La cultura religiosa en la escuela

1 septiembre 2000

UNA EXPERIENCIA ROTA

 
Recogemos aquí, y en el artículo que sigue, dos narraciones en torno a la experiencia del «Seminario de Cultura Religiosa» —nacido dentro de la Delegación Diocesana de Enseñanza y Catequesis de Barcelona, en 1975— del que surgirían los textos de «Religión como cultura religiosa», cuya edición corrió a cargo de la Editorial EDEBÉ, hasta que la Comisión Episcopal de Enseñanza los prohibiera y la propia Editorial fuera obligada a suspender su publicación. Los autores de ambas narraciones fueron dos de los principales protagonistas de aquella historia.
 
 

  1. Los datos cronológicos

 
1971-72: en el SIC (Secretariat Interdiocesà de Catequesi de Catalunya i les Illes Balears) se pone en marcha un equipo de trabajo con el objetivo de redactar materiales, sin referencia catequética, para la enseñanza de la Religión en la escuela. El proyecto no alcanza los objetivos por dificultades económicas.
1973-74: en Barcelona se unen en una misma delegación diocesana los ámbitos de enseñanza y de catequesis. La Delegación y la FERE publican el documento: “Els educadors cristians i la realitat escolar”. En él se habla de la cultura religiosa y de la necesidad de elaborar un plan y un método coherentes de trabajo.
1975-76: desde la Delegación Diocesana de Enseñanza y Catequesis se inicia el Seminario de Cultura Religiosa. Se consigue ayuda económica de la fundación Belloch-Pozzali y se elaboran textos para el ciclo superior de EGB y los dos primeros cursos de BUP. Se entregan los libros al presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza manifestando que se trata de una experiencia que deberá evaluarse posteriormente. La editorial EDEBÉ se ofrece para la edición de los libros.
1976-77: se estructura el «Seminario de Cultura Religiosa». Se conecta con otros grupos interesados en el tema y se reúnen en Zaragoza representantes de Barcelona, Madrid, Mallorca, Pamplona, San Sebastián y Zaragoza.
1977-78: se reúnen en Madrid representantes de Barcelona, Madrid y Zaragoza y se elabora un plan de acción: contactos con Nunciatura, con la Presidencia de la Conferencia Episcopal y con la Comisión Episcopal de Enseñanza, atención a las Escuelas de Formación del Profesorado y edición de materiales para reflexión y estudio.
1978-79: se firman los Acuerdos concordatarios sobre la enseñanza de la Religión. Se redacta definitivamente el Reglamento del «Seminario de Cultura Religiosa» que se va independizando de la Delegación Diocesana para evitar posibles conflictos y tener mayor libertad de acción. Se organizan las jornadas sobre la clase de Religión en las Escuelas de Formación del Profesorado de EGB. Se publica el documento episcopal “Orientaciones pastorales sobre la enseñanza religiosa escolar”. El documento cierra el camino a la experiencia. Se publican los textos para el ciclo medio de EGB.
1979-80: el Seminario se propone: revisar los libros publicados, completar la serie, preparar las segundas jornadas para profesores y elaborar una programación general de Cultura Religiosa para los diversos ciclos educativos.
1980-81: a pesar de que las dificultades aumentan el Seminario decide continuar con su tarea.
1981-82: la Comisión Episcopal de Enseñanza prohibe la publicación de los textos escolares del «Seminario de Cultura Religiosa» sin dar opción a una posible defensa y bajo la acusación de contribuir a la «secularización del país» y a «la huida de la Iglesia y su mensaje frente al mundo contemporáneo». EDEBÉ recibe orden de dejar de editar los textos escolares de Cultura Religiosa. El Seminario, que nació y trabajó con voluntad eclesial, ante tales acusaciones y decisiones y la falta de apoyo moral por parte de la Delegación de Barcelona, decide su disolución. Se pone en conocimiento del Cardenal Arzobispo de Barcelona y se publica un comunicado en la prensa.
 
