El origen
Esta imagen fue elaborada por la JIC y tuvo gran difusión a finales de los años setenta, cuando salió (incluso en forma de cartel). Desde entonces, hace ya más de 30 años, han sucedido muchas cosas en el mundo: Francis F. Fukuyama habló del final de la historia… y nos quedamos sin futuro. Cayó la modernidad (la historia tiene un destino que podemos forjar: “Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad… También será posible que esa hermosa mañana, ni tú, ni yo, ni el otro, la lleguemos a ver, pero habrá que forjarla para que pueda ser….»”), que fue suplantada por la posmodernidad (terminaron los grandes relatos y las grandes tareas, y andamos perdidos en el laberinto posmoderno, cuya representación práctica pueden ser los centros comerciales, los grandes centros de diversión y las autopistas…). Y cayó el muro de Berlín, y llegó la globalización, y cayeron las Torres Gemelas, e Internet fue la Red en la que todo está y todo tiene cabida, y en la que todo sucede a la vez… El futuro ya no es lo que era.
A pesar de todo ello, creemos que podemos trabajar hoy con esta imagen para retomar el compromiso o al menos darnos cuenta de nuestros descompromisos. Y para seguir proponiendo proyectos concretos. Y para seguir soñando.
La imagen
La imagen contiene una introducción y cinco historias distintas. Conviene verlas con detalle antes de nada.
- Viñeta 1: Es el texto introductorio. Podemos dejarlo para el final, sobre todo si nos centramos en el título original de estas viñetas: “La persona y la historia”.
- Viñetas 2 a 11: Véanse las nueve actitudes distintas. La última: abandonar la línea.
- Viñetas 12 a 15: Véanse las tres actitudes que no conducen a nada.
- Viñetas 16 a 24: Véanse las seis actitudes negativas y las dos conclusiones.
- Viñetas25 a 28: Véanse las tres actitudes (personales, pero hechas con otro) después de ponerse en camino.
- Viñetas 30 a 35: Resumen de posibilidades (30) cuando el camino es en grupo (29). Y alusión a las grandes utopías (31 a 34) hasta llegar “la nueva persona” (En otro lenguaje hablábamos de “hombre nuevo”).
Trabajar con la imagen
- Vamos viendo esas historias, con las situaciones reflejadas en cada viñeta, y las aplicamos a nosotros mismos (a cada uno, al grupo, a los jóvenes…) y a nuestra realidad (el estudio, el trabajo, la diversión, la solidaridad, la política, la religión…) tal como la vemos y vivimos ahora.
- Lo importante es aportar datos concretos que refleje cada actitud (ver) y buscar las causas (juzgar). Después se concretarán las posibles acciones o caminos para actuar, ya sea evitando lo negativo y construyendo lo positivo.
- En ese proceso se ayudará al grupo (y a cada persona) a ver las propias dificultades a l ahora de ver, juzgar o actuar, para descubrir dónde estamos y dónde queremos estar y por qué.
- Convendrá traducir especialmente la viñeta 31 (un árbol con frutos comunes), la 32 (un pájaro en libertad), la 33 (una mano abierta a todos) y 34 (una sociedad nueva).
– ¿Cuáles los actuales frutos comunes?
– Cuando ya tenemos toda la libertad, ¿qué necesitamos?
– ¿En qué podemos traducir esa mano abierta y quién entra hoy en ese “todos”?
– ¿Cuál es la nueva sociedad con la que ahora soñamos? ¿Cómo la podemos forjar?
La persona y la historia
- Para mejor visualizar todo esto, podemos trabajar con una vara, bastón o barra que haga de línea (puede ser flexible, como un mimbre). Cada persona la agarra y escenifica algunas de las actitudes que reflejen las que aparecen en alguna viñeta: ¿Cómo la usa cada uno? ¿Cómo podría usarla?
- Al final, podemos unir la primera y la última viñeta. Recordamos que la imagen se titulaba “La persona y la historia”. ¿Qué conclusiones sacamos de todo ello?
Herminio Otero