de la libertad, una libertad que es fruto de entrega y sacrificio, y por la que debemos seguir luchando, especialmente desde la juventud como herederos y labradores del futuro. Sin duda ninguna, a los jóvenes nos afectan en todo caso los mismos problemas que al resto de ciudadanos, y no podemos ser excluidos de ninguno de ellos porque somos el presente y el futuro de la sociedad, y por ello nos afectan problemas actuales y el devenir de posibles nuevos problemas.
Debemos encabezar, desde nuestra posición, todas las muestras de rechazo y de lucha contra el terrorismo, como hemos venido haciendo los jóvenes. En el terror es indiferente quién lo ejecute, porque sus fines son los mismos, y por lo que hemos visto, también sus medios. No podemos olvidarnos de los centenares de muertos que ha causado el terrorismo en España, porque honrando su memoria es como tendremos presente que hay que perseverar en la lucha contra el terrorismo y que no se puede ceder ante el chantaje y la amenaza.
Los jóvenes, mientras nuestros gobernantes luchan implacablemente contra el terrorismo, damos el apoyo moral con nuestra presencia activa allá donde se nos requiera, jugando el papel que nos corresponde en la sociedad, aportando la savia nueva y el espíritu inconformista, emprendedor y solidario que nos caracteriza.
Antonio González Terol
Director General de Juventud de la Comunidad de Madrid
ABC, 23.3.04
Para hacer
- Para algunos jóvenes fue el final. Para muchos jóvenes fue el principio de algo nuevo. ¿Qué hubiera hecho yo?
- ¿En qué estamos de acuerdo y en qué no con lo que dice el Director de la Juventud de Madrid?
- No son opiniones un poco “políticas”. Pero nosotros algo podemos hacer. Concretarlo partiendo del último párrafo.