Joaquín García Roca
Joaquín García-Roca es profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Valencia
SÍNTESIS DEL ARTÍCULO
La globalización es un proceso estructural, político y cultural en el que la convergencia de intereses, problemas y causas hace que no sólo produzca un mundo único, sino también desigual. El autor muestra sus incertidumbres y oportunidades: puede instalarnos en un mundo más humano al servicio del desarrollo de los pueblos o bien en un mundo indeseable dominado por el capitalismo autoritario. La posibilidad de convertir la globalización en un horizonte ético depende de la articulación de las tres globalizaciones en un proyecto humanizador; para ello es necesario que las relaciones económicas internacionales se sometan al control democrático y a las instituciones internacionales, creando alternativas a otro mundo posible.
La globalización es un proceso, a la vez económico, político y cultural, que crea un mundo único e interconectado por los intereses, que mueven a los capitales financieros a buscar beneficios económicos en todos los lugares del planeta, por los problemas que requieren instituciones políticas para gobernar los asuntos comunes que afectan a toda la humanidad y por las causas que favorecen la creación de otro mundo mejor y posible como horizonte moral de la humanidad. La confluencia de intereses, problemas y causas hace que la globalización no sólo produzca un mundo único sino también desigual y antagónico.
Como proceso, la globalización es un dinamismo abierto más que una estación-término, un proyecto más que un resultado; no está determinado ni tiene una única dirección; como el Monte Everest, que está ahí con dos caras por donde se le puede escalar: por la buena cara avanza el progreso técnico que puede mundializar los bienes sociales y convertirse en vehículo de una solución básica de la pobreza, por la mala cara quedan descolgados los países incapaces de mantener el paso y acentúa la división entre ricos y pobres. La globalización puede conducir a la creación de un mundo único o a la producción de un mundo desigual, podrá ser pacífica o conflictiva, producirá zonas de libertad para unos y burbujas de bienestar para otros. [1]
Como proceso estructural, la globalización se sostiene sobre la revolución tecnológica, que surge de la generación, procesamiento y transmisión de información. La difusión de los ordenadores, los dominios de Internet, las telecomunicaciones, el comercio electrónico es sólo la parte más visible de un proceso, que ha producido un cambio radical en nuestra percepción y en nuestros valores, tan importante como la invención del alfabeto. Gracias a esta revolución se convulsiona la experiencia del espacio y del tiempo: lo lejano se hace próximo y lo distante simultáneo; otorga a los ciudadanos el poder necesario para reconstruir los controles políticos y sociales de la economía y sobre todo proporciona el equipo cultural para aprender, producir, influir.
Como proceso político, la globalización posibilita el nacimiento de un mundo único e interdependiente, basado en la interacción que une lo “micro” y lo “macro”, lo “local” y lo “global” mediante el surgimiento de instituciones mundiales. Atender ambos polos, sólo es posible con otro modo de gobernar los problemas mundiales. Como proceso político, la globalización puede contribuir a que el mercado mundial sea más justo, e incluya cada vez a más hombres y mujeres en la mejora sus vidas. Las instituciones internacionales producen leyes globales sobre medio ambiente, migraciones, norma de trabajo, cooperación al desarrollo, combatir el crimen organizado, universalizar la educación y cuidado de los sujetos frágiles.[2].
Como proceso cultural, la globalización recupera una intuición antropológica básica, que ha expresado poéticamente Manuel RIVAS: “Todos soltamos un hilo, como los gusanos de seda. Roemos y nos disputamos las hojas de morera pero ese hilo, si se entrecruza con otros, si se entrelaza, puede hacer un hermoso tapiz, una tela inolvidable”.[3] La red alude a un conjunto de personas que interactúan dentro de una estructura ligera, de manera libre y con posibilidades abiertas de interacción. Cuando la red impregna las relaciones sociales, nacen los movimientos globales; cuando informa la cultura, nace el pensamiento-red; cuando regula el trabajo y la intervención nacen las organizaciones-red y el trabajo en red.
- Las tres globalizaciones
En la actualidad, los procesos globalizadores se despliegan en tres proyectos diversos: uno, refleja las nuevas estrategias de las empresas y de los mercados, que han originado la globalización económica realmente existente; otro, identifica el impulso a superar los estados nacionales en función de instituciones globales, que amplían los derechos y las responsabilidades; y el tercero, se despliega en las alternativas que vienen propuestas por la sociedad civil, en orden a otro mundo posible.
