Querías cambiar el mundo… ¿Te acuerdas? Cogías mis palabras “al vuelo”. Menuda temporadita me diste con la posibilidad de presentarnos a los comicios… Menos mal que lo olvidaste en cuanto presenciaste mi primer prodigio… Por cierto, los milagros, no me lo niegues, nunca fueron “tu fuerte.” Me he quedado con la duda de si entendiste que yo hacía con la misma pasión la multiplicación de los panes y los peces que el milagro de arreglar los muebles en el taller de Nazaret; que yo devolvía con el mismo amor la vista a un ciego que a ti la ilusión por los pequeños gestos de cada día… ¿Y mis amigos? ¿Nuestros amigos? Tardaste tiempo en comprenderlo… “Maestro –me repetías una y otra vez–, ¡con qué gentuza te mezclas…!” |
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Transcripción: José María de Palazuelo
Para hacer
- ¿De qué va esta carta? ¿Qué me dice a mí?
- Está escrita en forma de cruz. Aunque la cruz vaya desapareciendo de las paredes (de la sociedad), la podemos hacer presente de otras muchas maneras… ¿Qué nos está pidiendo? ¿En que podemos traducir esas peticiones?
- “No hace falta que me contestes por escrito”. ¿Y si respondemos en forma de oración? (diciendo, por ejemplo, lo que vamos a hacer, y pidiendo fuerzas para ello).