Lápiz, la goma y el sacapuntas

1 septiembre 1997

[vc_row][vc_column][vc_column_text]* Destinatarios: Niños y preadolescentes (Aunque es apta para todas las edades).
* Objetivos:
– Aprender a valorarse y a reconocer las cua­lidades de los demás.
– Sentirse instrumento en manos de Dios, criatura suya.
– Plantear la propia vida como un regalo de Dios para los otros.
* Materiales:
Papel de embalar, cartón, tijeras, pegamento, grapas, fotocopias del cuento, lápices, goma, sacapuntas…
*Ambientación:
Algunos dibujos de lápices, gomas, sacapuntas… El chiste-gráfico del lápiz ampliado, puesto en un lugar visible.
 

DESARROLLO

  1. Animador:

Introduce la catequesis-celebración con estas ideas: Somos, como sugiere la historieta gráfica  del lápiz, hechura, «dibujos», regalo de Dios… Y no para guardarnos lo que somos, sino para darlo a los demás… Pero más que hablar yo… es preferible que os hable esta historia de El lá­piz, la goma y el sacapuntas.
 

  1. Representación (o teatro leído) del cuento El lápi4 la goma y el sacapuntas:

(Personajes: C = Cronista, N = Niño; S = Se­ñora, L = Lápiz, SP = Sacapuntas; G = Goma)
C.- Había una vez un precioso lápiz que vivía en una bonita papelería. Con él estaban otros lá­pices. Todos querían ser vendidos y soñaban con el chico o chica que sería su dueño. Pero nuestro amigo, a pesar de ser tan bonito no quería ser vendido. Cada vez que llegaba un comprador, el lápiz se escondía debajo de las gomas y sacapuntas que también vivían en aquel mostrador. Un día, llegó a la tienda un ni­ño. Entro con su padre. Pidió un lápiz y nuestro amigo, como de costumbre, intentó quitarse de en medio. Pero el niño dijo:
N.- Quiero ese lápiz, papá.
C.- La señora de la tienda respondió:
S.- Ahora mismo.
C.- Y el lápiz se vio cogido por el cuello. Pen­saba:
L.- ¿Qué será de mí..?
C.- El niño lo metió en su estuche con la go­ma y el sacapuntas y se dirigió al colegio. Por el camino, el lápiz estaba superserio y la goma que se dio cuenta le dijo:
G.- No te pega estar tan serio.
L.- Verás yo no quiero estar aquí. Yo estaba muy tranquilo en la tienda.
G.- Estarás bien, serás de gran ayuda para este niño, contigo escribirá y dibujará.
L.- Vaya cosa me estás diciendo. Si escribe y me usa, yo me gastaré. No tengo ganas de can­sarme ni desgastarme.
C.- Intervino el sacapuntas:
SP.- No pienses así. Tú eres un buen lápiz y tienes que ayudar, gastarte siendo lo que eres.
 L.- Y… cuando mi punta se gasta, ¿tú me la afilarás? Cuando el niño escriba y se equivoque, goma, ¿tú me borrarás? ¡A pesar de todo no quiero ser un buen lápiz; quiero volver a la tienda.
C.- Hablando, hablando llegaron al colegio. El niño sacó el lápiz de su estuche y empezó a es­cribir lo que la profe de matemáticas había pues­to en la pizarra. Sonó el timbre para ir al recreo y el niño se marchó con sus amigos a jugar al pa­tio. El lápiz estaba aburrido. Pronto debería ser afilado porque la punta comenzaba a terminarse.
L.- No creas que me voy a dejar afilar.
C.- Le dijo gritando al sacapuntas que le mira­ba.
SP.- Tendrás que hacerlo. Si te gastas con cariño, te será todo más fácil y estarás más con­tento. Quizá ése sea el secreto de la felicidad.
C.- La goma, que estaba al tanto, intervino:
G.- Mira, yo también me gasto de borrar y bo­rrar.. Pero lo hago con cariño porque sé que gra­cias a mí, nuestro amigo puede hacer bien los trabajos. Yo me gasto. Pero me encanta hacerlo porque quiero mucho a nuestro amigo. No recibo nada a cambio, pero con verle feliz me conformo.
C.- El lápiz estaba cada vez más asustando. El sacapuntas le dijo:
SP.- Mira, pensándolo bien es bueno que yo afile tu punta. La letra de nuestro amigo se verá así más clara.
C.- El recreo había terminado. El niño llegó. Cogió el sacapuntas en una mano y el lápiz en la otra y marchó hacia la papelera. El lápiz pensó:
L.- Ha llegado mi hora.
C.- La punta había salido preciosa y el niño satisfecho volvió a su sitio. La goma preguntó al lápiz:
G.- ¿Te ha dolido mucho?
L.- Casi no me he dado cuenta. He pensado en hacer feliz al niño; aunque cada día me vaya haciendo más pequeño.
C.- Aquel día, el lápiz dio lo mejor de sí mismo a aquel niño. Eso le hacía feliz.. También la go­ma se fue gastando… Un día los dos se gastaron del todo. El sacapuntas, un poco triste y alegre a la vez, oyó decir al niño:
N.- ¡Han sido el mejor lápiz y la mejor goma que he tenido!
 

  1. Palabra de Dios

– El cuerpo y los distintos miembros (1 Cor 12,4­18); Jeremías instrumento de Dios (Jer 1,4-10).
– Proclamar alguno de estos textos bíblicos: Las semillas (Mt 13,1-23); Los talentos (Mt 25,14-30);
 

  1. Espacio para la comunicación

– ¿Qué sentimientos, ideas, hechos, perso­nas… hace recordar la narración y el dibujo?
– ¿Se puede decir que Cristo es el «lápiz y go­ma» que se gasta y desgasta por los de­más? ¿Dónde se ve en el Evangelio? ¿A qué nos invita? Segun el Evangelio ¿Cuál es el «secreto de la felicidad»?
 

  1. Personalizar en silencio(con música de fondo)

– Mi vida es como un «lápiz» ¿Qué he «escri­to» hasta ahora? AI final, ¿qué me gustaría haber «escrito»?
– ¿Dónde y a quiénes voy ayudando, dando mi vida? ¿Por qué lo hago?
(Variantes sencillas: escribir con lápiz una lista de cosas bien hechas. Tener una lista, escrita también a lápiz, con «cosas» propias de la edad, mal hechas… Invitar a «borrarlas»…)
 
 

  1. Oración final

Escribir una oración que se titule: «Quiero ser lápiz en tus manos, Señor…» Otras variantes pa­ra gente mayor:
– Agradecer a Dios las personas que me han ayudado a ser lo que soy…
– Sentirse «dibujado» por la mano cariñosa de un Gran Artista: Dios…
 

  1. Compromiso

– Como recuerdo de la catequesis se puede regalar a cada uno un lápiz…
– Organizar «La Campaña del lápiz» en favor de una Misión concreta…
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