Según sea la que domine, la globalización podrá instalarnos en un mundo indeseable dominado por la lógica especulativa, el olvido del ser humano concreto y la consagración del capitalismo autoritario; si domina la segunda, la globalización podrá instalarnos en un mundo más humano, con instituciones al servicio del desarrollo de los pueblos y en convivencia pacifica con la naturaleza. Si triunfa la tercera globalización, un sueño de humanidad amanecerá sobre el destino de los pueblos, se ampliará la conciencia humana y se establecerá la paz perpetua que ha sido anhelada por las mejores tradiciones culturales y religiosas.
La primera globalización, de índole económica, es un sistema de poder, en la medida que está presidida por los intereses del capital, por el beneficio y la dominación. La segunda globalización, de índole política, es un conjunto de instituciones que posibilitan la responsabilidad colectiva ante los desafíos colectivos y el destino común. La tercera globalización, de índole sociocultural, se alimenta de valores y de sueño de gentes y pueblos, que imaginan otro mundo posible y necesario.
¿Cómo podemos escalar el Everest?, ¿cómo podemos revertir las tendencias negativas de la globalización? Como podemos convertir un sistema de poder en un horizonte ético?.
El paso de la primera globalización económica que convierte el mundo en un supermercado, a la segunda globalización que despoja a los Estados de su autosuficiencia requieren de la tercera globalización como respuesta a los procesos globales de conquista, colonización y empobrecimiento.
- La globalización de los intereses
Cuando los intereses económicos se constituyen en el motor de la globalización se origina la globalización económica neoliberal, que propone la liberalización y las privatizaciones, reduce el gasto social y los presupuestos dedicados a los bienes públicos, restringe la disciplina fiscal y los impuestos, favorece la libertad de movimientos de capitales y reduce el movimiento de los trabajadores. Se trata de una “globalización predatoria.”, que destruye la naturaleza y no le importa el sufrimiento de los débiles. Esta globalización neoliberal ha institucionalizado el poder de los mecanismos económicos –mercados y empresas- por encima de los derechos humanos, de los proyectos políticos, de las necesidades sociales y de las prioridades ambientales.[4]
Ciertamente, esta globalización económica ha ampliado la oferta de bienes y servicios disponibles, la productividad del trabajo local, la importación y exportación de mercancías y productos por todo el mundo, los mercados financieros, que interactúan las veinticuatro horas del día, y las empresas multinacionales. Pero también ha producido un desfase moral en el que 1.200 millones de personas viven con menos de un euro diarios y el 20% de la población mundial disfruta del 80% de su renta. Las inversiones especulativas privan sobre las productivas: la mayor parte de los seis mil millones de dólares que circulan diariamente en los mercados globales son capitales especulativos.
Las consecuencias son conocidas: se reducen los espacios para la política, que de ese modo queda sometida a los intereses económicos, se agrandan las desigualdades sociales, con brechas crecientes entre el Norte y el Sur y dentro de cada uno de ellos, y se agravan las crisis ambientales hasta modificar las condiciones de vida.
La globalización económica ha construido un mundo más comunicado pero más desigual y asimétrico. Mientras a los países del Sur se les ha pedido (o se les ha impuesto) la liberalización completa, con el argumento de que contribuiría a su desarrollo, los mercados grandes resultan en buena parte impenetrables siempre para mayor beneficio de los países del Norte o de las multinacionales.
Para producir mayor eficacia y eficiencia, la globalización neoliberal se sirve de las redes de la información y de la comunicación; y de este modo, reduce los costes del transporte, potencia las comunicaciones, abren nuevos mercados, aumenta la movilidad y las oportunidades. Las mercancías han sustituido los barcos a vapor y los trenes por las nuevas tecnologías de la comunicación, las empresas multinacionales y las finanzas globales, que cierran los ojos ante los efectos sociales que producen y ante las consecuencia en la naturaleza. Joseph CONRAD, en el Corazón de las tinieblas , describe el valor, que está por debajo de este modelo: “lo que nos salva es la eficiencia, la devoción a la eficiencia”. Al ídolo de la eficiencia y del mercado, entonces como hoy, se le ofrecen el sacrificio de las victimas del sistema económico. “Lo que es eficaz siempre es necesario y bueno”
Todo se somete al cálculo de utilidad (interés propio) y a la maximización de ganancias en los mercados. Lo útil y lo ético se unieron en una nueva experiencia. Y de este modo se muestra incapaz de reducir las distancias y desigualdades. La mayoría de la población apenas experimenta las ventajas del comercio internacional.
