Antonio Fraile Aranda
Antonio Fraile es Profesor en la Universidad de Valladolid. Dr. Ciencias de la Educación/Lcdo. Educación Física |
SÍNTESIS DEL ARTÍCULO
El artículo se centra en la figura del educador deportivo y se propone señalar algunos aspectos importantes de su formación. Analiza brevemente en primer lugar los modelos formativos (academicista, técnico, práctico) vigentes. Después, recogiendo algunos estudios recientes se fija en el perfil actual del educador deportivo y señala algunosaspectos que merece la pena tenerse en cuenta, como el carácter heterogéneo de su formación, con frecuencia deficiente. Desde esta perspectiva la transmisión de valores resulta bastante incierta. Indica también un conjunto de propuestas para la organización y gestión del deporte escolar.
Entre las principales actividades para la socialización de los escolares están las práctica deportivas, gracias a las cuales los educadores podemos desarrollar una serie de capacidades vinculadas con los ámbitos cognitivos, físicos, afectivos, sociales y emocionales. Será a través de diferentes tiempos y escenarios: en el recreo, durante el fin de semana, en vacaciones, en su tiempo libre, en los juegos de la calle o de los parques, etc., donde los escolares pueden lograr un mejor desarrollo integral. No obstante, sólo los educadores pueden evitar el abuso que la sociedad de consumo hace de la cultura deportiva entre los escolares, en situaciones como: la compra de materiales y productos deportivos, el uso publicitario a que se somete a los deportistas en los diferentes medios, los cambios en los productos de alimentación, etc
La actuación educativa del entrenador deportivo viene condicionada tanto por sus creencias y experiencias previas como jugador o espectador, como por el tipo de conocimientos que le han transmitido en la formación inicial; y que tiene una relación directa con los diferentes modos de concebir la práctica. A partir de Pérez Gómez (1987), en el ámbito de la formación de los educadores se determinan varias perspectivas que también se reproducen en el ámbito de la formación de los entrenadores deportivos, cada una de ellas con un componente ideológico, tanto en el discurso teórico, como en su posterior desarrollo práctico.
- Modelos de la formación de los educadores deportivos
La formación de los entrenadores deportivos se viene apoyando en diferentes modelos educativos, similares a los que se vienen empleando para los docentes en el ámbito educativo en general:
- Modelo Academicista
Se considera como el modelo tradicional por excelencia, ya que se basa en la transmisión directiva del conocimiento experto entre el docente y el discente. En el caso de la formación de los técnicos deportivos, también es habitual que los entrenadores adquieran un conocimiento a partir del saber del enseñante de lascentros de formación deportiva, en la que sus docentes transmiten un contenido que esos se encargan de reproducir en su prácticas diarias.
Este modelo de formación para entrenadores hace que el enseñante sea concebido como un especialista cuya formación se vincula estrecha y exclusivamente al dominio teórico de los contenidos. Se puede hablar de un profesor portador de un conocimiento “enciclopedista” que le lleva al dominio de lo teórico sobre lo aplicativo, a partir de aprender de forma memorística: conceptos, definiciones, reglas, estrategias tácticas, métodos de entrenamiento, etc. (aunque en ocasiones, esos conocimientos tengan escasa aplicación en la práctica deportiva).
Esa formación academicista determina que los conocimientos teóricos para el entrenamiento se conviertan en el contenido básico de la enseñanza, donde cada docente se encarga de enseñar aquello que, a su vez, estudió de una forma descontextualizada y fragmentada, incluso en ocasiones sin comprender bien su utilidad para la práctica. Esos fundamentos básicos son los que el jugador deberá reproducir, dando escasa importancia a su iniciativa y capacidad creativa.
Igualmente, en su formación permanente esos entrenadores siguen adquiriendo y reproduciendo el conocimiento teórico, dejando a un lado los factores contextuales y aplicativos que ya conocen de su práctica. Con ello, se llega a una acumulación de conocimientos, que se siguen ampliando desde su experiencia (confiando excesivamente y sin ningún cuestionamiento en el conocimiento de los llamados expertos).
- Modelo Técnico
En este caso, se trata de un tipo de formación que se desarrolla a partir de una concepción tecnológica del conocimiento. Por ello, todo lo que es objeto de aprendizajes debe estar vinculado con una actividad técnico-profesional, desde un modelo de racionalidad basado en la aplicación de principios teóricos desde un proceso instrumental y mecánico (en este caso, considerando que esos principios tienen prioridad sobre las necesidades y características personales de la persona-jugador).