 

  1. Catequesis y clase de Religión

 
En el pasado la confesionalidad del Estado comportó la confesionalidad de la Escuela. Presuponía la identificación de la comunidad de fe con la institución escolar. Por ello, dentro del curriculum escolar, la clase de religión pretendía despertar y alimentar la fe de los alumnos.
La catequesis no es misión de la escuela porque exige una opción que no es posible en el ámbito de una escuela pluralista, en una sociedad pluralista.
La enseñanza de la cultura religiosa debería estar presente, en toda escuela y para todos los alumnos, porque la religión forma parte, al margen de las actitudes de los creyentes, de la totalidad de la expresividad humana y de la conformación de múltiples etapas del ámbito social e histórico concreto.
Excluir la religión del curriculum escolar comporta mutilar la transmisión de la cultura; privarla de un elemento que ha actuado eficazmente, para bien y para mal, en la filosofía, el arte, la literatura, la historia y la autocomprensión de los pueblos.
 
 

  1. La propuesta del «Seminario» para la clase de Religión

 
La enseñanza de la Religión se justifica a partir de las metas educativa de toda escuela y se caracteriza como un servicio al alumno para que puede acceder a todas las dimensiones de la persona y de la cultura sin excluir la dimensión religiosa.
La clase de Religión no sólo es para aprender lo que los hombres y mujeres creen, sino que supone acompañar al alumno en su descubrimiento de la experiencia religiosa. Dicha clase puede definirse a partir de algunos de sus objetivos:
 
¡ Abordar el hecho religioso en toda su extensión como pasado (aunque no sólo como arqueología), pero sobre todo como presente y como futuro en todas sus dimensiones (histórica, doctrinal, axiológica, ética, ritual, experiencial, social,  soteriológica).
¡ Proporcionar conocimientos y descubrir los elementos religiosos que el ambiente ofrece y capacitar para analizar, identificar, interpretar, valorar y expresar el hecho religioso.
¡ Capacitar para una lectura religioso-crítica de la Historia de las Religiones, especialmente las del propio ámbito; al igual que para tomar una posición críticamente madura respecto a los valores de fondo de nuestra sociedad.
¡ Descubrir los lenguajes profundos olvidados, principalmente los que hacen referencia a las simbologías y liberar el sentido profundo de la realidad y capacitar para expresarlo pluridimensionalmente.
¡ Comprender «religiosamente» la religión y abrir camino a la posible experiencia religiosa personal, proporcionando los medios que hagan posible optar en libertad.
 
La clase de religión, así entendida, debe ser obligatoria para todo alumno, en toda escuela, a todos los niveles. Esto se opone tanto a la supresión de la clase de religión, como a la optatividad.
 
 

  1. Material archivado

 
El «Seminario de Cultura Religiosa» ofreció su trabajo a los enseñantes por medio de: 1/ Documentos para la reflexión y programación de la Cultura Religiosa; 2/ Conferencias en diversas diócesis; 3/ Cursos para profesores; 4/ Edición de materiales. Gracias al soporte moral de la Delegación hasta el año 81 y el soporte técnico y económico de EDEBÉ hasta el 82, fue posible la publicación de 10 textos escolares para EGB y BUP, completados por otros títulos de reflexión y material complementario para el profesorado.
Al cerrarse el Seminario se depositó el material de estudio y los libros editados en la biblioteca del «Institut Catòlic d’Estudis Socials» de Barcelona, donde pueden consultarse.
 
 

  1. Retazos de una experiencia

 
El contenido de este artículo está elaborado a partir de la documentación del «Seminario de Cultura Religiosa». Al abrir las carpetas-archivo han salido al aire cantidad de documentos y materiales. Han revivido personas, situaciones, proyectos… Escoger no ha sido fácil. Por fin he decidido transcribir, casi literalmente, fragmentos de aquellos documentos que pueden dar una visión global, pero necesariamente muy limitada, de lo que fue en su momento el Seminario, de sus objetivos, del trabajo realizado y de las dificultades del camino.
Pasados casi 20 años el tema sigue pendiente. La optatividad de la clase de religión está dando sus frutos; tenemos generaciones y generaciones de adolescentes y jóvenes sin ningún conocimiento, o con clichés tópicos, sobre el hecho religioso. En la escuela, lo lamentan los profesores de Filosofía, de Literatura, de Historia del Arte… En la comunidad cristiana, los catequistas lamentan la falta de conocimientos básicos que les permitirían llegar con mayor prontitud a la reflexión, conversión y celebración propias de la acción catequética. Todos estamos comprometidos a reflexionar sobre ello. n