¿Alguien podría desear que 50.000 personas mueran diariamente de hambre? Es inaceptable que un mundo que gasta ochocientos mil millones al año en armamento no pueda encontrar el dinero –estimado en seis mil millones por año- para dar escuela a todos los niños. ¿Quien respaldaría que el gasto anual para atender la sanidad básica para todos fuera de 13.000 millones de dólares mientras que sólo en EE.UU se gasta 17. 000 millones en comida para mascotas?.
- La globalización de los problemas
La emergencia de problemas globales y la necesidad de afrontarlos, más allá de los estados nacionales, ha producido otra dimensión de la globalización que consiste en universalizar las responsabilidades mediante laceración de instituciones mundiales. Gracias a este proceso, se tutelan valores comunes sobre los derechos humanos, sobre el medio ambiente, sobre la mujer, sobre el desarrollo sostenible, sobre la alimentación, sobre el agua…Las cumbres mundiales son los sismógrafos de este proyecto de globalización.
Las instituciones políticas locales se muestran incapaces de gobernar los nuevos problemas que trascienden las fronteras. Las redes han trasformado la lógica del poder y facilitado nuevas formas de derecho internacional, el desarrollo de nuevas estructuras de gobierno…pero también un desajuste moral, que expropia de la participación a los ciudadanos.
Bastarán algunos ejemplos para mostrar las oportunidades que abren esta segunda globalización en ámbitos de máxima actualidad. Hacer frente al terrorismo internacional exige actuar sobre diferentes aspectos del problema y sobre distintos espacios territoriales. Si las amenazas son globales, el remedio no puede ser nacional, aunque haya que tomar medidas en este plano. Frente a sus amenazas, es pertinente una alianza entre todos los estados, entre las instituciones locales e internacionales.
Tradicionalmente, las guerras clásicas eran protagonizadas por ejércitos permanentes, que actuaban de forma autónoma y se situaban en un espacio y tiempo bien definidos. La guerra es definida y planeada por los estados mayores , tiene un principio y un final ya que se puede vencer, negociar o capitular; se acompaña de rituales guerreros, uniformes, juramentos, caudillos y declaraciones; y sobre todo tiene una causa visible. El terrorismo actual, por el contrario, estalla de forma capilar y disuelta, desde abajo como proceso endógenos, que penetra en todos los poros de la vida social en formas imprevisibles. El terrorismo se produce en cualquier lugar, en cualquier calle, en el metro; basta con que alguien prefiera otro club de futbol, que vista de otro modo, que hable otra lengua, que precise de una silla de ruedas o que se toque la cabeza con un pañuelo.[5] El terrorismo tiene suficiente con el odio que no tiene nación, ni clase, ni religión sino que se domicilia capilarmente en todos los entresijos de la realidad.
Las redes globales posibilitan atender problemas sistémicos de nivel planetario como el calentamiento del planeta, el terrorismo internacional, el blanqueo de dinero, el narcotráfico internaciones, la regulación de la ingeniería genética. En la actualidad, algunas instituciones internacionales, organizaciones sociales sostienen un proyecto de universalización de los derechos humanos, políticos y sociales, mediante la creación de alianzas internacionales
Para la globalización de derechos y responsabilidades , el paradigma de red representa la posibilidad de crear alianzas y vinculaciones internacionales. Adquiere actualidad la advertencia que hizo en su día el premio Nobel de Literatura, el bengali TAGORE “Durante más de un siglo hemos sido arrastrados por el próspero Occidente detrás de su carro, ahogados por el polvo, ensordecidos por el ruido, humillados por nuestra propia falta de medios y abrumados por la velocidad. Accedimos a admitir que la marcha de este carro era el progreso, y que el progreso era la civilización. Si alguna vez nos aventurábamos a preguntar “progreso hacia qué y progreso para quién”, se consideraba que abrigar ese tipo de dudas acerca del carácter absoluto del progreso era una rasgo excéntrico y ridículamente oriental. Recientemente, hemos comenzado a percibir una voz que nos advierte que hemos de tener en cuenta no sólo la perfección científica del carro, sino la profundidad de las fosas que surcan su camino”.
