La generación de Internet

1 junio 2008

Ahora que han pasado 40 años desde aquel mayo francés (“Mayo del 68 fue el gran error”, ha resumido Sarkozy, aunque otros le acusan de que él es fruto de aquel Mayo de pintadas), Internet y sus instrumentos adyacentes de todo tipo está cambiando las costumbres y formas de relacionarse a una marcha impensada. Los cachivaches electrónicos ejercen su influencia en el lenguaje y en la forma de relacionarse unos con otros. Los expertos contemplan el ‘sms’ como «una forma de ver el mundo», o, lo que es lo mismo, una manera de vernos y sentirnos a nosotros mismos (Ver Recortes en la página siguiente). Y los estudios de investigación aportan datos que reflejan las nuevas formas de relacionarse. Y algunos adolescentes, sobre todo ellas, se dejan seducir por lo siniestro. Damos cuenta de ello en las dos páginas siguientes (Tema y Textos). Y reproducimos aquí un comentario de Vicente Verdú a raíz del primer acontecimiento citado. (Cf. El País, 10/04/2008)

La anorexia de la lengua

Si la diplomacia europea parece más sutil que la estadounidense se debe a que nuestro continente ha debido atender incalculables conflictos de fronteras, religiones y lenguas. Los norteamericanos nos parecen más toscos por falta de ese ejercicio histórico de la ambigüedad -diplomática o no- que tanta literatura y complicación ha generado.

Hablar, dialogar, conversar. Casi cualquier cosa parece capaz de resolverse mediante la palabra. Pero se trata de una palabra tan promiscua como susceptible de suscitar un variado sabor. Ésta es la riqueza del lenguaje, el don de la polisemia.

En el amor, los europeos han practicado mucho el galanteo mientras los norteamericanos son, por lo común, más directos. ¿Sexo? ¿No sexo? Un código de conducta en el Antioch College de Ohio prescribía en 1995 que aquel de la pareja que deseara besar a su partenaire debía confesarle antes su deseo para recibir permiso. La preferencia por lo explícito, el gusto por los templos desvestidos e iluminados, contrasta con las catedrales católicas y sus claroscuros.

El lenguaje multívoco es centro de la cultura europea. La simplificación que nuestra juventud hace actualmente del lenguaje es una proyección más de la pragmática norteamericana y de la universal cultura pop. Las abreviaturas de los SMS y los e-mail, los emoticones y los grafismos semejantes, evitan dudas. Son tan sencillos como eficaces.

Del antiguo lenguaje se pasa a un tú a tú. Prácticamente todos los éxitos en la nueva tecnología de la comunicación, desde el iPod a la wifi, han eliminado sonidos o espacios, sintetizado músicas y atrezzos. La tendencia poda las ramas de las oraciones y copia el lenguaje tecnomilitar del «positivo» o «negativo». ¿Empobrecimiento del idioma? ¿A quién le importa? Cualquiera de las aprehensiones que provoca el alud de faltas ortográficas, el decir sincopado o los errores de dicción forman parte del mismo fenómeno de destrucción. El fenómeno que elimina del habla su prosapia, del concepto su irisación y de la emoción numerosas especies vivas.

De igual manera que en la tradición el sabor evocó el saber, el sabor simplificado de hoy permite concebir un paladar universal. Como la world music o el inglés de mil voces, el español va adquiriendo el carácter de la comida rápida o del low cost y con ello va adelgazando hasta la anorexia apropiada a la inmediatez de su circulación.

 

No cabe duda de que nos encontramos ante una nueva situación y un nuevo lenguaje que, más allá de las palabras, nos exigen una conexión distinta y nueva cada día.

Cuaderno joven

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