Este tipo de enseñanza está dirigida a que los aprendices lleguen a ser eficaces. Así, en el ámbito deportivo podemos hablar de un tipo de formación para que los entrenadores aprendan a resolver problemas de la práctica aplicando los principios generales y conocimientos científicos derivados de la investigación que realizan otros, generalmente expertos alejados de la práctica. En este caso, la calidad del entrenador y de los entrenamientos depende de la eficacia de los productos o resultados finales.
También, este modelo nos conduce a un tipo de enseñanza-aprendizaje basado en una división del trabajo, en donde la investigación de los expertos va generando un distanciamiento entre los teóricos y los prácticos, haciendo que el entrenador dependa cada vez más de esos que investigan y siguen adquiriendo un mayor conocimiento teórico, separando la teoría y la práctica.
Por tanto, la definición de metas y objetivos, la selección de los métodos, la organización del espacio y del tiempo, las actividades, etc., son decisiones automáticas o rutinarias que parten de forma exclusiva del entrenador, consideradas como acciones técnicas.
Para concluir, este modo de actuar no nos parece el más adecuado para las etapas iniciales, ya que las situaciones por las que pasa la práctica deportiva son inciertas, únicas, diversas; alejadas de soluciones automáticas y anticipadas.
- Modelo práctico
Este modelo parte del principio que dice que: la enseñanza en general y la deportiva en particular, siempre son actividades complejas y cambiantes, que se llevan a la práctica en escenarios singulares, con un contexto y resultados no previsibles; por lo tanto, el entrenador debe apoyarse además de su formación, en su experiencia y en sus competencias para enfrentarse a las situaciones inciertas que configuran la práctica. Entre ellas, debe destacar su capacidad de investigador de su práctica a partir de: observar, reflexionar y aplicar sobre lo que acontece en su actividad.
Por último, desde este modelo, el entrenador se enfrenta a los problemas que genera la práctica debiendo buscar la mejor solución a partir de su conocimiento, elaborando estrategias, utilizando instrumentos y materiales, compartiendo con otros compañeros sus problemas, etc. Así, a la vez que éste (el entrenador) experimenta sus propuestas durante el entrenamiento va aprendiendo, siendo la reflexión una parte fundamental de dicho proceso de aprendizaje.
- 2. Perfil educativo de los entrenadores vinculados al deporte escolar
A continuación pasaremos a revisar cual es le perfil de los entrenadores del deporte escolar, determinado por el proceso de formación que han adquiriendo a lo largo de su vida.
2.1. Los profesores y entrenadores en el deporte escolar
Dentro de este apartado revisaremos cuál es el sistema de relaciones que se establecen entre losenseñantes y los escolares, a partir de analizar aquellas preguntas que tienen que ver con las características pedagógicas que se establecen entre ambos y que se ven reflejadas tanto en el perfil que adoptan en sus relaciones con los escolares, como en el tratamiento didáctico al enseñar los contenidos del deporte escolar.
Para Saura (1996), el perfil de los técnicos deportivos se define por ser: un colectivo muy joven, falto de experiencia, sin continuidad, sin una formación específica y con poca dedicación.
A su vez, la formación de los entrenadores deportivos es muy heterogénea. No existe uniformidad curricular y tampoco una tradición académica y científica que explique la forma a seguir en la formación de esos técnicos deportivos.
El nivel de los entrenadores deportivos españoles es heterogéneo, pudiendo encontrarnos entrenadores de diferentes modalidades deportivas con el mismo nivel de titulación, pero con un grado de formación diferente, e incluso, aún más grave, entrenadores de la misma modalidad deportiva y con el mismo nivel de titulación habiendo cursado programas formativos muy dispares (Ibáñez y Medina, 1999).
En el estudio de Ortúzar (2004), se concretan más esas características gracias a diferentes estudios realizados en diversos contextos españoles (Cataluña, País Vasco, Canarias, Castilla y León, etc,) En primer lugar se trata de un monitor de sexo masculino, con una edad entre 20-29 años, sin ninguna titulación y formación deportiva.
Por último, Petrus (1998) nos dice que resulta ilógico que una actividad con tanta trascendencia educativa como el deporte escolar esté bajo la responsabilidad de entrenadores con una deficiente o nula formación.
Una vez revisados, a través de varios estudios, cuál es el perfil formativo de los técnicos y entrenadores deportivos que forman parte de las actividades deportivas de los escolares, pasaremos a revisar los aspectos educativos y pedagógicos de los mismos.