La red, que sostiene esta segunda globalización, ya no es sólo un capítulo de la eficacia, sino que es la voz que viene de las “fosas que surcan el camino” del progreso y son percibidas por las instituciones mundiales. El secretario General de Naciones Unidas lo ha expresado convincentemente en el discurso pronunciado ante el Consejo de Seguridad el 28 de enero de 2.002: “Todos deberíamos tener claro que no hay ninguna contradicción entre una acción eficaz contra el terrorismo y la protección de los derechos humanos. Por el contrario, creo que, a la larga, comprenderemos que los derechos humanos, junto con la democracia y la justicia social, constituyen la mejor profilaxis contra el terrorismo. Aunque está claro que son necesarias la vigilancia para prevenir los atentados terroristas y la firmeza a la hora de condenarlos y castigarlos, seria contraproducente sacrificar en el proceso otras prioridades clave como los derechos humanos.”
Este proceso resulta cada vez más pertinente dado el impacto real sobre los Derechos y las Responsabilidades, que han producido los atentados por parte del terrorismo internacional. El director del Centro Carr de Política sobre Derechos Humanos de Harvard. M. Ignatieff afirmaba que “el problema es saber si, tras el 11 de septiembre, la era de los derechos humanos ha llegado a su fin”. El orden y la seguridad se han convertido en prioridades absolutas, a pesar de que, a parecer de Mary ROBINSON, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, “el mundo ha aprendido del pasado que hacer hincapié en el orden y la seguridad nacionales ha significado con frecuencia una restricción de la democracia y de los derechos humanos “.[6]
- La globalización de las causas humanas
Si la primera globalización está impulsada por las fuerzas económicas y por las empresas multinacionales, la segunda por instituciones políticas nacionales e internacionales, la sociedad civil de todos los países ha buscado sus propios caminos para la mundialización, que resisten a la primera y reivindican la segunda, pero las trasciende mediante acciones colectivas, independientes tanto de los estados y de los mercados como de las instituciones internacionales.
Los portadores de esta globalización son los nuevos movimientos sociales que se comprometen en asuntos internacionales como la paz, los derechos humanos, la defensa de la infancia, el desarrollo, el comercio justo, la condonación de la deuda del Tercer Mundo, el medio ambiente, el género. “Esta globalización comprende una multitud de luchas locales, que promueven a nivel transnacional una democracia sustancial como contrapeso al neoliberalismo” [7]
Pero sobre todo, la tercera globalización sugiere el nacimiento de una nueva residencia mental y cordial en torno a la solidaridad; sugiere que la existencia humana es convivencia y responsabilidad con y por los otros. La convivencia sin fronteras y el reconocimiento del otro , incluido también la naturaleza, son el anverso y el reverso de un proyecto moral.
La globalización desde abajo se ha sustanciado en movimientos antiglobalización, que llevan cuatro años denunciando que no vivimos en le mejor mundo posible. La globalización ha servido también para construir estrategias de los colectivos antisistema, que hoy prefieren llamarse a sí mismo “alterglobalizador”; nacen diversificados pero unidos en “ver el mundo desde abajo, con los ojos de los que viven o malviven en la peor de las situaciones”.[8] Comparten un enemigo común: los grandes organismos económicos internacionales que deciden las directrices del comercio y las finanzas sin ningún tipo de participación ciudadana. Los nombres de Porto Alegre (Brasil) y Kerala (India) son sus grandes símbolos.
