Salió un sembrador a sembrar… (Mt 13,4 ss.)
“Dejaos sorprender por Cristo”, dijo Benedicto XVI a lo miles de jóvenes reunidos en Colonia. Y añadía: “dadle el “derecho a hablaros”…, “abrid las puertas de vuestra libertad a su amor misericordioso”.
Abrirle las puertas, permitirle hablar, dejarse sorprender por Cristo, ésta es quizás la invitación y la interpelación más decisiva que el Papa ha hecho en las Jornadas Mundiales de la Juventud. Y quizás es importante que esta invitación, hecha a los jóvenes, resuene también en los agentes de pastoral, porque también para nosotros resulta interpelante.
San Pablo, tratando en la Carta a los Romanos de la fe y de la salvación, escribe: “¿cómo lo invocarán si no han creído en él?, ¿cómo creerán si no han oído hablar de él?, ¿cómo oirán si nadie les anuncia?, ¿cómo anunciarán si no los envían?” (Rm 10, 14-15). Ante las palabras del Papa a los jóvenes, nos toca a los educadores de la fe el interrogarnos también: ¿cómo le abrirán las puertas si no escuchan la llamada?, ¿cómo le escucharán si nadie les habla de él?, ¿cómo se dejarán sorprender si no les llega el anuncio de la buena noticia?
Llevar el evangelio a los jóvenes
La verdadera meta de la educación de la fe es el encuentro con Cristo. La acción pastoral mira a prepararlo, ofrecerlo, acompañarlo y profundizarlo, a descubrir la presencia de Cristo en la propia vida como clave de sentido y de felicidad.
Ante la urgencia de llevar el evangelio a los jóvenes, Misión Joven aborda este mes como tema central de reflexión pastoral: la novedad del evangelio. Para que los jóvenes queden sorprendidos y fascinados por la persona de Jesús, es necesario que lleguen a sentir hoy la frescura y vitalidad del evangelio, que lleguen a contemplar y a comprometer su vida por el sueño de Jesús: el reino de Dios, con su incontenible pasión por la vida en abundancia para todos (Luis A. Gallo).
Sólo el encuentro con Jesús provoca la acogida de la buena noticia. Y sólo la acogida del evangelio desencadena la conversión, el auténtico compromiso cristiano, la comunión y fraternidad, la creación de comunidades de fe, la acción profética, la salida a los caminos de la vida buscando los amores quebrados (J. M. Avendaño).
Necesitamos traducir y actualizar cada día el evangelio de Jesús. Porque es hoy cuando Jesús nos impele a construir el Reino. Hoy es el tiempo de Dios, el tiempo de la salvación. El hoy de Dios, el ahora del Reino impulsa a no aceptar un presente injusto, cargado de víctimas, a descubrir la vida nueva que ofrece Cristo y entrar en su dinámica salvadora (Hilario Ibáñez y Fernando Rivas).
La provocación de los jóvenes
En su discurso de despedida, Benedicto XVI aseguró que los centenares de miles de jóvenes que participaron en las Jornadas Mundiales de la Juventud, han mostrado una Iglesia joven y con imaginación: “Los jóvenes de todos los continentes y culturas, estrechamente unidos con fe en torno a sus Pastores y al Sucesor de Pedro, han hecho visible una Iglesia joven, que con imaginación y valentía quiere esculpir el rostro de una humanidad más justa y solidaria… Ahora regresan a sus pueblos y ciudades para testimoniar la luz, la belleza y el vigor del evangelio, del que han hecho una renovada experiencia”.
Que realmente los jóvenes lleguen a testimoniar la luz y la fuerza del evangelio constituye una verdadera provocación para la vida y la acción pastoral de la Iglesia. Es necesario dejarse provocar por ellos para que, desde nuestra contemplación del Señor, desde una acogida íntima y personal del evangelio, lleguemos a la propuesta de vida nueva, a vivir y a realizar la pasión de Jesús, a la propuesta audaz y creativa de su evangelio.
Eugenio Alburquerque
directormj@misionjoven.org