Las crónicas de Narnia: La travesía del Viajero del Alba

1 marzo 2012

The chronicles of Narnia: The voyage of the Dawn Treader (2010).
Dirección: Michael Apted. Guión: Christopher Markus, Stephen McFeely y Michael Petroni; basado en el libro de C. S. Lewis. Vestuario: Isis Mussenden. Actores: Ben Barnes (rey Caspian), Skandar Keynes (Edmund Pevensie), Georgie Henley (Lucy Pevensie), Will Poulter (Eustace Scrubb), Tilda Swinton (La Bruja Blanca).
“Creo que toma los mejores elementos y los envuelve hasta en más de un género de película. Creo que tiene mucho de la magia de Narnia, ese tipo de cosas que esperamos, pero también es muy divertido y todavía hay el lado de la acción en la misma. Por lo tanto, creo que la gente realmente va a disfrutar de ella. ¡Es en una gran experiencia!
Lucy tiene una gran cantidad de problemas, casi los mismos que le pasan a las adolescentes, y yo realmente quería hacer un poco de justicia. Es un tema difícil de tratar, pero creo que definitivamente se hacen más humanos y más vulnerables en esta causa de ver algo un lado más oscuro de ella. Ella sigue siendo muy dulce, muy simpática, muy leal y todo, pero aparece más de una faceta diferente de ella, como creo que sucede en la mayoría de la adolescencia en las niñas y creo que tengo que estudiar que un poco más» (Georgie Henley)
El interés por las novelas de C. S. Lewis, especialmente la saga de Las crónicas de Narnia (1949-1954) ha motivado diversas adaptaciones a la televisión y al cine: The Lion, the Witch and the Wardrobe (1979), de Bill Meléndez; BBC’s The Chronicles of Narnia (1988-1990); El león, la bruja y el armario (2005), de Andrew Adamson; El príncipe Caspian (2008), de Andrew Adamson; La travesía del Viajero del Alba (2010), de Michael Apted.
La continuidad de una serie exige el reconocimiento de unos elementos y la novedad de otros. Pisar tierra conocida y adentrarse por senderos inexplorados. ¿Cómo se plasman en La travesía del Viajero del Alba?
“La historia comienza una tarde en que Edmundo y Lucía aprovechaban unos pocos minutos a solas. Por supuesto, hablaban de Narnia; ese era el nombre de su propio y secreto país. Yo supongo que la mayoría de nosotros tiene un país secreto, pero en nuestro caso es sólo un país imaginario. Edmundo y Lucía eran más afortunados que otras personas: su país secreto era real. Ya lo habían visitado dos veces; no en un juego ni en sueños, sino en la realidad. Por supuesto habían llegado allí por magia, que es el único camino para ir a Narnia. Y una promesa, o casi una promesa que se les hizo en Narnia mismo, les aseguraba que algún día regresarían. Te podrás imaginar que hablaban mucho de todo eso, cuando tenían la oportunidad”.
Lucy y Edmund Pevensie, junto al insoportable primo Eustace, retornan a una Narnia desconocida. La búsqueda de los señores de Narnia, los viajes en El Viajero del Alba, islas mágicas, nuevos monstruos y peligros constantes nos acompañarán en el azaroso camino al fin del mundo.
“La razón por la que me gusta el personaje (del rey Caspian) es porque es un hombre común, así que es como si cualquiera pudiera hacer con él este viaje. Puedes sentir empatía hacia él y entender lo que siente: cuando él se siente vulnerable, tú te sientes vulnerable y cuando él se siente fuerte, tú te sientes bien y contento con lo que pasa. También es una persona muy honrada, y eso me gusta… Los trajes ayudan mucho. Alguien me preguntó el otro día que cómo me había preparado para ser como un príncipe y de repente se me vino a la mente una de mis escenas al principio de la película en la que estaba sentado sobre un caballo negro grandísimo y precioso; llevaba una armadura y tenía una espada en la mano, en el patio de un enorme castillo, rodeado por cientos de personas; quiero decir: ¿Qué más se necesita para sentirse uno como un príncipe? Y sobre todo los trajes eran una maravilla. Se había logrado hasta el más mínimo detalle.” (Ben Barnes)

Augusto Fernández

 

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