No es un movimiento homogéneo y unificado, sino una combinación de resistencias, integrado por visiones radicales, instrumentos de reforma y prácticas alternativas. Para la construcción de la globalización liberal, la red interesa como un instrumento para ganar en eficacia ; para la mundialización de los derechos y responsabilidades, la red es, ante todo, alianzas entre distintos actores internacionales; y para la mundialización de un proyecto alternativo de sociedad mundial, la red es simultáneamente una revolución de la conciencia, un modo de organización social y la condensación de la acción conjunta. [9]
Pensar en red consiste en ver la realidad social como un conjunto de conexiones, que forman entre sí una estructura, aunque sea débil y flexible. Ve las personas envueltas en relaciones y en tramas. El estatuto natural de lo social es la interacción, que significa una realidad procesual y la posibilidad de actuar conjuntamente. Cuando las acciones concretas de las personas entran en comunicación generan una realidad nueva, que no puede reducirse a la acción de cada una de las partes. Hay un “plus” en la interacción al modo como un partido de fútbol no es sólo la suma de las acciones individuales, sino algo que acontece en la articulación de cada jugador. Es el llamado “efecto de interacción” que resulta del condicionamiento recíproco.
La nueva visión piensa la vida como una red integrada; inmersa en los procesos de la naturaleza y en los entornos sociales. Todos los seres vivos son miembros de comunidades ecológicas vinculados por una red de interdependencias. Ve al mundo como no como una colección de objetos aislados, sino como una red de fenómenos interconectados con los demás, con las generaciones venideras y con la trama de la vida de la que formamos parte. Esta vida está constituida por redes dentro de redes. [10]
El negro y viscoso chapapote del “Prestige”, que ensució las costas gallegas, escenifica los significado de esta globalización de la solidaridad. Una cadena de sombras blancas, que se entregan unos a otros unos cubos de fuel. “Vamos a plantar cara al enemigo” dicen los marineros de Vigo, que no esperan en la ría que las manchas se les cuelen. “¿Cómo es que no vinieron antes?” pregunta Pablo, un mariscador de Cangas.
Hay un reclamo sobre la necesidad de plurales actores. Ejercito y voluntarios, residentes e invitados, funcionarios y contratados, administraciones públicas y empresas se sienten convocados por la tragedia. Pero la suma o la yuxtaposición de todos los actores no crea nada positivo son crear sinergias entre ellos. La red es la metáfora para expresar la colocación de los actores cuando son plurales y colaboran entre ellos.
La imagen de militares, marineros y voluntarios conformando una cadena humana de transporte de cubos de fuel visibiliza las potencialidades del trabajo en red. Se necesitan los actores políticos, los económicos, los sociales, los culturales y los religiosos. El trabajo en red significa que es posible articular la presencia de todos ellos sin entorpecerse ni solaparse sino completándose y enriqueciéndose mutuamente.[11]
Un segundo lugar, la red es, también, un instrumento de trabajo. La solicitan los barcos para prevenir que llegue el fuel a las playas; la utilizan los marineros para detener la marea negra, la crean los voluntarios como capital humano.“Es la primera vez que asistimos a este espectáculo”, dicen los viejos del lugar; “es la mayor catástrofe de la historia de Galicia”, se dice desde el gobierno. “Nos ha pillado desprevenidos”, dicen los marineros. Todos indican que tiene un estatuto nuevo, difícil de afrontar, cambia de forma y se metamorfosea continuamente. Tiene el estatuto de la red. Han comprendido que no todas las acciones son apropiadas, ya que el fluel requiere un tipo de acción especial. No es tan denso como para requerir barreras ni tan ligero como para necesitar un arrastre. Ni tan denso ni tan ligero quieren abordarlo mediante redes construidas con hilos.
Finalmente, la red en esta tercera dimensión alude a la acción conjunta y a las oportunidades que en ella se sustancian. Es una alternativa al modelo burocrático cuyo eje central es una cadena de mando jerárquica y centralizada, en el que las partes se subordinan al centro. La estructura de una red, dice MORIN, “no es jerárquica porque ningún nivel es más importante que el otro”, las partes están sobre un mismo plano con un mismo poder y con idéntica autonomía. [12] En lugar de una cadena de mando centralizada y jerarquizada, la red se basa en relaciones horizontales y flexibles que aprecia la innovación y está en condiciones para afrontar entornos dinámicos e inestables.