Dentro del perfil educativo de los técnicos deportivos, una primera cuestión a conocer tiene que ver con si el entrenador transmite valores educativos en el deporte escolar. Para la mayoría de los entrenadores preguntados destacan la importancia y responsabilidad en educar a sus jugadores a partir de una transmisión continuada de valores, entre los que destacan: ayudarles a mostrar sus habilidades, divertirse jugando, favorecer una buena cohesión de grupo, mejorar la deportividad, la equidad, la responsabilidad, etc. (Cruz, 1987)
No obstante, el que este colectivo de entrenadores parta de un perfil con importantes carencias, debido a su escasa formación inicial, la transmisión de valores educativos dependerá de su autoformación personal. Considerando que cada uno, según sean sus creencias, dará prioridad a unos determinados valores, y considerará como educativo lo que cada uno cree que es más adecuado a las edades y características de los escolares participantes, entrando muchas veces en conflicto y contradicción con sus educadores (profesores, padres, etc).
El deporte es un instrumento de transmisión de cultura que va a reflejar los valores básicos del marco cultural en el que se desenvuelve. Como producto social, la práctica deportiva se convierte así en un elemento clave de la socialización (Medina, 1994).
La segunda cuestión, y relacionada con los valores que se transmiten, los escolares están muy de acuerdo en que sus entrenadores les respetan y les tratan dignamente. Considerando que el respeto representa una actitud de cuidado y atención hacia todo lo valioso, y debe desarrollarse entre los escolares como una disposición a mantener una buena relación con los demás, es importante que los entrenadores no subestimen, ni infravaloren el comportamiento de los escolares durante la práctica deportiva. Igualmente, el respeto está muy relacionado con la atención a los derechos y deberes que uno tiene con los demás, y que se convierten en compromisos a cumplir con el grupo y con el entrenador. Por último, tratar a los escolares de forma digna representa considerarles como personas a las que hay que ayudar en su desarrollo personal.
Un tercer aspecto a considerar es si a los escolares y educadores les gusta que chicos y chicas jueguen juntos. Para que la actividad física ayude a desarrollar una educación para la igualdad entre sexo, debe fomentarse de forma coeducativa atendiendo a unos valores básicos de tolerancia y solidaridad, y respetando el derecho a la diferencia. Esto exige al docente utilizar estrategias cooperativas, recriminar los rechazos y las situaciones de discriminación que surgen entre los alumnos (generadas por la rivalidad, el exceso de competitividad, la búsqueda de resultados, etc.) y favorecer actuaciones sin ningún tipo de rechazo por razón de sexo, raza, etnia, etc. Asimismo, el educador debe evitar un lenguaje que fomente la falta de respeto hacia los participantes, revisando aquellas cuestiones que exigen ser valoradas desde un punto de vista problematizador.
Resulta paradójico que mientras muchos escolares y educadores valoran este tipo de prácticacoeducativa, las entidades organizadoras (administraciones municipales, regionales y las federaciones a través de los reglamentos deportivos) no lo tienen previsto e incluso rechazan que a ciertas edades niñosy niñas jueguen juntos. Por tanto esa buena disposición que muestran los escolares, profesores y entrenadores porque se desarrolle este tipo de práctico, luego en la práctica no es posible.
No obstante, debemos saber encontrar las diferencias entre un tipo de práctica mixta, en donde juegan chicos y chicas juntos, sin más, de una práctica coeducativa en donde existe un respeto por los papeles que cada uno debe asumir dentro del juego, favoreciendo la igualdad de oportunidades y la equidad.
El cuarto aspecto a revisar es si es habitual que el entrenador dialogue y se comunique con los escolares. La valoración que hacen los escolares sobre esta pregunta es que, en ocasiones, si se produce esa comunicación, aunque la valoración no es lo suficientemente alta con todos los jugadores (habitualmente el entrenador se relaciona y se comunica más con los que actúan mejor y por tanto, terminan rechazando o discriminando a los manos capacitados).
También en este apartado relativo a los procesos de interacción entrenador-jugadores revisamos aquellos aspectos que tienen que ver con el nivel de exigencia de los entrenadores.
El entrenador debe adoptar un modelo de mediación que garantice una mejor atención a la diversidad de los participantes, desde la interacción con el grupo, teniendo en cuenta como factor esencial el respeto a cada escolar como es y no como nos gustaría que fuera, lo que exige una serie de formas de actuar relacionadas con:
- Comprometerse moralmente en la práctica, ya que cuando los técnicos dirigen las actividades deportivas no suelen actuar como habitualmente dicen en sus discursos (pocos entrenadores reconocen que descuidan la atención a los valores educativos en sus prácticas).
