Mantente siempre activado, porque…
 
Dios no llama a los más capacitados: Dios te capacita a ti para seguir sus huellas.
Dios no llama a los más inteligentes: Dios te instruye en su sabiduría para que aprendas las lecciones más importantes de la vida.
Dios no llama a los más buenos: Dios te quiere a ti, tal y como eres, para hacerte más y mejor persona.
 
La llamada de Dios es nítida, sin interferencias, sin problemas de cobertura.
La llamada de Dios no tiene una franja horaria determinada: puedes recibir su llamada cuando menos te lo esperas.
La llamada de Dios no es a cobro revertido, Él corre con todos los gastos.
 
Dios nunca comunica: a Dios le puedes llamar a cualquier hora, desde cualquier lugar, en cualquier circunstancia. Pero ¡ojo!, ¡stop!, ¡alerta!: Dios tiene a menudo activado el desvío de llamadas. Si al llamarle escuchas otra voz, no cuelgues: no te has equivocado de número; es que Dios se sirve de personas como tú, de hermanos tuyos, para hacerte llegar su mensaje.
 
Si no escuchas, o no te llega bien la señal, revisa tu disposición a escuchar su voz (tal vez lo tengas apagado); también estate atento a tu estado de ánimo (puedes tener la batería baja).
 
Ah, sólo tú sabes el número pin para entrar en contacto con Dios: es un número personal, pues la llamada de Dios y la respuesta del hombre es única, personal e intransferible. Dios te da total libertad para coger su llamada y para colgar cuando tú lo decidas.
 
Dios es paciente, Dios siempre espera, por lo que te permite tener activada, una y otra vez, la llamada en espera. Eso sí, una vez que respondas afirmativamente a su llamada, te encontrarás con infinidad de redes disponibles, donde podrás gozar de la dicha de sentirte llamado y amado por Dios.

 José María Escudero