La pérdida de conexiones comporta hoy la pérdida de identidad y de reconocimiento. Como afirma HINKELAMMERT “o nos hacemos responsables del globo globalizado, o estamos involucrados en su destrucción”. No podemos asegurar nuestra vida destruyendo la vida del otro. Tenemos que afirmar también la vida del otro. Esto nos permite resumir en pocas palabras esta globalización: el asesinato es un suicido” [13]
Pongamos un ejemplo sobre las virtualidades de esta globalización de la solidaridad. El día 8 de marzo de año 2.000 se inició la Marcha Mundial de las Mujeres contra la pobreza y la violencia, que concluía el día 14 de octubre con una manifestación de 50.000 mujeres en Bruselas para reivindicar “La Europa que queremos”; el día 15 de Octubre, en Washington, se manifestaban para protestar contra el Fondo Monetario Internacional, y el día 17 de octubre en New York para presentar la Plataforma Mundial suscrita por unos 5 Millones de firmas. El objetivo de la Marcha consistía en ejercer una presión sobre la opinión pública mundial para modificar las relaciones de fuerza a favor del cambio social, económico y político propuesto por el movimiento de las mujeres y para crear un espacio público de presencia crítica, comunicativa y comunitaria. Internet ha sido el medio indispensable para obtener reconocimiento público. La creación de una red constituye un salto cualitativo en la construcción de la identidad colectiva de la mujer. En la actualidad, sobre esa experiencia se han creado y difundido innumerables iniciativas sobre la red, que finalmente se traducen no solo en relaciones virtuales sino en relaciones sociales convencionales.
- Conclusión
Las tres globalizaciones pueden articularse en un proyecto humanizador si las relaciones económicas internacionales (primera globalización) se someten al control democrático y a las instituciones internacionales (segunda globalización) y de este modo sea capaz de crear alternativas en orden a otro mundo posible (tercera globalización).
“La globalización sólo favorece al desarrollo humano si al mismo tiempo se fortalecen las instituciones públicas tanto nacionales como internacionales, a fin de sujetar a derecho la multitud de agentes no políticos. Navegando en el barco de la globalidad, escribe Carlos FUENTES, no arrojemos por la borda ni al sector público (primera globalización), ni al sector privado (segunda globalización) ni a las sociedades en las que actúan (tercera globalización). La globalización podría convertirse, sin la flotación equilibrada de esos tres factores, en un Titanic indefenso ante los icebergs imprevistos de una historia llena de peligros, tormentas, desplazamientos, sorpresas financieras, resurrección de viejos prejuicios y resistencia de viejas culturas”. [14]
Joaquín García Roca
[1] FREEMAN,C. SOETE,L. Lavoro per tutti o disoccupazione di masa?. Milano, Etas 1.994. PIANTA,M. Globalizzazione dal basso, Roma, Manifestolibri, 2.001
[2] CASTELLS, M. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. La sociedad red. Vol 1,2,3, Madrid, Alianza Editorial. 1.997
[3] RIVAS, M. El lápiz del carpintero, Madrid: Alfaguara, 1998
[4] GARCIA ROCA, J. Globalización, en 10 palabras clave en filosofía política (coord., Adela CORTINA). Estella: EVD. 1.998. pp. 163-212
[5] ENSENSBERGER, H. M. Perspectivas de guerra civil, Barcelona, Anagrama 1.994 p. 29)
[6] ROBINSON, M. Los derechos humanos, ensombrecidos por el 11-S. en El PAIS 4 de julio de 2.002
[7] FALK, R Resisting ”Globalization from above” through “Globalization from below”, New Political Economy 2 (1.997) pp.17-24
[8] FERNÁNDEZ BUEY, F. Guía para una globalización alternativa. Otro mundo es posible. Ediciones B. Barcelona.
[9] GARCIA ROCA, J. Paradigma de red y acción social, en Documentación social 129 (1002) pp13-38
[10] CAPRA, F. La trama de la vida. Barcelona, Anagrama 1.998. p.28 y 55
[11] GARCIA ROCA, J. Acción colectiva, relaciones sinérgicas y redes solidarias, Madrid: Caritas 2.000
[12] MORIN, E. La methode, Paris, Seuil 1.986 p.30
[13] HINKELAMMERT, F. EL nihilismo al desnudo. Los tiempos de la globalización, Santiago de Chile, Ed. Lom. 2001, p.155-156
[14] FUENTES, C. En esto creo. Seix Barral, Barcelona 2002 pp. 106 y 112