- Investigar sobre las causas que motivan que los alumnos padezcan algún tipo de discriminación o segregación en las actividades deportivas, siendo preciso determinar qué factores les llevan a esa situación, estableciendo los cambios precisos para mejorar su práctica docente, etc.
- Potenciar el discurso de la diversidad en la actividad deportiva educativa, procurando que todos los escolares tengan las mismas oportunidades para participar en lasactividades físico deportivas con dignidad y sin discriminar a ninguno por razones de capacidad físico-motriz, sexo, nivel socio-económico, cultural, etc. (donde lo diverso se debe interpretar como un valor, nunca como defecto).
Sobre si el entrenador exige y trata a todos los jugadores por igual. No es habitual que los entrenadores cuando actúan reconozcan el principio de atención a la diversidad, lo que exige que cada escolar pueda actuar según sus posibilidades y, por tanto, a la hora de exigirles no se puede pedir a todos por igual.
Gutiérrez (2003) hace alusión al estudio de Hendry y Welsh (1981) donde se miden las actitudes respecto al trato que tienen los profesores de educación física con sus alumnos, y se aprecia como éstos se centran y apoyan más en sus clases a los estudiantes que muestran mayores habilidades. Igualmente, los escolares más competidores mostraron un punto de vista más favorable de esos mismos profesores de educación física, destacando sus buenas relaciones.
Desde una dimensión educativa atender a la diversidad de todo el alumnado significa tener en cuenta sus diferencias, a nivel intelectual, físico-motriz, social, cultural, etc.; lo que representa una invitación a potenciar dichas capacidades y nunca utilizarlas para establecer desigualdades. Por tanto, el educador- entrenador ayudará a los participantes a construir sus propios mecanismos de autoaprendizaje, a través de cómo saber resolver los problemas que la propia actividad genera, considerando que todas los escolares pueden y deben desarrollar sus capacidades de una forma activa, superando el determinismopsico-biológico de las diferencias de aprendizaje.
Especialmente, cuando cada día aparecen más diferencias debido a la creciente pluralidad de modelos socio-culturales (la llegada de poblaciones emigrantes a los diferentes regiones españolas es cada vez mayor, debiendo estar preparados para saber educar a esa diversidad de escolares), lo que nos exige un elevado grado de: respeto, tolerancia, compromiso y acción entre los escolares participantes y los agentes educativos. Así, no sólo se debe respetar el principio de no discriminación por motivos de: sexo, nivel de capacidad o condición física, etc. sino facilitar, a todos, las máximas posibilidades de impulsar sus potenciales de aprendizaje y de mejora en la actividad deportiva en el ámbito escolar, desde la perspectiva de igualdad social. Debemos ayudar más a quien más lo necesita y no a todos por igual, donde la diversidad se perciba como un elemento enriquecedor para todos.
3. Conclusiones
Por último, a partir de diversos estudios realizados en el escenario escolar, surgen propuestas para ser recogidas y atendidas por las diferentes administraciones implicadas en la organización y gestión del deporte escolar y que tienen que ver con una nueva visión de este tipo de práctica, especialmente en las etapas iniciales:
- La competición y el ganar no deben considerarse como una finalidad prioritaria de la actividad físicodeportiva, en estas categorías de deporte escolar, sin embargo se deberá fomentar una práctica recreativa entre los escolares, en la que los entrenadores den mayor importancia a valores comola cooperación y colaboración.
- Son los profesores de E.F (diplomados de E.F) por su nivel de formación y de intereses, los que deben dirigir estas actividades.
- Los valores tradicionales que se vienen desarrollando con la actividad físico deportiva como la disciplina y el espíritu de sacrificio deben ser reemplazados por la igualdad de oportunidades, coeducación, equidad, solidaridad, etc., coincidentes con las nuevas tendencias democratizadoras de la enseñanza.
- Se debe implicar a los maestros de Educación de Física en tareas de supervisión y control de dichos programas, con objeto de posibilitar una mayor conexión entre los programas de Educación Física y las actividades extraescolares, favoreciendo una mayor integración entre actividades formales y no formales, con su aprobación en los proyectos educativos de centro.
Bibliografía:
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ANTONIO FRAILE ARANDA
estudios@misionjoven.org