LA LECCIÓN MÁS DIFÍCIL

1 noviembre 2004

En la vida de Jesús fueron contadas las ocasiones en las que pudo reunirse con sus apóstoles en un lugar tranquilo. Casi siempre se veía sorprendido por una multitud de personas, que andaban como ovejas sin pastor, y que querían escuchar las palabras del Maestro. A Jesús esto le daba lástima y se ponía a enseñarles con calma… En cierta ocasión les dijo:
–Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, ofrécele también la otra; y a quien te quite el manto, no le niegues la túnica.
Los rostros, hasta ese momento, impertérritos de la multitud empezaron a adoptar formas extrañas (como cuando no se entiende una cosa) y el silencio empezó a diluirse dando paso a un sinfín de preguntas:
–Maestro, ¿quieres decir que tendré que perdonar a mi hermano aun quedándose con toda la herencia de nuestro padre?
–Y yo Señor, ¿tendré que volver a hablar con el mendigo del barrio que intentó, navaja en mano, robar a mis hijos?
–Según tus palabras, ¿yo entonces tendré que volver a ir con “el Nani” aunque sea un bocazas y esté siempre metiendo la pata?
–Maestro o he escuchado mal o…, ¿no me digas que tendré que volver a saludar a mi ex jefe que me hizo un contrato basura y además me echó a la calle a los dos meses?
–¡No me lo puedo creer! ¿Yo tendré que olvidarme del dinero que me debe mi vecino y volver a salir las dos familias juntas?
–Pues yo Señor no lo entiendo… ¿Quieres decir que tendré que volver a hacer la compra en la tienda de “la Dori” aun sabiendo todo el mundo que no hace más que criticarme?
Entonces Jesús poniéndose en pie y mirándoles con ternura, les dijo:
–Sí, amigos, y no sólo eso sino que debéis tratar a los demás como queréis que ellos os traten a vosotros, pues si amáis únicamente a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?, y si hacéis el bien a quien os lo hace a vosotros, ¿qué merito tenéis?, y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis?… Vosotros amad a aquellos que os caigan mal, a aquellos que os hayan hecho “alguna jugarreta”, así vuestra recompensa será grande…
La multitud congregada en aquel lugar empezó a cuchichear con los que estaban a su alrededor, por lo que Jesús dejó de hablar, comprendiendo que esta lección que hoy acababa de impartir, la tendría que repetir muy a menudo a lo largo de la historia…

José María Escudero

 
Para hacer

  1. Imaginar que nosotros escuchamos también esas palabras de Jesús. ¿Qué hubiéramos preguntado? ¿O qué disculpa hubiéramos dado?
  2. Ver las disculpas que pone la gente. ¿Son también nuestras?
  3. Contar alguna experiencia en la que se refleje lo difícil que es poner la otra mejilla… Pero también buscar cuándo hemos actuado como indica Jesús: ¿que sucedió?

Seguir reflexionando con el texto de la página siguiente.

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